En el mes de Febrero, conocimos que Domingo Fontán había sido designado Científico del año 2018, en el contexto del día de las Ciencias en Galicia, instituido desde el año 2008 por la Real Academia Gallega de Ciencias, con el objeto de presentar a la sociedad la vida y obra de aquellos gallegos y también no gallegos que han realizado en Galicia importantes contribuciones en el ámbito científico técnico.
Por ello, ofrecemos como nuestra contribución a este homenaje, el presente artículo que titulamos “El curriculum de un científico” en el que como si fuera una hoja de servicios, se refieren los méritos del Geógrafo por los que es acreedor de ser recordado.
El Físico, Matemático y Astrónomo Galileo Galilei, afirmaba en su libro “El Ensayador” (Il Saggiatore):
“La Filosofía (natural) está escrita en ese grandioso libro que tenemos abierto ante los ojos, quiero decir, el universo, pero no se puede entender si antes no se aprende a comprender la lengua, a conocer los caracteres en los que está escrito. Está en el lenguaje de las matemáticas y sus caracteres son triángulos círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es imposible entender ni una palabra, sin ellos es como girar vanamente en un oscuro laberinto”.
Domingo Fontán, por medio de este lenguaje de las Matemáticas con el que habla la naturaleza, el lenguaje del Universo, a través de la Astronomía Geodésica y mediante métodos de cálculo de Trigonometría Esférica, nos dio a conocer una ínfima parte de él, eso que los hombres como abstracción llamamos Galicia mediante su Carta Geométrica.
Fontán siguiendo la corriente filosófica de Descartes y Kant, fue un científico racionalista empírico que consideraba la razón a través de la experiencia como único modo de alcanzar el conocimiento. En la sesión del Congreso de los Diputados del 24 de Agosto de 1837, afirmaba:
“… Yo señores, no se otra lógica que la que enseña el recto uso de la razón, lo demás es sofisma, no es lógica. Mi lógica es la Geometría, la lengua de las Ciencias exactas…”
Fontán al igual que Descartes según expuso en la cuarta parte de su libro “Discurso del Método para conducir bien su propia razón y buscar la verdad en las ciencias”, partiendo del “cogito, ergo sum”, pasando por un proceso deductivo, llegó a determinar la existencia de Dios.
Así alegaba en la sesión del Congreso de los Diputados del 11 de Enero de 1838:
“… Parece que hay cierta tendencia a creernos dotados nosotros solos de la suprema inteligencia, yo no soy amigo de esas supremas inteligencias, solo reconozco una, y las demás las miro tan pequeñitas como la mía…”
Como no podía ser de otra forma, Fontán educado por su tío Sebastián Rodríguez Blanco, (Porta de Conde 20 de Enero de 1761 – Noya 15 de Marzo de 1843) cura Párroco de esa Villa, hacía gala de su Racionalismo Teológico afirmando en la sesión del Congreso de los Diputados del 15 de Agosto de 1837:
“… Yo no pertenezco a asociación alguna sino a la Santa Católica y Apostólica Iglesia desde que me bautizaron…”
Una de las características de la personalidad de Fontán, es que fue un hombre práctico y en consecuencia un científico técnico pues se sirvió de la tecnología aplicada a sus conocimientos para su aprovechamiento en el desarrollo que se planteaban los diferentes sectores de la sociedad de su tiempo.
En la sesión del Congreso de los Diputados del 22 de Agosto de 1837, aseveraba:
“… Yo soy enemigo de las repúblicas de Platón, soy amigo de lo existente y de lo que pueda existir, no de lo que exista en la imaginación del que lo proyecta de las cosas que no son realizables”.
Así levantó su Carta Geométrica de Galicia a tal fin, como elemento indispensable para su desarrollo agrícola, industrial y comercial, pues a partir de ella se trazarían las más importantes vías de comunicación en el Siglo XIX y se conocería su estadística.
También en la sesión del Congreso de los Diputados del 10 de Mayo de 1838, aducía:
“… Todos saben que la riqueza territorial es la que da la tierra. Y ésta ¿a quién beneficia? la mano del cultivador, pues si tuviésemos un medio de conocer los productos agrícolas del Reino tendríamos hechos mucho para conocer la riqueza territorial, agrícola, gran cosa tendríamos entonces adelantada…”
“… Otro dato hay, pues cuando se va a tientas, ninguno debe despreciarse. Me dice el Sr. Ministro de Hacienda, (Alejandro Mon y Menéndez, quien ocupó dicho cargo del 16 de Diciembre de 1837 al 7 de Septiembre de 1838), desde su asiento, que no se va a tientas. A tientas se va; y si no, yo pregunto: ¿es conocido el catastro en toda España? ¿Es conocido empezando por la medición geométrica de una provincia y descendiendo a la particular de cada territorio de cada pueblo? He aquí como se marcha a tientas. Hay sin embargo, algún país cuya superficie es conocida, y esa en grande o en su totalidad, no por pueblos, a saber, Galicia, gracias no al Gobierno, sino a quien tuvo la locura de gastar su paciencia, su dinero y encanecerse midiéndola con la mayor exactitud, ocupando en ella más de un tercio de su vida ¿y qué ha resultado de esa superficie medida? Uno muy diverso que corre por ahí. La superficie de Galicia es de 937 leguas cuadradas y tal vez no hay ninguno que la de un tercio más. Así lo creía yo también antes de haberlo averiguado a tanta costa…”
“La Carta Geométrica de un Reino, es el primer paso que hay que dar para formar su estadística. De él se desciende a la de cada provincia, enseguida a la de cada partido, luego a la de cada pueblo. La Francia nos dio este ejemplo.
Colbert aprovechó la gran triangulación de la meridiana para que Cassini la prolongase hasta tener la carta de Francia. Esta triangulación sirvió de base a las operaciones secundarias del catastro, que allí se realizaron partiendo del todo a cada una de sus partes hasta conocer la superficie de cada común o distrito y cada una de sus propiedades valuando éstas los agrimensores y fijando su producción.
Entre nosotros se procedió al revés: empezamos por los individuos, midiendo y valuando sus propiedades, habiendo gastado no poco tiempo y dinero en los reinados de Fernando VI y Carlos III como en el de Fernando VII, sin ningún provecho y hacinando legajos que nadie consulta, en los archivos de las intendencias, muchos de los cuales se han perdido también. Por eso dije, y repito que se procede a ciegas”.
Fontán además de cultivar las Ciencias llamadas exactas como las Matemáticas y la Física, desde el punto de vista práctico al que nos hemos referido, le dedicó un especial interés a las llamadas Ciencias Políticas o Ciencias Sociales como la Economía, entendida como estudio de los recursos, creación de la riqueza, su distribución y consumo de bienes y servicios de cara a la satisfacción de las necesidades de los pueblos, o el Derecho y en particular el Derecho Público, la Ciencia de la Administración, como sistema de reglamentación legal creado por el Estado para regir la conducta social y económica de la población, ciencias éstas que aplicó en una época muy particular que coincidió con la disolución del Antiguo Régimen y la consolidación del Estado liberal que por cierto no presenció como mero espectador sino como representante de la Soberanía Nacional que recogía: primero la Constitución de 1812 en su artículo 3º, y después la de 1837 en su preámbulo, mediante el sufragio censitario, otra cosa es la soberanía popular que como concepto introdujo Rousseau en su obra el Contrato Social, basado en el sufragio universal en contraposición al sufragio censitario o restringido por características económicas y de sexo, pero con la peculiaridad de que Rousseau defendía un sistema democrático directo o asambleario.
En conclusión, Domingo Fontán además de Matemático, Físico y Astrónomo, fue también un Politólogo sustantivo de definición genérica que se aplica al que se dedica a la cosa pública.
La formación académica de Fontán fue también la mejor que su tiempo le pudo ofrecer, en ella fue determinante el dominio de la lengua francesa e inglesa que obtuvo de su maestro Nicolás Bretón (Francia 1742 – Noya 16 de Marzo de 1827), quien fue uno de los 209 Presbíteros llegados a La Coruña el 3 de Octubre de 1792 huyendo de la Revolución Francesa de 1789, al incautarles todos sus bienes y obligarles a jurar la Constitución.
Por Decreto de 1799, se les permitió el retorno y el ejercicio público del culto, sin embargo, alguno de ellos se quedaron en Galicia, entre ellos Nicolás Bretón, quien fue acogido en Noya, (donde ya residía desde el año 1798), por Sebastián Rodríguez Blanco, una vez que el 29 de Marzo de 1800 obtuvo por concurso y examen el Curato de la Iglesia de San Martín de esa Villa, el 2 de Abril de ese año el de Santa María del Obre. Nicolás Bretón ya no se marcharía de Noya donde fallecería.
En el Libro Sacramental de Defunciones de Santa María la Nueva de Noya, obra la siguiente partida de defunción:
“En diez y siete de marzo de 1827 en la Quintana de Santa María la Nueva se enterró a Don Nicolás Bretón, presbítero, cura que fue en Francia emigrado en tiempo de la Revolución y residente en Noya a hoy veintinueve años. Era de edad de ochenta y cinco años, recibió todos los Santos Sacramentos y más auxilios y asistieron todos los clérigos del pueblo y algunos religiosos por caridad, mediante era pobre. Murió el día anterior – Sebastián Rodríguez”.
Fontán recibió su formación en la Universidad de Santiago de Compostela en la que comenzó sus estudios el día de San Lucas, 18 de Octubre de 1800, a los 12 años y 6 meses de edad bajo el Plan de Estudios de 1772 que fue una adaptación del Plan del año anterior de las Universidades de Valladolid, Salamanca y Alcalá de Henares para la de Santiago.
Se matriculó en la Facultad menor de Artes o Filosofía, donde después de dos cursos se obtenía el grado de Bachiller lo que permitía el acceso a las llamadas Facultades mayores de Teología, Cánones, Leyes y Medicina, por eso en aquella época decían los Licenciados Superiores:
“Bachiller en Artes, burro en todas partes”.
Fontán obtuvo el grado de Doctor en todas ellas excepto en Medicina y Leyes, pues fue Bachiller en esta última.
Se doctoró en Teología el 29 de Septiembre de 1811, en Cánones el 21 de Marzo de 1813 y en Artes el 7 de Agosto de 1814.
Sin embargo, durante el curso de 1827-1828, aprovechando que el Plan de Estudios de 1824 de Francisco Tadeo Colomarde aprobado por Real Decreto de 14 de Octubre de ese año, hizo que fueran los cuatro primeros cursos de los estudios de Cánones comunes con los de Leyes. Así asistió a la Academia Dominical de Leyes que era obligatorio a partir del 4º año de la Carrera de Leyes, obteniendo el Grado de Bachiller el 12 de Junio de 1828.
Los Planes de Estudios de las Universidades Españolas (1771, 1807 y 1824) vigentes durante la época en que Fontán obtuvo su formación académica, adolecían de las llamadas cátedras científicas con la excepción de los estudios que se cursaban en la Facultad de Artes o Filosofía como las Matemáticas elementales o Aritmética y las superiores o Sublimes, Álgebra, Geometría, Astronomía, Física y Química, pero tuvo la suerte de asistir a la cátedra de Matemáticas Sublimes durante los cursos de 1812-1813 y 1813-1814 de la que era titular en propiedad José Rodríguez González, convirtiéndose en su mejor discípulo.
Fontán en su autobiografía, recogida en el Anejo I de los Cuadernos de Estudios Gallegos del Instituto Padre Sarmiento 1946, afirmaba:
“En el estudio de las Matemáticas tuvo la dicha de oír dos años las lecciones del sabio y eminente profesor D. José Rodríguez, compañero de los célebres Biot y Aragó juntamente con D. José Chaix en la continuación de las operaciones de la meridiana de Barcelona hasta Formentera, felizmente concluidas en 1808, cuando estalló la Guerra de la Independencia, que aún impidió se midiese una base proyectada en Los Llanos de la Albufera para verificarla.
A tan digno profesor debió no solo el entusiasmo con que prefirió a toda otra ocupación, la de cultivar más y más el estudio de las Ciencias Naturales y Exactas, sino que el mismo le inspiró el pensamiento de emprender la triangulación de Galicia y el levantamiento de su Carta Geométrica y a este fin le adquirió en París los mejores instrumentos para llevar a cabo tan útil proyecto”.
Fontán siempre le llamó “su maestro” (sesión del Congreso de los Diputados de 22 de Junio de 1838). José Rodríguez para aprovechar los conocimientos de Fontán de la Lengua Francesa le remitió las obras de los Matemáticos, Físicos y Astrónomos Franceses M. Delambre, M. Laplace, S.N. Bions, J.B. Biot, M. Chamousse, L.B. Francoeur, etc., libros que conserva su Fundación.

Astronomía Teórica y Práctica de Delambre (Archivo Fundación Domingo Fontán)
De la precariedad de medios de la Universidad de Santiago durante la Guerra de la Independencia, tenemos noticia a través del Informe sobre el estado de la Universidad, la cual les llevó a cerrar las aulas, presentado a la Junta Superior de Regencia de La Coruña, fechado en esa ciudad el 15 de Noviembre de 1813, la siguiente queja:
“Los Doctores Domingo Fontán y Sebastián José Suárez comisionados por el Claustro de la Universidad de Santiago el 4 del presente con amplias facultades para exponer a V.S. la imposibilidad en que se halla de dar cumplimiento a la superior orden de S.A. la Regencia de las Españas comunicada el 15 de Julio…”
“… En esta dolorosa situación no tiene la Universidad lo preciso para la enseñanza de las Ciencias Naturales y Exactas. No hay una regla, compás plancheta, teodolito, máquina eléctrica, neumática y en una palabra nada de lo indispensable a un teatro de Física y de Matemáticas, no hay un anfiteatro anatómico, y carece la Biblioteca de las memorias de las academias y de las producciones de los literatos de treinta y aún de cincuenta años a esta parte…”
Sebastián José Suárez fue un eminente Médico de Santiago, en compañía de José Manuel Lascaño, el 29 de Octubre de 1829 auxiliaron al Capitán General de Galicia Nazario Eguia, al explotarle una carta bomba, teniendo que amputarle la mano izquierda y dos de dedos de la derecha. De la autoría del atentado se sospechó del Farmacéutico de Ribadavia José María Chao Rodríguez sin que se le pudiese acreditar su participación en el atentado.
José Rodríguez en 1808, entre otras, hizo entrega a la Junta Suprema Central ubicada en Cádiz, creada en Septiembre de ese año para asumir el poder tras la ocupación de España por las tropas de Napoleón Bonaparte, de una Memoria titulada:
“Memoria sobre las operaciones necesarias para la formación de un mapa general de España presentada a la Junta Suprema Central del Reino en 1808”, manuscrito que Fontán copió en un cuadernillo que también custodia su Fundación, pues su Carta Geométrica de Galicia, llegó a tener el propósito de ser el comienzo de ese Mapa General de España.
De esta forma, en la Carta Geométrica de Galicia se contienen los primeros trabajos de triangulación de dicho mapa general, por ello Fontán en la Carta Geométrica de Galicia, no solo recogió las 937 leguas cuadradas correspondientes a Galicia, sino que extendió su triangulación a las provincias limítrofes de Zamora, Asturias y León para así poder continuar la triangulación por toda España para ligarla con la efectuada en el Levante para la medida de la citada Meridiana de Francia, y aún con la del vecino Reino de Portugal.
La superficie total de la Carta es de 1.044,8 leguas, según nota de Fontán que remitió a Leopoldo Martínez Padín y éste recogió en su Historia Política Religiosa y descriptiva de Galicia. Tomo I. Establecimiento tipográfico de A. Vicente, calle Lavapiés nº 10, 1849, Madrid.
El conocimiento de la Lengua Francesa e Inglesa pronto le brindaron la posibilidad de ser útil a su país al impartir junto con su hermano Andrés clases de Francés e Inglés en el Colegio de Cadetes de San Clemente creado el 20 de Agosto de 1811 a instancia del Comandante Militar del Ejército Francisco Javier Abadía recogiendo las súplicas formuladas el año anterior, de los vecinos de Santiago Juan Lareo Silva y Manuel Silvestre Armero.
Esta fue su particular contribución en la Guerra del Francés, luego llamada de la Independencia, pues fue declarado “inútil” para el servicio de las armas. Al no constarnos que Fontán padeciese ningún defecto físico que le imposibilitase para sobrellevar la ardua tarea de la triangulación de Galicia, este lacónico calificativo podría referirse a que la causa de esa inutilidad fuera una excedencia de cupo.
Al respecto Fontán afirmaba en la sesión del Congreso de los Diputados del 1 de Septiembre de 1837.
“… Yo me honro de haber sido profesor de una Escuela Militar en la Guerra de la Independencia y en ella había 400 y más cadetes perfectamente instruidos cada uno en su clase y alguna vez salieron más de 60 juntos al ejército…”
Entre esos cadetes se encontraba el Botánico, Escritor, Economista y Político Ramón de la Sagra y Peris, quien fue su alumno en 1813, también asistió a su Cátedra los cursos de 1814-1815 y 1816-1817 donde se forjó una amistad que mantendría durante toda su vida. También en ese curso tuvo como discípulo al célebre Geólogo e Ingeniero de Minas Casiano del Prado y Vallo.
Se puede decir que éste fue el primer cometido de Fontán en su labor docente.
En cuanto a esa docencia en la Universidad de Santiago:
El 18 de Octubre de 1813, desempeñó por sustitución de su titular la Cátedra de Lógica y Metafísica.
El 18 de Octubre de 1814, también por sustitución y ausencia de su titular, José Rodríguez González, la Cátedra de Matemáticas Sublimes lo mismo que en el siguiente curso.
Igualmente en esa fecha del 18 de Octubre de 1817, también fue sustituto de la Cátedra vacante de Elementos Matemáticos.
Por Real Orden de 3 de Abril de 1818, por oposición adquirió en propiedad y desempeñó la Cátedra de Matemáticas Sublimes.
El 11 de Septiembre de 1818, sirvió la Cátedra de Física Experimental al ser restablecido en la Universidad de Santiago el Plan de Estudios de 1772 en el que no existía la Cátedra de Matemáticas Sublimes.
Fontán en su Cátedra de Física Experimental, realizó observaciones meteorológicas los meses de Diciembre de 1818 y Enero, Febrero y Marzo de 1819, relatando las condiciones atmosféricas de temperatura con termómetro de escala centígrada y presión con barómetro (medidas francesas) efectuadas por la mañana y por la tarde.
La temperatura mínima del mes de Diciembre fue de 1º bajo 0 el día 25 y la máxima de 13º.
La mínima de Enero fue de 1,5º el día 1 y la máxima 13º, a los que llegó el termómetro los días 16, 17, 20, 21 y 22.
El día más frío de Marzo fue 1º y la máxima de 8º se alcanzó los días 14 y 17.
El 18 de Octubre de 1819, volvió a desempeñar la Cátedra de Matemáticas Sublimes que en el curso de 1821-1822 no impartió al incorporarse como Secretario de la Diputación Provincial de Galicia dejando como sustituto a su ex alumno de Física Experimental Benito Ángel Sotelo Rivas, quien fue un eminente Médico, ocupó el cargo de profesor de la Casa del Real Consulado de La Coruña, también fue Director de la Escuela de Náutica y Comercio de esa ciudad, además de convertirse en buen amigo de Fontán y colaborador en los trabajos de su Carta Geométrica.
Fontán regresó a su Cátedra de Matemáticas Sublimes el 22 de Agosto de 1826, e impartió dicha enseñanza hasta el año 1834 en que fue llamado a Madrid a presentar su Carta Geométrica de Galicia que concluyó ese año, alternando los trabajos geodésicos de la Carta con su Cátedra, valiéndose para ello de Benito Ángel Sotelo, quien le sustituye durante los largos periodos que dedicó a este fin previo abono de 8.000 reales anuales con cargo de los 24.000 con que estaba dotada tal Cátedra.
Se ha acusado a Fontán, basándose en una equivocada lectura del discurso de Salvador Cabeza de León titulado “Un episodio de la Vida académica de Domingo Fontán” leído en Santiago en el Seminario de Estudios Gallegos en 1924, de ser persona autoritaria y de hacer gala de desconsiderado mal carácter con sus discípulos de Matemáticas Elementales en la Facultad de Artes, sin embargo nos consta que fue un profesor vocacional que disfrutaba impartiendo sus clases, de la misma manera que disfrutaba subiendo montañas. Así lo afirmaba en la sesión del Congreso de los Diputados del 21 de Julio de 1838:
“… ni el Gobierno ni la Comisión ofrecen estímulo ni al profesor ni al alumno ¿y qué? Los hombres, generalmente hablando, ¿enseñan por el gusto de enseñar? Yo he tenido momentos de vivo placer cuando desde la cumbre de las montañas, a dos o tres mil varas sobre el nivel del mar, gozaba de un vasto horizonte, yo me complazco aún en estos recuerdos, y confieso que habrá algún profesor que por placer enseñe; ¿pero será posible que todos tengan este placer o esta locura y que por ello vayan a enseñar? ¿no se han de acordar los hombres de las necesidades de la vida? ¿Da el Gobierno algo a los profesores? Por punto general nuestros profesores de Ciencias han tenido la misma suerte que nuestros poetas; la miseria y esta misma suerte es la que se los anunciará en adelante…”
Fontán fue tolerante con sus alumnos, pues a pesar de estar obligado a impartir las clases de Matemáticas en latín, lo hacía en castellano para que éstos pudieran entenderle, además de dar pasantías a sus alumnos más retrasados.
En la sesión del día siguiente, 22 de Junio de 1838, razonaba:
Es necesario tener presente que hay ciencias que no se prestan a la elocuencia ni a las gracias del decir: ciencias áridas, tales son las Ciencias Exactas y no es extraño que los Catedráticos de ellas no tengan muchos discípulos, y mucho menos en España, donde por desgracia estamos menos acostumbrados a ciertos estudios. Yo de mí se decir que estando de Catedrático de Matemáticas Sublimes en Santiago y no teniendo nadie obligación de oír mis lecciones, tuve que catequizar a algunos discípulos para que asistieran; y en mi ausencia durante mi impurificación (1824-1826), no asistió ninguno. En Madrid a la Cátedra de Astronomía no va una docena de discípulos…” (1835-1840).
Aclaramos que a los alumnos que suspendió en el curso de 1817-1818 en número de 108 de los 182 por falta de asistencia, lo fueron en la Cátedra que desempeñaba de forma interina de Elementos Matemáticos o primer año de la Facultad de Filosofía o Artes, según el Plan de Estudios de 1807 donde se obtenía tras dos años el título de Bachiller en Artes indispensable para poder seguir los estudios en las otras Facultades según ya expresamos.
También destacamos que muchos de sus grandes amigos fueron algunos de sus alumnos como Ramón de la Sagra, Benito Ángel Sotelo y Domingo Lareo Quintela, de quien Fontán fue profesor en la Academia de Dibujo, Geometría, Mecánica y Química aplicada a las Artes creada en Santiago por la Real Sociedad de Amigos del País. Domingo Lareo al igual que su hermano José, obtuvieron el título de Ingeniero de Caminos o Arquitecto por la Real Academia de San Fernando, el 26 de Mayo de 1824 y el 16 de Julio del mismo año. Éste fue un incondicional amigo de Fontán y su colaboración junto con su hermano en la fabricación de muchos instrumentos geodésicos de los que se valió el Geógrafo para levantar la Carta Geométrica y en los trabajos de campo su labor fue indispensable, con su ayuda se midió la Base de Formarís.
Fontán compaginó sus estudios universitarios con otros cargos, como el de Vicesecretario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País en 1814 que aunque se creó en 1784 después de un largo periodo de inactividad se restableció en ese año, en que fue denunciado como corifeo del Partido Liberal junto con José Patiño, Secretario de la Sociedad y Bibliotecario de la Universidad, y con el Doctor en Medicina Juan Camiña, trance éste del que salió indemne al obtener una resolución que le fue favorable por parte de la Real Audiencia de Galicia quien le juzgó y absolvió en Sentencia de 15 de Junio de 1815.
Fontán afirmaba al respecto en su autobiografía publicada por el Instituto Padre Sarmiento en 1946:
“He aquí como trabajando en ser útil al progreso de la agricultura, de la industria y de las artes, se interpretan las Juntas habidas en público y dedicadas a estos objetos como clubs de masonería y como clubistas a aquellos a quienes conviene perseguir por miras de un sórdido interés”.
Domingo Fontán en 1816, como tenemos referido, era Catedrático interino de Matemáticas Sublimes, cuando en ese año fue nombrado Rector de la Universidad José Lamas Pardo quien fue un buen amigo suyo, amistad que se forjó en Noya donde ambos pasaban los veranos, con anterioridad a 1800 en que Sebastián Rodríguez Blanco consiguió el curato, pues su familia materna tenía casa en la calle del Curro de dicha Villa, Fontán influyó en éste para dotar al Gabinete de Física Experimental de los instrumentos de que carecía.
El Claustro el 18 de Abril de 1816 acordó que los Catedráticos de Matemáticas y Física Experimental emitieran un informe sobre los instrumentos más necesarios y su coste.
En esta ocasión Fontán fue más afortunado que en el primer intento efectuado para dotar al Gabinete del instrumental del que adolecía, cuando el 27 de Noviembre de 1813, junto con su compañero el Profesor Gonzalo Borena, se los requiriera al Alcalde de Santiago.
En este segundo intento, el Catedrático también interino que sustituía la Cátedra de Física consideró de primera necesidad la adquisición de tres barómetros y dos termómetros de Fortín y una escopeta de viento, instrumentos de óptica además de una máquina neumática de inducción.
El Claustro aprobó la compra el 9 de Julio de 1816 creándose una Comisión formada por Domingo Fontán, Luis Pose Varela y Manuel García Lugin dotándola de 17.187 reales y 16 maravedíes por tal fin.
Por la correspondencia que Rodríguez mantenía con Fontán, hoy desaparecida, se supo que éste se encontraba en París, entonces aprovechando la ocasión, por la Comisión se decidió encargarle la compra de diferentes instrumentos, remitiéndole una relación de los mismos confeccionada por Fontán junto con los fondos necesarios a tal fin.
La Gaceta de Madrid del jueves 4 de Junio de 1818, anunciaba la llegada a Santiago de los instrumentos que la Universidad encargó a José Rodríguez para que los adquiriera en París para el Gabinete de Física Experimental.
“Santiago 13 de Mayo. La Universidad de esta capital, en medio de las cortas rentas que percibe y de los desembolsos que tuvo que sufrir para organizar el batallón literario y sostener la justa causa de la nación, celosa en no perdonar medios de promover la instrucción de sus alumnos en las ciencias naturales y exactas de tanto interés e importancia en el reino de Galicia por sus circunstancias particulares bien conocidas de todos, y en coadyuvar por este medio a poner en práctica las benéficas providencias del Rey nuestro Señor, acaba de recibir la primera remesa de instrumentos matemáticos y físicos encargados en París a D. José Rodríguez, dignísimo Catedrático de la misma. Con el objeto de manifestar cuanto adelantan los establecimientos cuando son protegidos y cuanto prosperará la Universidad de Santiago teniendo la gloria y el alto honor de contar como protector e individuo suyo a S.A.R. el Excmo. Sr. Infante Don Carlos, se anuncian al público los artículos comprendidos en ella y según relación dada por el Doctor D. Domingo Fontán, Catedrático de Matemáticas Elementales y Director de la Academia de Matemáticas, Física y Química son los siguientes:
Un círculo repetidor de Bordá de 17 ½ pulgadas de diámetro construido por Gambey, con toda la perfección que exigen sus usos bien conocidos: un excelente nivel con su anteojo y montura: un péndulo de segundos construido por Breguet, cuya marcha fue verificada: un metro de cobre subdividido en milímetros por Fortin: una soberbia máquina neumática con todos los aparatos que requieren sus numerosas e importantes aplicaciones, por el mismo: una máquina eléctrica con disco azul de 32 pulgadas de diámetro: dos conductores montados sobre su mesa y taburete aislador por el artista Domodierbi. Los demás aparatos son los siguientes: tres botellas de Leide: un excitador simple con charnela: dos cuadros mágicos de Franklin: un juego eléctrico de tres campanas: el signo eléctrico: un electro completo de 15 pulgadas de diámetro: un sop en polvo para ambos fluidos: dos conductores para ser suspendidos en la base con cordones de seda: conductor de corchete para alargarse a arbitrio: tres conductores sencillos: cadena y cordoncillo de metal: tubo chispeador: tornasol con su punta: batería eléctrica de nueve frascos: electrómetro con cuadrante graduado de marfil: otro electrómetro con botella: un excitador con dos mangas de cristal: el excitador universal para la fusión de los metales: prensa para la fusión del oro: la decoupere de Franklin: el segundo taburete aislador; dos cilindros de lacre para la electricidad, dos globos o grandes esferas de cristal guarnecidas de llaves y demás artículos para la aurora boreal y también para el peso de los gases: y finalmente amalgama para los usos eléctricos: una excelente balanza bidrosta con asideros para un juego doble de platillos: juego de pesas de 500 gramos con ss centigramos: juego con llave y ajuste metálicos para los gases: el aparato de congelación en vacío: un excelente audiómetro de Volta con dos tubos graduados; el uno con encaje y de diferentes diámetros: un juego doble de grandes barras magnéticas con sus apoyos para montarlas: dos prismas montados en cobre, y el uno con círculo graduado: otro prisma acromático de tres vidrios igualmente montado: un poliprisma: tres lentes grandes y diferentes montadas todas: lente microscópica. Artículos flint-glass por el artista Cauchoix, a saber, un prisma cónico en flint-glass inglés, cuyo ángulo reflectante es el mayor posible, montado en pie de cobre: un prisma acromático de tres vidrios montado en su pie; un prisma flint-glass francés de Mr. D’Ontigues de tres caras, cuyo ángulo refractante es el mayor posible: otro de 60’’ montado en cobre con su pie: otro prisma flint-glass francés cuyo ángulo es recto, también montado: el tubo graduado de Mariotte para la comprensión de los líquidos y otras aplicaciones: dos termómetros el uno con regla de cristal por Fortin”.
La Comisión, también interesó una nueva remesa, remitiendo a Rodríguez todo el capital que disponía para que antes de dejar París para desplazarse a Italia, “…. comprase a su discreción y elección los más imprescindibles instrumentos que con mayor economía en aquella capital que en ningún otro punto de Europa”.
Por Real Decreto de 29 de Enero de 1817, el Rey Fernando VII declaró en favor de Martín de Garay la propiedad de la Secretaría de Estado de Hacienda que de forma interina ya desempeñaba desde el 23 de Diciembre del año anterior.
El Monarca llamó a Garay para cubrir tal Secretaría al objeto de sofocar la crisis financiera del Estado Absoluto que no habían conseguido remediar sus siete antecesores nombrados desde su restablecimiento en 1814.
Garay para tal propósito, puso en marcha su Plan de Reforma de la Real Hacienda que fue aprobada por el Consejo de Estado, que se concretaba en el recorte del gasto público a través de un presupuesto anual que fijaba una cantidad inalterable para cada ministerio, y a tal fin se reducían los empleos a cargo del Estado y se regulaban las pensiones con reducción de los sueldos de los funcionarios en unión de otras medidas a efectos de saldar el déficit presupuestario siguiendo la máxima del Superintendente General de la Real Hacienda de José I (Bonaparte), Francisco Cabarrús: “Las contribuciones deberían igualar a los gastos del Estado”.
Entre dichas medidas se encontraba la suspensión de las rentas provinciales que beneficiaban a los empleados que vivían de ellas a cambio de una carga impositiva de impuestos directos; una cantidad que debía pagar la Iglesia (30.000.000 de reales) y contribuciones que se aplicaban al salario de los funcionarios, así como el Derecho de Puertas que recaía sobre las ciudades y pueblos importantes.
Lo expuesto se recogió en el Real Decreto de 30 de Mayo de 1817 ratificado por Fernando VII en el que se establecía como norma la Contribución General del Reino cuyo artículo primero proclamaba:
“ARTÍCULO I. Los gastos se ajustarán precisamente en lo sucesivo a un presupuesto fijo de cada Ministerio y de mi Casa Real, a las posibilidades de los contribuyentes y a las verdaderas necesidades del Estado”.
También por Real Orden de 15 de Agosto de 1817, se crean las Juntas de Repartimiento y Estadística, para que cooperen con las principales de provincia a la mayor igualdad y buen orden en la Contribución General del Reino. La Real Orden se acompañó de una Instrucción de 1 de Junio de 1818 que recogía las atribuciones reservadas a dichas Juntas.
Entre ellas por Real Orden de 8 de Febrero de 1818 se dictaban las medidas “que han de practicarse por las Justicias y Juntas de Repartimiento de los pueblos en apeo que se manda hacer del capital y producto de cada uno como medio de que la Contribución General pese sobre todos con igualdad”.
Así mismo, mediante Real Orden de 22 de Julio de 1818, se encarga a estas Juntas el apeo general y valoración de las tierras, edificios de todas las propiedades de sus distritos que debía realizarse según las normas prevenidas.
Ese mismo año, Domingo Fontán fue nombrado miembro de la Junta de Repartimiento de la antigua Provincia de Santiago como concejal de su Ayuntamiento, en representación del Valle del Salnés, cuyo cometido no era otro que determinar la riqueza de cada pueblo, fijando su extensión y lindes de las tierras para poder determinar el impuesto directo en proporción al valor de la producción, ello en cumplimiento de la normativa anteriormente expuesta. Fontán realizando esta función pronto comprendió la necesidad de contar con una Carta General del Reino y en particular, la del Reino de Galicia que comprendía las ocho provincias en las que entonces estaba dividida: La Coruña, Betanzos, Santiago, Lugo, Mondoñedo, Orense y Tuy; fue cuando también se le requirió, por formar parte de la Junta Superior de Estadística y Repartimiento de Galicia, creada en La Coruña, primero como Vocal y luego como Secretario, sin dejar su puesto en la Junta de la Provincia de Santiago.
Fontán ocupó este puesto durante tres años de 1818 a 1820, según expresaba en el Congreso de los Diputados en las sesiones del día 10 de Mayo de 1838:
“…. Yo he tenido que ocuparme de estos trabajos por carga concejil aunque honrosa.
He sido individuo de una Junta de Repartimiento y Estadística de la provincia de Santiago reputada un tercio de Galicia”
En cuanto a su puesto en la Junta de Repartimiento Superior de Galicia, en la Sesión del Congreso de 16 de Mayo de 1838, alegaba:
“Yo administré un partido durante tres años de 1818 a 1820 y así tengo alguna práctica y alguna teoría en esto”.
En su autobiografía recogida en los Cuadernos de Estudios Gallegos, afirmaba:
“También se le buscó para coadyuvar a la formación de la estadística de Galicia prohibiéndosele que renunciase al destino de individuo de la Junta al efecto creada en Santiago a cuyo cargo estaba el repartimiento de la contribución directa entonces establecida por el Ministro Martín de Garay, entre las 112 jurisdicciones que comprenden esta provincia reputada por un tercio del antiguo Reino de Galicia (comprendía a 883 parroquias divididas en 123 jurisdicciones y que a su vez se comprendían las operaciones de agricultura y valuación de tan extenso territorio así como los demás concernientes a la estadística de la riqueza territorial, industrial y comercial, por medio de numerosas comisiones dependientes de la Junta) y la formación de la riqueza individua de los propietarios, vecinos o forasteros. De un territorio tan extenso en el que el número de las propiedades y de sus dueños es tan considerable y no solo tuvo que ser Vocal sino también Secretario de esta Junta, haciendo el gratuito servicio diariamente de cinco horas en el despacho de esta oficina.
Este trabajo que cada día le confirmaba en la utilidad de llevar adelante el de la Carta de Galicia, le proporcionó la ocasión de conocer algunos sujetos muy a propósito para asociarse a ellos entre los cuales descuella D. José Valladares con quien entabló entrañable amistad convirtiéndose en uno de sus mejores colaboradores en los trabajos de su Carta Geométrica…”
De esta forma, la voluntad de servicio a su tierra condujo a Fontán a ejercer la función pública para la aplicación de las Ciencias Sociales y necesitando un soporte para ello, se convirtió también en Geógrafo y Cartógrafo, retratando Galicia en su Carta Geométrica como medio imprescindible para la formación de su estadística, tan necesaria para fijar las contribuciones de los pueblos, y poder aplicar igualitariamente el sistema impositivo para el sostenimiento de las cargas del Estado.
Sobre este particular, resaltaba la importancia de la Geodesia y de la Astronomía para la organización del territorio a través de la adecuada Cartografía; en la sesión del Congreso del 19 de Diciembre de 1836, afirmaba:
“Galicia, señores es hoy conocida en su topografía, su carta geométrica, que tuve la satisfacción de levantar, consumiendo dieciseis años de vida y poblando mi cabeza de canas para dar un ejemplo a la Nación de lo que pueden hacer los hombres que en ella cultivan la Ciencia, a quien nadie se dedica, la Geodesia, la Astronomía, esta Carta y todos los trabajos de esta clase son los que se necesita para resolver estas cuestiones. Topografía y población: he aquí los datos de los que se debe partir en todo lo tocante a las leyes de división territorial…”
Así Fontán podía afirmar en su intervención en el Congreso de los Diputados, de 10 de Enero de 1837:
“La desigualdad, señores es enorme…” “… Pero veamos si esta contribución es igual aún en el territorio que la sufre: es desigualísima, señores, desigualísima y en esto como en muchas otras cosas, ha regido la costumbre sin ningún miramiento a la justicia. Galicia por ejemplo, señores, tiene nueve batallones y entre tanto Asturias no tiene más que uno. Si la población de Asturias se repunta un tercio de la de Galicia la tercera parte de 9 son 3, el número de sus cuerpos provinciales y sin embargo ha pasado así y está pasando ¿y permitiremos los Diputados por Galicia que así continúen las cosas? ¿Que los gallegos seamos nacidos para contribuir más que todos? Con este objeto presentó al Congreso estas proposiciones y lo enorme del agravio, llamará sin duda su atención…”
En el mismo tema se reiteraba en la sesión del 10 de Febrero de 1837:
El Sr. Moure, para apoyar su adicción, ha citado un ejemplo, yo podía citar otros. ¿No está contribuyendo Galicia con nueve batallones de Milicias provinciales y Oviedo solo con uno? Pues a fe de que la población de Asturias no es la novena parte de la de Galicia; pero se cae en ese error por partir del dato de la riqueza y no de la población que no se hace entrar por nada.
A este error iría yo enumerando otros mil dislates en que han incurrido todos los Gobiernos y por cuya senda continuamos hoy marchando…”
También en la sesión del 21 de Junio de 1838, ponía de manifiesto las desigualdades motivadas por ausencia de cartografía:
“En la instrucción que se dio a los Gobernadores Civiles, cuando se estableció el Ministerio de Fomento (9 de Noviembre de 1832) se puso un párrafo importante y era que una de las obligaciones de aquellos jefes era cuidar de hacer levantar el plano topográfico de sus respectivas provincias. Si hubiera habido esa escuela (la de Geógrafos) para formar jóvenes con este objeto, si se hubiera hecho esta operación, no se le hubieran supuesto a Galicia por el censo 1200 leguas de superficie, cuando solamente tiene 937 y éste es un error perjudicial a la provincia porque según aquel cálculo se le imponen las contribuciones…”
Fontán inició los trabajos preparatorios de su Carta Geométrica de Galicia, en 1816 una vez reunidos los instrumentos geodésicos que construyeron en Santiago los hermanos José y Domingo Lareo Quintela y los que encargó a su maestro José Rodríguez que excedían de la pericia de los hermanos Lareo.
Entre los primeros, citaremos una plancheta de tablero circular inventada por Fontán y construida por los hermanos Lareo, que el Matemático José Mariano Vallejo Ortega prolijamente la describe en el Tomo II, parte segunda de su Tratado Elemental de Matemáticas, publicado en 1825, con ella se ejercitó en la práctica de la triangulación geodésica levantando dos estaciones de plancheta en el Palomar del Pazo de Sobrecarreira, propiedad de su amigo el militar Antonio Loriga y Reguera.
Fontán afirmaba en uno de sus manuscritos:
“Levantar la Carta Geográfica de un reino es emprender una obra original en su clase, y en nada parecida a los mapas que diariamente se publican. No se recurre para ello a datos ajenos cuya exactitud no esté comprobada; es forzoso adquirirlos sobre el terreno, trasladándose a él para dibujarla; elegir las estaciones o vértices de los triángulos que a manera de una red han de abarcar toda su extensión; y hallar el local conveniente para hallar una o más bases a fin de calcularlos, determinando y comprobando la longitud de sus lados. También hay que recurrir al terreno para orientarse y conocer su posición geográfica, observado la latitud, longitud y posición de la meridiana de un punto, para deducir iguales resultados respecto a cualesquiera otros, que siempre hay que comprobar por observaciones directas.
Obtenidos estos datos, el problema se complica cuando se trata de utilizarlos. Desde luego debe suponerse que la triangulación está calculada sobre una superficie igual como la del mar; pero esta superficie tiene una curvatura sensible en los grandes espacios, y que no puede desenvolverse sobre un plano a menos que se rompa o se arrugue; es, pues, indispensable recurrir a un sistema de proyección y adoptar el que menos desfigure el país, pues se trata de hallar una superficie semejante tal cual puede representarse en un plano.
He aquí una tarea vastísima que requiere mucha laboriosidad, un tiempo conveniente para las operaciones; constancia y robustez para proseguirlas a pesar de las dificultades que sin duda ofrecen; dejando aparte la habilidad y conocimiento que son indispensables para disponer lo conveniente a fin de reunir y poner en obra tantos materiales”.
A pesar de lo dicho por Fontán, algunos Geógrafos afirman hoy en día, que para perfilar la costa de Galicia, se apoyó en los levantamientos planimétricos de Vicente Tofiño recogidos en su Carta Esférica de las costas de Galicia, trabajo encuadrado en el Atlas Marítimo de España, y aún otros dicen que los copió.
Aunque éste no es hoy tema de nuestro propósito, simplemente a efectos de que el propio lector juzgue por sí mismo, en la página de Wikipedia dedicada a Vicente Tofiño de San Miguel, Director de la Academia de Guardias Marinas de Cádiz, se reproduce “La Carta Esférica de las Costas de Galicia desde el Cabo Prior hasta la desembocadura del Miño”, que presentó al Rey Carlos III en 1787, levantada en escala indeterminada y con proyección Mercator, Carta que es susceptible de ser ampliada.
Igualmente en Wikipedia, en su página dedicada a la Carta Geométrica de Galicia” levantada en escala del cienmilésimo con proyección modificada de Flamsteed o proyección cónica de Bonne se reproduce sus doce hojas también susceptibles de ser ampliadas individualmente.
Compare el lector la Carta Esférica, con las hojas 4, 7, 9 y 10 de la Carta Geométrica de Galicia y forme su propio criterio.
Nuestra opinión es absolutamente contraria a ambas afirmaciones, pues Fontán ni se apoyó en los trabajos de Tofiño, ni los calcó, y si en algo la Carta Geométrica de Galicia se corresponde o coincide con los trabajos Geodésicos de la Costa de Galicia de Vicente Tofiño, es en la medida que éstos se ajustan a la realidad de la citada costa.
Las notorias inexactitudes de las Cartas Marítimas de Tofiño fueron corregidas por la Marina Española durante el periodo comprendido entre 1827 y 1834.
Tema este al que el Secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina José Vázquez Figueroa se refirió en su Exposición a las Cortes Generales del Reino del 24 de Julio de 1834 publicada en la Gaceta de Madrid (Suplemento días 16, 17 y 18 de Agosto de 1834).
“Por la misma razón que se han rectificado las situaciones geográficas de la Costa de Galicia, se han modificado y corregido también todas las Cartas y planos del Mediterráneo que comprenden el Atlas Marítimo de España, se han enmendado y redactado de nuevo su Derrotero…”

Carta Esférica de las Costas de Galicia 1787 ( Archivo Fundación Domingo Fontán)
Esa afirmación, no argumentación, salió de un organismo del Estado con el fin de implicar al propio Estado, como artífice del levantamiento planimétrico de esta parte tan importante de Galicia, en definitiva en la ejecución de la costa de la Carta Geométrica, afirmación ésta que se ha prodigado en atención a la autoridad geográfica de quien inicialmente la vertió, no olvidemos que el Atlas Marítimo de España y en particular las Cartas Esféricas de la Costa de Galicia, es la gran obra de la Marina Española del Siglo XVIII efectuada a través de un equipo que lideró Vicente Tofiño de San Miguel, entre cuyos ayudantes se encontraba Felipe Bouzá y Cañas, quien efectuó trabajos planimétricos en la Costa de Galicia.

Cartela Carta Esférica de las Costas de Galicia (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Fontán dejó evidenciado en su Mapa de la Triangulación Fundamental escala 1/800.000 que contiene la hoja 3ª de su Carta, que conocía mediante la trigonometría las medidas de los lados de sus tirángulos y particularmente la distancia existente entre sus estaciones marítimas, es decir, las ubicadas en la costa, que evidenciaban los errores de Vicente Tofiño entre ellos citamos los siguientes lados de sus triángulos de primer orden:
También en una de sus libretas, Fontán recogió las posiciones de latitud de diferentes estaciones costeras y las comparó con las medidas que sobre ellas había obtenido Vicente Tofiño y Felipe Bouzá.

Plano de las Rías del Ferrol, Coruña y Betanzos, 1787 de Tofiño (Archivo Fundación Domingo Fontán)
A título de ejemplo nos referiremos a la Vigia del Cabo de Finisterre:
La distancia entre minutos de arco es de 1,84 km. Y entre segundos es de 30 m.
La diferencia de la medida de Tofiño y la de Fontán es 4’25’’ equivalente a 8,110 km.

Plano de la Ría de Pontevedra 1786 de Tofiño (Archivo Fundación Domingo Fontán)
La diferencia entre la medida del Teniente de Navío Ignacio Fernández Flórez, comisionado por la Real Armada para poner al día la Costa de Galicia (1831-1834), es de 5’’ equivalente 150 m.
La medida actual de latitud tomada con GPS es de 42º52’57’’
La diferencia entre la medida de GPS y la de Fontán, es de 60 m.
Fontán inició la triangulación de su tierra, partiendo de la Torre del Reloj de la Catedral de Santiago, que convirtió en estación o vértice de triangulación, ello después de hallar su exacta posición geográfica; en cada una de sus estaciones, se posicionó ya sea con teodolito, sextante o plancheta y una vez nivelado el trípode, mediante un péndulo o con nivel de burbuja de aire, perfectamente orientado mediante una brújula, sobre un limbo de 360º partiendo de su centro con una alidada enfocando o apuntando a lugares destacados, trazaba líneas midiendo los ángulos formados entre ellas, cuyas medidas apuntaba en una libreta, primero a lápiz y luego a tinta, esta operación la repetía varias veces y se quedaba con la media obtenida; estacionado nuevamente en uno de los puntos enfocados repetía la operación y así obtenía los triángulos, con sus ángulos de los que solo le faltaba conocer su medida; para ello tuvo que medir con la mayor exactitud posible uno de los lados de esos triángulos que se denomina base.

Triangulación Ría de Noya de Fontán (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Fontán fragmentó su Carta en dos partes, divididas por el meridiano central del Observatorio de San Fernando de Cádiz. Levantó la parte Occidental sobre la Base de Formarís, en el Camino Real de Santiago a Coruña y la parte Oriental sobre la Base del Corgo, en el Camino Real de Lugo a Castilla. De esta forma, conocida la medida de un lado de un triángulo y dos o tres de sus ángulos mediante la trigonometría esférica se puede saber la medida de los otros dos; primero se levanta la triangulación de primer orden y dentro de ella la de segundo, y a su vez la de tercer orden, trazando de esta forma una red de triángulos que cubre todo el territorio objeto del levantamiento, luego se procedió a su nivelación ya sea mediante el teodolito, no olvidemos que también mide ángulos verticales o cenitales, o mediante mediciones barometricas simultáneas, en esta labor fue esencial la colaboración de su hermano Andrés con un barómetro estacionario sito al nivel del mar en su casa de Noya; la medida empleada determina la escala.
Fontán empleó el sistema métrico decimal, y al ser la superficie de la tierra curva, se definió su proyección empleando la cónica de Bonné, cuya escala es de áreas equivalentes a lo largo de todos los paralelos y meridiano central por lo que no hay distorsión en el meridiano central y en los paralelos, dicha distorsión aumenta según nos alejamos de él.
Fontán en sus notas referentes a la descripción de los trabajos para su Carta que conserva su Fundación afirmaba:
“En el año de (espacio en blanco y escrito a lápiz 1817), di principio a las operaciones de la Carta Geométrica de Galicia más bien con el objeto de ejercitarme en las observaciones geodésicas, que en la mira de llevar a cabo obra de tanta extensión que requería muchas constancia y gastos superiores a mis facultades. No soñaba yo entonces que habría de verla concluida y grabada como lo está ahora”.
Los trabajos propiamente dichos de la Carta Geométrica, los inició en el año 1817 en los alrededores de Santiago partiendo de la Torre del reloj de la Catedral, también llamada de la Berenguela, nombre que toma de su campana mayor, en honor de Berenguer Landoira, maestro de obras que la concluyó, de la que Fontán halló su posición astronómica o geográfica determinando sus coordenadas mediante reiteradas observaciones de la Estrella Polar.
Domingo Fontán aprovechó los trabajos tanto de la Junta de Repartimiento y Estadística de la provincia de Santiago como el de las Comisiones de la Junta Suprema de La Coruña, una vez constatados.
El 1 de Enero de 1820, se produjo un hecho determinante en la vida del Geógrafo. El Pronunciamiento de Rafael del Riego Flórez secundado por Antonio Quiroga y Hermida en las Cabezas de San Juan, que obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812, que recobró su vigencia durante el llamado Trienio Liberal (1820-1823) lo que efectuó el 7 de Marzo de 1820.
“Marchemos francamente y yo el primero por la senda constitucional”.
A finales del mes de Junio de 1820, Fontán para conocer los lados de sus triángulos, con la ayuda de Domingo Lareo Quintela, valiéndose de las perchas construidas por él y su hermano José Lareo, y con el metro de Fortín del Gabinete de Física de la Universidad de Santiago, subdividido en milímetros, midió la primera de sus bases a la salida de Santiago en el Camino a La Coruña que denominó Base de Formarís, con una medida de 2.294,54 m.
El 21 de Febrero de ese año, se creó en La Coruña la Junta Suprema del Reino de Galicia presidida por Pedro Agar y Bustillo al que sustituyó Antonio Loriga y Reguera que el 9 de Junio de 1820 pasó a llamarse Diputación Provincial de Galicia con sede en La Coruña.
Su prestigio ganado en el desempeño de su Secretaría de la Junta Suprema de Repartimiento y Estadística de La Coruña determinó que se le llamara para ocupar la Secretaría de la Diputación Provincial de Galicia. Fontán accedió a dicho puesto con un sueldo de 20.000 reales anuales conservando la propiedad de su Cátedra que tuvo que cubrir valiéndose de un sustituto.
Esta cuestión provocó un nuevo incidente al igual que en 1814 y 1818 con la Absolutista Universidad de Santiago, quien para cubrir la vacante se reunió el Claustro el 14 de Diciembre de 1820 nombrando sustituto de la Cátedra de Matemáticas Sublimes a Ramón Rodríguez, en contra del criterio de Fontán quien había propuesto a su ex alumno Benito Ángel Sotelo, Bachiller en Filosofía, que como tenemos expresado anteriormente ya había sustituido a Fontán.
Este desencuentro creó una situación que desembocó en que el Doctor Manuel Rufo Fernández presentara al Claustro una exposición para que se separase a Fontán de los instrumentos geodésicos del Gabinete de Física Experimental.
El Claustro requirió a Fontán para que los devolviese el 17 de Febrero de 1821. Fontán comisionó al Doctor Domingo Cortes para tal cometido recibiendo tales instrumentos el Doctor Herrera y Suárez, quedando Fontán separado de la Universidad y de sus instrumentos geodésicos.
El puesto de Secretario de la Diputación de Galicia no fue un cargo político, ya que para su desempeño se requería a una persona altamente cualificada. Entre sus funciones estaba la de fedatario público encargado de levantar las actas de las sesiones de ese órgano colegiado; no tenía voz ni voto en ellas y era el único que su trabajo era retribuido ya que el Presidente y los Vocales no tenían sueldo.
A Fontán la Diputación de Galicia, le encomendó la rectificación de la división de los partidos judiciales.
Andrés Fontán, su hermano, fue su colaborador en estos trabajos y en el año 1820 “cooperó en el reconocimiento y levantamiento del plano de varios partidos de la Galicia, por disposición de su Diputación, lo que en sesión de 22 de Diciembre de 1820, acordó manifestarle su gratitud y reconocimiento”. Según consta en su relación de méritos (Consejo 13348 Expediente nº 156, extracto).
También durante el Trienio Liberal fue Juez de Primera Instancia de San Salvador de la Lama (Pontevedra) según se recoge en la Gaceta de Madrid del 14 de Septiembre de 1822.
Otros cometidos inherentes al cargo vinieron determinados por el Real Decreto de 27 de Enero de 1822 que dando cumplimiento al artículo 11 de la Constitución dividió España en 52 provincias y Galicia en cuatro: La Coruña, Lugo, Orense y Vigo. En estas provincias se ubicarían las nuevas Diputaciones Provinciales pasando a ser la Diputación Provincial de Galicia, Diputación Provincial de La Coruña.
En la sesión del Congreso de los Diputados del 20 de Diciembre de 1836, Fontán afirmaba:
“No me son desconocidos los expedientes de esta clase, he tenido una parte muy especial en la división de Galicia en sus cuatro provincias, en la división de estos partidos judiciales y aún más en la formación de sus ayuntamientos…” “… en fin como Individuo de la Comisión formada por el Gobierno denominada Mixta de División Territorial, tuve la ocasión de extender mis miras a toda la Monarquía”.
Adelantamos que tal nombramiento fue en 1835
Otra de las funciones del Secretario consistía en hacer el repartimiento de las contribuciones sobre este aspecto en la sesión del Congreso de los Diputados de 11 de Febrero de 1837 alegaba:
“En el año 1817 me hallé en posición de tener que hacer el repartimiento de una provincia (la de Santiago) que es un tercio de Galicia y me encontré con las mismas bases de costumbre, que al pueblo A se le cargaba el doble que al pueblo B, con la misma razón que a una provincia se le cargaba el doble que a otra, aunque sea más pobre. Entonces recurrí a los medios que tenía a mi alcance. Tomé los valores de diez y seis años del noveno decimal en todos los pueblos que debían pagar la contribución que iba a repartir y también los valores del excusado en igual número de años. Sumé estas cantidades y saqué el término medio correspondiente a un año, el que me representó con alguna aproximación la riqueza agrícola de cada pueblo y ésta me sirvió de base para mi repartimiento.
Posteriormente desde el año de 1820 al 23, hallándome en la Diputación Provincial de Galicia procuré reunir estos datos y otros que había, porque arrinconados están en los archivos de las Intendencias. Los de la única contribución y los del tiempo del Sr. Garay sobre estadística que acreditaban la riqueza de muchos pueblos y provincias; pero probablemente todos subsistían ocupando inútilmente los estantes de nuestros archivos sin que de tales documentos se quiera sacar partido alguno.
En aquella época, teniendo que hacer un repartimiento entre tres mil y tantas parroquias de Galicia, recurrí a los medios mismos que he dicho anteriormente y ningún pueblo se quejó del repartimiento o cuota que se le señaló. Se me dirá que estos datos no son exactos. Convengo en ello. Son obra de los hombres y no de los ángeles, pero si no son exactos son lo más aproximados que es posible….”
Fontán en la sesión del ya citado 10 de Mayo de 1838, insistía en cómo repartió las contribuciones en el año 1817 y durante su Secretaría de la Diputación de Galicia y de La Coruña:
“Había entonces que repartir las contribuciones territoriales que se decretó por el Gobierno bajo el Ministerio del Sr. Garay y para desempeñar como era debido este trabajo, realicé el pensamiento que acabo de exponer, tomé en cuenta los novenos de quince años y las casas diezmeras, saqué el término medio de estos valores y así tuve aproximadamente para cada parroquia de la provincia (de Santiago) el número que representaba su riqueza decimal con cuyos datos se señalaron los cupos que correspondían a cada una y fueron estos tan puros o tan aproximados a la verdad que no hubo la menor reclamación contra ellos. Este mismo medio fue aplicado en los años de 20 a 23 en todos los repartimientos de igual naturaleza en el Reino de Galicia, siendo yo Secretario de la Diputación Provincial, que adopté la base susodicha, sin descuidar otros, y hemos tenido la satisfacción de habernos aproximado al acierto sin haber dado lugar a la menor queja. ¿Por qué pues, un ensayo que se hizo entonces con tan buen éxito no habrá de generalizarse? ¿Por qué un dato que se tiene a la vista y que es mejor conocido que los demás que presenta como base la Comisión se deja ahora en el olvido?…”
También era función del Secretario la elaboración de los presupuestos de gastos de la Diputación Provincial entre cuyas partidas se integraban los sueldos de los Jueces de Primera Instancia y de los Médicos de Baños.
En la sesión del Congreso de los Diputados del 30 de Agosto de 1837, Fontán infería:
“Yo me hallaba en aquella época de Secretario de la Diputación de La Coruña y puedo decir lo que entonces se hacía a saber, que se comprendía en el presupuesto provincial, los sueldos de los Jueces de primera instancia y de los Promotores Fiscales y eran pagados escrupulosamente. En otras provincias creo que no cobraban tan puntualmente estos Funcionarios….”
“… Puedo hablar en este asunto porque tengo un hermano que ha sido Juez de Primera Instancia y aunque es cierto que nada necesita para mantenerse, lo es también que como cesante, nada le ha quedado. Él nada pidió, pero otros lo hicieron sin fruto…”
Concluido el Trienio Constitucional que dio paso a la llamada Década Ominiosa 1823-1833, Fontán no solo fue cesado de su puesto de la Diputación de La Coruña que fue abolida, sino que también por Real Decreto del Rectorado de la Universidad de Santiago de 18 de Octubre de 1823 fue suspendido “de la enseñanza y de voz activa y pasiva en el Claustro”, ello de conformidad con la Real Orden de la Regencia del Reino de 23 de Julio de 1823 “Por haber servido la Secretaría de la Diputación de La Coruña”.
Sobre este hecho Fontán afirmaba en su autobiografía publicada en 1946 por el Instituto Padre Sarmiento:
“El fruto de una ocupación tan asidua en el servicio de la Secretaría por espacio de tres años y de los desembolsos hechos, consumiendo en el campo cuanto podía ahorrar, para llevar a cabo obra tan importante que en nada rozaba con la política, obra igualmente útil a Gobiernos absolutos que a representativos fue perder el destino de profesor público por espacio de tres años, al cabo de los cuales debido a la piedad del Rey ser repuesto honrosamente en él…”
Esto no fue tan fácil pues para ello tuvo que someterse a dos juicios de purificación y al no conseguirla no le quedó más remedio que acudir a la Corte a suplicar el perdón real.
Mientras tanto, durante ese periodo, privado no solo de su pasaporte, sino también de sueldo, lo dedicó a efectuar los trabajos de gabinete de su Carta Geométrica levantando el plano de su mitad oriental, saliendo al campo en contadas ocasiones y por los alrededores de Santiago; de ese periodo de forzosa inactividad, Fontán nos dejó recogidos en un cuadernillo que titula:
Observaciones
Meteorológicas
DIARIAS
Hechas en Santiago
En la Casa de Ayala Picho de la
Cerca nº 6
Año 1824
Instrumentos observados
Barómetro de Fortín de graduación métrica
Termómetro centígrado
Higrómetro de la Torre de Belvis y Chimeneas
Pluviómetro ) Situado en el jardín de esta casa
ó Hietómetro ) Su cavidad es de 0,092 milímetros
En el cuaderno fija la hora, medidas del barómetro, termómetro, higrómetro, y pluviómetro, también recoge las condiciones atmosféricas como día lluvioso, con sol, con nubes, sol, nublado, aguaceros, agua y viento, etc.
Dichas mediciones son diarias, y abarcan los doce meses de 1824, la casa de Ayala del Picho de la Cerca, se corresponde con la actual Rúa Virxe da Cerca que estaría situada más o menos enfrente de la escalera que baja del Mercado de Abastos, desde su parte trasera que daba a un pequeño huerto o jardín, Fontán observaba la dirección del viento de la veleta o anemómetro de la Torre del cercano Convento de Belvis.
En cuanto a las chimeneas, no se me ocurren otras que la de la casa de la Parra de la Plaza de la Quintana y la de la casa de la Conga de la Plaza de Platería.
La temperatura mínima de ese año se corresponde con los 6,5º registrados el 18 de Enero a la 1 con viento del Norte día de sol despejado y la máxima los excepcionales 29º del día 16 de Julio a las 2 de la tarde con viento del Sur y sol con nubes.
La Fundación conserva un termómetro que fue de Fontán, es un termómetro de mercurio cuyo tubo de vidrio tiene 34 cm. de longitud en su anverso, consta: Celsius y en su reverso: una escala centígrada que equivale a un grado Celsius, abarca -30º a +210º con su funda circular de latón.
Domingo Fontán en el año 1826 se desplazó a la Villa y Corte a solicitar su purificación, según indica en su autobiografía publicada en 1946:
“Tenía en ella muy buenos amigos que acreditaron serlo y en esta ocasión le volvieron la espalda los que más debieran y podían hacer para salvarle, en justa correspondencia a mayores sacrificios hechos en obsequio de hombres tan ingratos”.
Sin embargo encontró protección en su amigo y antiguo Decano José Lamas Pardo, quien obstentaba el cargo de Oficial de la Secretaría de Gracia y Justicia y de Jacobo María de Parga y Puga, quien había sido Ministro del Supremo Consejo de Hacienda y Ministro interino de la Gobernación y en ese año ocupaba la presidencia de la Jefatura de la Riqueza del Reino.
El Periodista, Escritor Sebastián de Miñano y Bedoya, quien de 1826 a 1829 se ocupó de la elaboración del Diccionario y Estadístico de España y Portugal, compuesto de diez tomos y un suplemento o Tomo XI publicado ese último año en el que corrigió alguno de los errores advertidos en que incurrió, con el que Fontán colaborará, remitiéndole los datos que sobre Galicia le requirió, haciéndole entrega del mapa de la mitad occidental de Galicia que en esa fecha tenía muy avanzado para que se sirviera de él.

Diccionario Geográfico Estadístico de Miñano (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Sebastián de Miñano enterado de la estancia de Fontán en Madrid, le visitó y conocido el motivo del viaje, le recomendó en la Secretaría de Gracia y Justicia y le presentó a Juan Miguel de Grijalva persona muy cercana al Monarca Fernando VII quien desde 1824 hasta su muerte en 1833 ocupaba el cargo de Secretario de la Real Cámara y Estampilla, es decir Ayudante de Cámara o Aposentador Mayor y Secretario de la Estampilla, quien tenía la facultad delegada de firmar en nombre del Rey en los actos públicos por medio de una estampilla y en su consecuencia persona de la máxima confianza de Fernando VII, con cuya influencia Domingo Fontán obtuvo el perdón real.
Fontán refería este hecho en su autobiografía afirmando:
“Estaba entonces D. Sebastián de Miñano a publicar su Diccionario Geográfico, se había puesto en correspondencia con el autor de la Carta de Galicia de quien había solicitado datos para aquella obra, que este no le había negado y sabedor de su residencia en Madrid, se ve con él, se informó de esos datos, ve con admiración lo que entonces, en 1826 estaba demostrado Miñano en la advertencia preliminar de su Tomo segundo”
En ella Sebastián de Miñano firmaba:
“Ojalá hubiésemos tenido antes la ventaja de conocer y registrar los recientes trabajos que nos ha facilitado el profesor de Matemáticas de la Universidad de Santiago, Don Domingo Fontán, quien sin perdonar gastos, incomodidades y no pocos riesgos, logrando levantar por su propio reconocimiento y triangulación su mapa en mayor escala (28 líneas por legua marina) de la parte occidental del Reino de Galicia. Este precioso trabajo, es uno de los más perfectos sin duda y acaso el más difícil de cuantos han emprendido hasta ahora los geógrafos españoles y extranjeros, ha venido a nuestro poder hace pocos días por la generosa condescendencia de su autor cuya modestia no se ha desdeñado en admitir nuestra amistad. Por él vamos rectificando muchas de las equivocaciones a que nos había inducido las inexactitudes de otras cartas geográficas”.
También mostró la obra de Fontán al Ministro de Hacienda, Luis López Ballesteros, quien ocupó dicho cargo del 2 de Diciembre de 1823 al 30 de Septiembre de 1832, Ballesteros como hombre ilustrado, pronto comprendió la trascendencia del trabajo de Fontán y le brindó toda su protección convirtiéndose en su mecenas.
El pontevedrés López Ballesteros es considerado el fundador de la Hacienda moderna española, efectuó una reforma que en realidad fue una reimplantación de la reforma de Martín Garay que el Régimen Absoluto no le dejó llevar a buen fin. La Reforma de Ballesteros acuciado por la penuria del Tesoro Público tampoco consiguió equilibrar el gasto con los ingresos por la oposición del Consejo de Estado a su política tributaria.
En los apuntes para una “Biblioteca de Escritores Españoles Contemporáneos” de Fermín Ochoa Tomo II, Baudry Librería Europa París 1840, página 492, se expone sobre el Ministro Ballesteros:
“… a nadie debería ocultarse que el Ministro de Hacienda Luis López Ballesteros, había hecho una especie de prodigio con solo nivelar los gastos con las entradas, por medio de los presupuestos, elevando el crédito público a una altura jamás vistas en España, desde allí se conoce la significación de esta palabra; satisfaciendo al día todos los empleados de todos las ramas, cosa que nunca se había visto, ni probablemente se verá tan presto; introduciendo en el espíritu de asociación y de orden legal en las transacciones comerciales, y esto, teniendo que batallar día y noche contra un partido feroz, que no tenía otro empeño, que el de contrariar todas sus buenas disposiciones…”
“… Don Luis López Ballesteros, no hizo nunca empréstitos ni bancarrotas, y el día en que se escriba la historia imparcial de su administración, no solo se hará la debida justicia a su talento, sino que se tributará el respeto más sincero a un hombre que no era pobre cuando ascendió a la silla ministerial, y que dista mucho de ser rico después de haberla ocupado diez años”.
La Reforma de la Hacienda de Ballesteros principalmente se recogió en el Real Decreto rubricado de Real mano de 16 de Febrero de 1824, compuesto de 38 artículos en cuyo preámbulo Fernando VII (Gaceta de Madrid 19 de Febrero de 1824) se pronunciaba de la siguiente forma:
“Uno de mis primeros cuidados después que la Providencia me ha sacado del poder de mis opresores, y restituídome al ejercicio de la soberanía, ha sido el dar a mi Real Hacienda el orden que había perdido durante el gobierno de la rebelión…”
Sebastián de Miñano en ese año de 1826, editó los cinco siguientes tomos de su Diccionario, en ellos hizo pública la empresa de Fontán y editó diferentes mapas elaborados por el Geógrafo:
Tomo III, 1826 “Plano del País adyacente a las tres Rías de La Coruña, Betanzos y El Ferrol” por el Doctor Don Domingo Fontán. Escala de dos leguas de veinte al grado (31×22 cm.)
Tomo X, 1828 “Plano de la Ría de Arosa” por el Doctor Don Domingo Fontán, escala tres millas (29×23 cm.)
Miñano en su Diccionario también publicó:
Tomo VII, 1828 “Plano de la Ría de Pontevedra con las Islas de Ons y Oza”, escala 1000 varas 32×19 cm.)
Tomo X, 1828 “Plano de la Ría de Vivero” en escala de ¼ legua (35×20 cm.)
Tomo IX, 1828 “Plano de la Ría de Vigo y parte de la Península del Morrazo, escala ½ legua (33×20 cm.)
En estos tres últimos mapas o cartas náuticas no consta el nombre de su autor, sin embargo en la “Cartografía de Galicia 1522-1900” publicada por el Instituto Geográfico Nacional con ocasión del Bicentenario de Fontán en 1988, los reproducen y achacan la autoría de Fontán al Plano de la Ría de Vigo únicamente sin pronunciarse sobre los planos de la Ría de Arosa, Ría de Vivero y Ría de Pontevedra.

Plano de las Rías de La Coruña, Betanzos y Ferrol de Fontán (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Nuestro buen amigo Gonzalo Méndez Martínez, en su libro “La Cartografía Antigua de Galicia”, Artes Gráficas Galicia, S.A., Segovia 19 Vigo 1994, considera como su autor a Vicente Tofiño, en contra de la opinión de Ramón M. Lorenzo Martínez, Ingeniero Geógrafo Delegado regional en Galicia del Instituto Geográfico Nacional, en su artículo “El Desarrollo de la Cartografía Antigua de Galicia”, recogido en el citado libro editado con ocasión del Bicentenario del nacimiento de Fontán, atribuye a éste su autoría.
El 17 de Abril de 2010, en un acto de homenaje a Domingo Fontán en el Coliseo Noela en Noya en el que se expusieron diferentes mapas y cartas náuticas de la Colección Puertas Mosquera y entre ellas las de referencia, hablando con Carmelo Puertas sobre el tema en cuestión, me hizo partícipe de su opinión de no considerar a Fontán como autor de las mismas, ello en el trascurso de una larga conversación paseando por el jardín del Pazo de los Varela, también conocido como la casa del Marqués porque fue de los Marqueses de Monroy, junto con mi hermano Miguel Ángel y Juan López Oviedo, con el que estamos emparentados.
Su abuelo Juan López Medina fue autor de un artículo biográfico titulado “Domingo Fontán Rodríguez, Geógrafo y Matemático Gallego” publicado en la Revista “Finisterre”, Año III, número 18, 1945.
Por nuestra parte, mantenemos la opinión de que esos cinco mapas son obra de Domingo Fontán, ello con independencia de que no conste su nombre en la cartela de los tres últimos citados. Fundamentamos esta opinión en lo dicho por el propio Miñano en el prólogo de su Tomo III del Diccionario:
“… Lleva adjunto un mapita que representa al país adyacente a las tres Rías de La Coruña, Betanzos y Ferrol, conocido con el nombre de Valle de la Marina, que es uno de los más deliciosos de Galicia y comprende aquellas partes de la Costa entre el Cabo Prior y Punta Penaboa, el cual se entregará a los suscriptores que gusten adquirirlo, pudiendo asegurarles que este y algunos otros trozos que publicaremos de la Costa de Galicia son los más exactos que se han dado a la luz hasta ahora y están recientemente levantados por nuestro ilustre amigo Don Domingo Fontán, profesor de Matemáticas Sublimes de la Universidad de Santiago”.

Plano de la Ría de Pontevedra de Fontán (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Sebastián de Miñano dedica a Galicia un sexto plano, el de la Villa del Ferrol y su Arsenal que publicó en el Tomo XI en 1829 el cual adolece de la firma de su autor.
Miñano en la advertencia preliminar del mismo manifiesta:
“Por último llamamos la atención de nuestros lectores el artículo Ferrol que nos remitió pocos días antes de morir nuestro malogrado amigo Don Ángel del Arenal, así por ser un modelo de descripciones topográficas, porque en él se hallan exquisitas noticias de aquellos magníficos Astilleros tan mal conocidos de muchos españoles y tan justamente envidiado en el extranjero”.
El Diccionario de Miñano fue criticado por el Geógrafo Fermín Caballero Morgáez en sus “Corrección fraterna al Presbítero Doctor Sebastián de Miñano autor de un Diccionario Geográfico y Estadístico de España y Portugal”
En 1829, publicó “La Turquía Victoriosa, de las sandeces, falsedades e ignorancia contenidos en la Fraternal Correccional del Doctor Miñano”, en ella le dedica los siguientes versos:
“Vivan los siglos, feliz empresa
viva por siempre el Diccionario entero
viva el autor de libro tan precioso
viva Miñano”
“Nunca de campos la planicie hermosa dieran
a la España fruto más divino
solo estos campos un Miñano dieran
Becerril solo”
Miñano nació en Becerril de Campos, provincia de Palencia el 20 de Enero de 1779 – Bayona 6 Febrero 1845.
En 1830 también publicó “Añadidura a la Corrección Fraterna al suplemento de Miñano”.
Fermín Caballero cuando dirigía “El Eco del Comercio” de Madrid, órgano de difusión del Partido Liberal Progresista en un artículo publicado en el número correspondiente al 12 de Septiembre de 1838, año en que se iniciaban los trabajos del grabado de la Carta Geométrica de Galicia en París, los ponía como ejemplo de las malas inversiones y saqueo de los fondos públicos, alegando que la Carta Geométrica de Galicia no estaba ajustada a datos geodésicos, calificándola de dibujo de aficionado.
En El Eco del Comercio de 6 de Octubre de 1838, insistía en el mismo tema considerando la Carta de Fontán como un “magnífico paisaje de abanico”.
En la sesión del Congreso de los Diputados del 13 de Abril de 1837, Fontán debatía con el Diputado Fermín Caballero y se refería al Diccionario de Miñano:
“… porque (el Gobierno) debía conocer las 49 sumas resultantes de las partidas correspondientes a las contribuciones de cuota fija de los pueblos de cada provincia (49), cosa fácil, y que con un buen diccionario estadístico cualquiera puede hacer, las oficinas tienen estos datos, y de ellos tomó Miñano y los estampó en su Diccionario. Es verdad que esta no es obra de holgazanes, sino de hombres laboriosos…”
El Diputado Caballero le replicó:
“El Sr. Fontán ha dicho que era cosa muy fácil y sin embargo ha hablado de datos que había que resolver y entre ellos ha citado el Diccionario Geográfico de Miñano, a quien yo no acudiría por cierto”.
Fontán tomó la palabra y dijo:
“Cuando yo cité el Diccionario de Miñano, no lo cité como dato oficial, pero en las oficinas como ha dicho el Sr. Caballero deben existir los datos que se necesitan y de ellos los tomó aquel laborioso escritor, haciendo un gran servicio a la Nación”.
A Benito Pérez Galdós, le llamó la atención el modo de proceder de Fermín Caballero y en el tercero de sus Episodios Nacionales de la tercera serie titulado de “De Oñate a la Granja” afirmaba sobre su persona:
“El Eco del Comercio con buenas formas, reputa navajazos a diestro y siniestro y sus biografías continúan dando disgustos.
El lance entre el General Bretón y Fermín Caballero no ha curado a éste de sus mañas: continúa mordaz, agresivo, y no dice cosa alguna sin intención…”
Satisface nuestra curiosidad sobre tal lance, Demetrio Castro Alfin en su libro “Los males de la imprenta”; Centro de Investigaciones Sociales, Monografía nº 160, Año 1888, quien al respecto nos comenta que el tal General Bretón:
“Se tropezó en el Prado de Madrid el 31 de Enero de 1836 con Fermín Caballero, una de sus más destacadas plumas, del “Eco del Comercio” y arremetió a bofetadas contra él en incidente comentadísimo con escándalo, sobre todo por la falta de reacción del escritor y no tanto por lo sistemático del atropello”.
También Luis Fernández de Córdoba, Comandante en Jefe del Ejército del Norte, ante las críticas sobre su mando recogidas en El Eco del Comercio, citó a duelo a Fermín Caballero que no llegó a producirse por la mediación de terceros. En una Memoria justificativa que publicó en París, Imprenta Julio Didot Mayor, 1837, afirmaba:
“… Fermín Caballero que pasando por Jefe del Partido más exaltado, se había mostrado, así como un diario publicado bajo sus auspicios el más acérrimo de mis adversarios…”
Escribía estas líneas a principios del mes de Marzo, cuando conocí el artículo del Matemático fundador del Instituto de Ciencias Matemáticas (CIMAT) miembro numerario de la Real Academia de Ciencias Exactas Físicas y Naturales Manuel de León, que dedica a Domingo Fontán con ocasión de haber sido designado científico del año, publicado por “Matemáticas y sus Fronteras” el 28 de Febrero de 2018, titulado “El matemático que midió Galicia” del que recogemos su epílogo:
“Domingo Fontán ha sido un personaje algo olvidado en Galicia, cuando es sin duda alguna uno de sus hombres más ilustres. El escritor gallego Marcos Calveiro escribió una novela sobre el personaje “Fontán” en 2015, publicada por la Editorial Galaxia, para reivindicar su figura. Y quisiera recordar aquí el excelente artículo que otro escritor gallego Suso del Toro le dedicó en “El País” “Domingo Fontán, matemático sublime” (1 de Abril de 2011).
Con esta entrada en “Matemáticas y sus fronteras” queremos rendirle el homenaje debido a un matemático de la talla de Domingo Fontán, quien trascendió la propia disciplina”.
En nuestra opinión, el artículo de Suso del Toro, por su seriedad, corrección y objetiva erudición, es merecedor de todos nuestros elogios y no es comparable con la novela de Marco Sánchez Calveiro, que al fin y al cabo es eso, una novela, en la que Fontán es un pretexto para hacer literatura, por ese motivo muy merecidamente ganó el IX Premio de Narrativa Breve. Repsol en lengua gallega.
Sirva como ejemplo:
Calveiro en su pretendida biografía ¿si es que esa fue la intención del autor?; de las actividades de Fontán en el Congreso de los Diputados, en las tres legislaturas en que estuvo presente en las cuales pronunció, salvo error u omisión, 211 discursos, solo cautivó su atención uno de ellos, con el único objeto de argumentar el supuesto mal carácter de Fontán del que, según su particular criterio, hizo gala en todos los sitios, en la Universidad, durante sus trabajos geodésicos, en su casa y como no podía faltar también en el Congreso. Así el autor de la novela, nos relata lo acaecido tras la sesión del Congreso de los Diputados celebrada un impreciso día del mes de Agosto de 1837. Describe la escena de un Domingo Fontán exaltado por lo ocurrido en el Congreso, quien se dirige a su esposa Manuela que bordaba sentada en el diván del salón de su casa de Madrid, y mientras trataba en vano calmarle, éste alterado le repetía su discurso pronunciado en el Congreso días atrás:
Es así como se improvisan las leyes territoriales desde la Carrera de San Jerónimo, y criticaba a Agustín de Larramendi y a Fermín Caballero: yo tengo ojos de geógrafo, estoy habituado a medir el país sufriendo intemperie y rodando con las caballerías y con los instrumentos por los caminos, ellos no; lo sabemos, lo sabemos, replicaba Manuela; Fontán gritaba enrabietado: y quieren sin estudiar la topografía de León y de Lugo suprimir las catedrales de Astorga y Mondoñedo.
De esta forma, es muy fácil hacer la división territorial, esta ciencia no se aprende en la Corte sino en el terreno, mientras Manuela le llamaba a la calma; justificaba la irritación de su esposo, porque desde el fracaso de la realización de la Carta General del Reino y el retraso en la impresión de la Carta Geométrica, su hombre andaba imposible: “Fontán por el corredor de su casa, no podía quitarse de la cabeza las injuriosas palabras que le dijera el Diputado Madoz en la sesión de hacía unas jornadas: Es usted el que más declama en el Congreso, el que más grita, el que más, al parecer, quiere arrancar la convicción a fuertes voces”.
Concluía el autor de la novela, la escena de vodevil rebelándonos las verdaderas razones del alterado estado de Fontán:
“Fontán fuera de sí y por no enfrentarse a él abandonó el hemiciclo entre improperios de otros Diputados”. (pág. 173 y 174)
Lo expuesto desde el punto de vista de la narrativa, a algunos les puede resultar sublime, a mí me parece grotescamente divertido pero sin embargo lo dicho está reñido con la realidad histórica, que es a la que vamos, según la recoge el Libro de Actas de las Sesiones del Congreso.
Calveiro se refiere a la sesión del Congreso de los Diputados del 22 de Agosto de 1837, en la que se continuaba el debate sobre el artículo 18 del Proyecto de Ley de Arreglo del Clero en el que Fontán pronunció uno de sus discursos más conocidos oponiéndose a la supresión de las Catedrales de Astorga y Mondoñedo, en el que alegaba:
“Conocen las Cortes la extensión de la provincia de Lugo para saber si debe haber en ella un solo Obispo?
¿Conocen las Cortes el número de leguas cuadradas que tiene de extensión la provincia? ¿Conocen el número de iglesias y parroquias que comprende?…”
“… Yo digo a las Cortes que la provincia de Lugo es la más extensa de las de Galicia y aún la más extensa de España y la más difícil de ser administrada y regida por un solo Obispo…”
“… Es una topografía particular, está cortada por una cordillera de montes, ramificación de la que desde el Pirineo se dirige al Cabo de Finisterre, cordillera que deja incomunicados con las nieves los pueblos de una y otra parte muchos meses al año….”
“..Conocen las Cortes los pueblos pertenecientes al Obispado de Lugo?”
“Las teorías en materia de Gobierno sin las aplicaciones a los individuos y la posibilidad de verificarlas y toda vez que se parte sin poner las leyes en contacto con los que han de obedecerlas, no es legislar, es proyectar y nada más y me abstengo de dar otra calificación al proyecto que se propone…”
“…¿Y qué expediente se ha preparado para esta supresión de catedrales?”
“… Reflexiones que acabo de hacer con respecto a la provincia de Lugo, atendida su extensión, con el peso y fundamento que llevan, y a las que no me contestará nadie, porque nadie conoce más que yo, ni nadie ha tenido que sufrir las nieves como yo he sufrido en Junio y Julio como me sucedió el 24 de Julio de 1833, algunos puntos con más de dos varas de nieve a mis pies…”
“…Véase cómo se proyectan e improvisan leyes territoriales desde aquí. Allí sobre el terreno es donde se puede hacer habituado yo a mirar con los ojos de un geómetra, habituado a medir el país habituado a la intemperie, estropeándome y rodando muchas veces con caballerías y mis instrumentos por vericuetos es como he adquirido y se adquieren estos conocimientos, sin los cuales en vano se dictan leyes de esta clase, leyes que no satisfacen su objeto…”
“… De esta manera, es muy fácil hacer la división del territorio: en cogiendo un mapa, o más bien un zurcido de disparates de un llamado geógrafo que estudia en Madrid y retrata un país cualquiera, como yo puedo estudiar la fisonomía y formar la del emperador de la China, que no he visto en mi vida, se hacen círculos en esos soñados mapas, y si no se quieren círculos cuadriláteros, o pentágonos o perímetros irregulares y está pronto concluida una división territorial a las mil maravillas”.
“Esta ciencia no se aprende en la Corte, sino en el terreno, estudiando la topografía del país. Con decir que se suprime tal catedral y queda tal otra, no basta”.
“Señores concluyo manifestando que la Ciudad de Mondoñedo me ha remitido una exposición sobre este particular que deberá tener presente la comisión, y aun cuando no consiga yo nada de lo que deseo, al menos verán los pueblos el interés que me tomo por su bien”.
El discurso de Fontán fue replicado por el Diputado del Partido Liberal Progresista y Geógrafo Pascual Madoz Ibáñez que fue en definitiva un Geógrafo de gabinete de esos que para efectuar su obra la hacían desde la Corte sin salir al campo, autor del Diccionario Geográfico y Estadístico de España y sus posesiones de Ultramar que publicó en 16 Tomos entre 1845 y 1850. Su objetivo fue mejorar el Diccionario de Sebastián de Miñano; Madoz seguramente se sintió aludido por ese motivo y replicaba a Fontán:
“Yo siento que se haya ausentado S.S. porque si no le hubiera preguntado qué es lo que cree S.S. que había de consultarse, si la antigua división, esto es, la división actual eclesiástica o la división como tal cual hoy se encuentra…”
“… Ya indicó el Sr. Sancho el otro día y yo repito ahora porque efectivamente el discurso que el Sr. Fontán acaba de pronunciar me da margen para caracterizarlo así” que el Sr. Fontán es el que más declama en el Congreso, el que más grita y el que más, al parecer quiere arrancar la convicción a fuertes voces…”
El Diputado Pascual Madoz se refería a la sesión del Congreso de los Diputados del día 16 de Agosto de 1837 en que el Diputado Vicente Sancho Cobertores replicando a Fontán afirmaba:
“Si he pedido la palabra en pro para contestar al Sr. Fontán, cuyas observaciones no son otras que una declamación, porque el Sr. Fontán suele declamar muy a menudo”.
En esta ocasión Fontán tuvo la oportunidad de contestarle, la que no tuvo con Madoz por estar ausente cuando pronunció esas palabras, según afirma el propio Pascual Madoz y le manifestó:
“Últimamente el Sr. Sancho dice que yo acostumbro a declamar, sobre esto pueden juzgar las Cortes a cuál de los dos le conviene más bien semejante calificación”
A Pascual Madoz también se le atribuyó practicar el arte de la declamación, precisamente fue Fermín Caballero, que como decíamos, era nota particular de su carácter, prodigarse en fraternal amor a su prójimo.
Así en la sesión del Congreso de los Diputados del 28 de Agosto de 1837, Fermín Caballero en réplica al discurso de Pascual Madoz afirmaba:
“… Siento mucho que el Sr. Madoz haya hecho una declamación tan severa como la que ha hecho al Congreso a favor de los Curas Párrocos….”
“… Pero ha incurrido S.S. en otra equivocación gravísima, que es la base de todo su discurso y que le han conducido a tantos errores…”
Madoz efectuó la siguiente dúplica:
“El Sr. Caballero ha calificado de declamación mi discurso. Donde hay raciocinio como creo sucede en el que he tenido el honor de pronunciar, no hay declamación”.
El Siglo XIX no fue el indicado para desfogar ese mal carácter que atribuye Calveiro en su novela a Domingo Fontán, dado que el Congreso de los Diputados nunca fue el sitio más oportuno para aliviarse de supuestos berrinches, rabietas y decepciones, pues con inusitada facilidad se podía terminar en el “campo del honor”; nuestra Historia tiene sonoros ejemplos como el duelo a pistola entre el Presidente del Gobierno, el Liberal Moderado Javier Isturiz y el que fue su sucesor el Liberal Progresista Juan de Dios Álvarez Mendizábal, lance que tuvo lugar el 13 de Abril de 1836 en el que no se atinaron después del primer disparo; el motivo fue que Isturiz dijo a Mendizábal que “no desempeñaba con dignidad su destino”; peor suerte tuvo Ángel Iznardi propietario del “Eco del Comercio” quien salió herido en otro lance de honor con Luis Sartorius entonces redactor del “Correo Nacional”, quien llegó a ser Presidente del Gobierno en 1853.
Domingo Fontán como tenemos dicho, fue declarado inútil para el servicio de las armas y en consecuencia le suponemos poco ducho en estos menesteres por lo que bien se cuidó como Político de ideas moderadas, y por ser persona de idéntica condición, de evitar estos excesos que conducían a estos otros, así en la sesión del Congreso de los Diputados de 22 de Agosto de 1837, afirmaba:
“… no hablo de otras cosas porque no me gusta hablar de lo que no entiendo…”
En la sesión del 17 de Enero de 1837, ponía claro su modo de proceder en el Congreso:
“… Señores, toda vez que se trata de cuestiones de urbanidad yo soy el primero en ceder…”
En la sesión del 30 de Agosto de 1837 aducía:
“Siento muchísimo que se hayan considerado ofendidos por mí los señores Diputados que acaban de usar la palabra, y bajo el sentido en que la ha usado el Sr. Ceballos, creo que todo el Congreso ha sido ofendido de mis alusiones. Señores yo no he citado personas y cuando las he citado he sido obligado a ello”.
O también en la sesión del 2 de Mayo de 1838 en la que afirmaba:
“… pero yo no me refiero a las personas sino a las cosas, y lo que he censurado es la institución, no las personas que ocupan los puestos….”
Igualmente en la sesión del 11 de Febrero de 1842, que según parece, se aprovechaba su ausencia para hacer reproches a su discurso, Fontán de regreso alegaba:
“Acabo de entrar en el salón y he oido que he increpado a las autoridades de la provincia que represento; yo no he increpado a nadie, publiqué, denuncié hechos, hechos que no es posible desmentir…”
En el mismo sentido se reiteraba en la sesión del 28 de Marzo de 1842:
“… No hablo nunca contra las personas sino contra las cosas …”
En la de 21 de Junio de 1842, declaraba:
“Dice el Sr. Lujan que yo me presento hablando con pasión y S.S. tiene presente que contesta con alusiones personales que no vienen a cuento”.
O por último ejemplo de cómo se refería Fontán a las Cortes, lo dicho por él en la sesión de 9 de Junio de 1838:
“… Resumiendo, ya, puesto que el Congreso no parece prestar toda la atención que me prometía aunque será en razón de lo poco acreedor que soy de ella….”
A la vista de la literalidad de las Actas del Congreso de los Diputados, Fontán en su discurso para nada se refirió a Agustín de Larramendi ni a Fermín Caballero quienes desde 1835 eran sus compañeros en la Comisión Mixta de División Territorial; tampoco replicó a Pascual Madoz, como sin duda merecía por estar ausente del salón de sesiones, al que regresó para intervenir muy brevemente en la discusión sobre el mensaje de la Reina Gobernadora, es incierto que otros Diputados dirigiesen improperios a su persona.
Por último, y en cuanto la escena que describe el autor de la novela es en definitiva, literatura.
Para concluir este paréntesis y volver al tema que nos ocupa, el autor de la novela destaca como fuente de inspiración la documentación biográfica de la Fundación Domingo Fontán a la que tuvo acceso a través de la red, documentación ésta que considera “impresionante, que debería estar en una institución pública gallega”, según se recoge en el Periódico “Praza Pública” de 2 de Octubre de 2015, por ello a la vista de lo expuesto, nos sentimos legitimados para exponer lo que decimos, ante la cita inoportuna de la novela con ocasión de la celebración del día de las Ciencias en Galicia dedicado a Fontán, deberíamos apartanos de lo lúdico y centrarnos en la seriedad científica del homenajeado.
Fontán mediante Real Orden de 22 de Agosto de 1826 de Francisco Tadeo Colomandre, fue purificado y a su regreso a Santiago dicha Real Orden fue sancionada por el Claustro de la Universidad el 24 de Septiembre de ese mismo año, pudiendo de esta forma incorporarse a su Cátedra de Matemáticas para comenzar el curso el día de San Lucas.
El 18 de Octubre la Real Academia de la Historia recomendó al Gobierno la publicación de la obra de Fontán nombrándole socio, entregándole el diploma oportuno.
También en ese año, la Real Audiencia de Galicia le encargó la división de Galicia en corregimientos y alcaldías reales, antiguamente llamados corregimientos políticos de capa y espada, en cuyos trabajos contó con la colaboración de José Dionisio Valladares, comisionado al efecto.
José Lamas Pardo fue el encargado de la coordinación de tal división de partidos y municipios que se efectuó en toda España, en virtud de Real Orden de 23 de Diciembre de 1826, y sirvió de ensayo a la división del territorio nacional efectuada por Francisco Javier de Burgos en 1833, Fontán aprovechó dichos trabajos para incorporarlos a los de su Carta Geométrica, de ellos se conserva en el Museo de Pontevedra “el Plano del Corregimiento de La Coruña y la Carta del Partido de Santiago” y a su vez lo que tenía adelantado de su Carta Geométrica, sirvió para apoyar dichos trabajos.
La división territorial en Galicia, creó serios conflictos entre Santiago y La Coruña, así como entre Vigo y Pontevedra por obtener la capitalidad.
En el año 1828, Fontán extendió la triangulación de Galicia hacia la parte oriental para lo que contó con la estimable colaboración de Alejo Andrade Yáñez, ayudante facultativo de los caminos transversales de Galicia, quien bajo la protección del Procer del Antiguo Reino y Senador por Lugo José María de Prado y Neira, Marqúes de San Martín de Hombreiro (Lugo 8 de Enero de 1781 – Madrid 26 de Noviembre de 1838), trabajaba en el proyecto de la construcción del ramal de Lugo a Santiago, la Dirección Genereal de Correos y Caminos le encargó que levantara un mapa de la zona que media entre las dos ciudades para determinar si el tal camino sería trazado por Mellid o por Sobrado de los Monjes, Andrade en esas fechas (1827) se encontraba en Santiago ejecutando las obras de la alhóndiga, por lo que contactó con Fontán a tal fin.
Fontán tenía pensado extender su triangulación a dicha parte oriental de Galicia y de esta forma se consolidó una colaboración y amistad que mantuvieron hasta la muerte de Alejo Andrade en 1844.
De esta manera , al igual que en la mitad occidental, partía calculando la posición de la Torre del Reloj de la Catedral de Santiago, midiendo la base de Formarís; los días 26 y 27 de Septiembre, convirtió la Torre del Reloj de la Catedral de Lugo en Estación Geodésica, no sin antes haber medido en compañía de Alejo Andrade Yáñez y la ayuda de dos mozos, la base del Corgo cuyos trabajos ejecutaron del 12 al 22 de Septiembre de 1828 arrojando una medida de 4994,878675 metros, las perchas empleadas quedaron en la Casa del Marqués de San Martín de Hombreiro.
Fontán en su autobiografía publicada en 1946, afirmaba:
“En 1828 extendí mi triangulación, hacia la parte oriental, medí una segunda base de 5975 varas, ligándola con la primera y con triángulos cuyos vértices se hallan en los picos más altos de las tierras que dividen a Galicia de Asturias y del Valle del Bierzo en la provincia de León…”
Fontán se refería a su segunda Base llamada del Corgo:
“…. por cruzar esta Parroquia que se halla a dos leguas al Este de Lugo en la Carretera General (de Lugo a Astorga), uno de los extremos de la Base a saber, el oriental se halla muy próximo al Mesónde la Panela, y el otro cerca del alto de Cabreiros….”
La latitud de la ciudad de Lugo fue calculada mediante observaciones astronómicas, realizadas por Alejo Andrade en 43º00’39,1 y la de Monforte en 42º31’2’’.
Tales resultados se los remitió a Fontán en carta de 4 de Enero de 1831 como definitivas en ella le comentaba:
“… de lo deducido a Lugo, lo que obtuve en Monforte me divertí últimamente en hacer la comparación que manifiesta el adjunto papelito que según los últimos resultados de que V. tenga, podia modificarse en más o en menos…”
P.D.
“En vista de las diferencias que hay en las observaciones de Monforte y las de Lugo según el adjunto papelito, pienso ir a la primera ocasión que se me presente de pasar a aquella Villa y aprovechar el barómetro que allí tiene el Sr. Lorenzana y con mi termómetro repetir la altura meridiana del sol. El resultado hallado por ahora ya me hace conocer que la posición de Monforte obtenida por los triángulos de Pasmo, Faro y Cabeza de Meda, es preferible a la que resultó de mi triangulación menos ventajosa que aquella, hasta la posición del Cabo Nebreiro o de Remesar pues desde allí adelante me ha resultado exactísima, en razón de ser los triángulos equiláteros proximamente y haber medido los tres ángulos de cada uno hallándoles conforme…”
Estando escribiendo estas líneas en el día de los “idus de marzo”, llamó mi atención un artículo publicado en ABC Galicia el día 12, con el recurrente título: “Los 17 años en burro de Domingo Fontán para poner rostro a Galicia”, realizado por el Periodista Mario Nespereira, del que recogemos los siguientes párrafos de un texto que enumera sus méritos con ocasión de que su figura será homenajeada en el “Día da Ciencia”:
“…. en 1817, Fontán emprendió una odisea de 17 años de viajes por Galicia subido a un burro….”
“… en opinión del Profesor Alfonso Vázquez Monxardin: Pensar en un tiempo, en el Siglo XIX, subido a un burro, con cuatro colegas, quedando a una hora para medir un monte …” y conseguir algo 50 años anterior a los mapas cartográficos en España, las habladurías sobre los viajes de Fontán pronto comenzaron a circular y en función de cada parroquia, le preparaban uno u otro recibimiento”; “o era bienvenido o lo molían a palos según los curas de cada lugar” apostilló Monxardín quien destaca de la personalidad de Fontán “el convencimiento en sus propias fuerzas, y el esfuerzo absoluto y la modernidad de sus ideas”.
“Filguera Valverde, llegó a decir de él que era el gallego que mejor había defendido en Madrid los problemas y necesidades de Galicia, un Diputado capaz de romper incluso la disciplina de voto”, “Yo no pertenezco a la minoría ni a la mayoría, voto por convicción, le espetó Fontán una vez a un compañero de bancada en las Cortes”, tal y como relata la Profesora de Historia Contemporánea de USC Margarita Barral, en una de sus biografías «
La biografía de Domingo Fontán al día de hoy para los que se han interesado por su figura y obra, va siendo conocida suficientemente para no tener que recurrir a la tan socorrida leyenda o a esa imagen tópica del Geógrafo recorriendo Galicia a lomos de un mal pollino, siendo recibido a palos por sus paisanos en algunas parroquias, o que subido en tal jumento se dirigía a medir un monte quedando para ello con cuatro colegas (en término coloquial, amiguetes).
Cuando unos dicen lo que acontece, luego otros continúan siguiendo unos soñados pasos de Domingo Fontán aseverando que sus trabajos planimétricos realizados para levantar la Carta Geométrica de Galicia, se limitaron a 17 excursiones una por año.
Ya solo falta que tan simple exposición, adecuadamente ilustrada, se publique en algún periódico o prestigiosa Revista Gallega de Historia, o que también una insigne Institución le haga una mención especial para que todo lo dicho adquiera la condición de eminente trabajo científico.
En nuestra particular opinión, una cosa es divulgar la ciencia, loable labor, y otra muy diferente, vulgarizarla hasta extremos indeseables, propagando bulos y habladurías.
Fontán en sus reiterados viajes efectuando la triangulación de Galicia, no se tiraba a los caminos como indigente cualquiera, la mayoría de las veces se auxiliaba de un criado para su cuidado personal.
En carta de 19 de Abril de 1832, le comentaba su hermano Andrés:
“…. En Lugo se me reunieron Joaquín Abad, desde dicha ciudad me acompañó un joven de mucha disposición que me auxilia en lo que puede y me hace sobrellevar estas fatigas.
El criado Juan Antonio Ro, se me puso malo y se volvió a su país, tomé otro que me proporcionó Andrade (Alejo).
Puedes contestarme en Monterrey o al Castro Caldelas…”
En sus operaciones geodésicas también se servía de mano de obra local contratando peones a razón de cuatro reales diarios incluida su manutención que le ayudaban a transportar el instrumental protegido en sus embalajes de madera y el pesado trípode a las posiciones o estaciones de difícil acceso a las que no podían llegar las caballerías.
Nunca se desplazó en burro, pues como tenemos expresado solía contratar caballerías o bien utilizaba su caballito como gustaba llamarles o empleaba mulos de su propiedad.
Fontán hacía referencia en la ya citada sesión del Congreso de 22 de Agosto de 1837, a que se valía de este medio de locomoción para efectuar sus trabajos geodésicos:
“… y rodando muchas veces con caballerías y mis instrumentos por vericuetos…”
Domingo Fontán en carta de 19 de Octubre de 1846, ya concluida la Carta Geométrica desde Santiago requería a su hermano Andrés el uso de una mula de la que disponían en el Castro de Lousame.
“… si no necesitas la mula, hazme el favor de enviármela por el Pallagueiro u otro, pues tengo intención de pasar a la Buzaca a ver al Sr. Lorenzo Varela….”
Fontán en una de sus notas manuscritas de una de sus campañas geodésicas dejó escrito:
“Se me murió mi caballito, irá a descansar donde van los de su clase”.
O en carta de 1 de Octubre de 1854 dirigida a su hermano Andrés en la que le comentaba que su sobrino Rosendo:
“… decidió irse a pie desde Puente Valga en lugar de hacerlo en mi caballito…”
Siempre fue bien recibido en la Galicia rural que recorrió en su totalidad, porque nunca fue gravoso a los pueblos, ya que las órdenes que portaba, cuando tardíamente dispuso de ellas, dirigidas a sus autoridades se limitaban a ordenar que se le auxiliase en sus labores geodésicas por su justo precio.
El propio Fontán desmiente este bulo cuando en la sesión del Congreso de 21 de Junio de 1838, pronunciaba estas inequívocas palabras:
“… pues cuando levanté el plano de Galicia fui acogido de una manera lisonjera en los pueblos, no por las órdenes que llevaba, sino porque estaba dedicado a la enseñanza…”
El trato con las autoridades absolutistas de determinadas parroquias fue otra cuestión muy diferente, pues si las cosas se complicaban bien podía tanto él como sus colaboradores ser detenidos e incluso abatidos por los llamados Voluntarios Realistas que era una milicia local armada que dependía de los ayuntamientos. Sobre este aspecto, en los Cuadernos de Estudios Gallegos, Anejo I. 1946, se recoge la Memoria efectuada por Fontán entre 1849 a 1850 que allí quisieron denominar “Notas de Fontán sobre los trabajos para su Carta” en la que afirma sobre el tema que nos ocupa:
“Pero no tardé en palpar las dificultades que había en servirse de personas que eran objeto de vigilancia, de espionaje y de animadversión en aquella época de intolerancia y de persecución de que tantos eran víctimas. Nadie quería, y con sobrada razón, dar lugar a la menor reconvención de la autoridad superior de Galicia, y aunque nuestra ocupación en reconocer y dibujar el país, en trepar y estacionarnos en montañas desiertas, pernoctando en chozas miserables, huyendo de las distracciones y comodidades que ofrecen los pueblos, debía alejar toda sospecha, sin embargo, mi vi privado de mis mejores colaboradores para las operaciones. Uno solo, que fue el Sr. D. José Valladares, me acompañó en los meses de mayo y junio (de 1829) a reconocer y triangular los cinco partidos meridionales de la provincia de Pontevedra que componían la antigua de Tuy y no pude contar después con su ayuda en el campo, si bien se me prestó….”
“… en mis operaciones de la antigua provincia de Tuy o de los cinco juzgados arriba mencionados, tuve un excelente colaborador muy ejercitado en el dibujo topográfico, especialmente dedicado a croquisar el país. El Sr. D. José Valladares, actual gobernador de Orense, contribuía así a que adelantase más en la ejecución de la obra. Contaba también con otros amigos entre quienes pudiese dividir los trabajos, ya del campo ya del bufete; pero no por culpa de ellos ni porque dejasen de animarlos los mismos deseos que a mí me impulsaban en beneficio del país, me vi privado de su cooperación en mis excursiones. Era aquella una época de vigilancia suma, de desconfianza y espionaje de que nadie quería ser objeto; y aunque nuestra vida recorriendo el país, estacionándonos en altas montañas, pernoctando en miserables chozas, huyendo de intento de los pueblos más cultos y de personas comprometidas no nos hiciese sospechosos, sin embargo, nadie quiso seguirme; y en el otoño de 1829 ya me vi solo en el reconocimiento y triangulación de la provincia de Orense, si bien me acompañó en las dos últimas semanas del mes de octubre mi especial amigo el Ingeniero de Caminos D. Domingo Lareo”.
Sobre este particular, Benito María Plá y Cancelas en carta de 15 de Octubre de 1834, comentaba a Fontán lo que le sucedió en el Barco de Valdeorras (Orense) cuando con él colaboraba en la confección de la Carta Geométrica, remitiéndole sus trabajos del Río Sil:
“… Me ha sucedido en este viaje lo que nunca, y es haber sido preso y conducido entre bayonetas desde la venta de Rodeleira al Barco, gracias a un necio Sargento de Urbanos a pesar de mi buen pasaporte que se empeñó en juzgarme cabecilla de Faciosos…”
En cuanto a sus citados “cuatro colegas” con los que se reunía para medir un monte, según se dice, éstos no eran otros que los científicos más eminentes que trabajaron en el Siglo XIX en el progreso de Galicia, hoy en el más absoluto olvido, me refiero a los Ingenieros de Caminos titulados por la Academia de San Fernando, Domingo Lareo Quintela y su hermano José, y Alejo Andrade Yáñez, fueron los ejecutores de las principales carreteras de Galicia por las que hoy todavía circulamos. El Jurista y Diputado a Cortes quien ocupó prestigiosos cargos públicos en la Administración de Galicia, José Dionisio Valladares Gómez. El también Jurista y Diputado por Lugo en 1843, La Coruña en 1863, 1864 y 1867, y Presidente del Congreso, Benito María Plá y Concela, o el célebre Médico y Científico, Profesor de Matemáticas Sublimes de la Escuela de Náutica y Comercio de La Coruña, Benito Ángel Sotelo Rivas.
Se dice en dicho artículo de ABC que el Diputado Fontán “era incluso capaz de romper la disciplina de voto” lo que tampoco se ajusta a la realidad, pues nunca estuvo sometido a tal disciplina de partido, porque fue un Diputado libre que no militó en ninguno, aunque su ideología era monárquico-constitucional afin a la del Partido Progresista Moderado y por consiguiente no tenía compañeros de bancada ni de un lado ni de otro.
Referente a la frase que se recoge en el artículo y que se dice virtió bruscamente (espetó) a Agustín Argüelles Álvarez Gonzalez, Diputado por Madrid y lider del Partido Liberal Progresista. Según así consta en el Diario de Sesiones del Congreso que corresponde a la sesión del 25 de Julio de 1837, fue la siguiente, recogida en su totalidad, no en parte como en el referido artículo de ABC:
“El Sr. Argüelles me ha honrado suponiendome en el número que componen la minoría. Yo no pertenezco ni a la minoría ni a la mayoría, soy un Diputado libre que voto por convicción y jamás he votado por espíritu de partido. Si alguna vez voto con la minoría, es porque así creo que cumplo con mi deber, y si tengo audacia es para aquello que me dicta mi conciencia”.
Fontán sobre esta cuestión se expresó con claridad meridiana en la sesión del Congreso de 1 de Abril de 1842, debatiendo con el Diputado Juan Bautista Alonso, afirmaba:
“Yo no he sido Gobierno ni gobernante; ni he aplaudido el abandono de ningún Ministerio de cualquier color político y he levantado mi voz para reclamar esto mismo hace seis años…”
“… si el Sr. Alonso quiere alusiones de esa especie, hable cuanto quiera; pero sepa que Domingo Fontán no tiene partido ninguno ni con unos ni con otros; su conducta está escrita en el Diario de Sesiones, y ahora se verá que jamás ha sido ministerial con ningún Gobierno; ha sido un diputado que estuvo solito sin acompañarse de nadie, solo como ahora anda…”
El Diputado Alonso pidió la palabra y dijo:
“… Yo soy solo, solito, estas fueron las palabras de S.S. ¿infirió de ahí el Congreso que otros iban mal acompañados…?
Fontán le replicó:
“Cuando yo dije que andaba solo no me refería sino a los partidos políticos, a los Gobiernos de uno y otro color que habían mandado, dije que andaba solo, que marchaba solo en mi opinión. Esto he dicho: las consecuencias que de aquí puedan deducirse, dedúzcalas el que quiera. Jamás dije ni di a entender que mis dignos compañeros anden mal acompañados, yo no censuro ni debo censurar a nadie…”
Para mayor abundamiento en la sesión del Congreso del 31 de Marzo de 1838, se reiteraba en lo dicho:
“… Yo no hago oposición sistemática, ni reconozco colores políticos…”
Para concluir, Fontán no nació en Caldas de Reis, según se afirma, sino en Porta de Conde, donde es conocido y respetado por sus paisanos y más particularmente en Santa María de Portas.

Escudo Concello de Portas (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Según decíamos, a finales de ese año de 1828, por consejo del Ministro de Hacienda, Luis López Ballesteros, quien le prestó su apoyo a tal fin, solicitó una subvención para poder sobrellevar los gastos de su empresa de cinco a siete mil duros, para lo cual acompañó la solicitud con una Memoria de las operaciones que ya tenía efectuadas, pues en definitiva, quien tenía que autorizar tal desembolso, era él mismo Ballesteros, a cargo de los fondos del derecho de Balanza de los que se solía detraer sumas para el fomento de las Artes y en particular se empleó en la Carta Geométrica de Galicia, por su notoria utilidad pública, ya que por Real Orden de 2 de Febrero de 1828, se declaró que los fondos del derecho de Balanza:
“… No pueden tener mejor aplicación que la del fomento de las Artes…”por lo que dicho Ministro de Hacienda, en Real Orden dada en Madrid el 6 de Febrero de 1829, remitida al Sr. Presidente de la Real Junta de Aranceles, con traslado de la misma a Fontán, le comunica para su cumplimento que:
“El Ministerio de Hacienda de España: El Rey N.S. se ha enterado con mucho aprecio de la exposición del Catedrático de Matemáticas de Santiago, Don Domingo Fontán en la que presentando una memoria acerca de las operaciones y adelantos que tiene practicados para la conclusión al menos en su mayor parte de la Carta Geométrica de Galicia, ofrece darla concluida en el término de tres años entregando a fines del primero, la mitad occidental para lo cual necesita contar con un fondo de cinco a siete mil duros, y deseando S.M. que con el celo e inteligencia que Fontán ha empleado hasta que complete sus trabajos y lleve a cabo el proyecto que tiene empezado de levantar con toda la perfección posible la citada Carta Geométrica de Galicia, a fin de que esto pueda verificarse, manda que por cuenta del fondo de Balanza, que se reúnan, se le entreguen progresivamente del modo que Fontán pida los cinco o siete mil duros que dice necesitar para dar fin a esta importante obra.
De Real Orden le comunico a V.S. para su inteligencia y efectos correspondientes a su cumplimiento. Dios guarde a V.S. muchos años. Madrid, 6 de Febrero de 1829. Sr. Presidente de la Real Junta de Aranceles, trasládese a Fontán en la misma fecha”.
En Real Orden de ese mism día 6 de Febrero de 1829, Luis López Ballesteros ordena a todos los Secretarios de Despacho:
“Ministerio de Hacienda de España; el Excmo. Sr. Don Domingo Fontán, Catedrático de Matemáticas en Santiago ha presentado una memoria relativa a las operaciones que tiene practicadas para la conclusión a lo menos en su mayor parte de la Carta Geométrica de Galicia, la que si se le facilitan los auxilios que pide, entre ellos, el de que a los sujetos ocupados en estos trabajos se les ayude y proporcione por autoridades locales y por su justo precio lo que necesiten, dice dará concluida en el término de tres años, entregando a fines del primero la mitad occidental, y habiéndole recibido con mucho aprecio y deseando que se de fin luego a esta interesante obra se ha servido mandar lo haga presentar a V.E. como lo verifico de su Real Orden a fin de que se sirva disponer que todas las autoridades dependientes del Ministerio de su cargo, fomenten, auxilien y protejan este importantísimo trabajo que sería gran dicha si se pudiera extender a toda la Nación. Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid, 6 de Febrero de 1829. A todos los Secretarios del Despacho”.
El 3 de Abril de 1829, se le encarga por Real Orden el trazado de las carreteras que habían de abrirse en Galicia, lo que trastoca todos sus planes de trabajo, pues ello no se podía hacer sin estar concluida la Obra.
Fontán se refería a lo anteriormente expuesto en su autobiografía achacando a los recelos de las autoridades locales el retraso de la conclusión de su Carta Geométrica:
“ Y he aquí por qué en lugar de terminar en tres años tardé seis en vencer por mí solo las dificultades que ofrecía la conclusión de la Carta en las seiscientas leguas cuadradas que, aproximadamente me faltaban. Si en esta parte dejé de cumplir lo ofrecido no por eso fui gravoso al Estado, pues, no gozando de un sueldo personal, no pudiendo para ocurrir a mis gastos más que los siete mil duros y no disminuyendo en nada la cantidad del trabajo, como se deja ver por la parte limítrofe de Asturias, León, Zamora y aún de Portugal a que me he extendido y que es una novena parte de la superficie de Galicia; cualquiera conocerá que no era un interés pecuniario, sino otro más noble el que me guiaba; y tan lejos estaba de ser aquel interés el móvil de mis fatigosas tareas cuando pude tomar más dinero y, en efecto, gasté mucho más; y, sin embargo, no quise pedirlo, y solo así podía hacerme merecedor del concepto con que se me honró en la Real Orden”.
(Ver Real Orden de 28 de Enero de 1834 en su lugar cronológico de este artículo).
“Escudado con la protección del Gobierno y ayudado con un fondo que consideré suficiente para mis gastos, no me detuve en proceder al reconocimiento y triangulación del país que media entre el río Oitaven y el Miño, situado en la pendiente meridional de la notable Sierra del Suido, para dejar concluida la mitad occidental al tiempo prefijado”
La Gaceta de Madrid nº 102 del sábado 20 de Agosto de 1831, en su página 447 publicaba la siguiente noticia:
“Los trabajos de la mitad occidental de la Carta Geométrica de Galicia, están ya finalizados, solo resta ponerles a limpio para hacer la primera entrega, sin perjuicio de continuar la parte opuesta. Continúan las observaciones astronómicas de latitud y diferencia de meridianos entre el del Observatorio de San Fernando y el de algunos puntos principales de Galicia”.
De esta forma se vio Fontán por esas fechas realizando a la vez cuatro cometidos:
El de los arreglos de los Corregimientos de Galicia. José Arias Tejeiro, ayudante de José Lamas Pardo en sus Diarios con referencia al 2 de Julio de 1830, acusaba a Fontán de favoritismo:
“…. nosotros propondremos como cabeza del Corregimiento a Villa García, (de Arosa), como hizo Fontán en obsequio de Ballesteros ….”
El trazado de las carreteras de Galicia de la parte de la Carta que tenía casi concluida en particular su mitad occidental partiendo del Meridiano de San Fernando.
El del levantamiento de la Carta Geométrica de Galicia y el correspondiente a su Cátedra de Matemáticas Sublimes de la Universidad de Santiago.
La ayuda solicitada por Fontán para poder dar fin a la Carta Geométrica de Galicia, comenzó a evidenciarse el 22 de Febrero de 1830, en que por medio de Real Orden de la Inspección General de Instrucción Pública, se le exime de asistir a la Cátedra de Matemáticas Sublimes, y por otra Real Orden del mes de Abril de ese mismo año, se ordena a la Comisión de Hacienda que no niegue los libramientos que a Fontán le correspondían como docente.
Sin embargo dichas Reales Órdenes quedaron sin efecto, dado que por otra Real Orden de 12 de Octubre de 1830, fueron cerradas todas las Universidades de España y en particular el día 15 de Octubre la de Santiago, mediante oficio remitido por Tadeo Colomarde, Ministro de Gracia y Justica de Fernando VII, de esta forma Domingo quedó libre de sus obligaciones de la Cátedra de Matemáticas durante los dos años que estuvo clausurada la Universidad, pudiendo dedicarse a los trabajos de su Carta compaginándolos con los de los arreglos de los Corregimientos y trazados de las nuevas carreteras, sin necesidad alguna de que la Dirección General de Instrucción Pública le eximiese de asistir a su Cátedra.
Ya hemos visto, como se dice coloquialmente, que en los trabajos planimétricos de la ejecución de la Carta Geométrica de Galicia, parece que todo el mundo reclama su directa o indirecta participación, es decir: “que cada cual arrima el ascua a su sardina”, ésta se la atribuyó al propio Estado de la forma ya expresada valiendose de los trabajos de Vicente Tofiño y al parecer el Estado francés también quiso poner “su grano de arena” en el levantamiento de la Carta Geométrica de Galicia, a través de sus fuerzas de ocupación que entraron en España el 3 de Abril de 1823, enviadas por el Rey Luis XVIII para restablecer el Régimen Absoluto de Fernando VII, y los derechos del Altar y del Trono. Estas supuestas colaboraciones llamaron nuestra atención en su momento y en particular, las siguientes obras que se ocuparon de ilustrar esta participación francesa en la Cartografía de Galicia y concretamente referentes a la Carta Geométrica de Fontán.
Por tal motivo, hoy nos ocupamos del trabajo publicado por el Servicio de Cartografía de la Universidad Autónoma de Madrid, cuyo título reza: “Mapa Itinerario Militar de España formado por el Estado Mayor del Ejército, escala 1/500.000, Año 1865”, cuyo autor es Carlos Almoacid Ramiro, publicado el 17 de Marzo de 2015.
En los “Antecedentes”, página 8 y 9, se dice:
“Sin embargo, cuando en 1823 el ejército francés invade de nuevo España, en esta ocasión para restablecer la Monarquía Absoluta de Fernando VII debe realizar otra vez sus propios trabajos cartográficos. Poco se ha avanzado desde el final de la Guerra de la Independencia, aunque si en la buena dirección: Domingo Fontán había iniciado la triangulación para su Carta Geométrica de Galicia, el que sería el primer mapa terrestre “moderno” con triangulación geodésica y medición de bases, realizado en España por iniciativa española. Pero todavía se encontraba en sus fases iniciales y se trataba además de un proyecto de carácter casi individual, referido únicamente a una parte del país…”
“… la campaña de ocupación de las tropas francesas termina oficialmente en 1827, aunque permanecían sus oficiales en trabajos de colaboración con el ejército francés, incluidos los cartográficos, alcanzará los primeros años de la década de 1840. El Depósito de Guerra español aporta Ingenieros a los trabajos franceses y recibe copias de lo realizado. En 1831 encontramos un Ingeniero del ejército francés colaborando con Domingo Fontán en la triangulación geodésica de su Carta Geométrica de Galicia, trabajos de los que el Dépot de la Guerre obtendrá copia.
“… Los datos obtenidos por los oficiales franceses permitirán a sus compatriotas, editar nuevos mapas sobre España, alimentando al poco surtido mercado español de cartografía”.
“En 1841, el Cartógrafo francés Augusto Henri Dufour, publicó en París un Mapa General de Caminos de España y Portugal…”
“… El mapa de caminos de Dufour era continuación del Atlas Nacional de España que había publicado en 1838…”
Sirvió de referencia para fundamentar lo dicho, según nota biográfica, el libro titulado: “La herencia cartográfica y el avance en el conocimiento geográfico en España”, publicado en 2008 por el Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, obra de Juan Carlos Castañón, Jean Yves Puyo, y Francisco Quirós, en el que en su capítulo titulado: “Los trabajos ejecutados por equipos Hispano Franceses”, en las páginas 122 y 123 se expresa lo siguiente:
“Aunque la presencia de oficiales franceses en España se fue reduciendo ostensiblemente, la colaboración persistió hasta la década de 1840. Así por ejemplo, el Oficial de Estado Mayor, Desjardins, participó en 1831, en las operaciones geodésicas y topográficas dirigidas por Domingo Fontán, encaminadas a la confección de su conocido mapa de Galicia a escala 1/100.000 como contrapartida, el oficial francés esperaba obtener un ejemplar de dicho mapa para el Dépot de la Guerre (13). De igual modo Desjardins tenía a su disposición a dos Ingenieros españoles que trabajaban tanto en pasar a limpio sus levantamientos como en los trabajos de campo.
Pero aparte de los frutos directos e inmediatos de aquella colaboración, ésta tuvo como consecuencia la definitiva apertura de los fondos cartográficos franceses a los Cartógrafos españoles, hecho que tendrá especial trascendencia en la obra de Francisco Coello”.
“(13) Desjardins, carta al Dépot de la Guerre, 6 Enero 1831, Archivo SHD 3M. 356”.
También seguramente bebió de estas fuentes Marcos Calveiro, para escribir su novela “Fontán” publicada por la Editorial Galaxia, Octubre 2015. En su momento al formular la crítica de la citada novela, por supuesto, siempre crítica constructiva, ya comentamos desconocer quien era el tal Desjardins, al parecer apellido común entre los Geógrafos y Militares franceses de la época, pues no teníamos constancia entonces ni la tenemos ahora para adverar que fuese colaborador de Fontán.
Calveiro en su novela, refiere lo siguiente:
“En algunas de sus salidas de ese año 1831, Fontán tuvo como compañero de excepción, en estos nuevos tiempos que a él tanto disgustaban, resultaba que el que fuera exacerbado enemigo era ahora un estimable aliado, y así un estirado oficial de Estado Mayor Francés, Desjardins, lo acompañó por caminos de carros y cumbres en sus observaciones.
El gavacho tenía la secreta intención de obtener una copia del mapa de Fontán para el Depósito de Guerra, los que hoy eran amigos mañana podían ser enemigos como ya fueran en el pasado. Desjardins escuchará muchas historias sobre las salvajes celadas de los gallegos, aprovechando lo montañoso de un terreno del que las tropas napoleónicas ignoraban casi todo.
Él sabía bien que el primer paso en el camino de la victoria radicaba en el conocimiento del terreno. Sin una información precisa el más numeroso y equipado de los ejércitos podía caer derrotado con facilidad por una manada de pelagatos como aconteciera en aquel rincón de la Península Ibérica.
El francés acabó cansado de las inclemencias del tiempo y del endemoniado carácter de Fontán abandonando su misión. En el informe que redactó para sus superiores sobre el trabajo del matemático, indicó que no merecía la pena seguir sus progresos, pues aunque viviese varias vidas, resultaba casí titánico que un solo hombre, y con tan escasos medios fuese quien levantase una Carta Geométrica de esa extensión y dificultad.
Si la compleja orografía gallega derrotó a Napoleón, en verdad lo haría también con Fontán, concluía con vanidad Desjardins”.
En su día no pude acceder al archivo informático S.H.D. donde se encuentra el Informe que se supone remitió Desjardins al Depósito de la Guerra Francés el 6 de Enero de 1831, hoy recurro a un técnico, más por curiosidad, pues mi opinión ya la tenía y la tengo formada en que dicha colaboración jamás existió.
Mi consulta dio como resultado que me remitiera al enlace www.servicehistorique.sga.defense.gouv.Fr es decir la página del Servicio Histórico de la Defensa Francés, donde encontré el archivo SHD/Terre Serie 3M. Como Archivo Topográfico del Departamento de Guerra. Revisado el repertorio numérico del citado archivo confeccionado por Richard Ravalet en 1955, en su página 52 referente a España localicé el archivo 3M.356 (D27) donde al parecer se recoge la correspondencia dirigida al Depósito de Guerra entre 1821 y 1832 por los militares geógrafos franceses y al no tener acceso directo a él por no estar informatizado a disposición del público, me veo en la necesidad de requerir dicha información al citado Servicio Histórico de Defensa, que tiene su sede en el Castillo de Vincennes.
En espera de noticias, continué el presente artículo, y hoy 20 de Mayo cuando ya lo tengo casi concluido pendiente de la mecanografía y pertinentes correcciones, pues escribo a mano y con pluma, recibimos carta del Servicio Histórico de Defensa, firmada por el Comandante Karine Perrissin-Faber, Jefe del Departamento de Servicio al público en la que nos hace saber haber localizado la carta de referencia (Archivo GR.3M.356) que remitirán previo pago de la correspondiente tasa quedando nuevamente a la espera para incorporarla a continuación dando así satisfacción a mi propia curiosidad y supongo que a la de Vd.
Con independencia de su contenido, nuestra opinión se justifica:
En primer lugar, partimos de la simple observación de que el informe lo remitió el tal Desjardins el 6 de Enero de 1831, por lo que la tan pretendida colaboración durante el citado año 1831, según se afirma, debió haber sido fugaz, durante esos cinco días, cinco días de Enero, no olvidemos que según dice Calveiro, a Fontán no se le podía aguantar mucho más tiempo, aparte del sarcasmo, necesariamente tuvo en su caso, que efectuarse tal colaboración, en el transcurso del año anterior de 1830, hecho este que se le escapa a los autores citados y que resulta incontestable.
Como tenemos referido, la subvención a fondo perdido recibida por Fontán como la llamaríamos hoy en día, entonces denominada indemnización sin resulta de cargo, es decir que no se anotó como débito en la cuenta de Fontán, no supuso que por ello se convirtiese en Funcionario del Estado y tuviese que sujetarse por medio de Real Orden imperativamente a intromisiones de esta clase en su quehacer geodésico, ni que de ser un convencido liberal, se transformase en ferviente absolutista afrancesado, cediéndole el fruto de catorce años de trabajo de su Carta Geométrica, que distaba mucho de estar en sus fases iniciales, al primer engolado militar francés que se supone se le acercó brindándole su recíproca colaboración para enaltecer la Grandeur de la Geographie de la France, colaboración ésta que por cierto no necesitaba, ya que nada tenía que enseñarle en la Ciencia de la Geodesia.
Fernando VII tendría personales motivos de agradecimiento para ello, Fontán todo lo contrario ¿no fueron los franceses los que quemaron su casa en la Guerra de la Independencia? Según recordaba en la sesión del Congreso de 14 de Julio de 1837:
“… En la provincia a la que pertenezco fueron muchas las casas, y aún los pueblos enteros que se quemaron y que yo mismo he presenciado…”
Tema éste en el que reiteraba en la sesión del Congreso del 8 de Agosto de 1837:
“Si hay pueblos cuyas casas se queman, la casa en que yo nací y nacieron mis padres y abuelos, también fue quemada en 1808, y sin reedificar ésta, y fue quemada por los franceses por los enemigos entonces de la libertad de la Patria. Esa gloria tengo y esa gloria tiene el pueblo de mi naturaleza en que fueran abrasadas más de 150 casas…”
Fontán tampoco olvidaría que ese ejército llamado de la libertad y conocido también como los “Cienmil hijos de San Luis”, en 1823 asedió La Coruña y literalmente le echó de su Secretaría de la Diputación Provincial de La Coruña, y que el desempeño de dicho puesto le costó su impurificación durante tres años, tiempo en el que perdió su destino de Catedrático de Matemáticas Sublimes de la Universidad de Santiago que tenía en propiedad. Fontán en su autobiografía afirma textualmente:
“Difícil sería que sin presentarse el interesado pudiese conseguir en 1 y 2 juicio se revocase este Fallo, y como Fontán repugnase ir a Madrid fue necesario que el Sr. Don Antonio Loriga, hoy General de Artillería, le recordase los deberes de esposo y padre que en esos tres años había contraído…” (1824-1826).
Leía hace ya tiempo, que un estudioso de Fontán resaltaba su repugnancia a ir a Madrid, confundiéndola con la repugnancia que sentía de verse obligado por esta razón a requerir la piedad del perdón real en la Villa y Corte.
Domingo Fontán fue un patriota y como buen Geógrafo, conocía la Ciencia de la Geografía Geopolítica, sin necesidad de que ciento cincuenta años después el Geógrafo francés Yves Lacoste publicase el Libro “La Geografía un arma para la guerra”, Editorial Anagrama, Barcelona 1977, convirtiéndose en un clásico en esta materia, para que de la forma antedicha, Fontán cediese los trabajos de su Carta Geométrica nada menos que al Depósito de Guerra de un país extranjero con marcado intervencionismo militar en España.
En dicho libro resaltaba y más en aquel tiempo, que:
“La Geografía sirve en primer lugar para hacer la guerra y el ejercicio del poder…”
Calveiro dice en su novela, “que los que hoy eran amigos (no precisamente de Fontán), mañana podían ser enemigos”, pues el 3 de Julio de 1830, se produjo en Francia la Revolución llamada de Julio, que le costó el Trono a Carlos X al enfrentarse el pueblo de París a la Guardia Nacional; derrotado el Ejército Realista, se eligió como nuevo Rey a Luis Felipe I que promulgó una Constitución Liberal”.
¿Qué hacía Fernando VII cerrando las Universidades españolas para que no se contagiasen de las ideas liberales de la Revolución de Julio y permitiendo que unos militares franceses, ahora supuestamente Liberales, o de una nación ya Liberal cartografiasen el País?
Carlos Almonacid Ramiro insiste en esta colaboración en un reciente artículo publicado el 29 de Mayo de 2017 por el Servicio de Cartografía de la Universidad Autónoma de Madrid “Atlas de España y sus Posesiones de Ultramar de Francisco Coello (1847-1870) donde en su página 14 se cita las triangulaciones de Domingo Fontán para su Carta Geométrica, recogidas por Coello para la confección de su Atlas de España:
“Coello no aclara si accedió directamente a los trabajos geodésicos o utilizó las datos extrayéndolos del mapa editado.
El Depot de la Guerre Francés, muy visitado por Coello tendría copia de la triangulación de Fontán, porque en 1831 hay noticias de un oficial del ejército francés colaborando con él en sus trabajos geodésicos (23)…”
(23) cita el artículo de Juan Carlos Castañon, Jean Yves Puyo y Francisco Quiros de 2008).
En nuestra opinión Francisco Coello no tuvo necesidad alguna de recurrir al Depósito de Guerra Francés para conocer la triangulación de la Carta Geométrica de Galicia al objeto de confeccionar su Atlas de España y sus posesiones de Ultramar, habida cuenta que Coello se ocupó de Galicia muchos años después de que la Carta Geométrica de Fontán se publicase en 1847; los mapas de las cuatro provincias gallegas recogidos en el Atlas se editaron: Pontevedra en 1856, Orense en 1856, Lugo en 1864 y La Cruña en 1865.
El Oficial de Estado Mayor francés, Desjardins, según afirman Juan Carlos Castañón y sus compañeros, disponía de dos Ingenieros Españoles que ocupaban tanto de los trabajos de Campo como de los de gabinete, suponemos dotados de un buen instrumental geodésico y auxiliados por soldados tanto en función de asistentes como de peones ayudante en las tareas de triangulación.
Sin embargo, resulta sorprendente que Fontán de ser cierto lo dicho, en sus notas y escritos, no dejase la más mínima constancia de ello, ni en su correspondencia hiciese comentario alguno sobre esta colaboración que necesariamente tendría que estar recogida en los llamados Cuadernos de Campo, o al menos notarse.
Ello nos obliga a analizar las actividades de Domingo Fontán durante todo el año de 1830, con respecto a su Carta Geométrica. A la vista de sus índices de estaciones levantadas ese año, de las que tenemos constancia (116 estaciones), vemos que por su número y escuetos comentarios son la actividad de un solo hombre.
En esa misma fecha del 19 de Junio, el Juez de 1ª Instancia de Villa Martín de Valdehorras (Orense) Benito Villarino, residente en Carballino, envía carta a Fontán a su domicilio de Santiago, interesándose sobre la capitalidad de Meside.
El 30 de Junio vuelve a escribir a Santiago remitiendo a Fontán determinada información por él solicitada sobre los caminos, observaciones astronómicas hechas en la calle del Orreo sobre la latitud y acimut de la misma casa y ciudad de Santiago.
El 6 de Noviembre de 1830, Benito Billariño remite carta a Fontán a su casa de Santiago, dándole las gracias por su apoyo a Carballino como capital del Corregimiento.
El 26 de Diciembre Andrade escribe a Fontán a Santiago:
“Mi muy amado amigo: Suponiendo que la nevada le habrá obligado a retirarse a su casa…”
Para mayor abundamiento, Fontán en su autobiografía publicada en el Anejo I de los Cuadernos de Estudios Gallegos en 1946, se justificaba de no haber podido cumplir lo ofrecido en su Memoria según se recoge en la real Orden de 6 de Febrero de 1829 anteriormente citada:
“… y he aquí porqué en lugar de terminar en tres años, tardé seis en vencer por mí solo las dificultades que ofrecía la conclusión de la Carta…”
De todo lo expuesto no existe nada que nos induzca a pensar que la colaboración con el Oficial del Depósito de Guerra fuese una realidad, sino todo lo contrario.
El Oficial del Estado Mayor Francés Desjardins en el año 1831, lejos de encontrarse en Galicia colaborando con Fontán en los trabajos geodésicos del levantamiento de la Carta Geométrica, se dedicaba a otras secretas ocupaciones, suponemos en el desfiladero de Pancorbo, que efectuaba disfrazado con traje jerezano haciéndose pasar por cazador, lo que determinó su detención en un impreciso lugar entre Burgos y Vitoria.
La detención de Desjardins provocó un conflicto diplomático llegando el Gobierno Francés a amenazar con retirar a su embajador en Madrid, “sin despedirse de la Corte”; ello evidencia que la colaboración cartográfica Hispano-Francesa, no era tan idílica como se ha contado una vez que triunfó la Revolución de Julio de 1830 que llevó a acupar la Corona de Francia al liberal Luis Felipe I, último rey de esa nación.
Dicha detención se relata en el libro publicado por el Ministerio de la Presidencia en 1993 “Actas del Consejo de Ministros de Fernando VII, Tomo VI, 1831”, del que recogemos las siguientes:
“Consejo de Señores Ministros de 23 de Abril de 1831.
El Primer Secretario del Despacho de Estado dio principio a la sesión leyendo al Consejo varios Despachos del Conde de Ofalia (Narciso Heredia Embajador de España en París), en los cuales da cuenta de las conferencias que ha tenido, explicaciones que ha dado, y Nota que ha pasado al Ministro (Francés de Negocios Extranjeros) Conde Sebastiani, concernientes al desagradable incidente de la detención en Guipuzcoa del Oficial Francés Mr. Desjardins, de cuyos pormenores se había ocupado ya anteriormente el Consejo.
El referido Embajador de V.M. en todos sus pasos y diligencias ha procurado templar el encono y desconocer las prevenciones desfavorables, que este suceso y las comunicaciones del Embajador de Francia en Madrid, ha producido en el ánimo de Sebastiani, dando todas las explicacines que le están prevenidas y citando los casos de igual naturaleza en que reconociendo el Gobierno de V.M. los abusos de celo de las Autoridades Subalternas de Francia, se han limitado a pedir simplemente la libertad del detenido como sucedió con el correo del Gabinete Heras (José de las Heras, Correo de Gabinete de S.M.).
Manifiesta la sorpresa con que ha oido de boca de aquel Ministro haber resuelto este negocio que no podía cortarse sino enviando V.M. un Gentil Hombre, u otra persona condecorada de servidumbre a dar satisfacción al Embajador Mr. D’Harcourt (Francisco Eugenio Gabriel Conde d’Harcourt, Embajador Francés en Madrid), quien de otro modo recibiría la orden de salir de Madrid sin despedirse dela Corte: a todo lo cual contestó vuestro representante Conde Ofalia, con el mayor pulso, discrección y tino.
Habiéndose enterado el Consejo de cuanto comunica el citado Conde, cuya conducta en esta ocasión, creo debe aprobarse en un todo, como acuerda prudente y decorosa, acordó proponer a V.M. se manifestó el Embajador en París que el paso y satisfacción que tan sin fundamento pretende el Gobierno Francés de él nuestro a su Embajador en Madrid, es injurioso, opuesto a la dignidad del Trono y contrario a los usos y prácticas adoptadas entre las Naciones y que el mero hecho de acceder el Gobierno de S.M. a esta pretensión se declararía asímismo cómplice de un suceso en que no ha tenido ni aún remotamente parte, y ha sido solo del acaso: Que por lo tanto el referido Conde dé a entender al Gobierno Francés lo extraño que a V.M. le ha parecido tan inconveniente e injusta exigencia por una ocurrencia en si tan frívola como casual, y que esto sería comprometer gratuitamente el decoro de V.M. hasta con sus propios Vasallos; Que tanto el Gobierno Español como el mismo representamente de V.D. han dado ya al de Francia todas las aclaraciones y satisfacción que pueden darse, y que de nuevo reiterarlas el Conde Ofalia para mayor abundamiento; Que se está haciendo una sumaria información para averiguar todo lo ocurrido en la detención del Oficial Francés Mr. Desjardins, y que asegure que a todas las personas que resulten culpadas se les aplicará la pena merecida y serán severamente reprendidas y castigadas; Que en efecto se pase orden por el Ministro de la Guerra inmediatamente y por extraordinario al Capitán General de Guipúzcoa (Manuel Llauder y Camín), para que sin la menor demora comisiones sujeto de Autoridad y de toda confianza a fin de que en 24 horas haga con imparcialidad y exactitud, una información sumaria de todo lo ocurrido, principalmente sobre la conducta observada en esta ocasión por el Marqués de Barriolucio Coronel del Provincial de Burgos (Francisco Fernández de Castro) de quien especialmente se queja el Embajador de Francia en Nota que ha pasado al Ministerio de Estado y que de todo lo actuado se dé parte al Consejo inmediatamente a la mayor brevedad por el mencionado Ministro de la Guerra: Que al Embajador de Francia en Madrid se le pase una Nota dándole aún mayores aclaraciones sobre la casual y desagradable detención del Oficial Desjardins; se le informe de las explicaciones y pasos que ha dado en París Vuestro Embajador, y de la sumaria mandada formar, para que todos los que hayan delinquido en esta ocurrencia reciban el condigno castigo; y se le indique que cuantos motivos fundados de queja tenga por agravios, hechos, o persecuciones causadas a los súbditos de su Nación por las Autoridades Españolas, las comunique siempre al Sr. Primer Secretario del Despacho de Estado, en la confianza y seguridad en que se pondrá todo el esmero y diligencia posible para darle las debidas aclaraciones y hacer la justicia que se quiera, pues nada anhela más el Gobierno de V.M. que dar pruebas al suyo de cuan sinceramente se desea por nuestra parte conservar del modo más perfecto y recíprocamente satisfactorio la buena correspondencia y armonía entre los dos Reinos; y finalmente de que si a pesar de todas estas francas explicaciones, de las satisfacciones que el Gobierno de V.M. se anticipó a dar, y manda reiterar al Gobierno Francés sobre el consabido e impensado accidente, y del castigo que se promete imponer a los que resulten culpados, no fuese suficiente para que desista de tan inconveniente como inusitada pretensión, será dar una prueba evidente a la Europa por su parte de las propuestas de amistad con la España no han sido sinceras, pues se quebrantan bajo tan frívolo como infundado pretexto”.
“Consejo de Señores Ministros del día 7 de Mayo de 1831.
A esta sazón misma recibió el Sr. Secretario del Despacho de la Guerra la sumaria información mandada hacer por el Capitán General de Guipuzcoa sobre lo ocurrido en la detención del Oficial Francés Mr. Desjardins.
De ella resulta por las declaraciones de todos los testigos presenciales, cuanto se sabía ya en punto a las casuales circunstancias, que concurrieron a hacer sospechosa la persona de dicho Oficial. Su traje de Gerezano con vigote, montado en mula, rodeado de sables y armas de fuego, todo unido a la orden que acababa de recibir la Policía de prender a un prófugo, que huía con pasaporte falso del Sr. Ministro de Marina, dio lugar a la equivocación padecida, no apreciándose de las declaraciones, que recibiese el Francés malos tratamientos ni del Marqués de Barriolucio, ni de otra persona alguna, antes bien se prueba que usaron con él consideraciones y buenos modos.
Enterado el Consejo de todo lo aclarado acordó proponer a V.M. que por un Extraordinario se remita inmediatamente dicho sumario al Embajador de V.M. en París para que entere de cuanto en ella resulta al Ministro de Negocios Extranjeros de Francia y pueda demostrar hasta la evidencia que por ninguna de las Autoridades Españolas se ha cometido ningún exceso ni ofensa contra la persona de Mr. Desjardins, pudiendo solo existir algún motivo de queja en el celo del Encargado de la Policía de Vitoria y Primer Oficial de la misma Don Genero Alauri, cuya conducta, si en ella hubiese habido algún exceso, merece también excusa por la circunstancia de haberse recibido órdenes muy urgentes de la Superintendencia de Policía para detener a un delincuente fugitivo con pasaporte falso, y la de caminar disfrazado Mr. Desjardins con las mulas, escopeta, perro de caza y traje Gerezano; que en esta atención, no resultando nada en justicia contra Autoridad alguna Española y siendo cuan más censurable la conducta de dicho Alauri, V.M. dispondrá se tome desde luego contra él providencia satisfactoria que el mismo Gobierno Francés proponga arreglada, como es de esperar, a las circunstancias del caso, siempre que el referido Gobierno no le satisfaga la sencillez de los actos que resultan de la sumaria; y se persuada al Consejo que la dirección y conclusión de este negocio perfecta y legalmente ilustrado con la formación de este proceso debe dejarse enteramente al cuidado del Conde de Ofalia para que quede zanjado este estrepitoso y desagradable incidente, que casi no merecía haberse tomado en consideración, si no se hubiese exagerado.
Al propio tiempo se estimó oportuno que en la primera conferencia o proposición manifieste el Sr. Primer Ministro de Estado al Embajador de Francia Conde d’Harcourt, que habiéndose recibido dicha sumaria se ha remitido al Sr. Conde de Ofalia por Extraordinario; y procure penetrarle de la realidad de los sucesos, y de ningún motivo que haya para alterarse en lo más mínimo la buena armonía que existe entre ambas naciones por un pretexto tan frívolo como la accidentada detención de Mr. Desjardins a quien se le dejó en plena libertad de hacer su viaje inmediatamente, que el Secretario de la Embajada, que transitaba de París a Madrid, aseguró que Desjardins procedía de la Embajada Francesa en esta Corte”.
A tenor de lo expuesto, nos preguntamos ¿Qué hacía disfrazado el Oficial de Estado Mayor Francés Desjardins? ¿Cómo es posible que a un francés se le confundiese con un prófugo español?
Al Gobierno de Fernando VII solo le interesaba resolver como sea el contencioso diplomático sacrificando incluso al Encargado de la Policía de Vitoria, Primer Oficial Genaro Alauri a capricho del Gobierno Francés. Sin embargo, las actividades de Desjardins relacinadas con la Cartografía y el comportamiento que ocasionó su detención, resulta evidente que se trata de un caso de espionaje que el Gobierno de Fernando VII no quiso ver.
Hoy 11 de Junio de 2018, recibimos del Servicio Histórico de la Defensa la esperada carta de Desjardins, en soporte digital, fechada en Madrid el 6 de Enero de 1831, que seguidamente traducida al castellano, insertamos en el lugar que dejamos a tal fin:
“Madrid, 6 Enero 1831
Mi General:
El Sr. de Grouchy a cargo de nuestros asuntos en Madrid durante los últimos tres meses parte hacia París con la intención de dar seguimiento a una solicitud que está cursada al Excelentísimo Ministro de la Guerra. Esta solicitud tiene por objeto provocar una disposición al efecto que nos permita expecialmente obtener la protección de la Embajada (…) y ponerme en contacto de alguna manera.
Hace 4 años que estamos en España en virtud de una orden del Rey renovable a voluntad y sin garantía contra los problemas que el Ministro desearía crearnos. La manera de solucionar esta interinidad es la habilidad de producir a nuestros amigos, así como a aquellos que quisieran ser nuestros amigos un título con el cual pueda continuar y cumplir nuestra misión. Los últimos acontecimientos (…) obligan a pedir mi retorno a Francia”
“On s’occupe depuis quelques années d’un lever de la Galicie a l’echelle 1/100.000, les operations geodesiques e topographiques tout executes avec la plus grande exactitude et les deux tiers de ce beau travail vont etre remis auo Goubernement Espagnol por le mois de Mars”.
“Nos ocupamos desde hace años de un levantamiento de Galicia a escala 1/100.000, las operaciones geodésicas y topográficas se han ejecutado con la mayor exactitud y los dos tercios de este magnífico trabajo se van a enviar al Gobierno Español en el mes de Marzo.
He perdido mucho tiempo en 1829 en busca de establecernos a la salvaguardia de órdenes más precisas para la continuación de nuestro trabajo, este enfoque fue un error en un país donde el desorden reina y el empleo de métodos indirectos conduce más rápidamente y frecuentemente a nuestros objetivos.
Espero obtener la comunicación y la certeza de continuar en primavera con el cartografiado de la provincia de Valencia y Murcia e incluso extender los trabajos hasta el punto de incluir la Isla de Mallorca sobre la que me ha sido solicitado documentos que no existen en ningún sitio.
El Sr. Grouchy tendrá el honor de veros y de entreteneros sobre el contenido de esta carta.
Si Vd. juzga conveniente que la solicitud sea enviada a asuntos extranjeros, él tendra la complacencia de emplear sus contactos locales para obtener una rápida solución.
Incluyo en mi carta el estado de cuentas al objeto del reembolso de la suma que he anticipado al Sr. Sada nuestro colega español, desgraciadamente su última expedición a la Sierra de Gredos ha sido arruinada con una enfermedad del pecho muy seria que nos hace temer que estaremos privados de su cooperaciónpara siempre.
Le ruego mi General que de las órdenes para que el montante de este estado de cuentas sea hecho efectivo lo más rápido posible.
Mi General
Su humilde y muy obediente servidor.
Desjardins
Capitán
Señor Teniente General Pelet
Según el contenido de la tan esperada misiva, el Capitán de Estado Mayor Desjardins tenía como ocupación entre otras, vigilar los adelantos que experimentaban los trabajos planimétricos del levantamiento de la Carta Geométrica de Galicia que Fontán efectuaba de una manera pública y notoria, pues como tenemos dicho, de ellos daba noticia Sebastian de Miñano en su Diccionario, ello con independencia de haber presentado el propio Fontán al Gobierno la mitad occidental ya concluida.
Si el Capitán Desjardins obtuvo o no copia de los trabajos geodésicos de Fontán, sería en su caso a través del Gobierno, pues nos reiteramos en que la pretendida colaboración jamás existió.
Tampoco nos consta que Fontán se hubiese comprometido a remitir al Gobierno en el mes de Marzo de 1831 un adelanto de los trabajos de su Carta, pues su compromiso según se recoge en la Real Orden de 6 de Febrero de 1829, anteriormente citada, se concretaba en presentarla concluida en el término de tres años, lo que no fue posible.
Para mayor abundamiento, en el año 1829 Desjardins y su compañero Armoeire levantaron el Plano de la Corte y sus cercanías hasta cuatro leguas en contorno en 22 hojas a escala 1/20.000.
El destinatario de la carta fue el General Jean-Jacques Germain Pelet – Clozeau (Toulouse 15 de Julio de 1777 – París 20 de Diciembre de 1858) Ingeniero Topógrafo del Depósito de Guerra del que fue su Director en 1818 y 1845.
Volviendo a las actividades de Fontán, por Real Orden de 21 de Julio de 1832, firmada por Luis López Ballesteros, éste pudo disponer de los 1.500 duros que le faltaban por recibir de los 7.000 que le fueron concedidos en 1829.
30 Septiembre 1832, Ballesteros dimitió de su cargo de Ministro de Hacienda al no poder poner remedio a la bancarrota del Estado, lo que supuso que Fontán perdiera su principal valedor en la Villa y Corte.
También por Real Decreto de la Reina María Cristina de 7 de Octubre de 1832, se reanudó la docencia en las universidades españolas, entre ellas la de Santiago, que permaneció cerrada desde el 15 de Octubre de 1830. Por ello Andrade en carta de 26 de Noviembre de 1832, encontrándose en Santiago encargándose de reparar el camino a La Coruña, remitia: “Al Doctor Domingo Fontán, Comisionado de la Carta Geométrica de Galicia en Lugo”, quien a pesar de lo avanzado de la estación continuaba con sus trabajos, le anunciaba la suspensión de las observaciones barométricas y la entrega de los instrumentos pertenecientes al Gabinete de Física de la Universidad de Santiago. “a nuestro amigo común Luis Pose Varela que me hizo el favor de prestármelos”.
Sin embargo esta situación se remedió pues por Real Orden de 26 de Abril de 1833, del Ministro de Fomento General del Reino, requirió a la Universidad de Santiago al objeto de que facilitase a Domingo Fontán para sus trabajos de la Carta, dos barómetros, un círculo repetidor, un péndulo, un anteojo astronómico y un transportador de ángulos.
La necesidad de dichos instrumentos estaba determinada por ser insuficientes los que disponía Fontán, pues en estas últimas operaciones de la Provincia de Lugo y Astrurias, le ayudaban Alejo Andrade, José María Plá y Cancelas, y Joaquín Abad y en Noya su hermano Andrés se encargaba de las mediciones barométricas.
El 29 de Septiembrede 1833, falleció Fernando VII. Abolida por el Monarca la Ley Sálica, le correspondían los derechos de la Corona a su hija la Infanta Isabel, que al contar en esa fecha con tres años de edad, ocupó la Regencia del Reino la última esposa del Rey, María Cristina de Borbón Dos Sicilias.
El hermano del Rey, Carlos María Isidro de Borbón, al aspirar al trono, provocó la llamada Primera Guerra Carlista entre los Cristinos y Carlistas que se caracterizó por la desmedida brutalidad de ambos contendientes.
Una de las primeras disposiciones de la Reina Gobernadora, María Cristina de Borbón, al ocupar la Regencia de su hija menor de edad la futura Reina Isabel II, fue el Real Decreto de División Territorial por medio del cual España quedó dividida en 49 provincias, que hoy en día se puede decir que sigue vigente con la excepción de que son 50 a partir del Decreto Ley de Miguel Primo de Rivera de 21 de Septiembre de 1927 en que se dividen las Islas Canarias en las dos provincias actuales. En el artículo 7º del Decreto se ordena se formen los mapas exactos de sus provincias y el general del reino.
Por dicho Real Decreto, las provincias de Galicia pasaron a ser cuatro, al igual que lo fueron durante el Trienio Liberal, La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra, perdiendo la capitalidad Vigo a favor de Pontevedra. Dicho Proyecto fue realizado por el Secretario de Estado del Ministerio de Fomento, Francisco Javier de Burgos (Motril, 22 de Octubre de 1778 – Madrid, 22 Enero 1849), y sustituyó al realizado el 3 de Julio de 1821 derogado por Fernando VII.
En Diciembre de ese año Luis Pose Varela, fue nombrado para servir la Cátedra de Química y Fontán la de Mecánica aplicada a las Artes, ambas con una dotación de 12.000 reales, dependían del Ayuntamiento, nombramiento éste que fue propuesto por Luis López Ballesteros.
La ayuda económica recibida por Fontán para la conclusión de la Carta Geométrica de Galicia, pronto le ocasionaría numerosos disgustos. Así a finales de ese año de 1833, el Tribunal Mayor de Cuentas le incoó expediente ordenándole la rendición de cuentas de los siete mil duros por él recibidos. Domingo alegaba al respecto:
“Se me dio dicha cantidad según lo expresan las Reales Órdenes de 6 de Febrero de 1829 y 21 de Julio de 1832 que es consiguiente y cualquiera debía suponer a saber: De que fuese invertida en el objeto a que se destinaba, en los gastos de la obra y el mejor comprobante de dicha inversión sería la obra misma y a esto se reduce lo que expuse cuando pedí que se me dispensase de rendir cuentas al Tribunal Mayor que consideraba me supla de esta obligación, pidiendo ya entonces que fuese reconocida la obra que no abusaba de la confianza del Gobierno y decía yo: La Carta Geométrica de Galicia y de sus bastas comarcas adyacentes a su meridiano oriental emprenedidas en León y Asturias será el mejor documento de inversión de los 140.000 reales que tengo recibidos, en las que se incluyen mis propios desembolsos y los sacrificios de diez años de viajes y reconocimientos para dar hecha la mitad de esta obra, y se incluían también los sueldos que cualquier otro llevaría dedicado a este exclusivo trabajo desde el año 1829 como yo lo estoy, o más bien abrumado por él, tanto más cuanto mayor hasido la contrariedad que hallé en la autoridad superior de este Reino en otros tiempos de persecución en el que me vi privado del auxilio de mis mejores colaboradores y sin un sueldo que lo fuese bien pagado.
El Gobierno no hizo justicia, instruyó expediente, pidió informes al Intendente de Galicia y declaró en vista de….” (concluye el manuscrito)
Por Real Orden del Ministerio de Fomento firmada por Francisco Javier de Burgos, Secretario de Estado del Ministerio de Fomento de fecha 28 de Enero de 1834 al Sr. Secretario de Hacienda se acuerda:
“Ministerio del Fomento General del Reino – Al Sr. Secretario del Despacho de Hacienda digo con esta fecha lo que sigue:
Don Domingo Fontán, Catedrático de Matemáticas de la Universidad de Santiago, encargado de levantar la Carta Geométrica de Galicia ha incurrido ante este Ministerio manifestando que el Tribunal Mayor de Cuentas le ha pedido de la inversión de los siete mil duros que para dicho fin se le tiene entregados en virtud de Reales Órdenes comunicadas por ese Ministerio y solicitado se le dispense de rendir cuentas testando a los cargos que contra él recibieren y declarándose que es bastante satisfacción a todos ellos la obra que los motiva. El Intendente de Galicia a quien de Real Orden se pidió informe sobre el mérito y estado de los trabajos de Fontán y sobre el objeto de su solicitud, lo ha anunciado favorablemente exponiendo que la obra es de gran mérito que solo el genio de Fontán pudo emprenderla y tener la constancia necesaria para haberla llevado al grado en que se halla a pesar de su naturaleza y de los obstáculos que se le presentaron y que se halla concluida en lo principal restando solo la provincia de Mondoñedo y parte de la de Asturias. Enterada de todo ello S.M. la Reina Gobernadora se ha servido declarar que los siete mil duros entregados a Domingo Fontán para levantar la Carta Geométrica de Galicia lo fueron en clase de indemnización y sin resulta de cargo, y en su consecuencia lo ha tenido a bien mandar lo ponga en conocimiento de V.E. a fin de que sirva comunicar la Orden correspondiente al Tribunal Mayor de Cuentas para que no exija a Fontán de la inversión de aquella cantidad y le teste el cargo que había producido –lo que de Real Orden traslado a V. para su inteligencia y gobierno. Dios guarde a Vl muchos años. Madrid, a 28 de Enero de 1834- Burgos – Sr. Don Domingo Fontán.
La muerte de Fernando VII determinó el fin del absolutismo y la transformación del Antiguo Régimen, así el 10 de Abril de 1834 el Estatuto Real fue sancionado por la Reina Gobernadora pues a pesar de ser un texto tímido puso fin al Régimen Absoluto en España, era en realidad una Constitución que introdujo el bicamarismo, con el Estamento de Próceres, integados por dos clases de miembros, los hereditarios y los de nombramiento real y el Estamento de Procuradores enteramente electivo para los que tuvieran nacionalidad española, mayores de 30 años y estuvieran en posesión de una renta mínima de 12.000 reales anuales que les permitiese vivir, pues aunque el Estatuto no lo precisaba, en relación a la doctrina de la época ambos cargos eran gratuitos y renunciables.
El Estatuto atribuía al Rey la facultad de convocar las Cortes, cerrarlas y disolverlas para que por medio de las oportunas elecciones se resolviese el conflicto que hubiesen podido acontecer entre los ministros. Las Cortes solo podían deliberar sobre las cuestiones que elevasen al Rey en forma de peticiones que debían de ser sometidas a la Corona, quien también tenía la prerrogativa de sancionar leyes. El Estatuto no gustó a nadie, a unos por exceso y a otros por defecto, la división de los liberales entre Moderados y Progresistas se oficializó con la aprobación del Estatuto. La Reina Gobernadora se convertiría en “Regente de los Moderados”, Domingo Fontán se posicionó ideológicamente en el ala conservadora del Liberalismo.
Mediante Real Orden de 22 de Mayo de 1834, en cumplimiento del artículo 7º del real Decreto de División Territorial de 30 de Noviembre de 1833, se le encargó una memoria sobre la formación de planos topográficos de las provincias y Carta General del Reino.
El 21 de Junio de 1834, Domingo presentó al Gobierno una Memoria que tituó: “Memoria sobre la Formación de los Planos Topográficos de las Provincias y Carta General del Reino escrita de Real Orden por el Sr. Domingo Fontán”.
Comparando la Memoria de Fontán, con la que José Rodríguez presentó en 1808 a la Junta General del Reino, vemos que la de Rodríguez parece más un curso de Geodesia descriptiva. La Memoria de Fontán es una extensión de la triangulación de Galicia al resto de España, coincide con Rodríguez en aplicar el sistema métrico decima, fijando una escala 1/500.000 y en la necesidad de medir cuatro bases que ubica en Pozuelo de Páramo en León, en las cercanías de Madrid, en Andalucía y en la Albufera de Valencia, para ligarlas con la meridiana de Francia, iniciada en Dunquerque, prolongada en España hasta la Mola en Formentera en cuyas operaciones Rodríguez y Chaix fueron comisionados para acompañar a Biot y Aragó en su realización.
Sin embargo, difieren cuando Rodríguez aconseja abandonar la meridiana Central del Observatorio de Madrid, proponiendo otra entre Gijón y Tarifa, Fontán se inclina por la del Observatorio de Madrid y la de San Fernando en Cádiz. Domingo en su Memoria, mucho más práctica que la de su maestro, en lugar de describir las operaciones geodésicas se centra más en determinar el personal e instrumentos necesarios, proponiendo el teodolito en lugar del círculo repetidor de Bordá, según su propia experiencia y fijando meticulosamente el precio de adquisición de los instrumentos necesarios y del personal que debe manejarlos dividido en 20 comisiones, presupuesta dichos gastos en 7.414.500 reales excluyendo los que costó levantar la Carta Geométrica de Galicia.
Por Real Orden de 12 de Agosto de 1834, firmada por José María Moscoso de Altamira y Quiroga, se requiere a Fontan para que presente su Carta concluida en la Villa y Corte, lo que hizo el 1 de Diciembre, el día 3 fue recibido en el Palacio Real por la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón junto con el Infante Francisco de Paula y su esposa Luisa Carlota de Borbón, hermana de María Cristina.
Por Real Orden de ese mismo día 3 de Diciembre de 1834, firmada por José María Moscoso, se le hace saber de la voluntad de la Regente de remunerar sus servicios prestados al Estado y a las Ciencias:
“Ministerio de lo Interior: He dado cuenta a S.M. la Reina Gobernadora de haberse trasladado V. a esta Corte en cumplimiento de la Real Orden que le comuniqué el 12 de Agosto pasado, para presentar concluida como lo ha hecho la Carta Geométrica de Galicia cuya construcción había sido objeto del celo y laboriosidad de V. por espacio de muchos años hasta que en otra Real Orden expedida por el Ministerio de Hacienda el 6 de Febrer de 1829 se le confió el encargo de llevarla a cabo y habiéndose enterado S.M. de las dificultades que para ello tuvo V. que vencer en especial constancia que encierra este trabajo primero de su especie en la nación hubo y adecuado para servir como modelo de los que tan indispensable a fin de obtener una Carta exacta de todo el Reino y por último por efecto del desprendimiento y economía con que V. se condujo: ha tenido a bien mandar S.M. se manifieste a V. que ha quedado muy satisfecha del celo con el que desempeñó la comisión que se le encargara en la expresada Resolución de Real Orden de 6 de Febrero de 1829 de las ventajas que de ello deben resaltar. Es de su soberana voluntad que el servicio que V. ha hecho al Estado y a las Ciencias se tenga presente para la oportuna remuneración atendiendo que Vd. no recibió hasta ahora ninguna obra, si solo los auxilios que fueron precisos para los últimos trabajos de la Carta y cuya legítima inversión está ya declarada por Real Orden de 28 de Enero del presente año. De la de S.M. le comunico a V.para su inteligencia y satisfacción”.
A la vista de la redacción de la anterior Real Orden observamos que se corrige la declaración contenida en la Real Orden de 28 de Enero de 1834 de que “los siete mil duros entregados a Domingo Fontán para levantar la Carta Geométrica de Galicia lo fueron en clase de indemnización y sin resultado de cargo”.
Sin embargo, destacamos que ni Domingo Fontán ni sus descendientes percibieron la remuneración que se menciona.
También en ese año de 1834, concluyó su comisión sobre el trazado de las vías de comunicación presentando una Memoria a la Reina Gobernadora, que tituó: “Modernas vías de comunicación trazadas sobre la Carta Geométrica”.
José Ignacio Muro Morales, en su libro: “Apuntes Bibliográficos” “Técnica e Ingeniería en España en ochocientas profesiones e Instituciones Civiles V”, Zaragoza Real Academia de Ingeniería, Fernando el Católico, Prensa Universitaria de Zaragoza, 2007 p. 651-652, se refiere a Fontán y en esos datos biográficos se recoge que en Junio de 1834 era profesor de Geometría, Mecánica y Delineación en el Real Conservatorio de Artes de Madrid, afirmación que está reñida con lo aquí expuesto, dado que Fontán una vez que fue llamado para presentar su Carta Geométrica en la Corte, se puso en marcha a finales del mes de Noviembre de 1834, después de tomar las aguas en el Balneario de Cuntis a fin de reponerse de una larga enfermedad, y por ser conocedor de que el cólera morbo que imperaba en la capital, era menos virulento en los meses de invierno.
Fontán en Madrid, aspiró a ocupar la dirección del Real Conservatorio de Artes, al quedar vacante con ocasión del fallecimiento de su Director, Juan López Peñealver a finales de 1834, según le comentaba a su hermano Andrés en carta de: 4 de Diciembre de 1834; la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón se lo negó:
“… pues aunque se le hablara de mi no quiso dármelo vale 40.000 reales y casa…”
Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Tomo X, Madrid 1850, página 844 nos ilustra al respecto:
“La Dirección del Conservatorio fue encargada en su fundación a Juan López Peñalver que vino desempeñando hasta que falleció a finales de 1834 y le sucedió Francisco Orlando hasta finales de 1838…”
Uno de los primeros nombramientos de los que Fontán fue objeto a su llegada a la Villa y Corte fue el de miembro de la Comisión Mixta de División Territorial efectuada por Real Orden de 20 de Diciembre de 1834, Comisión que fue creada el 3 de Marzo de 1834 para organizar la división provincial de España ante las imprecisiones contenidas en el Decreto de Francisco Javier de Burgos de 30 de Noviembre de 1833, en definitiva, su principal función sería la revisión de los partidos judiciales de la que ya se encargó Fontán y Lamas Pardo; esta Comisión estaba formada por:
José Agustín de Larramendi, Fermín Caballero Margaez, José García Otero y Diego Clemencin y Viñas a quien Fontan sustituyó tras fallecer a consecuencia del cólera morbo.
No debemos confundir este nombramiento con el efectuado el 10 de Febrero de 1837, mediante el cual fue designado miembro de la Comisión de División Territorial del Congreso de los Diputados en sustitución de su compañero Ruiz Carmeño.
Por Real Orden de 15 de Febrero de 1835, firmada por Moscoso se le comunica a Fontán:
“Ministerio de lo Interior. Al Sr. Secretario del Despacho de Hacienda digo con esta fecha lo siguiente:
“S.M. la Reina Gobernadora se ha dignado resolver que por cuenta de la partida reseñada en el presupuesto de este Ministerio del presente año para la formación de los planos topográficos de las provincias se libre 160.000 reales para el grabado y estampado de la Carta Geométrica de las cuatro provincias de Galicia cuya cantidad será entregada a su autor el Doctor Don Domingo Fontán encargado de dirigir ambas operaciones. Dios guarde a V. muchos años. Madrid 15 de Febrero de 1835. Moscoso – Sr. Don Domingo Fontán”.
El 17 de Febrero de 1835, por Real Orden se acepta la dimisión de José María Moscoso de Altamira, quien expide las últimas Reales Órdenes al citado Secretario de Despacho de Hacienda en esa misma fecha.
“Habiéndome designado la Reina Gobernadora nombrar Catedrático Director del Real Oservatorio de esta Corte a Don Domingo Fontán, autor de la Carta Geométrica de las cuatro provincias de Galicia que ha levantado a escala mayor según participó a V.E. en oficio separado de esta fecha, se ha servido resolver S.M. que si el Gobierno dispone enviarle a país extranjero para que en él se grabe la citada Carta, se le abone el sobresueldo de 10.000 reales anuales durante su comisión con cargo a la partida señalada en el presupuesto de este Ministerio para la formación de los planos topográficos de las provincias de Real Orden lo traslado a V. para su inteligencia y efectos correspondientes. Dios guarde a V. muchos años. Madrid, 17 de Febrero de 1835.»
El Observatorio Astronómico de Madrid, se creó por Carlos III a propuesta del Científico y Marino, Jorge Juan y Santacilia, en 1790, su edificio sito en el Cerro de San Blas del Retiro, se inició ese mismo año y no se concluyó hasta 1847.
A la vista del contenido de la Real Orden, parece evidente que la Regente efectuó tal nombramiento considerando que Fontán tendría que desplazarse a París para desempeñar su Comisión sobre el grabado de las piedras litográficas de su Carta Geométrica, ocupando su puesto interinamente, durante su ausencia, el Ayudante Pedro María Delgado y Sandino.

Observatorio Astronómico de Madrid (Litografía)
El Observatorio Astronómico en esas fechas no pasaba por su mejor momento pues su única función se concretaba en efectuar diarios partes meteorológicos de temperatura y presión atmosférica tomadas a diferentes horas que se remitían a la prensa para su publicación y en impartir la enseñanza de la Astronomía en su Cátedra a la que según Fontán no asistía una docena de alumnos.
Según refiere “El Correo Nacional” del miércoles 9 de Mayo de 1838, aconteció lo que sigue, cuando Pedro María Delgado tomaba la temperatura ambiente para la elaboración del parte meteorológico:
“Al Ayudante del Observatorio Astronómico, que vive en el mismo edificio, estando con la luz de su farol en el templete a las doce de la noche el día 7, para la observación del termómetro, le fue dirigido un tiro desde las afueras del Buen Retiro y cercanías del Paseo de Atocha cuya bala le pasó lejos de su cabeza. Esto no fue otra cosa que el deseo de satisfacer un antojo brutal y feroz cuyo límite nada alcanza”.
Sobre tan inoperante establecimiento Pedro María Delgado, nos informa en su nota remitida y publicada en “El Correo Nacional” en su nº 156 del sábado 21 de Julio de 1838:
“Observatorio de Madrid
(Remitido)
En el Diario de las sesiones de Cortes del 11 del corriente julio, y en el discurso de la del Senado que dijo el excelentísimo Sr. Don Martín de los Heros, pag. 210, primera columna, línea octava se lee lo siguiente: “Se trató del estudio de la astronomía (en tiempos de Carlos III); ahí está el Observatorio Astronómico en San Blas, y no hay un solo anteojo.
S.E. ha padecido una equivocación que acredita el inventario existente en el ministerio de Gobernación, de los numerosos instrumentos que posee aquel establecimiento desde antes de la invasión francesa de 1808 y entre los cuales figuraba el gran telescopio de Herschel que Montuela confiesa haber sido, sino el primero en cuanto a su magnitud y bondad, el segundo de los que hizo construir aquel grande astrónomo, y cuya adquisición costó a España nada menos que un millónde reales. De este aparato colosal y digno de admiración se conservan los espejos por duplicado, los planos de su montura y las aplicaciones relativas a su uso: lo demás feneció cuando las tropas de Napoleón ocuparon el Retiro. Desde esta época quedó en un total abandono hasta que en 1818 el Sr. D. Fernando VII pensó en fomentarlo. Pero en 1824 cayó de nuevo en el olvido hasta el año 1835 en que se libraron 50.000 reales a su actual Director para repararlo, desde entonces acá, es decir, 1837 y 38 ni un maravedí ha vuelto a percibir, ni menos se han zanjado las dificultades opuestas por la mayordomía mayor de la real casa a la incomunicación del edificio con el Retiro, que ella misma ha exigido para obrar en él; vagatela que ha producido no pocos debates sin resolusión hasta esta fecha.
El Observatorio en el día nada necesita con respecto a anteojos, como lo saben todas las personas que han visitado aquel edificio desde el año pasado acá, lo que le hace falta independientemente es: 1º concluir sus obras, para lo cual bastan 5.000 duros; 2º incomunicarlo con el Retiro, ya que así lo quieren, y esto cuesta unos 3.500; 3º señalarle y entregarle anualmente un fondo para adquirir un anteojo de pasos; un círculo mural, una péndula astronómica, y un ecuatorial, todos de suma perfección como los que se han proporcionado al Observatorio de San Fernando, con los rendimientos del calendario cuyo privilegio exclusivo pertenece al de Madrid por título de compra que hizo a la familia de Torres de Salamanca, derecho que reconocieron las Cortes de la anterior época constitucional, y del cual en la presente no se ha hecho hasta ahora el más leve recuerdo. Pero se puede esperar que las causas expuestas del abandono en que se halla el Observatorio de Madrid, y otros establecimientos igualmente científicos, desaparecerán si produce sus efectos el brillante discurso del Excmo. Sr. D. Martín de los Heros en la sesión del Senado del 11 de Julio, que ha dado lugar a este escrito. PEDRO MARÍA DELGADO.
Madrid, 17 de Julio de 1838”.
“El Correo Nacional” del 9 de Junio de 1839, daba cuenta del hecho acaecido en el Observatorio Astronómico estando ausente Fontán en París desempeñando su comisión del grabado de la Carta Geométrica, sobre la persona de su Director interino:
“SUICIDIO. Como a las nueve de antes de anoche se suicidó con un cachorrillo Don Pedro María Delgado, encargado del Observatorio Astronómico de esta Corte, que vivía en el mismo establecimiento, habiéndose encontrado la referida arma a los pies del cadáver y los sesos estampados en la pared. El Sr. Amoros y su escribano Pedro Malpartida han desplegado toda su actividad en la instrucción del sumario permaneciendo al efecto en dicho Observatorio desde las once y media de la noche de la catástrofe hasta la caída de la tarde de ayer, practicándose a su presencia la inspección anatómica del cadáver para cerciorarse de algunos indicios que hay de envenenamiento”.
Por Decreto de 30 de Abril de 1835, se crea la Escuela Especial de Ingenieros Geógrafos, dictándose otros tres Decretos de igual fecha sobre la formación del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Minas y Montes y sus respectivas inspecciones, y Escuelas Especiales, dependientes del Cuerpo de Ingenieros Civiles en unión con la Escuela de Geógrafos.
Por Real Orden de 1 de Mayo de 1835, Domingo Fontán fue nombrado Director de la Escuela de Geógrafos, encargándole propusiera lo necesario para su funcionamiento, esa Real Orden al igual que los Decretos fueron publicados en la Gaceta de Madrid nº 125, página 498 del día 5 de Mayo.
“S.M. la Reina Gobernadora en conformidad al Real Decreto que ha tenido a bien expedir este día para la formación de la Escuela Especial de Formación de Ingenieros Geógrafos, se ha servido nombrar a V. Director de ella, y es la voluntad de S.M. que con arreglo al artículo 6 del mismo proponga cuanto crea necesario para su primer establecimiento acompañando el presupuesto de los gastos puramente precisos que desde luego deben hacerse. De Real Orden lo comunico a V. para su conocimineto satisfacción y cumplimiento. Dios guarde a V. muchos años. Madrid, 1 de Mayo de 1835. Medrano – Sr. Don Domingo Fontán”.
Diego Medrano y Treviño fue también el creador de las Cajas de Ahorro de España.
En esa misma fecha de 1 de Mayo, Fontán contesta limitándose a dirigir la Escuela y a enseñar Astronomía, ejercitando a los alumnos de aquella en las observacines astronómicas y operaciones geodésicas con auxilio de un ayudante.
Por Real Orden de 25 de Mayo se le encarga a Fontán la enseñanza de la Geodesia como aplicación inmediata de la Astronomía quedando relevado de la Topografía y cálculo superiores que quedarían a cargo del profesor de la Escuela de Caminos y Canales.
El 19 de Agosto de 1835, Fontán remitió al Subsecretario del Ministerio de lo Interior Angel Vallejo Villalón, el Reglamento de la Escuela. A pesar de que todo estaba dispuesto para su apertura el 1 de Octubre de 1835, este proyecto no se realizó.
Por Real Decreto de 25 de Febrero de 1836, firmado por Martín de los Heros, se crea la Comisión que proponga lo conveniente sobre pesas y medidas, ello ante “los perjuicios y graves inconvenientes que ocasiona en el tráfico mercantil y en las demás transacciones civiles la diversidad e irregularidad de las pesas y medidas usuales en las diferentes provincias….”
Tratando de determinar la uniformidad de tales medidas y pesas, el artículo 2º del Decreto fijaba como base de tales trabajos “la longitud del péndulo que oscila segundos sexagesimales en el Observatorio Astronómico de esta Corte razón por la que se contó con su Director. La Comisión estaba formada:
En cuanto a las pesas y medidas Fontán aducía en la sesión del Congreso de 6 de Enero de 1837:
“No es extraño que no haya igualdad en las leguas, cuando todavía la unidad elemental que es el pie castellano, el catalán, el valenciano, el gallego son todos diferentes. Bajo el principio, yo tendré el placer un día de pedir a las Cortes que tome en consideración este asunto de arreglo de medidas que es una de sus atribuciones. Decía que convendría fijar la unidad respecto a las leguas….”
Antes que Fontán, su maestro José Rodríguez González, Diputado por el Reino de Galicia, el 16 de Julio de 1820 fue nombrado miembro de la Comisión de Pesas y Medidas del Congreso de los Diputados, fechas estas en que además de la Dirección del Observatorio Astronómico cubría la Cátedra de Astronomía del Museo de Ciencias Naturales.
Domingo Fontán fue defensor de la implantación del Sistema Métrico Decimal, de hecho ya se inclinó por él al levantar su Carta Geométrica en escala 1/100.000 y al proponer en su Memoria la escala 1/500.000 para la Carta General de España.
Entre los miembros de la Comisión quien efectuó mayor oposición a la implantación del metro fue el Matemático Vicente Vázquez Queipo, quien en su condición de Diputado a Cortes por Lugo, presentó dos proyectos de Ley, proponiendo el pie de Castilla.
En el artículo 3º del Proyecto que presentó al Gobierno el 22 de Enero de 1846, afirmaba:
“El pie será medida fundamental de todas, las de longitud e igual a los dos séptimos del péndulo en las circunstancias dichas”.
En el Proyecto de Ley de 30 de Abril de 1846, su artículo 3º poco difería del anterior:
“El pie será la unidad fundamental de todas, las de longitud e igual a los dos séptimos del péndulo en las circunstancias dichas (art. 2º)”.
Por la Ley de 19 de Julio de 1849 se aprobó la implantación del Sistema Métrico Decimal y a tal fin para su ejecución y cumplimiento por Real Decreto de 20 de Julio de 1849, se creó una Comisión de la que formó parte:
Presidente:
Vicente Sancho, Senador del Reino
Vocales:
Alejando Olivan, Diputado a Cortes
Vicente Vázquez Queipo, Diputado a Cortes
Juan Subercase, Inspector General del Cuerpo de Ingenieros de Caminos,
Canales y Puertos.
Cristóbal Bordiu, Director General de Agricultura, Industria y Comercio.
Joaquín Alfonso, Director del Conservatorio de Artes
Secretario:
Rafael Escriche, Profesor de Matemáticas.
El Sistema Métrico Decimal entró definitivamente en vigor en España el 1 de Junio de 1880.
En París el 2 de Marzo de 1838, Fontán fue nombrado miembro de la Societé Géographie de París quien le remitió el correspondiente Diploma que conserva su Fundación.
El 1 de Septiembre de 1840, se produce el levantamiento de los Progresistas que determinó el exilio de la Regente María Cristina de Borbón, siendo reemplazada en tal Regecia por Baldomero Espartero, “Regente de los Progresistas”.
La Revolución de Septiembre determinó el cese de Fontán de todos sus destinos.
La Comisión Mixta de División Territorial fue disuelta el 15 de Septiembre de 1840, siendo sustituida por una Comisión llamada Facultativa, creada por Decreto de 23 de Noviembre, en la que ya no se contó con él, no volviendo a tener intervención alguna en temas de división territorial.
Por Decreto de la Junta de Gobierno Provisional de la Provincia de Madrid de 20 de Septiembre de 1840, por motivo de no reconocer su autoridad fue suspendido del destino de Director del Observatorio Astronómico de Madrid y en su consecuencia de la Comisión de Pesas y Medidas, tema este en el que tampoco tuvo posterior ocupación como hemos visto.
También se le suspendió de su Comisión sobre el grabado de las piedras litográficas de la Carta Geométrica de Galicia, por lo que tuvo que formular una exposición en fecha 7 de Noviembre de 1840 al Secretario del Despacho de la Gobernación de la Península, al que le informaba de sus compromisos contraídos con el Grabador L. Bouffard y el depósito de los fondos destinados a dicho fin en París, lo expuesto tuvo como consecuencia que se le repusiera en tal Comisión.
Otra de las actividades de Domingo Fontán merecedora de figurar en su curriculum con letras mayúsculas fue su dedicación a la Ciencia Política, rama de las Ciencias Sociales, como disciplina autónoma de estructura sistemática y teoría propia a la que ya nos referimos, ciencia esta muy acorde con el espíritu cientifista de Fontán, que se basa en datos empíricos ya sea obtenidos por el método histórico o comparativo, que Fontán combinó con el método didáctico, propio de la enseñanza que articula la teoría con la práctica recurriendo frecuentemente al ejemplo.
Esta actividad la ejercitó en el Congreso de los Diputados con “acostumbrada facundia, virilidad y energía” según afirmaba el Periódico de Madrid “El Español” en su nº 699 del Domingo 1 de Octubre de 1837; sinónimo este de elocuencia que se aplica a quien habla mucho con afluencia, que se expresa oralmente usando gran diversidad de palabras y frase con facilidad natural.
La actividad política de Fontán se concreta con su intervención en las:
CORTES CONSTITUYENTES, Mayoría Progresista, Legislatura 1836-1837:
Dieron principio el 17 de Octubre de 1836
Terminaron el 4 de Noviembre de 1837
Domingo Fontán fue Diputado por la Provincia de Pontevedra e intervino en 126 sesiones.
CORTES CONSTITUYENTES, Mayoría Moderada, Legislatura 1837-1838:
Dieron principio el 13 de Noviembre de 1837
Terminaron el 17 de Julio de 1838
Fontán fue Diputado por la Provincia de Pontevedra e intervino en 61 sesiones.
CORTES ORDINARIAS, Mayoría Progresista, Legislatura 1841-1842:
Dieron principio el 26 de Diembre de 1841
Terminaron el 16 de Julio de 1842
Fontán fue Diputado por la Provincia de Pontevedra e intervino en 24 sesiones.
Esta faceta, al igual que otras de las ocupaciones de Fontán, no ha sido estudiada suficientemente a pesar de que Paulino Predet Casado en su artículo recogido en los Cuadernos de Estudios Gallegos, Anejo I, 1946, extractó algunas de las intervenciones del Diputado Domingo Fontán en el Congreso de los Diputados.
Más prolijamente trató este tema Baldomero Corex Trasmontes (1929-2014) en su libro “Domingo Fontán en el Parlamento” publicado por la Diputación Provincial de Pontevedra en 2008, donde en nuestra opinión, encorseta a Domingo Fontán de manera localista y máximo cuando en el prólogo de su obra argumenta que tomó la decisión de traducir al gallego el contenido de los discursos pronunciados por Fontán, recogidos parcial y selectivamente en dicha publicación en atención al amor que éste sentía por la lengua gallega.
Fontán nunca consideró la lengua como señal de identidad, si verdaderamente sintió amor por alguna lengua, fue por el lenguaje universal de las Matemáticas. Hablaba habitualmente en castellano, con marcado acento gallego y el gallego solo lo empleaba para dirigirse al pueblo llano, quien en el Siglo XIX se expresaba solo en esta lengua; para Fontán los idiomas solo eran un vehículo de comunicación con los demás; empleó el francés y el inglés para instruirse y como tenemos dichos prescindió del latín, idioma al que estaba obligado a impartir la enseñanza de su Cátedra, con el único fin de hacerse entender por sus alumnos seguramente aprendió también la lengua hebrea por imposición del plan de estudios.
En la sesión del Congreso de los Diputados del 19 de Octubre de 1837 argumentaba al respecto:
“No señores: España se compone de muchas provincias, entre las cuales las hay que tienen sus idiomas particulares, y a cada uno es necesario hablarles en el suyo, porque si al gallego se le habla en vascuence no se conseguirá hacerle entender, ni al catalán si se le habla en gallego. Es verdad que el idioma castellano es el que se proporciona y acomoda por su generaliad a la mayoría de los españoles, pero a pesar de esto, es necesario que los Diputados cuidemos de que las leyes se extienda en un lenguaje el más claro posible de modo que todos las entiendan….”
Fontán tuvo dos pasiones en su vida, las ciencias y su tierra, Galicia, por la que sintió verdadero amor y así abordado por este sentimiento, encontró la forma de unificar ambas aplicando la Ciencia de las Matemáticas Geodésicas en su provecho, tierra ésta que recorrió palmo a palmo durante diecisiete años pues como decía el escrito americano Walt Whitman (1819-1892) en su “Canto a mi mismo” (48)
“Aquel que camina una sola legua sin amor camina amortajado hacia su propio funeral”
Por ello siempre diremos que esa plasticidad o belleza estética de la Carta Geométrica se debe a que sus hojas de papel todavía rezuman el amor con que fue hecha.
En la obra de Corex Trasmontes se evidencia cierta tendencia a resaltar las citas de carácter localisita de los discursos de Fontán perdiéndonos en la parte en detrimento del todo, es decir no nos da acceso a la intencionalidad de los mismos dentro del contesto en que se pronunciaron que por norma general era el correspondiente a la gobernabilidad del Estado, a excepción de cuando se trataron en el Congreso temas que particularmente afectaban a Galicia, en los que Fontán se prodigaba como valiente y apasionado defensor de sus intereses.
Fontán como Diputado primero bajo la vigencia de la Constitución de 1812 y después de la de 1837, fue un representante de la Soberanía Nacional, según propugnaba en su artículo 3º de su texto legal de la Constitución liberal de Cádiz:
“La Soberanía reside esencialmente en la nación”, entendida según el artículo 1º como la Unión de todos los españoles de ambos emisferios”, principio este también recogido en el Preámbulo de la de 1837.
Era plenamente consciente de que además de ser Diputado por Pontevedra era representante de esa Soberanía Nacional y en esta convicción afirmaba en la sesión del día 30 de Octubre de 1837:
“Yo señores, no tengo aquí otro interés sino en el caso (que no espero) de que hoy se decrete lo que la Comisión propone, salvar dos responsabilidades una la que tengo como Diputado, encargado de mirar por los intereses de todas las provincias y la otra lo que me toca como individuo de esa Comisión…”
Como hombre dedicado a la labor docente en su nueva ocupación en el Congreso, recurría a los ejemplos en sus intervenciones basados en su experiencia de la administración pública que adquirió en Galicia en el desempeño de las funciones que tenemos relatadas, ejemplos éstos que exponía tratando el tema general, donde aludía a su propia experiencia en el caso particular que como no podía ser de otra forma se localizaba en Galicia.
De estas tres legislaturas, las dos primeras bajo la Regencia de la Reina María Cristina de Borbón (Regente de los Moderados), y la última bajo la regencia de Baldomero Espartero (Regente de los Progresistas) cada una de ellas, tuvo como principal característica:
Durante la de 1836-1837, se debatió la nueva Constitución de 1837 consensuada entre los Moderados y Progresistas, en la que Fontán participó en sus debates, texto éste que la Regente juró el 18 de Junio de 1837, seguida de todos los Diputados entre ellos Domingo Fontán, como así mismo la Ley Electoral de 20 de Julio de 1837, también fueron temas del interés de Fontán la incierta marcha de la Guerra Carlista y su modo de financiarla (Decreto de Extinción de Regulares y de venta de Bienes Nacionales).
De la legislatura de 1837-1838, durante la cual se decidió la Guerra Carlista a favor del Ejército Cristino, Guerra que concluiría en Vergara el 31 de Agosto de 1839.
Llamó particularmente el interés del Diputado Fontán las discusiones sobre la Ley Orgánica de Ayuntamientos, también participó activamente en los debates que dieron lugar al Reglamento Interior del Congreso (14 Febrero 1838), Repartimiento de la Contribución extraordinaria de Guerra y la Ley de Instrucción Pública (21 de Julio de 1838).
Por último en la legislatura de 1841-1842 se caracterizó por la continuación de la desamortización del Clero Secular, lo que provocó la ruptura diplomática con la Santa Sede, Fontán en manifiesta minoría hizo activa oposición a la política del autoritario General Baldomero Espartero.
Fontán nos extracta su pensamiento político en su intervención en el Congreso el 29 de Marzo de 1842, en el que resalta cual es su sistema y la manera de conducirse en la Construcción del Estado Liberal, en la nueva concepción económico-social por la que caminó la sociedad de su tiempo:
“Ese es mi sistema. Un juramento que presté en manos del Sr. Presidente al tomar aquí asiento. Contra ese juramento Domingo Fontán jamás habla, y perderá su vida mil veces si es necesario antes que faltar a su juramento. Otra clase de sistema no conoce. Observar la Constitución y haberme fiel y lealmente en el desempeño de mi cargo, éste es mi sistema y de este sistema nadie me saca, tengo esto entendido el Sr. Otero…”
“Yo quiero la Constitución con el cariño que los padres quieren a sus hijos. Su señoría la querrá mucho, y tal vez la querrá más allá, pero mi sistema es la Constitución de 1837, ni más ni menos, y mis deseos no son otros que el que todos sus artículos sean una verdad, sean sagrados e inviolables que sean cumplidos y obedecidos por todos y que con arreglo a esa Constitución sepamos gobernar sin necesidad de recurrir a los consejos avangélicos…”
“Y dígase que soy retrógrado o progresista, lo mismo me da el posgrado que el retro, son dos palabras aplicadas a la palabrado grado, la palabra pro aplicada al grado significa marcha; muchos quieren que sea violenta, acelerada; y aplicada la palabra retro a la palabra grado, expresa una marcha pausada y lenta; no pocos quieren que sea hacia atrás. Yo estoy en la marcha pausada y lenta, no en la acelerada. Digo más: el Festina lente (apresurate despacio) es el principio que yo siempre sigo. En fin yo marcho a mi objeto y lo que quiero no es perder el tiempo…”
La Constitución de 1837, estipuló que las Cortes se compusieran de dos cuerpos colegisladores de iguales facultades, el Congreso y el Senado, éste último formado por designación real de sus miembros elegido de una terna de los electores de cada provioncia. El proyecto de Ley Electoral de 1837, exigía una renta anual de 30.000 reales para poder acceder a tal puesto.
Fontán en la sesión del Congreso de 4 de Julio de 1837, hacía las siguientes observaciones sobre tal institución:
“Por lo demás, es constituir el Senado en una verdadera aristocracia de ricos propietarios, aunque no tengan saber, en cuyo caso son muy poco útiles los individuos de aquel Cuerpo, y solo harán lo que les digan sus mentores o asesores. Semejantes hombres no son los que hacen falta…”
“… Será el Senado una escuela de costumbres como así será de otra manera será una escuela no se de qué, de holganza. Será para los togados que es carrera, como dicen de oidores, de oir, no de leer, no de ver, pues los abogados son sus ojos, los relatores son sus ojos, los escribanos de cámara, sus ojos, y el oidor no tiene más que oidos. Dejémonos de un senador de orejas, y hagamos un senador de ojos, de centinelas, de hombres que lo vean todo….”
Domingo Fontán estaba muy seguro de dónde estaban sus lealtades y así lo proclamó alto y claro en la sesión del Congreso de los Diputados de 24 de Agosto de 1837, en un momento en que la causa de Isabel II era incierta y estaba muy comprometida pues la Expedición Real del ejército Carlista se dirigia a Madrid con intención de asediarla.
“… Tenga entendido S.S. que he jurado la Constitución del año 1837 y por Reina de España a la Señora Doña Isabel II, y tenga entendido, como todos que nada tengo con Don Carlos, ni otros deseos que hacerle la guerra a muerte. Tenga también entendido que estoy ligado a la causa de la libertad por mis juramentos contra cualquier cosa que sea diferente que Constitución e Isabel II y por su defensa moriré en el patíbulo si necesario fuese. No seré perjuro, no seré traidor. Mi patria no está en esos países lejanos a donde no puede emigrar el que aquí tiene su arraigo, su mujer y sus hijos.
Tenga entendido el Sr. Osca que Domingo Fontán no teme ni debe y nadie le podrá tachar. En todos tiempos se ha honrado de tener una conducta de verdadero español. No me hagan pues alusiones que no me tocan ni atañen, que me comprometan más de lo que estoy comprometido…”
En la sesión del 29 de Septiembre de 1837, en la que Fontán replicaba el discurso del Diputado Progresista Fermín Caballero, en él se evidenciaban las diferentes concepciones que sobre la Soberanía Nacional tenían los Liberales Progresistas y los Moderados; para los primeros, residía en las Cortes como su depositario; para los segundos, era compartida por el Rey y las Cortes.
En su intervención Fontán defendía la división de poderes que Montesquieu, considerado el ideólogo del Nuevo Regimen expuso en su obra “El espíritu de las leyes”, publicado en 1748, en el que procalamaba la independencia del Poder ejecutivo, legislativo y judicial.
“… Sentó el Sr. Caballero ayer el principio de que el Gobierno se componía de todos los poderes del Estado, y que poder por poder, poder son las Cortes, así como es poder el ejecutivo. La Nación reconoce todos los poderes y no puede existir sin esos poderes, pero el poder que se llama Gobierno ¿son todos los poderes? Esta es la proposición sentada por el Sr. Caballero en su discurso, y esto parece que induce a que las Cortes, haciendo esto, reasumen todos los poderes, pero las Cortes ¿son acaso un poder omnímodo? ¿son un poder que pueda disputarle las facultades a la Corona? ¿Hay ningún artículo constitucional que prevenga esto? En esto va acorde el Sr. Caballero disputando a la Corona la facultad de disolver las Cortes. Yo no opino que las Cortes invadan el Poder ejecutivo, ese poder que llamamos Gobierno, ni que este deje de acatar las atribuciones del Cuerpo legislativo, así como quiero que se respete la independencia del Poder judicial…”
Fontán en la sesión del 5 de Septiembre de 1837, señalaba cuales en su opinión eran los males de España: La Guerra Carlista y el egoismo individual en detrimento del interés público:
“La causa de nuestros males, no es otra que los esfuerzos que hace un pretendiente a la Corona de España y los esfuerzos que están haciendo un resto de españoles que se ocupan de hacer patrimonio suyo a esta Nación que consideran como presa propia, procurando al mismo tiempo la desunión para conseguir mejor su objeto. En España no hay más que contribuyentes y mandarines. Contribuyentes que están dando su sangre y su dinero y jefes o empleados que consultan solo su utilidad personal y no la del pueblo, a quien debieran servir en lugar de causarle tantos males. Yo no veo más que esto y la Nación lo está viendo también, y no es necesario que las Cortes lo digan…”
“… los males de la Nación repito proceden: primero de los esfuerzos que está haciendo el pretendiente; y segundo, de muchos que bajo el título de defensores de Isabel II no procuran otra cosa que hacer su agosto y desentenderse del interes público, porque tienen a Isabel II en la boca, pero en realidad lo que procuran es su comodidad, su conveniencia, su ensalzamiento y su bienestar, sin interesarles en nada el bien público. De aquí nacen las conspiraciones, las maquinaciones, las facciones que pululan en todas partes….”
En cuanto a la citada Ley de Ayuntamientos, Fontán en la sesión de 8 de Mayo de 1838, reforzaba la función de las Diputaciones Provinciales, quienes ejercían el poder político en las regiones.
“El Gobierno está a una distancia inmensa de los pueblos para ocuparse de éstos: quien conoce sus necesidades, quien puede hacer bien lo que a ellos convenga, son las Diputaciones Provinciales o los jefes políticos, oyendo a las Diputaciones Provinciales y de acuerdo con ellos.
El Gobierno no puede hacer todas las cosas como aquí parece se quiere, no puede hacer el bien, quien puede hacerlo son las autoridades más inmediatas. Yo me opongo a este sistema de centralización del Gobierno, a quien dará una apoplegía de poder si se sigue así, pues toda la sangre se subirá a la cabeza Es menester que la sangre circule por todos lados y vaya a las extremidades, pues así en la política como en la física cada extremidad tiene su vida. Hay una manía en todo el proyecto muy marcada, la manía de reducirlo todo a la unidad, es decir de despotizar, porque cuando uno solo manda y cuando los demás no tienen más que obedecer se despotiza. Ese uno que todo lo sabe hacer bien, porque está arriba, al fin viene a hacerlo todo mal. Dejemos pues a los jefes políticos con las Diputaciones Provinciales y con arreglo a tales o cuales bases hagan esas supresiones, esos aumentos donde mejor convenga…”
En la sesión del 11 de Febrero de 1842, Fontán concretaba su oposición al Gobierno Progresista de Espartero:
“Yo no quiero gobiernos representativos de conversación, gobiernos de prosa, de escribir mucho y farolear mucho, yo quiero que luzca la luz de los Gobiernos representativos, yo quiero que luzca y nos haga ver lo que de bueno producen, y no esa luz fantasmagórica. Estamos ya en tiempos de paz y no hay disculpa ahora de que la guerra sea un obstáculo y a pesar de eso yo veo que la marcha es idéntica, veo la misma poltronería que siempre…”
Domingo Fontán también fue un Economista de la Escuela Clásica o Escuela Liberal Tradicional, cuyos inicios se remontan a Kant y cuyo máximo representante fue Adam Smith quien en el capítulo 1º del Libro V de “La riqueza de las naciones”, 1876, consideraba que el Estado debía limitar su actuación a las siguientes funciones:
1º Defensa de la propiedad privada (orden público)
2º Defensa del Territorio Nacional (representación internacional)
3º La Administración de Justicia.
4º Obras Públicas e Instrucción Pública.
El Estado no debía intervenir en la economía, cualquier otra función de las expuestas se dejaban a la iniciativa privada.
Domingo Fontán puso en práctica la Ciencia de la Economía, que según dicen es la más vieja de las artes y la más joven de las ciencias, en el Congreso de los Diputados, su pragmatismo le llevó a la concepción empírica de la realidad a través de su particular experiencia en este campo adquirida en las Juntas de Repartimiento de Tributos y Estadística de Santiago y la de Galicia, sita en La Coruña y en la Diputación de Galicia y Diputación Provincial de La Coruña.
Fontán compartía las ideas de Adam Smith entre otras: que el beneficio individual y el interés privado sirven al interés general, así lo afirmaba en la sesión del Congreso de los Diputados de 22 de Agosto de 1837:
“La suma de los beneficios que cada uno recibe, es el beneficio general, es el bien público…”
Keynes, en su “Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero” publicada en 1936 se ocupaba de este tema, tratando de conciliar las ventajas públicas con las privadas, beneficio individual con el interés general, pero señalando las excepciones que hacen que esa coincidencia algunas veces sean imposibles.
Hoy podríamos considerar a Fontán como un neoliberal practicante del neoliberalismo entendido como filosofía económica surgida en la década de 1930.
Adam Smith en su “Riqueza de las naciones” propugnaba los siguientes principios teóricos, que se recogen en los tres capítulos del citado libro V que Fontán trató de llevar a la práctica:
1.- En cuanto al gasto público:
“Lo que es prudente en la conducta de una familia nunca será una locura en la de un gran reino”.
2.- Presión tributaria:
“Los tributos deben ser justos y equitativos, los súbditos, o sea los particulares deben contribuir al mantenimiento del Estado en proporción a su respectiva capacidad económica”.
3.- Deuda pública:
Que lo más conveniente sería controlarla cuando el hecho extraordinario (guerras, calamidades, etc.) que la motiva sea superado, no solo manteniéndola equilibrada en función de los ingresos y los gastos, sino que aconsejaba mantener un superavit.
En el Siglo XX el de las ideas de J.M. Keynes, el Estado a esos gastos y obligaciones añadió otras responsabilidades de carácter social que Adam Smith no consideró, pues para él la vida de los ciudadanos no es competencia del Estado sino el resultado de la ambición competitiva y libre de éstos, ello como respuesta a las demandas sociales que han cambiado la concepción de la Hacienda Pública del Siglo XIX por su seria repercusión en el factor económico, surgiendo lo que se ha llamado el “Estado del bienestar”.
En la Ciencia de la Economía hay cuestiones inmutables en el transcurso de los tiempos como el control del gasto público cuyo equilibrio defendían los Liberales Moderados en contra de la opinión de los Liberales Progresistas. Hoy los herederos del antiguo bipartidismo, mantienen el mismo debate, pues mientras la Derecha sustenta que hay que racionalizar el “Estado del bienestar” y reducir el gasto público por ser insostenible, la Izquierda defiende su oposición a los recortes del gasto social, manteniéndolo mediante el incremento de los impuestos y de la deuda pública.
Resaltamos que otro miembro de la Escuela Clásica como Tomas Maltus en su “Ensayo sobre el principio de población 1798” al que Fontán hacía referencia en la sesión del Congreso de 16 de Mayo de 1842, en la que también citaba al Baron de Humboldt y a Ramón de la Sagra por sus estudios sobre la población de la Nueva España y de la Isla de Cuba respectivamente; ya mostraba sus dudas de que el “Estado del bienestar” alcanzase a todos los ciudadanos; en los tiempos actuales en atención a esos principios de población ya empezamos a bislumbrar el sistema de pensiones como una gran estafa piramidal que va camino de ser insostenible.
Esos postulados de la Escuela Clásica, fueron los que defendió Fontán en el Congreso en el ejercicio de esta actividad como Economista. La disparidad de criterios sobre el gasto público entre Moderadoso y Progresistas, quedó recogida en su intervención en el Congreso en la sesión del 28 de Marzo de 1842 en la que se debatía sobre los Presupuestos Generales del Estado:
“La Nación no debe votar más gasto que aquellos que pueda pagar, porque nadie en su casa puede votar más gasto que aquellos que le permita el estado de lo que tenga o pueda tener en sus bolsillos.
Lo primero que hay que ver a donde llega el todo de los gastos; enseguida hay que examinar el todo, el todo posible de los ingresos. Si se ve que el todo posible de los ingresos puede cubrir todos los gastos, entonces la Ley está completa y se puede pensar en su exámen para aprobarla o desaprobarla. Si no puede el todo de los ingresos sufragar el total de los gastos, entonces hay que volver atrás y ver cuales serán los que puedan suprimirse.
En una familia por ejemplo, el pan y el agua no podrán suprimirse, pero podrá suprimirse el vino, no se gastará vino. El gasto del pan si no puede cubrirse se comerán patatas, y cada uno tendrá que estrecharse en su círculo según los medios con que pueda contar.
No hay remedio, señores, mientiras que la Nación o las Cortes que aquí la representan no se forme el círculo del cual no se puede salir, no haremos más que marchar de trampa en trampa, de enredo en enredo, de embrolla en embrolla, y marcharemos como se ha marchado aquí por espacio de muchos años, con el sistema de enredos, de embrolla, de agios y Bolsa..”
“…Además en la Comisión, a lo menos yo por mi parte, he presentado desde el primer día la reserva de que siempre que los gastos excediesen de los ingresos hubieran de sufrir aquellos una rebaja proporcional.
Esta proposición que hice yo en el seno de la Comisión desde el primer día no ha sido tan mal acogida, y estoy seguro de que el Congreso y la Nación entera la aprobará porque la Nación señores, no quiere ni puede querer que se voten más gastos que los que se puedan satisfacer.
Estamos ya en tiempos de paz, y es necesario que caminemos a la nivelación de los gastos con los ingresos, es necesario que aprendamos a hacer el servicio con economía, y el que no sepa gobernar así, el que no sepa hacer el servicio público sin derrochar que no gobierne…”
“… Nosotros en el día nos hallamos agobiados con una deuda que arroja de si 300 millones con una deuda de interés que se quiere capitalizar al 3% para lo que se necesitan anualmente 340 millones, con un ejército cuyos gastos ordinarios ascienden a 354 millones y aún llega el día a 450 siendo así que el total de los ingresos de las rentas del Tesoro Público no pasan de 800 millones…”
El discurso de Fontán fue replicado por Por Francisco Luján Miguel y Romero (1798-1867), Brigadier y Diputado por Badajoz que fue Ministro de Fomento del 31 de Julio al 30 de Noviembre de 1854; del 30 de Noviembre de 1854 al 7 de Junio de 1855; del 17 de Enero de 1856 al 3 Marzo de 1863.
Fue también uno de los fundadores de la Real Academia de Ciencias Exactas Físicas y Naturales y Presidente de la Comisión para levantar el Mapa Geológico de la Provincia de Madrid y el General del Reino, militó en el Partido Liberal Progresista y en la Unión Liberal:
“Antes de proceder a contestar a las razones expuestas por el Sr. Fontán en contra de la proposición que se está discutiendo, me permitirá S.S. que haga una salvedad y trate de rechazar en cuanto me sea posible una especie vertida por el Sr. Fontán con el calor que le es común cuando defiende opiniones que juzga verdaderas..”
“… Otra dificultad de que es indispensable que arreglen los gastos a los ingresos y que no se pueda entrar en los gastos de los presupuestos parciales sin saber cuanto suman los ingresos. Aquí voy a impugnar con todas mis fuerzas una teoría que es del Sr. Fontán porque la ha reproducido muchas veces en la Comisión y creo que contraria al bien público en su resultado.
Dice el Sr. Fontán que se deben arreglar los gastos a los ingresos. Señores, esto es lo más contrario que puede haber a la felicidad pública y a la administración. El Sr. Fontán confunde la economía doméstica y la economía pública, confunde los intereses mezquinos de una familia con los grandes intereses de la Nación, encerrándose en los límites estrechos de una casa, con los de una Nación que no puede sufrir que se la insulte y falte a su dignidad, ni a su independencia; que no puede dejar de proteger su comercio que no puede….”
“… Y habremos de reducirnos a la mezquindad y a la miserie de una casa particular…”
Fontán replicó al Diputado Luján aduciendo:
“A este propósito diré al Sr. Luján que no soy yo de los que quieren economías mezquinas: yo se como han de medirse los gastos de las Naciones. Yo cuando hago comparaciones como suele hacerlas el mismo Sr. Luján con más felicidad que yo, no por eso quiero que se lleven al extremo. Sabido es que las paridades no corrren a cuatro pies. Yo hablé de los gastos de las Naciones y los comparé con las de las personas de mucha renta y de poca; pero no por eso quiero que las Naciones se rijan extrictamente por las reglas de una casa o familia particular.”
Sometido a votación la proposición de aprobar los presupuestos parciales presentados y se vayan aprobando según el orden de representación los que faltan por presentar:
Fue aprobada por 80 votos a favor y 40 en contra entre los que se encontraba el de Fontán.
Domingo Fontán no fue partidario de las desamortizaciones y así lo expresaba en la sesión del 8 de Junio de 1838, replicaba a Juan de Dios Álvarez Mendizábal quien fue Ministro de Hacienda de 13 de Junio de 1835 al 15 de Mayo de 1836; del 11 de Septiembre de 1836 al 18 de Agosto de 1837, y del 19 de Mayo de 1843 al 30 de Julio de ese mismo año; durante sus Ministerios llevó a cabo la desamortización de los bienes del Clero Secular y Bienes Nacionales:
“El Sr. Mendizábal me ha citado como uno de los individuos que durante las Cortes anteriores todas las semanas se ocupaba de pedir que se examinasen los presupuestos, considerando esta ocupación como una de las preferentes a que deben dedicarse las Cortes. Ha dicho S.S. que siempre clamaba yo por presupuestos a pesar de que cada mes se nos presentaba un cuaderno relativo a ellos de los varios que componen la Memoria que publicó como Ministro de Hacienda que era entonces. Efectivamente señores, yo tuve un empeño en que se acelerasen los trabajos relativos a presupuestos y me complazco en haber influido en que S.S. no presentase esa Memoria voluminosa, a que ha aludido, y que yo he leído con gusto.
Pero ya que se ha referido a aquellos tiempos, debo manifestar que si bien se prestaba a ir presentando a las Cortes a poco los presupuestos, nada le embarazaba en esto para ir tirando por tierra, frailes y monjas y los conventos en que habitaban, echando todo a rodar, destruyendo todo, no edificando nada y dejándonos un legado funesto de tener que subvenir a la subsistencia de los religiosos y religiosas de ambos sexos…”
El Sr. Mendizábal haciendo uso de la réplica, afirmaba:
“… Cuando el Sr. Fontán habla de presupuestos en esa época a la que me he referido, ya no venía a cuento, hasta cierto punto mezclar la cuestión de la supresión de los regulares, porque era ya un hecho anterior y consumado. Sin embargo yo debo decir que no tengo el menor remordimiento por haber suprimido las comunidades religiosas en una época en que habían principiado a ser víctimas, aquí me detendré; no soy yo quien quiere sacar ventaja como se sacaría de esta cuestión….”
En la sesión del 24 de Enero de 1837, Fontán alegaba respecto al Dictámen de la Comisión de Hacienda sobre la desigualdad en el reparto del empréstito de 200 millones de reales:
“El Gobierno fue el primero que procedió con conocido agravio en el repartimiento de los 200 millones entre las provincias..”
“El Gobierno ha estudiado los medios de escatimar los bolsillos de los españoles, pero no el de calcular la base de la riqueza, la posibilidad de cada contribuyente, y esto es cosa que puede asegurarse que pasarán siglos y siglos en que se sepa cual es la riqueza de una provincia y los encargados de la administración económica que para hacer estos repartos deben tener presente o esforzarse a adquirir aquel dato, solo obran a bulto…”
En la sesión del 11 de Febrero de 1837, insistía achacando a la falta de estadística, el injusto repartimiento de las contribuciones para el sostenimiento del gasto público.
“Señores, llegará muy luego la época en que tengamos que discutir los presupuestos y veremos que las cuotas de contribución asignadas a las provincias se han repartido a bulto, se preguntará el Ministro de Hacienda (Mendizábal) ¿en qué funda Vd. ese repartimiento? y nos dirá nada que nos satisfaga, que no hay datos, que no hay estadística, que no hay nada. Es cierto, no hay nada, pero es porque no se quiere tampoco que haya cosa alguna. ¡Así se gobierna! ¡Así se administra!…”
En la sesión del 24 de Enero de 1838, proclamaba:
“Soy enemigo de grandes sueldos y amigo de grandes economías”.
En la sesión del 31 de Marzo de 1838, se oponía a los empréstitos y señalaba como tales economías la reducción de los Ministerios.
“Se va pues a hacer esto y para ello se van a nombrar comisiones cuantiosas, porque en negocio de empréstitos bien sabido es que el que tiene la comisión lleva siempre la mejor parte y que en todas las bancas de Enero a Enero el dinero es del banquero, porque este es el verdadero juego…”
“… Ojo al Cristo que es de plata (risas). Ojo a los intereses que son el alma de estos negocios: los banqueros dan dinero a todos, no distinguen ni de religiones ni de sistemas, lo mismo lo dan a los autócratas que a los reyes constitucionales; y con tal que ganen mucho, no les importa que la libertad perezca y que la esclavitud se entronice…”
“… He dicho y repito que el empréstito no nos sacará de apuros, que es pan para hoy y hambre para mañana…”
Hagamos toda clase de economías; y entre otras redúzcase como ya en otras ocasiones he indicado y ahora repito, redúzcase a tres los Ministerios.
No necesitamos más en España: con uno que dirija la Hacienda, otro la Guerra y otro cuando más las relaciones diplomáticas hay bastante. Dejémonos de recetas de empréstitos porque se acaba muy pronto en la botica…
“… No hay más quid pro quo (una cosa por la otra) que una severa economía…”
“… Esos banqueros son unos soberanos sin cetro, a quienes todos rinden homenaje…”
En la sesión del 7 de Abril de 1838, en la que se discutía sobre los Presupuestos del Estado, Fontán ya señalaba la inviabilidad de atender los gastos de las clases pasivas proponiendo medidas para aliviar el gasto público recaído en este concepto:
“Señores de poco sirve el presupuesto en lo que toca al personal aunque se escatimen sueldos y se quiten empleos y que se fije una suma para estos objetos, si usando de la facultad constitucional del Gobierno sigue separando empleados y conservando esta misma suma de haberes, la recarga en las clases pasivas siguiendo la marcha adoptada desde que se restableció el gobierno representativo en el año 34, en cuya marcha se aumenta cada año las clases pasivas y son agraciados innecesariamente no pocos empleados de lo que resulta que parecerá estar en una secretaría económicamente montada con cortos sueldos y hasta mezquinos y con pocos empleados, pero es necesario examinar al mismo tiempo que esas mismas secretarías llevan consigo una traslación contigua de hombres que van ocupando esos puestos; y luego acumulándose en el gran pozo del Tesoro público, jubilaciones y más jubilaciones, cesantías, se hace insoportable tanta carga, y bajo un nivel aparente y constante de los haberes del servicio activo, de hecho se ve que sucumbimos bajo el peso enorme de tan crecido gasto como lo son los de las clases pasivas.
Yo quiero que haya designada una cantidad para el servicio activo y otra para el pasivo, pero que no sean eventuales. Cesantías no debe haber ninguna…” “… y las clases pasivas deben disminuirse hasta quedar las jubilaciones puramente precisas….”
“Esto no es nuevo, y voy a poner un ejemplo, yo pertenezco a una Universidad donde había esas clases activas y pasivas; había Catedráticos en actividad y jubilados; Y ¿qué sucedía cuando se jubilaba uno? Que el que entraba a servir la plaza no cobraba todo el sueldo, sino que entre el haber del interino y el jubilado componían la dotación de la Cátedra, y solo cuando faltaba, es decir, fallecía el jubilado, era cuando cobraba el sueldo por entero el que le sustituía.
Lo mismo puede hacerse en cierto modo con las dependencias del Ministerio de Estado y demás…”
Por último en la sesión del 28 de Enero de 1842, criticaba la emisión de títulos de deuda pública y enajeraciones de contribuciones como medio de atender el gasto público en lugar de reducirlo.
“El Tesoro ya exhausto, como lo está, presentando constantemente un déficit, siendo necesario recurrir a emisiones de títulos, a enajenaciones de contribuciones y otros medios semejantes que no hacen sino empobrecernos más y más”.
“… No vengo aquí a granjearme popularidad sino a cumplir con mi deber, y en esta ocasión he procurado como en todas hacerlo bien y fielmente según mi leal saber y entender.
También yo soy contribuyente señores, pero si soy o no empleado, diré que he gastado más de mi bolsillo en beneficio de mi Patria que lo que he recibido de sus arcas”.
Fontán después de desempeñar esa última legislatura, regresó a Galicia donde se estableció definitivamente en la Rua del Villar nº 10 de Santiago, también llamada casa del Pozo. Sus ocupaciones se centraron en la conclusión del grabado de las doce piedras litográficas necesarias para la impresión de su Carta Geométrica, labor ésta que efectuaba el Grabador L. Bouffard en su taller de París, para el cual contó con la inestimable colaboración del Ingeniero de Caminos Alejo Andrade, no solo corrigiendo los ejemplares de pruebas en la medida en que podían serlo, sino añadiendo diferentes datos de los que carecía el manuscrito presentado a la Regente en 1834, como el mapa de la unión de sus doce hojas y su riangulación fundamental en escala 1/800.000. Las alturas sobre el nivel del mar sobre diferentes puntos medidas en varas castellanas; las Estaciones geodésicas principales señaladas con un asterisco, carreteras existentes y aún las proyectadas; límites provinciales, trabajos éstos que concluyeron en 1845, con una cartela totalmente desfasada, pues Fontán en esa fecha ya no era ni Director del Observatorio Astronómico ni Diputado a Cortes.

Cartela de la Carta Geométrica de Galicia 1834 (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Fontán alternó estos trabajos del grabado de su Carta con el gobierno y administración de la Fábrica de Papel del Castro de Lousame junto con su hermano Andrés y en consecuencia no fue un teórico en lo que se refiere al desarrollo agrícola e industrial de Galicia ya que sus múltiples actividades abarcaron también estos campos. En cuanto a la actividad agrícola a la que se vio aducido al heredar de sus padres y de su tio Sebastián Rodríguez Blanco, diferentes concas de labradio, principalmente en Porta de Conde, Lousame y Noya, terrenos que fue incrementado con sucesivas adquisiciones a lo largo de su vida, predios estos que explotó directamente o dándolos en arrendamiento:
“Así en la sesión del Congreso de los Diputados de 9 de Junio de 1837 evidenciaba:
“El Marqués de Mos (Alfonso Correa y Sotomayor) en Galicia, tuvo que quedarse sin que nadie le cultivase ciertos lugares porque no quisieron los colonos y a mi mismo me sucede que tengo que cultivar a jornal muchas tierras porque no encuentro colonos…”
Poco conocida es su actividad industrial como propietario administrador, término recogido por Adam Smith en el Libro I, Capítulo VI de “La Riqueza de las Naciones”que ejercitó a su iniciativa en la Fábrica de Papel del Castro de Lousame que fue una de las industrias más antiguas de Galicia con la excepción de Ia del Faramello constituida el 5 de Mayo de 1710 en Santa María de Ribasar en las cercanías de Santiago, establecimientos estos también llamados molinos papeleros pues hacían pasta de papel triturando farrapo, o trapo viejo, ya sea de lino con que se vestían las clases populares, estopa gruesa las más pobres, o algodón las más acomodadas. En Galicia desde antiguo se cultivó el lino en sus diferentes variedades llegando a tener en el Siglo XIX una próspera industria dedicada a la fabricación de paños de este género que fue menguando a medida que progresaba la subvencionada industria del algodón catalana.
El 24 de Septiembre de 1810, se fijaron las bases para la creación de la Fábrica de papel del Castro, sito en dicho lugar de la Parroquia de San Juan de Lousame próximo a la Villa de Noya al solemnizar contrato de hacer papel, los vecinos de dicha Villa: el licenciado Esteban Campero y Leys, Abogado de los Reales Consejos, Alberto Antonio Torrado y Domingo Antonio de Castro, vecino éste del lugar del Castro en San Juan de Lousame, con el maestro papelero José Garcia, vecino de San Orante de Entines, hecho éste que tendría notoria trascendencia en la vida de Fontán a quien erróneamente se le ha creído su fundador.
El 30 de Octubre de 1810, Domingo Antonio de Castro, Juan García, Miguel García, Francisca Castro, Florencia Forjan, Gertrudis Outeiro, Domingo Antonio Payan y Rosa Sampayo venden al vecino de Noya Esteban Campero “para si y para la Compañía en el establecimiento de una fábrica de papel que tienen proyectada en el lugar del Castro en San Juan de Lousame, una porción de labradio y monte por el precio total de 2.800 reales donde este mismo día empiezan a romper los canteros…”
El 30 de Diciembre de 1810, constituyen la Compañía los citados señores Campero, Torrado, Castro y García.
El 28 de Enero de 1811, José García se aparta de la Compañía ocupando su lugar Domingo Antonio Bermúdez, vecino de la Parroquia de San Cristobal de Mallón y Rosendo Fontán Oliveiras (Portas, 1 de Marzo 1758 – Portas 14 de Enero 1830), padre de Domingo Fontán, adquiriendo dicha parte.
Los fondos para el coste de la fábrica y todos sus artículos hasta su perfección se dividieron en sextas partes, correspondiendo a Bermúdez y a Fontán una 6º parte y media, y una 6º a Castro, Torrado, y Campero, que es nombrado Director por un año.
El 19 de Mayo de 1811, el licenciado Esteban Campero y Leys y el maestro carpintero Antonio Buceta de la Parroquia de Santa Cruz de Lamas, Jurisdicción de Peñaflor otorgan contrato sobre la carpintería de la Fábrica de papel del Castro de Lousame.
En el balance del 11 de Diciembre de 1814, Rosendo Fontán Oliveiras, tenía efectuada una aportación de 73.201 reales en la Compañía que contaba con un capital de 298.719 reales.
El 2 de Julio de 1827, ante la buena marcha de la Compañía se sacó a pública postura la construcción de tres ruedas hidráulicas y cuatro pilones por rueda de las siete proyectadas lo que creó un problema al padre de Fontán, quien no pudiendo cubrir su aportación proporcional a tal proyecto solicitó un préstamo a su cuñado el cura Párroco de San Martín de Noya, Sebastian Rodríguez Blanco, para poder hacer frente a tales gastos, y viéndose en la imposibilidad de reintegrárselo, en escritura de 14 de Noviembre de 1827, cede a Sebastián Rodríguez la parte y acción que tenía en dicho establecimiento a cuenta de lo que por él había suplido.
El Párroco de Noya en escritura del 27 de Noviembre de 1827, hizo donación a sus sobrinos Andrés y Domingo de dicha parte, reservándose la mitad de sus producciones para todos los días de su vida (usufructo vitalicio) y sin necesidad de tener que hacer gasto alguno tanto para la elaboración de papel como para la conservación del edificio.
De esta forma Domingo y su hermano Andrés, se convirtieron en Empresarios papeleros como diríamos hoy en día.
Desde un principio la voluntad de Fontán y de su hermano fue hacerse con la propiedad de las participaciones de los demás socios, cosa que se fue materializándose en compraventas efectuadas:
El 29 de Septiembre de 1829 en la Villa de Noya mediante escritura pública de compraventa, adquieren la media 6ª parte de la Compañía propiedad de Isidro Bellés, vecino de la Parroquia de Santa Cristina de Barro, quien sería capataz de la Fábrica, y de Antonio Villar de la Villa de Noya.
El 14 de Diciembre de 1830, se adjudican media 6ª parte del socio Cayetano Albores, quien entró en la Compañía el 30 de Junio de 1814 al fallecimiento de Domingo Antonio Bermúdez, quien a su vez como tenemos dicho causó alta junto con el padre de Fontán el 28 de Enero de 1811.

Balance 1831-1837 de la Fábrica del Castro (Archivo Fundación Domingo Fontán)
El 27 de Septiembre de 1834, consiguen la otra media 6ª parte de Cayetano Albores vecino de la Parroquia de San Pedro de Tallara.
En carta de 1 de Febrero de 1837, Fontán desde Madrid le comentaba a su hermano Andrés que se encontraba en Noya, sus impresiones sobre la última compra de participaciones efectuada el mes anterior:
“Mi querido hermano:
Me alegro que hayamos comprado la media sexta parte de Albores en 15.000 reales y que tengas corriente en tu poder los documentos que ambos hacemos en la Fábrica del Castro por la donación del tío y adquisiciones que hemos hecho del mismo Albores, Casal y Torrado.
Debes liquidar la parte que te debo por lo tocante a este último cuando se le subastó lo que compraste y también por el desembolso que acabas de hacer, pues aunque se me deben 7 meses de pagas tengo en poder del Sr. Don Miguel de Andrés García lo bastante para pagarte desde luego puedes tomar del tío los mil reales que de su orden recibió nuestro primo Don Beda Rodríguez (Francisco).
Siento el gravamen del nuevo repartimiento por lo tocante al tío y a la fábrica, pues de casa sale todo y no es poco.
Dime si Albores se reservó las utilidades hasta la fecha de la venta y si hiciste de acuerdo con él un avance o estado de la fábrica que debe servir de base para el repartimiento de los productos o débitos que a lo sucesivo le correspondan por la media sexta parte que le queda.
De todos modos conoces bien la necesidad en que te hallas de hacer dicho avance con las formalidades bastantes a evitar que Albores o sus sucesores hagan reclamaciones indebidas.
Con este motivo conocerás lo que produce al día el Establecimiento, y esto a mi me interesa tanto que tendré que dejar mi destino bien pronto para no acabar de arruinarme, pues está visto que mi sueldo con el descuento de 12% que sufre desde el 1º de Octubre último en adelante y con no recibir paga lo va reduciendo a la nada; al paso qu cuesta mucho subsistir en esta Corte.
Así luego que cumpla los 50 solicitaré mi jubilación y esperaré hasta entonces para no perder el fruto de mi carrera, pero poco antes trasladaré a ese o a otro punto de Galicia mi familia, para no hocicar del todo conservándola aquí hasta aquel tiempo.
Nada más te digo por hoy, mis afectos al tío así de mi parte como de Manuelita y los niños que también te saludan con tu Domingo”.
Cuando Fontán hace alusión a la adquisición de la parte de Torrado, se refiere a la efectuada en fecha indeterminada de 1835, como consecuencia de la causa seguida ante la Real Sala del Crimen de la Audiencia de Galicia, Juzgado de La Coruña, contra los vecinos de Carballo José María y Francisco Javier, Torrado, hijos estos del finado y socio fundador de la Fábrica del Castro, Alberto Antonio Torrado. “por fabricantes y expendedores de moneda falsa y otros excesos como la fabricación de papel sellado de diferentes años” en la que fueron condenados al pago de las costas sacando sus participaciones de una octava parte a subasta judicial, que se adjudicó Andrés como mejor postor, por 6.800 reales.
Los hermanos Torrado en unión de otros también fueron condenados en costas por el robo en la casa del cura de San Juan de Camboño y en otras viviendas.
Como consecuencia de la nueva adquisición, Andrés se impuso como Director del establecimiento pasando grandes temporadas en el Castro de Lousame.

Balance del año 1838 (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Para formarnos una idea de las producciones de la Fábrica, recogemos los siguientes datos del Balance emitido el 5 de Mayo de 1840 por el socio Administrador Andrés Fontán del Ejercicio del año 1839:
Algunas otras adquisiciones de las participaciones de la Fábrica fueron ocasionadas por pura necesidad como la efectuada en Marzo de 1841, pues en Santiago el 5 de Marzo de 1841, el socio de la Fábrica, Antonio María Porto y Osorio, vende a Santiago Benito de Castro, persona ajena a la Compañía su participación por el precio de 40.000 reales.

Balance del año 1839 (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Tal operación obligó a Fontán y a su hermano Andrés a ejercitar el derecho de retracto, es decir recuperar la participación vendida por el mismo precio de la compraventa efectuada.
Así vemos a un inquieto Domingo Fontán escribiendo desde Santiago a su hermano Andrés que permanecía en la Fábrica requiriéndole la precisa documentación y reprochándole su inactividad:
“Santiago, 13 de Marzo de 1841.
Mi querido Andrés: Remití a Porto la carta que tu has dictado añadiendo al fin “me conforme con usar del derecho que me concede la condición 4ª del contrato de asociación” (11 Febrero 1811).
Me ha contestado por el arriero (Juan) Siso y le digo que lo haría por el correo. Todo se verificó a eso de las 8 o más de la noche, pues no llegó más antes la tal carta tuya fechada el 11. Siento que en negocios de esta naturaleza te arrincones ahí y me dejes embarazado, algo más nos convenía que nos reuniésemos. Aquí habrá que ver al comprador, al escribano que dio fé de la venta para cerciorarse del tanto de ella y al mismo Porto tal vez. Sabes demasiado que hoy es preciso aprovecha los momentos para buscar el dinero que debe depositarse y presentar el recurso sobre la recobración.
Ocupado yo de lo uno y de lo otro sin tener documentos en mi poder que me acredite como dueño o socio y que ponga en evidencia la condición 4ª que me has copiado, precisando además de valerme de curiales y consultar letrado para todo. No puedo disculpar tu pesadez, llevo la noche en claro con las indisposiciones que siempre acompañan a las paridas y a los recién nacidos y voy ahora que son las siete a ocuparme de tal asunto.
Me veré con Berdiales para saber del escribano José Rico y enterarme de la tal venta y su precio. Enseguida me iré a casa del Romano para tener disponible los 40.000 reales, o los que fueren, y de hecho si hallo al Sr. Don Domingo García Varela, le pediré consejo y extenderemos el recurso o bien en su falta acudiré a Ozores u otro letrado encargando a dicho procurador las diligencias que ocurran y sean precisas ante la autoridad.
Sin embargo, si recibes esta a tiempo y quieres moverte, hazlo mediante en este resultado habremos de aflojar los 40.000 reales y más vale hacerlo con tiempo que con pleitos.
Conviene sí antes recurrir a estos que consentir la venta. En lo de buscar dinero no nos faltará dentro de algunas semanas o antes.
Debes contestar a Don Santiago Benito de Castro que sentirás desembolsarle daños por una venta que quizás se rescindirá, por no haber sido invitada la Compañía; que tu con los que formas mayoría no renuncias al derecho que asiste a la misma y que enemigo a pleitear se lo avisas en tiempo si es que yo no lo hice ya noticioso de la tal venta, por lo demás que puede contar con que buscas ocasiones de complacerle.
Va esta por un alquilador para que pueda volver en la caballería que él lleva.
Tuyo tu hermano Domingo F.
P.D. Dirás al tío lo que pasa por si gusta o puede sacarnos de este ahogo aunque no hay tiempo para nada. De todos modos no faltará quien repute mi firma. Puedes estar aquí mañana por la mañana. Necesito una resmilla de papel blanco fino como el presente. Trae contigo la documentación que sea precisa como socios que somos”.
Fontán en esa misiva se refiere al nacimiento de su útlimo hijo llamado Rosendo, acaecido el 22 de Febrero.
En carta de 23 de Marzo de 1841, remitida desde Santiago, le comenta a su hermano:
“Mi querido Andrés: Ha sido imposible que el Escribano diese la copia de la escritura de retracto por ser un majadero. (se firmó el 13 de Marzo de 1841).
Hoy escribo a este Sr. Administrador lo que verás y al pie su contestación. Decidido estaba a acudir al Alcalde para precisar al Escribano a que diese la tal copia así como a ésta hubo dejación para que se resolviese que hoy hay tal daño de alcabala en el caso de nuestra escritura.
Al fin, visto por el Escribano mi carta en consulta con el Administrador y la resolución, dijo que se le devolviese el certificado o papeleta que tu llevaste de estar pasada la escritura, anotando eso por el Administrador de Noya al respaldo o a continuación, no estar sujetos a nuevos daños de alcabala y de hecho me dará mañana la copia si puede venir el tal certificado o papeleta con esa certificación oficial.
No debe haber inconveniente en ello, y la carta adjunta puede servir de resguardo a ese Sr. Administrador como me lo manifestó el de este Partido. En otro caso acudiré a este Señor Subdelegado y aunque con más rodeos evitaré un gasto no pequeño que de ningún modo es debido a la Hacienda a quien no sería yo capaz de perjudicar ni menos comprometer a sus empleados.
Va también la copia simple de la escritura para que se vea que aquí nada se oculta: es la misma que vio este Sr. Administrador.
Tuyo sin más novedad tu hermano. Domingo.
P.D. El Escribano sale mañana para fuera del pueblo pero antes ofreció verme. Allá irá la copia luego que la obtenga”.
Solucionado el problema vemos como Domingo nuevamente escribe a Andrés disculpándose con el Escribano.
“Santiago, 24 de Marzo de 1841.
Mi querido hermano: Van las copias adjuntas de las escrituras de venta de Porto y recobración nuestra. El Escribano como hombre honrado me dio la escritura bajo mi palabra de garantizar su responsabilidad respecto al pago o solvencia de nosotros, háyala o no.
Sale mañana a Carballino y quiso ser honrado conmigo. Advierte que no debemos a Porto las utilidades de 1839 y si tan solo las de 1840 hasta el 5 de Marzo del corriente año.
El propio debe llegar a esa fábrica en esta noche, sale después de las tres de la tarde. Contéstame enviándome el atestado del Administrador que te dije ayer. En fin, (ilegible) dispón de tu hermano. Domingo”.
Fontán en la sesión del Congreso de los Diputados del 2 de Febrero de 1842, afirmaba:
“No soy hombre que hablo de mi mismo para nada. Renuncio a todo lo renunciable que dependa de las arcas del Tesoro.
Algo valgo para mantenerme a mi y a mi numerosa familia. Algunos miles de duros tengo en giro en un establecimiento industrial, yo no vengo aquí a pordiosear y he estado algunas veces más de dos años sin recibir una paga durante diferente Ministerios y una orden tengo del Ministro de la Gobernación que lo justifica…”
En carta de 3 de Febrero de 1842, escribe a Andrés mostrándole su pesimismo sobre el futuro del Establecimiento ante la mecanización de esas industrias convirtiéndolas en fábricas de papel continuo.
“… Es lo peor que esa fábrica desapareciera bien pronto en la multiplicación de las de papel mecánico para cuya introducción o sustitución no tenemos el capital necesario, las de Burgos, Candelario (en Extremadura) y la que se está haciendo en Valladolid pronto se harán dueños del consumo de papel aún en Galicia, al menos que ahí se establezca alguna que lo dispute.
Es decir, que mi mujer y mis hijos quedarán a mi muerte sin que les deje con qué poder subsistir. He aquí el porvenir que les espera…”
En el mes de Diciembre de 1842, Domingo y su hermano Andrés se encontraban en negociaciones para adquirir la parte de la Fábrica del Castro perteneciente a su fundador el Abogado de Noya Esteban Campero, el 20 de Diciembre de ese año, desde Madrid escribe a su hermano expresándole las reservas que tiene sobre tal compra e inquietudes por el futuro de esa industria.
“Mi querido Andrés: estuve en Manzanares a ver detenidamente la Fábrica de Jordán, allí supe de las muchas que se están haciendo y que van a inundarnos de papel dentro de un año. Ya te hablé de esta fábrica y de las de Burgos, Tolosa, Candelario, Gerona, Valladolid y Valencia, ahora tengo que añadir otras tres más que son la del Paular a catorce leguas de la Corte de Villarluengo (del Jucar) en Arangón y de Villagordo en la Mancha.
Con diez fábricas cada una de las cuales hacen en el día más de dos mil libras de papel, y pueden hacer hasta cinco mil libras diarias, es decir que todas ellas pueden hacer en un año cerca de un millón de resmas comunes de papel sin costeros o consumir medio millón de arrobas de trapo, no es de extrañar que éste encarezca y será extraído de Galicia, a menos que nuestra malísima fábrica muera como debe morir necesariamente.
Se me dijo que se pensaba en una cerca de La Coruña y si así fuere pronto sucumbiríamos.
Vea ahora nuestro amigo el Sr. Campero si vale su sexta (parte) de ese edificio inútil para una fábrica de papel continuo, de esa presa que apenas vierte por su poco cuidado y porque el agua también es poca y de esas tierras inútiles e inservibles vea, repito, si eso vale 90.000 reales, y si debemos ser tan locos que ahí los sepultemos para no ganar más que un 5% ó 6% en solo dos, tres, o cuatro años, que poco más o menos tardaremos en morir. Así que si no se ha contratado, nada tanto mejor.
Yo ahí estaré en este mismo mes o a principios del que viene y entonces te invitaré a que hagamos juntos un viaje para que veas y palpes lo que yo he visto y discurras y saques las consecuencias que gustes. Entonces conocerás que yo no oculto las cosas, que no engaño a nadie y que me engañaba a mí mismo comprándole a un precio exorbitante esa parte que el Sr. Campero estima en contrato.
Ahora es cuando yo vendo a razón dd 40.000 reales a razón de mucho menos todavía todo lo que ahí me pertenece.
Consérvate bueno y dispon de tu hermano. Domingo F.”
Fontán en su misiva se refiere a la primera fábrica de papel continuo establecida en 1840 en la localidad madrileña de Manzanares el Real, propiedad de Tomas Jordán y Cantón que la explotaba junto con su hijo y cuñado Francisco Terrús de Carlos.
El 15 de Marzo de 1843, falleció en Noya Sebastián Rodríguez Blanco, dejando un importante capital en muebles e inmuebles, entre éstos últimos la casa de la Rua del Curro y como sus universales herederos a sus sobrinos Andrés y Domingo quien por esas fechas ya se encontraba definitivamente establecido en Santiago, en su recien adquirida casa del Pozo de la Rua del Villar nº 10, inmueble que remató en pública subasta en Madrid el 3 de Noviembre 1842, fue su anterior propietario el Cabildo de la Catedral.
La herencia recibida determinó que Andrés y Domingo se decidieran a comprar la participación del socio fundador de la Papelera del Castro, así el 30 de Marzo de 1843, mediante escritura pública otorgada en Noya ante el Escribano Segundo Hombre, adquieren de los hijos de Esteban Campero y Leys, Alberto y Teodoro, vecinos de la Parroquia de Santa María de Entines y de Mercedes Villanueva, viuda de éste la sexta parte de la que eran propietarios por el precio de 72.000 reales de ellos 32.000 al contado y los 42.000 restantes de la forma que se recoge en el siguiente documento:
“Soy deudor a los señores Don Alberto y Teodoro Campero de cuarenta y dos mil reales pagaderos en cuatro plazos a saber. Diez mil quinientos reales a los seis meses de esta fecha, igual cantidad a los doce meses, otra igual a los diez y ocho y los últimos diez mil quinientos al cabo de dos años a cuyo efecto libraré cuatro pagarés a los plazos dichos a la orden de dichos señores sirviéndoles entretanto de resguardo el presente documento. Noya, 26 de Marzo de 1843.
Domingo Fontán”
Igualmente mediante escritura de esa misma fecha el 30 de Marzo de 1843 adquieren de los hijos del finado Cayetano Albores, Juan Benito Albores,su hermana María y su marido Miguel Lorenzo de la Parroquia de San Pedro de Tállara, la media sexta parte de éste en la Fábrica de papel. Miguel marido de María comparece al objeto de otorgar la licencia marital con las formalidades que la Ley de Toro precisa, por el precio de 15.000 reales.
Fontán con el mismo empeño que ponía en todas sus cosas, se dedicó en cuerpo y alma a sacar adelante dicha industria pues de ella dependía su futuro y el de su familia, así el 16 de Abril de 1843 se encontraba en La Coruña, ciudad en que se ubicaba la Fábrica de Tabacos de la Palloza, con la que tenían un contrato de suministro de papel, desde donde escribe a Andrés poniéndola al corriente de sus actividades:
“Mi querido Andrés: no llegó el barco de Agustín Sagadé a pesar de que ayer y hoy tuvo un viento favorable. Tampoco aprovechó el viaje de Iglesias a Sada y Bosamós para fletar el bergantiño de Bazarra mediante. Tuvo un viaje más ventajoso para Bilbao. Otro barco debía estar aquí tambié de Muros, pero aún no nos dio razón el corredor encargado de saber si quería llevarnos el trapo.
En vista de que es inútil se detenga aquí Iglesias pormás tiempo, dispuse que saliera en la diligencia de mañana, quedándome yo aquí para esperar el barco de Sagadé y ya también para acordar con el Director de La Payoza lo conveniente al recibo y al pesado del papel que se admita.
Este señor salió para Madrid el 9 en una galera y llegará el 21 ó 22.
Iglesias solo durmió fuera de mi casa la primera noche del martes 11 en que llegó aquí y quiso quedarse en compañía de Laranga y su hijo, el miércoles salió a Sada y allí pernoctó el jueves estuvo en Bosamós, el viernes por la tarde volvió y se le recibió en casa y mañana sale a Santiago.
Pagó 10 reales en el primer viaje de diligencia, 10 reales de un alquiler de Betanzos, 49 de la diligencia de mañana y por separado algún gasto más que yo ignoro.
Estoy muy satisfecho de su comportamiento, le ofrecí dinero y no quiso tomarlo.
Los Ferreres quieren que se les remita su papel fletando cualquier barco mediante esto se hace llevará en retorno 150 quintales (de trapo) que estos compararon para Labarta y Crespo. Procurarás tener corriente el que nosotros tenemos para enviar al propio tiempo si hay alguno encolado para la Palloza será bueno enviarlo en el mismo barco.
Con esto me será más fácil cobrar su importe y por reparado quedamos desahogados para dedicarnos a dar cumplimento a otros muchos encargos.
Sírvate de gobierno que se pague nuestra estampa a 24 sobre (ilegible) la enviamos por mar que los Ferreres no quieren nuestro nombre ni nuestro sello para poner cubiertas catalanas a nuestro papel, titulan de almacén de papel catalán y es de nuestro papel principalmente.
Ellos echaron a perder aquí este ramo del comercio y se cree lo hacen de acuerdo con una fábrica de Martorell de la cual son dependientes.
(Pardo) Lamas sigue en parte sus huellas y ambos ocultan que el papel es nuestro para que otros comerciantes no nos lo pidan. El papel de 17 es aquí de 18 y no conocen el de 16, podemos pues vender estampa de ahí y antracilla a 18 a pie de fábrica o puerta aquí con medio real de aumento conduciendo por mar.
El papel nuestro de 50 es tan bueno como el que en Cataluña venden a 62 y a 64 costando mucho más el portearlo.
Espero ver tu salida, aquí por medio del librero y encuadernador Peralta que solo en librillos de fumar consume más de 400 resmas.
Iglesias te ilustrará sobre nuevas de esta casa, los cartones tendrán aquí salida y nada se pierde intentarlo enviando aquí algunos.
Los mismos Ferreres son los que encarecen el trapo enviándolo a la Cataluña al precio de 16 reales arroba. En el comercio nadie les quiere bien porque rivalizan con todos bajando precios y vendiendo sin ganar un 4%. Ello es que el papel de 23 lo venden a 26 costándoles un real el porte y otros dos de impuestos, así que solo ganan un real en 25 ó 4%.
Hablaremos mucho, consérvate bueno y dispón de tu hermano. Domingo”.
Cuando Fontán cita a los Ferreres se refiere al Comerciante, Industrial y Armador de origen catalán Francisco Ferrer y Alba (La Coruña 1779-1854) quien fue Alcalde de esa ciudad y Vicepresidente de su Junta de Comercio, y a sus hijos Francisco y José Ferrer Carrais con los que fundó una casa de Comercio en 1829.
El 24 de Mayo de 1843, Fontán trasladó su residencia en Santiago a la Rua del Villar nº 10, llamada Casa del Pozo, piso 3º, dado que las viviendas sitas en los pisos 1º y 2º las alquiló, ello después de haber realizado importantes obras contratadas a Ángel Casas por valor de 100.000 reales; entre sus inquilinos podemos citar al Sr. Brañas, los sastres Vázquez, Juan Rey Soto, Vicente Álvarez, Miguel Francés, Sr. Villegas, Sr. Sillano, etc. La planta baja la convirtió en almacén de trapo para la Fábrica.
El 1 de Julio de 1843, Andrés y Domingo, prorrogan por tres años el contrato que mantenían con la Palloza para suministrar papel para el empaquetado de sus productos. La Real Fábrica de Tabacos de la Palloza se creó en 1808 estableciéndose en el edificio del Siglo XVII dedicado a Intendencia de Correos marítimos sito en la Plaza de la que toma su nombre; en el año de 1847 contaba con una plantilla de 2.369 cigarreras, hoy en el edificio se ubica la Audiencia Provincial de La Coruña, sede que se estrenó el año pasado en que se celebró su bicentenario.
De la cotidianidad de la vida de Fontán entregado a su nueva profesión de Industrial papelero, dan testimonio las cartas que remitió a su hermano Andrés que recogemos, en las que se bislumbra un aspecto desconocido de su carácter y modo de ser:
El 26 de Septiembre de 1843, le comenta a su hermano su salida a Coruña al día siguiente para ocuparse de los asuntos de la Fábrica y su apresurado regreso para recibir en Santiago a su amigo Alejo Andrade Yáñez, Jefe de Ingenieros del distrito de la Coruña acompañado de su hijo.
“Mi querido Andrés: A pesar de que estoy muy constipado ya tomé billete para la diligencia de mañana y de antemano escribiré por el correo para que a mi llegada a La Coruña esté preparado y no se retarde en manera alguna la resolución de los asuntos de ese país. El Intendente me ha escrito lo que verás en la adjunta sin fecha que recibí hoy, y espero que me servirá completamente. Tendré que regresar sino el siguiente día de mi llegada, el 29 a más tardar, porque el 30 espero aquí a Don Alejo Andrade Yáñez, Jefe de Ingenieros del Distrito de La Coruña con un hijo suyo que vienen a parar a mi casa.
Por propio te dije anoche lo que ocurría y mis esfuerzos para que las cosas de La Coruña se arreglen como es debido. No me extrañó lo del embargo. Es lo peor el perjuicio consiguiente a la suspensión del trabajo de las tinas que bien podrían continuar aunque no lo hubiese en los demás departamentos de expulsador y contador. De todos modos está bien la protesta de Isidro (Ballés) y no hay que rendirse.
Has enviado treinta cuadernillos solamente para los ejemplares del manifiesto de La Puebla que no podían pasar de cincuenta porque cada uno ocupa tres pliegos. Me quedé con 10 y solo reservé uno cuando necesitaba 35, ahora cuesta 50 reales el rehacer 3 moldes que ya se recompusieron gastos que con el del papel y estampado subirá un poco y quizá no agradará a los que gustan en que todo se les de cosechado y mondado.
Te incluí ayer uno para Campero. Estará pronto el dinero en todo o en parte si ahí no lo hubiese y Manuelita (su esposa) queda enterada de todo. Conviene sacar recibo a esos señores o que así lo anoten en papel que tienes mío en que consta mi obligación de pagarles los 42.000 rales en los 4 plazos convenidos de los cuales este es el primero.
Despacho a Jorge ahora que son las 12 ½ y no contesto a Félix (su hijos mayor) pero le remito 3 plumas y que se las cortó Don Sebastián para que escriba mejor y con más frecuencia, no sea que toda su ocupación se reduzca a abrir la boca y adquirir con la ociosidad los vicios consiguientes a una edad la mas peligrosa, su mamá le envía un paño, cepillo para los dientes y una cajita de polvos. Va una (ilegible) de pimientos dulces. Todo con una servilleta que lo envuelve en otra que hay allí y con una carpeta verde. Nada más te dice tu Domingo F”.
En el Padrón de Santiago del año 1844 consta lo que sigue:
El 6 de Febrero de 1844, Fontán está ocupado en los asuntos de la Fábrica efectuando cobros y contratando carretas para conducir el trapo de Santiago a Lousame.
En carta de esa fecha le comenta a su hermano:
“Mi querido Andrés: No recibí los sacos que te he pedido en mi última hace dos correos, asúnto urgente y que me hizo dudar si estarías peor de los ojos.
Hay carreteros entre ellos el cuñado de Manuel Iglesias, que conducirán trapo a 5 reales el quintal; así que saldrá en esa a 17 ¼ la arroba ó a 69 el quintal.
Y aún debiera conducirse por menos en caballerías de retorno tieniendo sacos, puesto que van de vacío a esa los del pescado, siendo escandaloso el pagar 12 reales ó 1 ½ por arroba a Siso que algo debía rebajar.
Hoy conseguí del Sr. Contador Ruiz esta carta de pago por valor de 12.000 reales que en todo el presente mes y sobre todo para el 24 del mismo puedas hacer efectivo recogiéndolos en calderilla y aún en plata de ese Sr. Administrador, a quien te presentarás con ella para que en lugar de enviar aquí dicha suma te la entregue recogiendo en cambio de ella dicho documento, pero hasta que esto se verifique la conservarás en tu poder dando sin embargo recibos parciales e interinos si antes necesitases o él te entregase parte de los 12.000 reales recibo que volverás a recoger cuando recibida dicha suma te entregue la carta de pago.
Escribo la adjunta que no se si contentará a los señores Hombre (Escribano de Número de Noya) y Vidal “Al amigo y al caballo no hay que cansallo” yo no tengo por qué molestar al Intendente en asuntos que no sean personalísimos. Hasta le he molestado sin conocerle, y no debo abusar de su bondad.
Veo un fuerte constipado en mí, en Manuelita y en Rosendito (su hijo menor) y trataré de cuidarme y de que nos cuidemos todos.
No recibí la cuenta corriente que me has ofrecido de los dos últimos meses. Pronto tendré la mía contigo desde el 1 de Noviembre para que sepas como nos hallamos.
Consévate bueno y dispón de tu Domingo.
P.D. La carta de pago no admite recibo ni endoso alguno es el equivalente a la entrega que el Administrador hiciese aquí de los 12.000 reales que expresa”.
El 1 de Abril de1844, Fontán se encuentra en La Coruña en la casa de su esposa sita en la calle de Las Damas desde donde escribe a su hermano:
“Mi querido Andrés: Ayer te escribí una carta que envié por la diligencia de hoy con orden para que llegue a tus manos el día de mañana a medio día o antes, a fin de que el jueves próximo vengan aquí algunos oficiales de la fábrica y se presenten en esta casa 1ª de Las Damas, 2º piso y vayan conmigo a la Palloza para dividir las resmas en cinco partes iguales porque muchas de ellas vienen recortadas en medios pliegos sin revisión alguna, cuando teníamos mandado que se dividiesen por manos es decir en 10 partes como se hizo con muchas o que vinieran en pliegos enteros por cuadernillos como en antiguo se hacía.
Refiero todo esto para que si no recibiste la carta lo tengas entendido y me saques sin demora de este compromiso que me obliga a estar aquí hasta dejar el negocio orillado a satisfacción del Director.
Los dadores ya te dirán lo que aquí les pasó. Nada más se ofrece a tu afectísimo hermano. Domingo.
P.D. Los Ferreres te escribirán que necesitan papel, haz 500 resmas del precio de 16 reales antes del 19 de Mayo.
En el día no hay que hacer papel para La Palloza porque el existente excede al necesario para cubrir el común de los dos años de la contrata”.
El 5 de Abril de 1844 desde La Coruña le comentaba a Andrés:
“…Recibí la tuya y en esta tarde veré al Sr. Director de La Palloza, manifestándole su contenido.
Nos informamos de cuanto en ella expresas y es regular que se concluya a satisfacción tuya el asunto sin necesidad de que vengan oficiales a ésta.
No tengo tiempo para más tu afectísimo hermano. Domingo.
P.D. Cobraré aquí a cuenta del papel, unos 30.000 reales calderilla según se me ha ofrecido, enseguida me iré a Santiago.
Nada me dices de las elecciones de esa”.
El 16 de Abril de 1844 de regreso en Santiago, trasmite a su hermano su disgusto por las deficiencias del papel surtido a La Palloza.
“Mi querido Andrés: Hoy he llegado de La Coruña, y como pides de habértelo notificado por medio de Félix se me presentó Don Pedro Rivadulla anunciándome que tu enviabas cinco carros con 200 arrobas de trapo para que así te lo escribiese como lo hago, mediante puede llevar esta el conductor de la valija.
Quiere Rivadulla que peses el trapo y vean los carreteros si falta alguna porción del mismo, responsables que son de la cantidad que cargaron y vieron pesar bastante corriente para que no resulte merma.
Espero cobrar aquí 27.000 reales en calderilla a cuenta del total del importe de las 2.378 resmas, tuve que constituirme responsable y pronto recogeré las que no se consideren necesarias. No se cuánto se totalizará este pago.
Isidro incluyó muchos pliegos defectuosos, ya por ser enteros, por tener agujeros, yo hubiera preferido perder algún centenar de resmas a sufrir estos cargos, como que ofrecí enviar gratis las que quisieran en compensación de estas faltas, si bien no se me admitió esta propuesta. Ello es que vengo muy disgustado y sin mi viaje no estaría este asunto orillado, aunque no por eso conseguí lo que se me ofreció antes del recibo del papel, que fue pagármelo todo a 1º de Mayo puesto que si recibido fue sino condicionalmente, ni pagado en la cantidad de 30.000 reales a cuenta que dedujeron los gastos de mozos y un carro y los míos vienen a quedar en los 27.000 que me están ofrecidos aquí en calderilla y que no quise tomar en La Coruña porque perdía el 3% en reducirla a plata.
Se deben a Campero 10.500 reales. Escríbele si los quiere aquí o si han de enviárselas a su casa, dile que por estar yo en La Coruña no se los ofrecí más antes. Tuyo Domingo.
P.D. Isidro da malísimamente la cola. Huelen las resmas, y notarás un hedor intolerable, las de Brandia, las de La Galiñeira, las de Don Nicolás Santamarina y las de Faramello que recopilé en La Coruña en casa de Lamas, no tienen ese defecto. Si esto sigue así, el remedio es despedir a quien nos desacredita y arruina y en buscar a quien sepa colar mejor, pues todos saben menos nosostros evitar ese defecto hijo del abandono de ese hombre y no de su ignorancia ni de la mala calidad de la carnaza, omito la falta de prensa y del martillo, porque ahí no hay la escrupulosidad en esto que advertí en el papel de Brandia o el de la Galiñeira, así como de Faramello. Sepas que estas cuatro lo dan un real más barato que nosotros y así lo reconocí en las facturas de consiguiente precisados estamos a trabajar nuestro papel con igual esmero si hemos de conservar nuestro crédito.
No olvides un pedido de 100 resmas del Sr. Dalmau, bello sujero y merecedor de aprecio.
Arreglé el asunto de Peralta quien se constituyó a pagar los 1.000 reales que dice deber, tomándolos yo en recortes o en buen trapo o dándomelos toda vez en plata y librándoles ahí de cargo a (Tomás) Labarta que le toma una partida de trapo a cambio de papel….”
Nicolás Santamarina, era el dueño de la fábrica de papel de Laraño, sita en las orillas del Río Sar, en la actualidad su edificio reconstruido es un lujoso hotel.
La Fábrica de Brandia se encuentra en San Juan de Brandia, Concello de Lousame, la de la Galiñeira en San Martín de Lesende, Concello de Lousame y la del Faramello en el Concello de Rois, Parroquia de Santa María de Rivasar entre Padrón y Santiago.
En carta de 19 de Abril de 1844, Fontán reprocha a su hermano su condescendencia con los operarios, advirtiéndole de la dura competencia con los otros establecimientos papeleros.
“Mi querido Andrés: No te contentes con dar órdenes a Isidro, hombre sinvergüenza que nos desacredita no una, sino muchas veces, cuida por ti mismo que la cola se lave bien como una vez se hizo a mi vista a consecuencia de faltas iguales que ahora te manifiesto, estoy seguro que lejos de continuar lavándola así, volvió todo con mi ausencia al estado de abandono a que ahí está habituada esa canalla que hacen burla de ti y que nos arruinarán bien pronto si no andamos sobre ella.
El Isidro es el culpable más que nadie. También es forzoso olfatear el papel antes de atar las resmas. Con ésto y con no dejar martillar el papel por turnos sino por quien sepa hacerlo mejor mucho se remediara.
Ese hombre lejos de coger entre los oficiales y las mozas, los que mejor desempeñen un trabajo, insultando así al crédito de la fábrica lleva la regla de hacer que turnen unos y otras en todas las manipulaciones, como si más bien consultase el interés de su aprendizaje, que al de quien le tiene ahí para sacar todo el partido posible de los operarios.
Quiera Dios que no llegue el caso de despedir a Isidro, pero tenga él entendido que si se empeña en desacreditar el papel de nuestra fábrica haciéndolo tan defectuoso en el ramo de la cola, único oficio ese exclusivamente suyo, buscaré otro que ocupe su puesto antes de corregirle por 2ª vez y antes de perder los buenos corresponsales que hoy conservamos bajo el supuesto de que el mal se remedie.
Basta decirte que vi las cartas de Don Nicolás y de Don Manuel y otras dando a 22 y ofreciendo a desbancarnos en lo que fabricamos de estampa, así como dando a 16 lo que hacemos de antracilla y confieso que su papel es mejor que el nuestro. Ya ves pues si nos conviene conservar nuestro despacho o dejar que ellos nos desplacen. Y es de advertir que más contentos están en pagarnos un real más evitando defectos en el papel que en ahorrarlo entrando en relaciones con otros, pues cuentan más con nuestro crédito y buena correspondencia que con el de ellos. Así que esta ventaja es la única que nos hace preferir a otros fabricantes, incluso el de Faramello. El mismo Rivadulla prefiere tratar con nosotros a hacer con D. Antonio.
Me alegro que llegase el trapo sin merma, pues de haberla se hubiera descontado. Si ves que conviene continuar lavando trapo de igual calidad dímelo mediante no se dispondrá de un carro que habrá ni del que junte en esta temporada que a juicio de Rivadulla es en la que se recoge mejor trapo consérvate bueno y dispón de tu hermano. Domingo.
P.D. Creí que ya estuiesen hechas las elecciones. En La Coruña están bien enterados por mi de esas trampas los señores Porrúa y Riobó, hombres muy respetables y especiales amigos míos. Lo están también de la inmoralidad de Sorribas protector de esos tunantes. Con este tuve dos sesiones en las que le dije buenamente verdades amargas. El Jefe político no publicó el extracto, ni lo tiene en la Secretaría, si bien obra en la de la Diputación sin constar quien lo pasó a dicha corporación.
El testimonio se lo comió Sorribas y sobre ello le reprendí agriamente y le dije que me bastaba el original ahí existente para sacar cuantos quisiese. Esto ocurrió después de pedírselo para recogerlo y después de ofrecerme que me lo devolvería. Me vine pues sin él. No quiero entrar en relaciones con el Jefe aunque hoy hemos hablado”.
El Capataz de la Fábrica Isidro Bellós fue un antiguo socio, vecino de Santa Cristina de Barro, quien vendió su participación a Andrés y a Domingo en Diciembe de 1829.
Fontán también en su epístola se refiere a las elecciones celebradas el 3 de Septiembre de 1844 en las que su amigo Francisco Riobó salió elegido Diputado suplente por La Coruña.
Manuel Sorribas fue administrador de La Coruña.
Para la fabricación de papel en la Fábrica del Castro de Lousame en un primer lugar se procedía a la separación de los trapos según calidades y colores, trabajo que ejecutaban unos operarios llamado escogedores, seguidamente se cortaba el trapo en trozos pequeños con una hoja de guadaña, a éstos se les añadía una vez introducidos en una tina sosa de Alicante para blanquearlos a continuación pasaban a unas cubas con agua y cal para ablandarlos, dicho proceso se llamaba de putrefacción. Sacado el trapo del pudridero se procedía a su lavado con agua y se introducía en pilones de piedra donde era machacado o molido por mazos que se movían por medio de ruedas hidráulicas, la Fábrica del Castro disponía de siete ruedas de cuatro pilas cada una, excepto la séptima que tenía cinco. El trapo era reducido a una pasta o pulpa que se mezclaba con cola de carnaza para darle consistencia. El agua empleada en este proceso se purificaba pasándola por diferentes receptáculos, el último cubierto de arena.
La pulpa así obtenida se introducía en moldes o marcos de madera con un entramado de rejilla de alambre en su base que una vez introducidos en una prensa daba lugar a cada uno de los pliegos del papel, procediendo por último a su secado colocados sobre unos cordeles, por este motivo los edificios de las papeleras estaban dotados de muchas ventanas para conseguir a tal fin una adecuada ventilación.
El 11 de Enero de 1845 comunica a su hermano:
“Mi querido Andrés: El Sr. Intendente me devolvió la solicitud del Sr. Cura Párroco de San Justo dictada en los términos más favorables para que en el término de ocho días sea pagado dicho señor al igual que los demás párrocos de su clase, en el bien entendido quedando los concejales lugar a nuevas quejas, sufrirán las consecuencias.
Envío directamente al interesado la solicitud así remitida para que no pierda tiempo y por su conducto te lo comunico para satisfacción tuya. A otra cosa.
Hace tres días estuvo Jorge a verme con la mira de que se le admitiera en la fábrica, dióme a entender que yo le había despedido contestéle: 1º Que yo no admitía ni había admitido a nadie, debiéndote a ti toda esa gracia. 2º Que yo no despedía a quien no me agradase. 3º Que él metiera la mano en su seno, y que allí hallaría a quien le había despedido. 4º Que se guardase de presentársete y de tomar mi nombre en labios para ser admitido.
Así que si ahí se presentó y logró trabajo faltando a lo que llevo sentado, despídelo inmediatamente y envíalo en hora mala porque no quiero a semejante babilón tan hipocritón como ladronazo.
Esta entrevista es sin duda el resultado de los dos días que tardó Marans en llegar a esa, debiendo hacerlo en unión con Castro. Lo será tal vez de la seguridad con que este quiso justificarse ante mi sin yo tocarle la cuestión del fraude como tu me lo encargabas, y de haberla eludido a pesar de la tal interpelación tratándole con dulzura y haciéndome el tonto.
Sirva todo de gobierno y detengamos la indisciplina entre esa canalla de pícaros, por desgracia necesitamos.
Por el Sr. Don José Antonio Vila de la Coruña se lo siguiente:
El Sr. Don Ignacio Díaz Argüelles de Gijón para quien eran las noticias que se nos pusieron en papel de antracilla, dice a dicho amigo que cree que el Gobierno se propone servir a aquella fábrica de cigarros del citado papel, pero que si no fuera así, y se sacase a remate parcial no tiene inconveniente entrar como en negocio recíproco en relaciones conmigo.
Nada más tengo que decirte y si tan solo que estoy activando el despacho de las planchas.
Afectos de Manuelita y de mis niños y tu dispón del que te profesa tu Domingo.
P.D. Lamas quiere que yo haga lo posible para que no despida de la fábrica a un tal Pedro Mouriño testigo falso en su causa. Dime quien es y qué oficio sabe ese hombre, para calificarle como se merece”.
Ignacio Díaz Argüelles fue un importante propietario comerciante e industrial, ocupó el puesto de Contador en la Fábrica de Tabacos de Gijón.
El 14 de Mayo de 1846, Domingo Fontán expresa a su hermano Andrés, las prevenciones que tomó ante la acusación de haber alentado a los operarios de la Fábrica a combatir con el Coronel Miguel Solis en Cacheiras contra las tropas Gubernamentales del General Concha con motivo del levantamiento de Abril de ese año ello para evitar la dura reepresión que se suscitó en Galicia después de este acontecimiento.
“Mi querido hermano: Celebro que sigas ahí (en la Fábrica del Castro) sin novedad y espero que diariamente me lo participes por propio cuando no vengan carretunas que traigan tu carta. Es muy preciso estar alerta al ver lo que se ha visto y estando inocentes como estamos. Yo estoy todavía muy afectado no basta la inocencia y si uno parece víctima de la calumnia nadie le resucita.
Respecto al informe que debo dar si lo evacuan salvando nuestro buen nombre, evitaré que el asunto tenga ulterior progreso, pero si en algo nos ofendiesen que no esperen indulgencias, decidido como lo estoy a cimentar ilesa mi reputación, y páguelas quien las merezca. Un informe estudiado con tino podía dejar a cada cual en su lugar y esto es lo que creo por el bien de la paz que veo alejarse más y más de ese distrito.
Está bien que tome abordo todo el papel de la Palloza que se halle corriente aunque pase de 400 resmas. La contrata ha de regir desde el 1 de Julio, y así lo que ahora se envía allí queda para entonces. De un correo a otro llegará la copia de la escritura. Esta no se extendió por la revolución que exponía todo a quedar sin efecto. En cuanto al flete ajustado como mejor puedas, teniendo en cuenta que el porte por tierra de ir ahí a la Palloza es 9 reales por bala. Creeré que con la mitad o algo más debe encontrarse.
Antes de ahora llevaba 4 reales por quintal y venía a costar cada bala 3 reales, siendo las resmas de 7 ½ libras o la bala de 3 arrobas.
Haz pues lo que te acomode y si Juana quiere mucho renuncia a los fletes que podría tener en los tres años que ha de durar la contrata.
Avisa a (Juan) Siso y más arrieros que tengo mucho trapo que darles. Si viene el Maridao recoge los 10 costales porque los necesito aquí y no se los dejes por ningún pretexto.
Adiós con afectos de Manuelita, dispón de tu Domingo F.
P.D. Abonamos en cuenta el Sr. Pardo Lamas 320 reales que pago a Don José Múñez de la Barca por los gastos del papel de Gijón. El Director de este punto me escribió con fecha 3 agradeciendo a mis esfuerzos por hacer pasar el papel a la Coruña y contaba con él todo el presente mes. Ahora ya debe saber que está embarcado o quizá en su poder”.
José Núñez de la Barca fue un importante industrial del textil en La Coruña y dueño de la Casa de Comercio “Núñez e Hijos”, era sobrino político de Ramón de la Sagra
El 12 de Agosto de 1846, Domingo despachando su correspondencia con su hermano afirmaba desde Santiago:
“Mi querido Andrés: Hoy traslado a mi casa 66 arrobas y 7 libras de trapo de antracilla a 13 reales arroba que con 6 reales que pague por el carretero y colocaciones en el almacén importó todo 867 reales con 22 maravedís los que sentarás en la cuenta de la fábrica.
Está tomada en fecha de este día la posesión y ahí podrá hacer impartiendo el uso ese Alcalde o el Juez.
Estoy costipadísimo y no tengo cabeza para nada, Manuelita tampoco está buena, padece de grandes dolores, cólicos desde el día siguiente al de mi salida para esa.
Nada más ocurre a tu Domingo.
P.D. No tuve carta de Madrid”.
El 31 de Agosto de 1846, desde Santiago remite misiva en los siguientes términos:
“Mi querido Andrés: Involuntariamente abrí esa carta de Don Jerónimo Vidal para quien era el pedido de las 300 resmas de estraza con esto creo que se habían recibido las 1.512 resmas enviadas a la Palloza aunque no tuve carta del Director.
Por la otra que te incluyo verás que nuestro sobrino Manuel (hijo mayor de su hermana María Alberta), salió bien del examen y más inconvenientes a su pretensión de Perito Agrimensor cuyo título se expidió en Madrid. Esto me es muy satisfactorio, pues pronto no dudo en que se hará de oro si continúa siendo hombre probo en el ejercicio de la tal profesión. Rosendo (hermano de éste), debe tener en ello mucha satisfacción. Tuyo Domingo”.
Jerónimo Vidal fue uno de los Regidores perpetuos del Ayuntamiento de La Coruña
Desde Noya el día 3 de Septiembre de 1846, Domingo en su epistolario con su hermano se ocupa de temas de la fábrica:
“Mi querido Andrés: Regresé a ésta a las 12 ½ y me hallé con una carta del Director de la Palloza a lo que acompaño un libramiento de 25.426 reales, 33 maravedís que con lo que entregó a Juana; 500 y los daños de puerta 965, con 1 maravedí hacen 26.892 reales, importe de 1.296 resmas, siendo el total de los entregados 1.546, así que se consignaron por depósito por vía de fianza 250.
Para la primera remesa que será el 1º de Noviembre o antes hay que enviar 50 resmas largas para cumplimentar el depósito y en la partida debe ir algunas enteras.
Le costó mucho el conseguir la baja del derecho de Puertas, empeñados en que había de ser el de siempre por ser igual el papel, pero quedó esto allanado para lo sucesivo, y vale mucho al cabo del año no llegando a 22 maravedís lo que corresponde a cada resma. Ello es que el porte y daños no pasa de un real y dos maravedís por resma. Queda pues el precio de la resma a pie de fábrica reducido a 19 ½ reales con toda seguridad y sale esta clase de papel al mismo precio que la antracilla de 16. Siendo las resmas de esta del peso de 6 ½ y las de Palloza, de 8 libras, pero hay la ventaja que es consiguiente a su mala calidad.
Nada más ocurre. El libramiento es encargo de Sierra y los 5.426 reales 33 maravedís son en calderilla pero los 20.000 son plata u oro, 25.426,33. Tuyo Domingo F.”
El 10 de Septiembre de 1846, desde Santiago expresa a su hermano:
“Mi querido Andrés: Va Siso con cuatro costales de trapo sin pesar en retorno con las dos cajas de papel que saldrán mañana para Pardo Lamas.
En Laraño se deben dos cajas de carnaza que pesarán 394 Libras las que pagaré, así me lo aseguró Siso y me lo dijo también el fabricante.
Dije en la Condomiña a Andrés Verde que si no quería dejar el trapo a los precios de 11 antracilla y 17 sin ella, me dejase los 500 reales y se lo vendiese a quien se le antojase, que otro tanto haría con todos sin olvidar a Marans a quien embargaría todo hasta recobrar su crédito. No volvió a verme y no se cómo te fue con él.
Estaré aquí hasta el 16 en cuyo día me ofrecieron examinar a Manolo (su hijo mediano) o en la víspera debe hallarse aquí. Félix para matricularse regresando los 3 a tener ahí la vendimia para volver todos el 30 o el 1º de Octubre día en que será la oración inaugural del próximo curso.
Recibí 25 hojas de mi informe y debieron llegarme a esa otras 4 que son las 1as. El escrito es sólido y brillante y los materiales los mejores para prometerme un resultado favorable si hay justicia en el mundo, lo demuestra 1º que el desafalco fue posterior a la Comisión que 5 ½ millones en letras fueron endosadas directamente a Yagüe de Real Orden por el anterior Director de Pósitos sin el intermedio de la Comisión así que ambos hechos alaban al Gobierno y nos dejan salvos.
Tuyo Domingo F.”
Fontán, perteneció a la Comisión de Arreglo del Ramo de Pósitos del Reino, creada el 8 de Diciembre de 1836. El comerciante palentino Julián Yagüe en las elecciones del 2 de Octubre de 1836 obtuvo la representación de la Provincia de Salamanca.
El 24 de Septiembre de 1846, Domingo comenta a Andrés desde la Villa de Noya:
“Hoy vino a ésta Carmen Penas, cuyos documentos de pertenencia te dejé antes de mi último viaje a Santiago.
Se rompió la donación del común acuerdo y tengo que devolverle dichos papeles.
Envíamelos por el dador o por Felix o bien por Cipriano, pues ya debe marchar hoy dicha Sra. y no me hice cargo de que te dejara ahí esos documentos, por lo que se abstiene hasta mañana de madrugada para llevárselos.
Tuyo Domingo F.
Se señalaron las vigas y más taradas para pontones. Es mejor según dice que en el bosque se cobren aquellas y se sierren éstas. No se quién lo hará más barato y mejor”.
El 26 de Septiembre de 1846, desde Noya escribe a Andrés quien se encontraba en el Castro:
“Sebastian Vidal envió antes de mi viaje a Santiago por una cesta de cal, que mandé darle suponiendo que no continuase, pero fue llevando muchas más y así mismo arena por manera que emprendió el blanqueo interior y exterior de su casa y el reparar pocas faltas de argamasa sin contar con arena y cal suya.
Manuelita fue la primera que advirtió este abuso de confianza, así es que se le negó la cal luego que se vio que la llevaba concluida, pero aún siguió llevando arena hasta que viendo yo mismo que apenas la había se la negué a su criada ayer tarde. Ahora reconocí la existencia de ambos artículos y observo que estamos sin cal y sin arena, pues de ambos artículos no hay dos cestas. Te lo advierto, y siento haber sido tan tarde el reconocimiento que hice.
Puede ser que hoy o tal vez mañana vaya a esa para ver como arreglar lo de los castaños del bosque y arriendo de esta huerta o salido. Si tu quieres venir mañana a pasar aquí el día comeremos juntos y acordaremos todo.
Me pidieron el hórreo los mismos que lo usaron el año último y aún tiene su llave, se lo negué diciéndole a Don Sebastián por cuyo conducto se me hizo la propuesta, que mediante arrendaba la huerta no podía disponer del hórreo.
Tuyo Domingo F.”
El 14 de Junio de 1846, Fontán en Santiago formuló una relación jurada de todas las fincas rísticas que poseía el término municipal del Ayuntamiento de Lousame a efectos de su presentación en el mismo enumerando veintidós como heredades a labradio y tojales con cita de las pensiones que las gravan.
El 29 de Septiembre de 1846, Domingo desde Noya escribe a su hermano:
“Mi querido Andrés: Supongo que Félix se olvidó de pedirte unos cinco cuadernillos de papel largo del mejor picándolo bien al martillo antes de recortarlos. A la 1ª ocasión que pueda ser, cuando regrese a su casa Cipriano Diegua me los enviarás.
No tengo litera hasta el 5 del próximo Octubre, y tendrán que salir solos Félix y Manolo el 1º de dicho mes bien temprano.
Aprovecharé esta demora de dejar corrientes las cuentas nuestras. Las quintadas que me enviaste están sumadas. Tuyo Domingo F.”
El Director de la Palloza me escribió con fecha 21 que bastaba que fuesen enteras solas las 20 resmas, y que de las largas no necesitaba si no las precisas para el depósito, mediante no era útil semejante papel para las labores actuales. Recibí bien pronto esta carta.
Le contesté que ya estaba dispuesta la remesa sin cortar las resmas yendo estas divididas en manos de 25 pliegos enteros. Así que no podían sin quebranto considerable ir cortadas como siempre, operación que haría en la fábrica con menos pérdida.
Sirva esto de gobierno para que ahora se dividan todas las que no estén ya listas”.
El 6 de Octubre de 1846, le comenta a Andrés los asuntos de Noya:
“Mi querido Andrés, habiendo ajustado mis cuentas con Sebastián Vidal, me cargó una partida de 10.704 reales que le había entregado y pareciéndome excesiva resultó que comprendía:
1º Un libramiento mío de 3.400 por igual cantidad que le dí en la Coruña.
2º Los 400 reales calderilla que le mandé cobrar en casa de Crespo.
3º Otros 2.000 en plata que restaban pues para los 10.704, dichos 1.304 y me dijo que en la cuenta que llevaba contigo constaba éste y en efecto me la halló.
Más en lugar de tomar yo en pago el crédito de los 1.304 reales, no quiso tomar más que 1.156,15 mediante así quedaba más sin deber nada el no el otro y le dije que 147 reales 19 maravedís te los cargaría ahí en cuenta.
Resulta de esto que anotaré en la que llevo contigo los 1.156 reales 15 maravedís que recibiste de dicho Don Sebastián, debiendomelos no a él. Supongo estarás informado en estó, mucho más presentándote dicho Sr. de la cuenta como ofreció hacerlo a la 1ª que de hoy a manera tendré contigo y no cargando más que los 148 reales 19 maravedís.
Hoy 6, debe llegar la litera según carta de Félix del día 3 que recibí anoche.
El hórreo tiene goteras, y según lo que me dijo Castaño, su pariente Bartolomé Maneiro no deja de dar doce duros a más de arriendo o de acercarse a trescientos reales formando dicho Castaño empeñó en que por los 40 reales más o menos no se prefiere a otro. Yo le dije que nunca le llevaría trescientos reales pero que siendo el capital del hórreo de 3 a 4 mil reales había de cobrar el interés de un 6 a un 8 por ciento de este capital que no podía bajar de doce duros.
Antes de anoche dije al Sr. Segundo y a sus hermanos que el mejor sitio para las patatas era debajo del hórreo o en la bodega especialmente donde ahora está la cal. Anoche que regresé del bosque vi que llevaban bastantes cestos de patatas al hórreo, veré si dejo esto arreglado y entonces se podrá arrendar o no. No hablé de las propuestas de arriendo al Sr. Hombre porque no me pareció decoroso, y equivaldría a negarle el hórreo por el interés de aquellos. Don Sebastian sabe todo esto por su recomendado que es el valor no de tanto.
Tuyo Domingo”.
El 13 de Octubre de 1846, desde Santiago remite al Castro la siguiente misiva:
“Mi querido Andrés: Veo que el arriero no cumplió la palabra que me dio en la noche del viernes al sábado último de entregarte en la mañana de este día los dos mil reales que te envié a pesar de que salió para esa en la misma noche con Los Lagartos y otros sin querer tomar retorno de trapo por tener ocupada su caballería.
Aquí pagaré a Sierra los mil reales que tomaste a Don Pedro Moreno, así como te enviaré a la proporción el dinero que necesites, pues todo está en oro.
Va corriendo el mes y nos conviene saber si Juana llevará el papel que nos es forzoso enviar a la Palloza antes del día 2º de Noviembre para en otro caso trasladarlo aquí y mandarlo por tierra, haciéndolo sin mas tiempo.
Por olvido me traje esa carta en el bolsillo. No tenemos novedad particular, pero no faltan quebraderos de cabeza con Félix y aún con Manolo, de quienes tengo que ser aún aya….”
(La continuación de la expresada carta la recogemos en el artículo titulado “Domingo Fontán en la Universidad Compostelana”)
El día 19 de Octubre de 1846, Domingo le refiere a su hermano, desde Santiago:
“Mi querido Andrés: Remito tres cargas o 6 quintales de trapo bien pesados con ellas va el cajoncito de los moldes para hacer papel de cigarros recién venidos de Madrid.
Conviene que mandes lavar los sacos porque están muy sucios, y como los emplearon los arrieros en abrigar cargas de pescado tienen un hedor intolerable, además llegaron y vuelven mojados sin que hubiese tiempo para secarlos. Por descontado, si no los lavan que los cuelguen donde puedan secarse, de lo contrario se pudrirán.
Los señores Ferrer y Ferrer me escribieron el 15 que me enviaban dos piezas con 230 varas de bayeta que a 12 ½ reales una importaban 2.875 los mismos que dejaba cargados en cuenta. Respecto al porte, me dicen que lo ajustarán en 30 reales y que debo pagarlo al carretero con su aviso. Hasta ahora no llegaron dichas 2 piezas. Los moldes se fabricaron por 260 reales según recibo, pero no se el porte porque el Maragato no vino a cobrarlo.
Tuyo Domingo.
Félix se reconcilió conmigo, confesando, si no todas, parte de sus calaveradas”.
El 20 de Octubre de 1846, en su correspondencia con su hermano le informa:
“Mi querido Andrés: Recibí la adjunta de Antonio sobre cuya pretensión harás lo que más bien nos convenga que es lo que importa.
Estuvo conmigo Vilas a quien había hablado por si llegaba el caso de enviar por tierra el papel. Sus carros saldrán para la Coruña el sábado o domingo, sirva esta de gobierno pues se acerca el 1º de Noviembre.
Si no necesitas la mula hazme el favor de enviármela por el Pallagueiro u otro, pues tengo intención de pasar a la Buzaca a ver al Sr. Lorenzo Varela que de resultas de una grave enfermedad se halla impedido y sin movimiento en una pierna.
Tuyo Domingo F.”
Fontán se refiere a Lorenzo Varela Sarmiento quien fue diputado a Cortes por la Provincia de Pontevedra, circunscripción de Caldas de Reyes, elegido en las elecciones del 6 de Diciembre de 1846, cargo que ocupó hasta 1850.
El Pazo de la Buzaca, sito en el lugar de San Lorenzo, Parroquia de Moraña, Pontevedra, siempre perteneció a la Familia Varela en el día de hoy es un establecimiento hotelero regentado por Vicente Varela Paz.
El 18 de Noviembre de 1846, Domingo escribe desde Santiago a Andrés a la Fábrica del Castro.
“Mi querido hermano: No te remito las ocho libras de cobre hasta que me envíes una muestra para que con arreglo a ella se tome el espesor que se necesita.
Respecto a los Ferreres les contestarás que no podemos fabricar ese papel, ni hacer los gastos de moldes y bayetas para tan corto pedido. No me conviene el arriendo de la bodega y la huerta de la casa de la Villa (de Noya) pues con esa vecindad es seguro que mi familia nunca iría a pasar una temporada de verano. Por otra parte el tanto de esos arriendos será de poca cuantía.
Estoy convaleciente de una fiebre que pudo cortarse. Se recogieron los dos costales de Siso. Llevará éste una carga de cola de Laraño. Nada más se ocurre afectos de todos y dispón de tu hermano Domingo”.
El día 23 de Noviembre de 1846, Domingo escribe a su hermano.
“Mi querido Andrés: Se me presentó el dador Juan Siso diciéndome que sin mi licencia no le dabas trabajo. Le contesté que teniéndolo o pudiéndolo hallar en otra parte aunque fuese lejos y a algunas leguas, le convenía a él y nos convenía mucho más a nosotros el no dárselo, creerían cualquier cosa, nuestra complicidad en los casos de Abril si cogiéramos a todos los operarios, que entonces sin intervención, consejo o indicación nuestra se mezclaron en tales negocios. (Ver artículo “La Revolución Gallega de 1846”)
Le añadí que debíamos hacer excepciones respecto a los oficiales de tinas y otros con que enriqueceríamos a otras fábricas si no los acogemos no así respecto a el que era un cebador.
Respecto al oficio de Pilotero, dije que era innecesario este jornal diario en la rueda de afuera pues para echarle trapo de palloza o de estraza y desocupar las tinas cada 24 horas no necesitaba un jornal, ni el suyo era bajo. En fin que se le llamaría cuando se le necesitase teniendo en cuenta que también otros me pedían trabajo y no podía darle a todos insinuándole mucho que lo buscara en otra parte.
Sobre las cosas pasadas, le cargué fuertemente y como lo merece vamos a otro asunto.
Quiero subir el arriendo del 1er. piso (de la Rua del Villar) a 6 reales por día, tomé tu nombre para decírselo al inquilino Don Manuel Lano, ya me ofrece 5 si te escribe dile que no se lo puedo ceder menos de los 6 sin tener caballo ni disfrutar del jardín y con la condición de pagar por mitad los alojamientos que se carguen a la casa en unión con el que vive en el 2º piso. Tuyo sin más novedad. Domingo F.
P.D. No se si llega a La Coruña el barco de Juana y temo que se huiese perdido aunque no hubo temporales el Director de la Palloza nada me dice”.
El arriero Juan Siso, quien ya en 1841 realizaba portes para la fábrica de papel del Castro, fue combatiente de la Batalla de Cacheiras. Andrés y Domingo se vieron obligados a no contratarle, sin embargo cuando se calmaron las cosas volvieron a contar con sus servicios. Este hecho nos da una idea de la represión que suscitó el Levantamiento de Miguel Solís.
El Maestro Pilotero era el operario encargado de dar al trapo machacado en el pilón el punto exacto para su conversión en pulpa de papel.
El 29 de Noviembre de 1846, desde Santiago en correspondencia con Andrés le comenta:
“Mi querido hermano: ya supe por el Director la llegada del papel. Este sale el 2 para Madrid y deja encargado al contador que me pague su importe luego a que haya dinero pues no tiene la fábrica un maravedí.
Regresará el Director en el mes próximo. Te envío un par de capones y otro par de cajas de dulces para que celebres tus días.
Las oposiciones a Cátedra en esta Universidad de las que soy Juez me impiden tener la satisfacción de acompañarte mañana, pues a las 10 del martes tengo ejercicio en la Universidad.
Afectos de Manuelita y tus sobrinos y manda a tu Domingo F.”
Como cruriosidad gastronóimica, en una cuenta mantenida por Andrés Fontán con Sebastián Vidal, constan los siguientes apuntes:
“treinta y dos reales por cuatro barriles menores de ostras y dos mayores de lenguado en escabeche que por la Sampaya y con carta del Sr. Fontán se remitieron al Sr. su hermano a Santiago”
“Cuarenta y ocho reales importe de doce barriles de ostras en escabeche que encargó el Sr. Don Andrés y mandó al Sr. su hermano a últimos de Diciembre de 1846”.
Sampayo, se corresponde con un lugar sito en la Carretera de Noya a Santiago.
En carta de 29 de Enero de 1847, Domingo comenta a Andrés:
“Mi querido hermano: Recibí la resmilla y el rallador sin más novedad y con afectos de Manuelita y niños así como del Sr. Codesido cuyo padre falleció estos días, queda tuyo. Domingo».
El día 12 de Febrero de 1847, desde Santiago Domingo despacha su correo con su hermano anunciándole:
“Mi querido Andrés: Pedí dinero a Madrid para hacer frente a los gastos que ahí puedan ocurrir y no tardaré en recibirlo aunque pierda algo en el cambio. Así que cuenta con el que se necesite.
Mediante en Laraño hay siete cargas de carnaza, escribo hoy al dueño de ella para que la tenga a mi disposición partida que ya me costará 1.456 reales y no me quedarán más en casa una vez satisfecha.
Si antes surgiese el tomar dinero en mayor cantidad tendré que perder un 3% en el cambio sobre Madrid para proporcionármelo aquí.
(Pedro) Rivadulla me jugó la perrada de enviar su trapo al Faramello engañándome que no se acopiaba y restándolo en otro almacén de su casa, pero vi el carro que hace 8 días que salió con 10 quintales o acaso más para dicha fábrica y se lo dije así.
Me será pues forzoso tomar un criado para recoger por quintales el trapo que este bribón vaya juntando. En los demás puntos tampoco lo hay y donde más se junta es en la Azabachería en el almacén que fue de Eusebio Pérez Sanz, lo hacen para el Sr. Don Nicolás Santamarina. Frente a la Alhóndiga en la Rua de San Pedro acopian para mi e igualmente en la Azabachería.
En donde antiguamente juntaba el Valenciano, pero se reúne poco.
De los 4 costales que llevan hoy, uno es todo de trapo hermoso de la provisión en peso de cinco arrobas, no pesé los otros tres por no detener a los arrieros pero llevan más que el quintal.
Ya vino de Madrid el Sr. Director de la Palloza y de un día a otro espero me conteste para cuando es necesario enviarle papel. Nada más ocurre. Manolo está convaleciente de sarampión. Afectos de todos. Tuyo Domingo”.
El día 7 de Abril de 1847, Domingo remite carta a su hermano desde Santiago donde le informa:
“Mi querido Andrés: Remito por Siso y Los Lagartos cuatro cargas de trapo con 18 libras más de recortes, van bien pesados los costales y deben hacer entre todos unas 40 arrobas antes de más que de menos. Ellos no saben esto ni deben saberlo mediante, se les paga a 10 reales carga con exceso sobre los dos quintales en compensación de lo que me cuesta traerlos el trapo a mi casa y de ello les he enterado.
Los costales son todos nuevos menos uno en donde van los recortes, quedan aquí otros dos nuevos y así en la fábrica como en poder de un arriero pequeño llamado Benito que es sobrino de Isidro deben reunirse 8 igualmente nuevos. Les he reñido porque los llevan y conservan en su casa empleándolos en conducir berberechos. No debes dárselos a ellos sino a Castro cuando vuelva de llevar trapo y teniéndolos yo aquí aprovecho todo el trapo que haya en estos almacenes sin dar lugar a que lo vendan a otras fábricas y lo hago conducir a mi casa sin que me cueste más que un ochavo por arroba cuando hoy me cuesta el doble, y tengo que estar dias enteros metido en un almacén forzado a servirme tan solo de tres costales para desocuparlo y conducir el trapo a casa. Los costales se llenan todos a la vez, asisto a su peso, y en los días de mercado que son los sábados, lunes y jueves, conduzco a casa por un real 60 ó 80 arrobas en 19 ó 20 sin necesidad de desocuparlos.
Debemos tener costales nuevos 17. De los buenos de estopa otros 4 y además los malos.
Aquí me quedan 4 de los nuevos y los otros malos y hay alguno más que apenas hacen el quintal de los que no conviene echar mano.
Tuyo Domingo.
P.D. Todos los arrieros me piden cargas mayores que se pagan a 10 reales”.
A la vista de la correspondencia que trascribimos, es de destacar que en aquella época no se utilizaban sobres, las hojas de papel del tamaño del actual DIN-A4 escritas por una sola cara, en su sentido vertical, se doblaba en tres partes que a su vez se plegaban en otras tres en sentido horizontal, empleando tal carta como sobre.
Nos llama la atención la extrema suciedad de las partes externas de dichas cartas-sobre, lo que evidencia la absoluta falta de higiene de arrieros carreteros y de los llamados propios y dadores encargados de su custodia y entrega en trayectos cortos como de Santiago a Noya o al Castro de Lousame.
El 5 de Mayo de 1847, Domingo desde Santiago hace saber a su hermano:
“Mi querido Andrés: el dador Jose Castiñeiras, yerno de Moure es el carretero que conduce en su carro y en otros cinco más a saber, cincuenta y seis quintales de trapo. Dos quintales escasos de bayeta en 2 bultos, 3 quintales de carnaza de Laraño. Son en todo 61 quintales. Podrá llevarte otro quintal más de carnaza si la hubiese en Laraño, va ajustado a cinco reales el porte de cada quintal. Le di seis lías sencillas que recogerás para atar los trapos. Todo va bien pesado y debe entregarse al propio peso. Tuyo tu hermano Domingo Fontán.
P.D. Van tres costales”
El 22 de Junio de 1847, Domingo narra a su hermano:
“Mi querido Andrés: Entregó Siso las 64 resmas y lleva de retorno dos cargas de trapo con un costal más que me pidió de vacío. Cuidarás de la devolución de los cinco.
Siento que tus males no te permitan venir a ésta, pues Porto me apura para que zanjemos con él la cuenta de los intereses que se reservó, y me pide cuatro mil reales por este concepto. Yo sin tu anuencia no se los doy, aunque por evitar pleitos haré el sacrificio de entregarle la mitad que son dos mil.
Ofrecí el tratar sobre ésto para el 26 en el supuesto que tu vinieras, y ahora no se que decirle…”
En carta del 10 de Agosto de 1847, le comenta a Andrés:
“Me alegro que se vayan preparando partida bastante para otra remesa de papel por mar a la Palloza. Tengo aquí en casa tres carros de 120 arrobas de trapo y poco faltará en San Agustín para otro carro, me hacen falta los sacos que fueron últimamente para poder enviarlo por arrieros. Para el 18 me traerán unas 20 arrobas.
Nada más ocurre a tu Domingo”.
Desde Santiago el 28 de Agosto de 1847, Domingo cuenta su hermano:
“Querido Andrés: Encargué a Félix al partir para esa te dijese que Doña Desamparada Malvar, esposa de Don Eugenio Reguera se había enterado conmigo para que se la dejase vivir en la casa de la Villa (Noya) que fue de nuestro difunto tío (Q.D.H.), y le dije a Félix que urgía tu contestación, quedando darla libremente evadiéndote y diciendo que la casa nos era necesaria para efectos de la fábrica y otros usos como que a no tenerla o desprendernos de ella habría que alquilar otra.
Sin duda Félix echó en olvido mi encargo como diariamente vienen a saber, si tú me has contestado, te ruego lo hagas según dejo indicado.
Es asunto en el que no solo deseo zafarme sino que conozco que necesitamos la casa aunque no vivamos en ella. Aquella señora no se hace cargo de esto y cree que con dejárnosla previo aviso de un mes si vamos a vivirla, no nos irroga perjuicios en habitarla. También debiera hacerse cargo que hoy en el día hay bastantes casas en donde puede colocarse como la de Don Elías en el Zapal de los Cazudos en la puerta de la Villa, la de los Valderrama. Contéstame pronto y nada más por hoy te dice tu Domingo.
P.D. Que Manolo aproveche los buenos días que se presentan para sus baños. Tengo aquí los moldes últimos pedidos a Madrid”.
El 2 de Septiembre de 1847, Domingo desde Santiago, remite carta a la Fábrica de Papel comentándole a su hermano:
“Mi querido Andrés: Remito once costales de trapo y una caja con los moldes que vinieron de Madrid.
Ocho costales tienen otros tantos costales de trapo de San Agustín que es ordinario; los tres restantes son de mi casa tomado a Pedro López que es mejor. No les pesé pero deben tener el quintal.
Salgo mañana a La Coruña y regresaré sin detenerme, lo hago para dejar corrientes los papeles que envío a Madrid para que Félix y Manolo puedan obtener la gracia de Alumnos Interinos de la Escuela ahora creada de Ingenieros de Montes, cuya carrera es de solo cuatro años y promete más que las comunes.
Silencio. y que Félix se venga, quedando Manolo en tanto el tiempo le permita bañarse. Tuyo Domingo.
P.D. Envíame lías en abundancia para remitirte cuatro carros de trapo bien liados a fin de que no se caiga que vuelvan los costales por persona que los recibe”.
El día 4 de Noviembre de 1847, Domingo despacha el correo con Andrés sobre los asuntos de la fábrica:
“Mi querido hermano: Tengo pesados 231 arrobas de trapo con 8 de bayetas y 12 de carnaza. En todo 291 arrobas que deben salir mañana de madrugada en seis carros. Estos van regulados a 10 quintale cada uno de los cinco y otro a razón de 11 que es el del yerno de Moure único con quien he tratado. Pero para tu gobierno, lleva 2 arrobas más y otro carretero que tomó el trapo de San Agustín o de Tena lleva además de los 10 quintales 3 arrobas 20 lv. nada saben ellos de este exceso. A todos los otros les pesé bien y deben llevar aglunas arrobas antes de más que de menos sin que por ello tenga derecho más que al porte de los 11 quintales en carro y 10 quintale los otros cinco. El porte de todo sale a 309 reales.
Nada más ocurre, me valió mucho el tener aquí al dador quien te informará del trapo y de su peso, ayer les dí a él y al comprador un trago y ahora están comiendo. No hay tiempo para más. Tuyo Domingo”.
El 18 de Enero de 1848, en carta que le falta la esquina superior derecha le hace saber a Andrés:
“Mi querido hermano: Ahí van (…) las licencias que me enviaste con una prórroga de tres meses. Sin relación con (…) tuve que darle casa para conseguir esta gracia, y no volveré a hacerlo ni espero me pondrás en ese caso. Ha sido esto tanto más sencillo para mi en cuanto no conozco al Sr. Don Eulogio, y cuando éste sepa como (ya sabrá) que no me serví de él, sin razón se retractará de servirme en toda ocasión en que yo necesito de su protección.
Da las gracias en mi nombre a ese Señor por las perdices y huevos con que se empeñó en regalarme y que me alegrará no lo hubiese hecho para que conozca mi buen deseo de servirle graciosamente.
Te las doy igualmente por las manzanas y siento te privases de dichos postres los únicos que ahí tienes.
Maldia llevará los tres carros de trapo. Quedaron aquí 36 arrobas y no (…) que tendrá Tena en San Agustín (…) que no serán tantas. Ayer noche pesé aquellas.
Tomará de casa de Balón la dadora, los moldes finos que verás, su coste once duros. Si se necesitan ahí quedarán y si no vuelvemos sin lesión alguna.
Hoy fui a presencia de este Juez a ratificarme en el apartamiento de elevación del muro en virtud de orden tuya. En conformidad a esto puedes decir que sin perjuicio de tu derecho te apartas de la apelación, cuyo emplazamiento se te notificará.
Afectos de Manuelita y de tus ahijados quedando a tus órdenes, tu Domingo.
P.D. No olvides la copia del poder y más documentos contra Marans. Porto anda encima de mi para coger cinco mil reales por las utilidades, me resisto ofrezco tan solo dos mil nominalmente y no (….) sin reconocer derecho alguno, y solo por evitar pleito si envistiese declararé y diré que siendo el Administrador de la fábrica acreedor a 12 años de haber de administración en intereses por el caudal que puso en hacer que trabajase el establecimiento, no hallé utilidades que entregar al vendedor. Porto de una duodécima parte y aún me hallé gravado, así con el tanto de estos 12 años contribuciones extraordinarias de guerra no comprendidas en los balances confeccionados por dicho Porto que importan 10.600 reales. Así pues lejos de deber aún tengo que reclamar contra él, no obstante la reserva que se hizo de las utilidades que por mis manos debía recibir mediante no pude hallarlas.
Se le está toreando y veremos como nos damos de cornadas”.
De la correspondencia expuesta, nos damos una idea de cómo fue la cotidianidad de Fontán como Empresario en la papelera del Castro de Lousame. Con posterioridad seguió ocupándose de la marcha del establecimiento del que se encargó como Director Rosendo Fontán Vidal, su sobrino, hijo éste de su hermana María Alberta y su esposo, Silvestre Vidal Rego (Manuel, Rosendo, Andrés, Juan José y Bernarda) quien se estableció en el Castro de Lousame y ayudaba a Andrés en la administración.
Éste el 6 de Febrero de 1857, Andrés, otorgó testamento, en la Fábrica del Castro por el que hizo cesión a su hermano Domingo de la parte que tenía en el establecimiento, enajenando en venta a dicho hermano todos sus otros bienes, cuyo importe se repartiría en cuatro partes iguales entre sus cuatro hermanos (María Alberta, Domingo, Gabriela y Rosalía). De todos ellos, se reservó el usufructo vitalicio.
El 10 de Marzo de 1857, Fontán mediante escritura pública otorgada en Santiago, adquiere de Juana Dolores Torrado la parte que su difunto padre poseía de la Fábrica, consiguiendo con esta compra la titularidad de la totalidad de las participaciones de la antigua Sociedad.
El 26 de Septiembre de 1859, Domingo Fontán “vecino de la ciudad de Santiago y actualmente en la Parroquia de Lousame, confió poder general de representación para que administren y cuiden la Fábrica de Papel que tiene en el lugar del Castro y los terrenos que se encuentran en el mismo a sus hijos mayores de edad Félix y Manuel, encargándose éste último de su directo gobierno pasado a residir allí en compañía de su tío Andrés, a pesar de ello su padre desde Santiago siguió ocupándose del acopio del trapo como materia prima asi como la gestión con clientes y proveedores.
Bajo la administración de su hijo Manuel fue una industria próspera, ello lo acredita los 750.000 reales que en efectivo dejó Fontán como herencia, con independencia de los bienes inmuebles sito en Santiago, Noya y Lousame.
Durante este periodo compaginó sus actividades como Industrial con los últimos trabajos de la impresión de la Carta Geométrica de Galicia en sus dos edicciones, la primera de 500 ejemplares en 1847 y la segunda de 550 en 1850 encargados por el Gobierno en unión esta última de 96 ejemplares extraoficiales de los que dispuso para atender sus compromisos con amigos y colaboradores.
En la impresión de ambas tiradas en la imprenta de Lémercier fue notable la colaboración de Ramón de la Sagra quien desde París se ocupó de la ejecución de tales trabajos bajo la dirección de Fontán.
Sin embargo la terminación de la impresiónde la Carta Geométrica para que pudiese ser difundida no fue un episodio feliz para Fontán pues el Gobierno no solo monopolizó ambas tiradas, no permitiendo al Geógrafo disponer de los ejemplares que precisaba para hacer entrega de ellos a colaboradores y amigos, sino que también puso en duda que estuviese ajustada a una triangulación geodésica, lo que obligó a Fontán a imprimer una Memoria en la que se incluía un grabado de la triangulación, haciendo entrega de uno de ellos a la Academia de Ciencias de París y a estampar una tercera tirada “no oficial” de 96 ejemplares cuyos gastos cubrió con su propio peculio, y en su consecuencia, suspendió su proyecto del que venía ya ocupándose de reducir la Carta a una escala menor para poder utilizarla con mayor comodidad.

Cartela de la Carta Geométrica de Galicia 1845 (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Estos acontecimientos sucedieron ocupando la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación, el Matemático autor de la Tabla de Logaritmos Vulgares, Vicente Vázquez Queipo, compañero de Fontán en el Congreso de los Diputados y en la Comisión de Pesas y Medidas, quien propició lo acaecido, a pesar de que por su condición de gallego, nacido en Samos, Lugo, no le pudo ser desconocidos tales trabajos planimétricos, conocidos por todos sus paisanos, durante tan prolongado tiempo de ejecución. Destacamos que cuando el Sr. Vázquez Queipo estuvo becado en París ampliando sus estudios, el Gobierno le comisionó para informar sobre lo más conveniente para efectuar el Grabado de la Carta, según se recoge en el apartado 6º de la Real Orden del Ministerio de la Gobernación de la Península de 10 de Julio de 1838 dirigida a Fontán:
“6ª y último que Vs. queda responsable ante el Gobierno de la legítima inversión de la cantidad recibida al cumplimiento de lo que aquí se ordena, teniendo presente las observaciones que para el grabado de la Carta indica en nota Don Vicente Vázquez Queipo desde París en carta de 18 de Abril de 1835”.
Su hermano Manuel también compañero de Fontán en el Congreso de los Diputados, en fecha 30 de Enero de 1850, contestaba a una misiva del Geógrafo afirmando lo que le aseguraban y decían a su hermano Vicente, el Director del Negociado y el Ministro de la Gobernación, José Luis Sartorius Conde de San Luis:
“… Si V. cree que el plano de Fontán está arreglado a datos geométricos y él está satisfecho de su trabajo, por qué no los presenta cuando el Gobierno está pronto a satisfacerlo si no estuviera suficientemente indemnizado con los miles de pesos que tiene recibidos. Pero afuera de esto ¿Cómo el Gobierno lo ha de declarar mapa oficial sin estar convenicido de por sí mismo de su exactitud y habiendo de pasar solo por la palabra de Fontán?
Nosotros nos preguntamos ¿no pudo el prestigioso Subsecretario Vicente Vázquez Queipo imponer su científica autoridad y convencer al Gobierno de su error? o en su caso ¿fue él mismo quien formó tal opinión en el Ministerio?”.
Lo anteriormente expuesto resulta contradictorio con el hecho de que pocos meses antes, por Real Orden de 10 de Abril de 1848, se aprobasen las cuentas presentadas por Fontán a la Contaduría especial respecto al grabado y estampado de la Carta Geométrica, como que se le premiase con la Cruz de Carlos III, mediante Real Decreto de 27 de Noviembre de 1848 y que por Real Orden de 31 de Diciembre, el Gobierno una vez recibidos los 500 ejmplares de la Carta por él interesados a su entera satisfacción, diese por concluída dicha comisión respecto al grabado y estampado, cesando el derecho de Fontán de percibir la gratificación de 24.000 reales anuales.
La actitud del Gobierno cambió de forma radical al tener conocimiento de que Domingo Fontán en Julio de 1849 contrató con el impresor Lémercier, esta vez en su propio nombre y derecho una segunda tirada de 550 juegos para disponer de ellos a su entera conveniencia, para lo cual comisionó en París a su antiguo discípulo Ramón de la Sagra.
Como decíamos, por Real Decreto de 27 de Noviembre de 1848, la Reina Isabel II le concedió dicha condecoración no pensionada:
“Por cuanto, atendiendo las circunstancias que en persona concurren y teniendo en consideración los méritos y servicios que habéis prestado, tuve a bien nombraros Caballero de la Real Orden Española de Carlos Tercero…”
Tal nombramiento tiene cinco grados, o distinciones, Collar, Gran Cruz, Comendadores de Número, Comendadores ordinarios y el de Caballero, que le fue concedido a Domingo Fontán en título “Dado en Palacio el 19 de Diciembre de 1848, desconocemos el protocolo de la entrega del título o diploma, que Fontán no recogió en persona pues el día 20 de ese mes de Diciembre presidía la Junta de Seguros Mutuos de Santiago con el siguiente orden del día: Lectura del capítulo 5º del Reglamento. Cumplimiento del artículo 34 fijación de carteles y designación de día y local para celebración de la Junta general ordinaria. Del artículo 37 sobre quien ha de asistir y de lo ocurrido en la última. Del artículo 54 sobre oficio al Alcalde 1º y del artículo 56, ternas para nombramiento de 2º y 3º Director para Contador Tesorero y Secretario.
No se piense que Fontán constituyó una compañía de seguros, nada más ajeno.
Se trata de una sociedad de seguros mutuos de incendios de casas que al ejemplo de la creada en Madrid en 1821 por algunos propietarios con la protección del Ayuntamiento surgieron por toda España.
Su objeto era que todo socio propietario sea asegurador y asegurado para proporcionarse garantía mutua.
Para su gobierno económico y administrativo había tres directores, un contador y un tesorero, un secretario y un archivero cuyos destinos son cargos anuales y alectivos entre sus individuos que los desempeñan gratuitamente.
El nombramiento de estos Funcionarios se hacía en la Junta General de Socios que se celebraba en los primeros quince días del mes de Enero de cada año.
La concesión de la Cruz de Carlos III a su amigo el Dean de la Catedral de Orense, Juan Manuel Bedoya le mereció el siguiente comentario según se recoge en carta que remitió a Fontán fechada en 1850, sobre finales de Abril, y principios de Mayo en contestación a otra en la que le hacía partícipe de este desgraciado incidente:
“… su excelente mapa de Galicia que tanto honrará un día su nombre como corroborar a los que están hoy en el timón de los destinos de la patria y creen hacer algo por el adelantamiento de las Ciencias, con remunerar trabajos tan señalados como los de V. con una Cruz de Carlos III.
Increíble se hará en las naciones extranjeras, tan mezquina e indecente conducta del Gobierno con un sabio que ha sacrificado de todas maneras por el público y que ni a este público se permita aprovecharse la gracia o por su dinero de los escritos de aquel, por monopolizar el Gobierno no permitiéndolo banales ya que no los dejará enteramente francos a beneficio del autor”.
La Cruz de Carlos III, después de no exigirse a partir de 1847 la prueba nobiliaria, por lo dicho por Fontán en el Congreso de los Diputados en la sesión del 2 de Mayo de 1838, parece ser que no gozaba de mucho prestigio:
“Repito, pues, que en la Secretaría del Despacho (de Gracia y Justicia) no debería haber más que hombres de mérito, que por su carrera y por sus conocimientos se hubiesen hecho acreedores a estos destinos, y que no quiero ver a jóvenes de 25 años o poco más con la Cruz pensionada de Carlos III al pecho. Yo quiero que los destinos y las condecoraciones se concedan al mérito y a las canas.
Enhorabuena que el Gobierno pueda dar los destinos y las condecoraciones por la facultad que para ello les concede la Constitución; pero debe tenerse presente que ha de hacerlo con arreglo a las leyes”.
Sin embargo, cuando Fontán fue retratado por el pintor Antonio María Esquivel en 1852, en su pecho lucía tal condecoración.
Según se recoge en el Boletín Oficial de la Provincia de la Coruña nº 128 del viernes 31 de Octubre de 1851, Fontán colaboraba con su Diputación Provincial proporcionando al Gobernador Civil Bartolomé Hermida Santabia los croquis parciales de su Carta Geométrica de esa provincia para las obras de mejora de los caminos vecinales que se efectuaron en esa época.
En ese año de 1852, una gran hambruna asolaba Galicia como consecuencia de las malas cosechas. Fontán encontrándose en la Corte, trató de paliar la necesidad de sus paisanos, para ello formó parte de una Junta de beneficencia que efectuó diferentes funciones teatrales para recaudar fondos. A tal fin, junto con Ramón de la Sagra y Daniel Carballo, fueron recibidos por la Reina Isabel II y su esposo Francisco de Asís en el Palacio de Oriente, convidándoles a una función en el Teatro Príncipe a la que asistieron.
Fontán aún retirado de la vida pública, siguió interesándose por el desarrollo agrícola e industrial de Galicia, participando activamente en la llamada Exposición Compostelana de 1858, organizada por la Sociedad de Amigos del País de Santiago y su Ayuntamiento con el objeto de exhibir sus productos agrícolas e industriales y promover la agricultura, industria y valores artísticos, acontecimiento que tuvo lugar del 24 de Julio al 2 de Agosto de ese año de 1858.
En el conocimiento del Proyecto de la Exposición, El Instituto Agrícola Catalán de San Isidro que se fundó en Barcelona el 22 de Mayo de 1851 con 107 socios por Joaquín Desvalls Sarriera es la asociación agraria más antigua de las que existe en la actualidad en España, el 29 de Abril de 1858, nombró a Fontán socio corresponsal otorgándole el correspondiente diploma, expedido en Barcelona en esa fecha, al objeto de que les informase sobre cuanto acaeciese en el evento.
Con el objeto de dar publicidad, primero al proyecto y luego a la exposición como tal, se editó en Santiago una publicación semanal llamada: “La Exposición Compostelana”, periódico de interés materiales bajo la dirección de la Sociedad Económica, emitiéndose catorce números entre el 2 de Mayo y el 3 de Octubre de 1858. Domingo Fontán en dicho periódico publicó diferentes artículos:
En el nº 7 del 13 de Junio de 1858, se recoge el titulado “El Fomento de la Agricultura”.
En él Fontán pone de manifiesto el retraso de Galicia en todos los órdenes, agrícola, industrial y comercial, resalta la laboriosidad y frugalidad de los gallegos y denuncia la emigración a América del Sur de sus paisanos “en ese comercio de blancos, muy parecido al prohibido de los esclavos africanos” y solicita la ayuda del Gobierno mediante la realización de obras públicas para sacar a Galicia de su estado de postración y convertir tierras de secano en regadío para paliar el retraso de la agricultura.
En el nº 9 correspondiente al 27 de Junio publica el artículo “La utilización de los Juncales”
En él Fontán propone en términos generales el aprovechamniento de los juncales o terrenos que son inundados por las mareas en la desembocadura de los ríos y en la bajamar que pueden reconocerse en las rías de Betanzos, Pontevedra, Noya, sin perjudicar a la pesca y navegación; interesa sea el Gobierno quien emprenda esos trabajos o que en su caso se realicen con la iniciatriva privada.
“En sus manos está estimular a los capitalistas a que de sucuenta las realicen cediendo la propiedad de los terrenos. En particular interesa dicha iniciativa para concluir el desague de la Laguna Antela también llamada de Limia convirtiendo el terreno en labradio”.
El 11 de Julio de 1858, se publica el nº 11 de dicha Revista con el artículo de “El Saneamiento de Limia y de la Tierra Llana”.
En él Fontán sigue insistiendo en el saneamiento del Valle de Limia inundado por la abundancia de aguas de La Laguna Antela y del Río Ginzo, así como de la Tierra Llana o de la Balura sita en la provincia de Lugo, partido de Villalba inundada en invierno por el Río Miño a efectos de evitar fiebres intermitentes.
En el nº 13 correspondiente al 23 de Julio de 1858 se inserta el último de los artículos titulado: “El Poder Público y el Fomento de la Producción”.
Fontán por el contenido de sus anteriores artículos, fue censurado por los demás colaboradores de la Revista, viéndose obligado a contestar sus observaciones:
“Cuando nos hemos decidido a escribir en la Exposición Compostelana secundando el loable objeto de esta publicación en la que brillan los conocimientos de los patricios celosos por el bienestar de Galicia, no nos hemos propuesto emitir ideas que no estuviesen al alcance de todos y que no nos fuese útil comprobar.
Dimos principio a nuestra tarea sentando la proposición que “el Fomento de la producción de un país casi siempre depende de la acción de un Gobierno ilustrado y que no es dado a los particulares ni aún al espíritu de asociación vencer las dificultades que solo el poder público puede promover”. Convencido como aún lo estamos de que “solo uniendo el Gobierno en nuestra ayuda podremos cooperar a que nuestro país salga del estado de postración en que desgraciadamente se halla”. Hemos expreado hechos que así lo evidencian….”
“Pero observamos que no hemos acertado a explicarnos, que hemos merecido una censura benévola de nuestros colaboradores, censura que les agradecemos y que nos obliga a contestar su observaciones….”
“…. Nada hemos dicho ni diremos jamás para que lejos de procurar con toda solicitud nuestro bienestar, nos estemos quietos y ociosos esperando el maná del cielo porque el Gobierno a causa de otras atenciones, no nos preste ayuda, muy lejos de eso, es el Gobierno el que no debe estarse quieto desoyendo nuestras quejas, nuestros lamentos, esperando el maná de las contribuciones que nos exige, y si nos ayuda a crear riqueza imponible, riqueza suya y nuestra con que debemos satisfacerla; si se deja que sin riqueza imponible graviten sobre el capital, si llega a extinguile quedando por su incuria e improvisación yermos nuestros campos, no viendo que se van a otro hemisferio los que debieron cultivarlos, esos robustos brazos que no hallando aquí el pan que debieran ganar con el sudor de su rostro, huyen de esta tierra en que han nacido, dejan sus padres, sus mujeres y sus hijos, los hijos de la ternura y se van a las playas del Río de la Plata o en busca de un trabajo con que puedan alimentarlos, ¡y cuantos se han ido a la Isla de Cuba para perecer en su clima mortífero!…”
Fontán También participó en la Exposición que tuvo como sede el edificio de San Martín Pinario: exponiendo labores de papel de la Fábrica de Papel del Castro de Lousame, naranjas y limones de la huerta de su casa de la calle del Curro de Noya y un racimo de piñas (piña común) de una de sus fincas sita en la Parroquia de Santa María de Roo, y por último, un ejemplar entelado de las doce hojas de su Carta Geométrica de Galicia, que conserva su Fundación. Fontán fue premiado con una medalla de cobre “por frutas” según se recoge en el diploma que se le entregó con tal motivo.
La Carta Geométrica de Galicia se exhibió dentro de la Sección artítica, no obteniendo premio ni mención honorífica, pues al parecer la tinta litográfica no pudo competir con la noble pintura al óleo, cuando como tenemos referido Fontán la levantó para que sirviera de instrumento para el desarrollo agrícola e industrial de Galicia, objeto de tal evento.
La Exposición tuvo una segunda edición con motivo de la visita que la Reina Isabel II acompañada de su esposo Francisco de Asís y sus hijos los Infantes María Isabel y Alfonso que sería el futuro Rey Alfonso XII, que se efectuó entre los días 7 al 10 de Septiembre de 1858.
El día 9, La Reina tras asistir a solemne misa en la Catedral, visitó la Univesidad donde fue recibida por el Rector Claustro y escolares, con la presencia de Domingo Fontán, quien solía asistir a los actos académicos al iniciarse los diferentes cursos, seguramente sería uno de los pocos que conocía a Isabel II y a Francisco de Asís, a quienes visitó en el Palacio de Oriente y recibió en el Teatro Príncipe en 1852, con ocasión de reunir fondos para paliar el hambre en Galicia, según tenemos referido.
Isabel II y su familia visitaron los Gabinetes de Historia Natural y Física y el Laboratorio de Química, trasladándose desde allí al edificio de San Martin Pinario en la Plaza de Azabachería para ver la Exposición abierta de nuevo por tal motivo, la Reina recorrió sus galerías prestando especial atención a la Sección de Bellas Artes. Domingo Fontán suponemos tendría la ocasión de ilustrarla sobre su Carta Geométrica en esa sección expuesta, como hizo con su madre la Reina Gobernadora María Cristina, acompañada del Infante Francisco de Paula y su esposa en el Palacio de Oriente de Madrid el 3 de Diciembre de 1834.
Sobre este tema nos ocuparemos en un próximo artículo de forma más prolija que titularemos “La Exposición Compostelana de 1858” que dejamos inconcluso para ocuparnos del presente cuando conocimos que Fontán iba a ser homenajeado por la Academia de las Ciencias Gallegas, artículo que formará una trilogía con “El Ferrocarril Compostelano” y “Domingo Fontán en Bonaval”, entre otros.
Al año siguiente, el Inpector General de Minas y Consejero de Instrucción Pública, Guillermo Schulz publica en Madrid la Descripción Geológica de la Provincia de Oviedo, valiéndose del Mapa de Fontán, lo que no pudo hacer en el año de 1835 cuando publicó la Descripción Geognóstica de Galicia.
En su prólogo fechado en Marzo de 1858, afirma:
“Para formar este mapa en la parte occidental de Asturias, hemos tomado por base el gran mapa geométrico de Galicia (levantado) por Domingo Fontán que comprende la región del Río Eo y casi toda la del Río Navia en los puntos culminantes fijados por Fontán en dicha región…”
También en ese mismo año la Comisión de Estadística General del Reino, publicó el Anuario Estadístico de España correspondiente al año 1858, en él se afirma que no está concluida la triangulación portuguesa del Duero hasta la frontera de Galicia:
“… Pero la magnífica Carta de Fontán ha determinado la frontera portuguesa del norte y costa de Galicia si bien modificando detalles de una y otra con arreglo a los planes ya citados (de los marinos Espinosa y Bouza) y los publicados por la Sección Hidrográfica que en estas provincias son muy buenos y minuciosos…”
El Periódico de Santiago El Ateneo, periódico de intereses materiales, ciencias, artes y literatura. En su número 31 del 11 de Octubre de 1859 publicaba lo siguiente:
“La Sociedad Económica de Amigos del País establecida en esta ciudad, va a publicar un periódico de intereses materiales que llevará el título de Revista Económica. Serán sus principales redactores: El Excmo. Sr. Don José Varela Montes, Don Domingo Fontán, Don Antonio Casares, Don Juan Planelles de la Riva: como Vds. pueden conocer, estos nombres bastan por sí solos para recomendar el periódico cuyo prospecto se repartirá la próxima semana”.
En sesión de 10 de Enero de 1860, Fontán fue nombrado Archivero Bibliotecario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago y en la sesión del día 14, Vicepresidente de la Junta Mixta formada con el Ayuntamiento de Santiago que habría de empezar el estudio del trazado del ferrocarril de Compostela a la Ría de Padrón.
El 25 de Febrero de 1860, se constituye en Santiago la Junta encargada del proyecto de la vía férrea que fue presidida por Joaquín Caballero y Piñero. Domingo Fontán formó parte de la misma en representación de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, impulsora de este proyecto.
El 10 de Mayo de 1860, la Revista Económica de la Sociedad de Amigos del País, publica en sus páginas 290 a 293 el artículo de Domingo Fontán titulado “Ferro-Carril de Santiago a la Ría de Padrón”.
En él anuncia que de los estudios de la vía férrea se encargará el Ingeniero inglés Thomas Rumball, quien a las órdenes de Brunel colaboró en la excavación de los túneles del metro de Londres, Fontán firmaba que el proyecto no se limita a facilitar las comunicaciones de Santiago con Cesures, pues sus promotores, la Sociedad de Amigos del País y el Ayuntamiento, pidieron tal autorización para mucho más, dado que sus miras se ubican en el porvenir de Galicia. Su extensión extrema será Carril. Fontán afirma que es una vía férrea olvidada al haberse concedido las de Vigo y La Coruña de menos utilidad, las compara en costes y beneficios señalando la dificultad para costear las tres a la vez, alaba las ventajas de la línea férrea de Santiago al Puerto de Carril, anunciando su futura prolongación de sus extremos Norte y Sur comunicando los puertos de Galicia.
Domingo Fontán los días 14 y 23 de Julio de 1860 realizó observaciones astronómicas en la Universidad de Santiago midiendo las alturas del borde inferior del sol empleando un teodolito, un cronómetro y un péndulo, ello con ocasión del eclipse parcial de sol acaecido el día 18, de dichas observaciones dio noticia la Revista Económica de Amigos del País en su número correspondiente al 30 de Julio en un artículo de Antonio Casares que con él colaboró en tales observaciones.
Fontán desde que se dedicó a cuidar su hacienda, le fueron mejor las cosas, no dando abasto la Fábrica del Castro para atender los compromisos contraídos según le comentaba a su hijo Manuel en carta de 25 de Noviembre de 1860:
“….. debemos preparar otras 400 resmas lo más antes posible para el depósito de la nueva contrata luego que se aproveche el remate, lo que no debe tardar, mediando ya un mes desde el 23 de Octubre en que se firmó y debemos ver lo que se tarde en tener sacadas de tina otras 400 para el 1er. pedido que no dejará de hacerse antes de dos meses, porque si con mes y medio o desde el 2 de Octubre, surtida la Fábrica con 800 resmas, ya pide 400 es de creer que enviándoselas ahoras éstas, necesitará otras tantas antes de dos meses, es decir que o bastará una tina o será forzoso que sigan las 2 según el papel que hay hecho. De todo ello se deduce la necesidad de hacer cuanto antes otra rueda y hechas otra tina para no perder los parroquianos del comercio, sin esto es forzoso atender a la imprescindible obligación de la Palloza tal vez en las dos tinas. En fin tu conoces como yo y aún mejor la posición en que nos hallamos puedes buscar maderas y operarios como mejor te acomode”.
El 6 de Diciembre de 1860, el Ingeniero Tomás Rumball publica una extensa memoria de 28 páginas sobre el desarrollo del Proyecto del Ferrocarril Compostelano que reproduce la Revista Económica de Amigos del País de Santiago en su número de 30 de Octubre de 1861.
En ella, Rumball afirma haber examinado en compañía de Fontán los puntos más a propósito para ubicar la estación de Santiago, agradeciéndole el haberle proporcionado una minuciosa y general información de Galicia, que le fue muy útil para su estudio y que su elección del lugar de la estación “está apoyado por la respetable credibilidad de Don Domingo Fontán”
En el mes de Diciembre de ese año de 1860, fue nombrado Director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la ciudad de Santiago, cargo que desempeñaría a lo largo del año 1861, según lo prevenido en el título VII punto 5º de los Estatutos aprobados en Junta Extraordinaria de 29 de Octubre de 1838.
El día 23 de ese mes, en su doble condición de Director de la Sociedad Económica y Vicepresidente de la Junta Mixta, en la Sala Consistorial, preside la reunión a la que fueron convocados los vecinos de Santiago para ser informados del Proyecto del Ferro-Carril Compostelano y dieran su opinión. Fue tal la concurrencia, que gran parte de los asistentes no pudieron entrar en la sala. Fontán cedió la Presidencia al Arzobispo de Santiago, Miguel García Cuesta y pronunció un discurso a favor del proyecto recordando el proyecto del Arzobispo Fray Sebastián Malvar, quien concibió unir Santiago con el mar aprovechando las aguas de los Ríos Sar y Sarela que confrluyen en el Ulla cuando aún no eran conocidas las máquinas de vapor.
El 28 de Diciembre de 1860, con el mismo propósito y en el mismo lugar se reúne con los artistas de Santiago, pronunciando un discurso en el que desmenuza todos los pormenores del proyecto poniendo de manifesto sus beneficios, afirmaba:
“… No puede suscribirse con una acción que se asocie con otras y el desembolso no será más que de dos cuartos que han de volver con ganancias en un breve plazo, y además cuantos menos capitales tengamos que buscar fuera de casa más utilidades nos quedarán después en la propia”.
En dicho año de 1860, el Ingeniero Jefe Thomas Rumball publicó en Santiago, imprenta de Jorge Osterberguer el Mapa del Ferrocarril Compostelano de Santiago al Puerto del Carril, escala 1/50.000 “puesto en mayor escala y sacado del excelente Mapa de Galicia hecho por el distinguido Sr. Don Domingo Fontán”.
El mapa del Ferrocarril también se imprimió en Londres por el litógrafo William Penny, difiere del anterior en que en él se incluye la escala vertical 1/25.000.
El 1 de Enero de 1861, en sus páginas nº 63 y 64 de la Revista Económica de la Sociedad de Amigos del País publicaba un artículo denominado “Ferro-Carril Compostelano de Santiago al Puerto del Carril”, en él se afirmaba:
“Repartimos con este número a nuestros suscriptores la memoria que acompaña a los estudios del Ferrocarril Compostelano y que fue leída el 6 del actual en la Sala Consistorial de esta Ciudad por el Sr. Don Domingo Fontán, a quien Galicia es deudora de beneficios que todavía no se aprecia como era debido…”
También en ese número se inserta otro artículo titulado “Al Diario de la Coruña” que va firmado por J. Obaye en el que se relata como la Sociedad Económica de Amigos del País sale en defensa de su Director y Secretario dando un correctivo al Diario de la Coruña, quien en su número correspondiente al 25 de Diciembre de 1860, ante el Acuerdo de la Diputación de esa provincia de subvencionar con sesenta millones de reales la construcción del Ferrocarril Gallego y de la exposición sobre este particular, que la Sociedad de Amigos del País de Santiago, remitió al Congreso de los Diputados, publicó un artículo faltando al respeto a los autores del citado acuerdo de la Diputación, virtiendo agrias críticas.
De dicho correctivo al Diario de la Coruña, recogemos los siguientes párrafos:
“…. Sin embargo de esta resolución dictada por la prudencia y por la seguridad de que se defiende una causa justa, creemos que no sería conveniente pasase sin el oportuno correctivo, una especie vertida en el Diario de La Coruña del 25 del próximo pasado. Ese periódico al hacerse cargo de la noticia de haberse ventilado el remate de las dos secciones del Ferro-Carril gallego de Palencia a Ponferrada, invoca desacertadamente el nombre del Sr. Domingo Fontán diciendo que este Sr. y su Secretario lanzaron exposiciones contra los acuerdos de las Diputaciones de la Coruña y Lugo, y estampando otras palabras que no queremos reproducir.
El Sr. Fontán autor de la Carta Geométrica de Galicia y cuyo distinguido talento y vasta instrucción son reconocidos y apreciados por cuantos honran a la ciencia, es el actual digno Director de la Sociedad Económica y el Secretario de tan respetable y antigua corporación, es el Sr. Don Vicente María de la Riva que viene desde muchos años desempeñando cargo con la inteligencia y celo propios de sus recomendables dotes y de su vivo deseo de contribuir a la prosperidad del país. Ninguno de dichos señores lanzó expresiones como con desusada forma asienta el periódico del que hablamos. Los dos señores a quienes con notoria falta de miramiento se alude por el Diario no lanzaron sino que suscribieron como debían hacerlo por razón de su cargo de Director y Secretario de la Sociedad Económica, la respetuosa exposición que ésta discutió y acordó dirigir al Congreso de los Diputados….”
El 7 de Enero de 1861, los Diputados Juan Armada Valdés, Francisco María Valdés, Antonio Romero Ortiz, Juan Ferreira Caamaño, Frutos Saavedra Meneses y Domingo Antonio Merelles presentaron en el Congreso de los Diputados un Proyecto de Ley para otorgar la Concesión por 99 años de un Ferrocarril de Santiago a Carril con arreglo a la Ley General de Ferrocarriles de 3 de Junio de 1855, a Joaquín Caballero Piñeiro, Domingo Fontán e Inocencio Vilardebó, declarándose esta línea de utilidad pública.
La discusión del Proyecto de Ley en el Congreso de los Diputados, se efectuó en la sesión del 4 de Febrero, donde la rivalidad entre Santiago y La Coruña se hizo patente cuando el Diputado por Betanzos Agustín Leis quien era miembro de la Comisión que redactó dicho Proyecto de Ley, se opuso a su preámulo porque vio en el mismo la posibilidad de no llevarse a cabo el ferrocarril de la Coruña a Palencia, por considerar innecesario lo recogido en tal preámbulo sobre las ventajas que ofrecía dicha línea férrea y la mención de la importancia y riqueza de la ciudad de Santiago que había sido capital del Reino de Galicia y así aducía:
“… Lleva siendo capital, pero hoy es menos, no lo puede ser, no tiene condiciones para ello, además Santiago no es el centro de las cuatro provincias de Galicia como parece quiere indicarse…”
Lo dicho por Leis provocó un agrio debate en el que tomó la palabra el Diputado por Caldas de Reyes (Pontevedra) Alejando de Castro Casal, afirmando:
“He oido al Sr. Leis provocar una cuestión de que luego se ha lamentado deplorando que cuarenta y tantos Diputados por Galicia que no nos entendamos…”
La discusión parlamentaria concluyó con la siguiente Proposición Incidental:
“Pedimos al Congreso se sirva declarar que el poyecto de ley referente a la concesión de Santiago al Carril, no prejuzga ninguna cuestión de los que relativamente a la construcciónde las secciones de Palencia a la Coruña del Ferrocarril general de Galicia suscrita al preámbulo de dicho dictamen”.
El 30 de Marzo en la Fábrica del Castro de Lousame se produjo el luctuoso suceso del fallecimiento de Andrés Fontán Rodríguez, hermano mayor de Domingo, a la edad de setenta y cinco años, quien fue Abogado de los Reales Consejos, Juez de Primera Instancia y Promotor Fiscal, como tenemos dicho.
Por Decreto Ley de 7 de Abril de 1861, se aprobó la concesión del Ferrocarril Compostelano que fue sancionada por la Reina:
“Doña Isabel II por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía Española: a todos los presentes viere y entendieren, sabed que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente:
Artículo 1º. Se autoriza al Gobierno pase a D. Joaquín Caballero Piñeiro, Don Domingo Fontán y Don Inocencio Vilardebó la concesión de un Ferro-carril de Santiago al Carril, declarandose desde luego de utilidad pública.
Artículo 2º. La concesión se hará con arreglo a la Ley general de Ferro-carriless de 3 de Junio de 1855, y al proyecto-tarifa de precios máximos de peaje y transporte y relación de materias libres de derechos que aprobó el Gobiernoo de S.M. previo informe de la Junta consultiva de Caminos Canales y Puertos y con pliego de condiciones que forme en vista del proyecto adoptado.
Artículo 3º. La duración de la Concesión será de noventa y nueve años otorgándose sin subvención alguna del Estado y de las provincias que cruce este ferrocarril: pero con todos los privilegios franquicias y exenciones que las disposiciones vigentes otorguen a las empresas de caminos de hierro para la construcción y explotación de los mismos.
Por lo tanto, mando a todos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas de cualquier clase y dignidad que guarden y hagan guardar cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes. Dado en Palacio de Aranjuez, a 7 de Abril de 1861. Yo la Reina. El Ministro de Fomento, Rafael Bustos y Castilla”.
El 26 de Agosto de 1861, Fontán como Director de la Sociedad Económica de Amigos del País preside la ceremonia del reparto de premios de los alumnos más destacados de la Academia de Dibujo y a su conclusión pronunció un discurso en el que ensalzaba el espíritu de asociación, logros y proyectos de la Sociedad Económica:
“… Esperemos entre tanto a que la reforma se obre, la subdivisión de las tierras; el arreglo de los municipios rurales; la organización del cultivo; la libertad de la propiedad; los medios de suavizar la contribución de sangre; la estadística que regularice los impuestos; la instrucción para la clase agrícola, para la industrial, la enseñanza práctica en las granjas modelos, en las escuelas industriales….”
Fontán cesó como Director de la Sociedad Económica una vez cumplido su mandato, siendo sustituido por José Varela Montes.
El 27 de Enero de 1862, comenzaron las obras del Ferrocarril Compostelano en el Puerto del Carril, los concesionarios no asistieron a la ceremonia, designando para tal acto a su Alcalde Fernando Núñez.
Los trabajos del Ferrocarril Compostelano se iniciaron con gran boato en el Puerto del Carril el 30 de Marzo de 1862. La Revista Económica nº 35 del 15 de Abril de 1862 recagió el acontecimiento en un artículo de M. Salva titulado “Inauguración de los trabajos del Ferrocarril Compostelano”, en el que afirmaba:
“… usaron después la palabra el Sr. Fontán que expuso cual grande era su satisfacción al ver comenzada una obra reputada al principio de quimérica y en la cual los concesionarios no llevaban de interés o particular provecho; sino que españoles y gallegos se proponían tan solo el desarrollo de la riqueza de Galicia”.
Los festejos continuaron con la comida en la que Fontán brindó “por el Sr. Sánchez Villamarín el iniciador de un proyecto, juzgado al principio por imposible, y que con tan singular modestia, olvidado de sí mismo, sin desmayar nunca había prestado su cooperación a las penosas labores preparatorias”.
El 12 de Junio de 1862, Domingo y su esposa Manuela tuvieron la satisfacción de ver como su hijo menor Rosendo obtenía el título de Bachiller en Medicina y Cirugía otorgado por la Universidad de Santiago.
El día 18 de Junio de 1862, la Sociedad Económica de Amigos del País, expide y entrega a Fontán el correspondiente Diploma de socio de mérito.
Mediante Real Decreto de 8 de Agosto de 1863, se autoriza la constitución de la “Sociedad del Ferrocarril Compostelano de la Infanta Isabel” a instancia de los concesionarios quienes trasfirieron a la recién creada Sociedad la concesión de la Línea Férrea.
Esta sociedad a su vez cedió sus derechos por periodo de diez años al Ingeniero John Stepfenson Mould y a su socio Camilo Bertorini quienes se adjudicaron su construcción incluido el material móvil y explotación garantizando a la compañía titular el 40% de los ingresos brutos.
Problemas económios obligaron a suspender las obras en 1865; en 1866 la concesión fue vendida a la compañía inglesa West Galicia. Después de diferentes prórrogas los cuarenta y dos kilómetros de la línea fue inaugurada el 15 de Septiembre de 1873, presidiendo la compañía Eugenio Montero Ríos.
El 29 de Junio de 1863, Domingo y su esposa asistieron a la investidura de Licenciado en Medicina y Cirugía de su hijo Rosendo, celebrada en el Paraninfo de la Universidad de Santiago.
Aunque Fontán no vio concluida la obra que tanto aportaba al desarrollo de Galicia, el 23 de Octubre de 1863 para su prolongación realiza las Indicaciones para el Estudio de un Ferrocarril entre Santiago, Betanzos, El Ferrol, señalando los tres puntos difíciles del itinerario de la línea, precisando por dónde debería pasar el trazado e indicando que para leer estas observaciones es necesario tener a la vista la Carta Geométrica.
Su manuscrito que conserva su Fundación fue publicado en 1946 por el Instituto Padre Sarmiento.
El 24 de Marzo de 1864, se produjo el fallecimiento de José Dionisio Valladares, amigo de Fontán y colaborador en los trabajos de la Carta Geométrica de Galicia.
En ese año de 1864, se publicó en Madrid por Isidoro Giol y Soldevilla y José Goyamel Soldevilla su tratado de Topografía, en él recogen la cita del Matemático José Mariano Vallejo Ortega vertida en su Tratado de Elementos Matemáticos, publicado en Madrid en 1825 sobre la plancheta inventada por Fontán y construida por los hermanos Lareo, la cual le enseñó en La Coruña en 1824 su inventor.
En el año 1865, la vida de Fontán transcurrió en Santiago manteniendo frecuente correspondencia con la Banca y Casa de Comercio Núñez e Hijos de La Coruña, remitiéndoles mensualmente su fé de vida para cobrar su pensión de clases pasivas con dos meses de retraso, enviándole dicha firma comercial en Marzo un saco de cacao de Caracas por importe 752 reales que adeudaron en su cuenta en la que cobraba la pensión. También libraba letras de cambio, efectuando pagos correspondientes a un comercio que estableció en la Casa de la Rúa del Villar de Santiago.
El 8 de Noviembre de 1866, la Gaceta de Madrid en su número 125 anunciaba el fallecimiento de Fontán:
“Vigo 4 de Noviembre. Galicia acaba de perder uno de sus más distinguidos hijos. El Sr. Don Domingo Fontán ha fallecido el día 24 de Octubre en los Baños de Cuntis.
Era el Sr. Fontán, Doctor de la Universidad de Santiago, en donde había sido Profesor de Matemáticas Sublimes, individuo de la Academia de la Historia y de la Sociedad de Geografía de París, Director jubilado del Observatorio de Madrid, exdiputado a Cortes, Caballero de la Real y distinguida Orden de Carlos III, pero el más preciado título que le honraba y hará inmortal su nombre, era el de autor del gran Mapa de Galicia.
Si al Sr. Fontán le distinguían sus conocimientos científicos, también le hacían respetable sus prendas domésticas. Su apreciable familia y sus amigos llorarán eternamente la pérdida de varón tan eminente. Galicia, España entera, no dejará de asociarse al sentimiento que embarga hoy nuestra pluma. Descanse en paz. (El Miño)”
Sus restos, el 30 de Diciembre de 1988 por Disposición de la Junta de Galicia, se depositaron en el Panteón de Gallegos Ilustres de Santo Domingo de Bonaval de la ciudad de Santiago de Compostela.
Fontán a su fallecimiento, dejó inconcluso un último proyecto, pues había solicitado al Ministerio de Fomento, Dirección General de Obras Públicas, una Concesión administrativa para la instalación de cuatro molinos harineros en el Río Umia.
En la Gaceta de Madrid, del 4 de Junio de 1867, se recogía la Real Orden de 21 de Mayo por la que:
“….. Se autoriza a Domingo Fontán y a Benito Piñeiro, para que salvo el derecho de propiedad y sin perjuicio de terceros, aproveche las aguas del Río Umia como fuerza motriz de cuatro molinos harineros, que proyectan restablecer en el término de Caldas de Rey, provincia de Pontevedra, debiendo ajustarse a las condiciones siguientes …….”
Fontán en su Manifiesto a los electores de Galicia, el 31 de Diciembre de 1839, dejó dicho:
“Lejos de soñar en cargos públicos y aspirando a ser útil a Galicia, consagré a este objeto mis ahorros, mi salud y mis tareas científicas por más de media docena de años logrando resultado que sabrá apreciar la posteridad cuando se someta a la censura pública la Carta Geométrica de este antiguo reino y las operaciones que sirvieron de base….”
Esperamos que con este acto de homenaje de la Academia de Ciencias Gallegas al designar a Fontán Científico del año, se contribuirá a que la posteridad le reconozca sus muchos méritos en el servicio a las Ciencias y a Galicia, recogidos en el presente artículo, pues en la actualidad su figura y obra se mantiene en el anonimato, sin haber recibido otros reconocimientos que el haberse puesto su nombre en diferentes calles en localidades de Galicia, como en Santiago, La Coruña, Pontevedra, Orense, Poyo (Pontevedra) y en Madrid, salvo error u omisión.

Calle Domingo Fontán de Madrid (Archivo Fundación Domingo Fontán)
Sobre esta última, se consiguió a instancia del nieto de Fontán Manuel Fontán Medina,quien recogiendo el clamor de diferentes periódicos gallegos, recomendó el asunto a su amigo que presidió la Casa de Galicia de Madrid, Basilio Álvarez Rodríguez (Orense, 10 de Julio de 1877 – 15 de Noviembre de 1943 Trapa, Estados Unidos), quien fue Periodista, Político, Sacerdote heterodoxo y Abogado, escribió en la “Nueva España”, “El Eco, Galicia”, “El Heraldo Gallego”, fue Director del “Devate”, ocupó el cargo de Diputado por Orense en las legislaturas de 1931-1933 y 1933-1935, militó en el Partido Agrario Radical. Para tal fin, también contó con la colaboración del Cura Párroco de Noya, Joaquín Sánchez Vázquez, quien efectuó unos apuntes biográficos de Domingo Fontán para fundamentar tal petición, que se publicaron en el Anejo I de los Cuadernos de Estudios Gallegos, 1946, como Apéndice III, cuyo original custodia su Fundación.
Sobre este particular, destacamos la carta dirigida por la Intervención del Ayuntamiento de Madrid a Basilio Álvarez.
“Ayuntamiento de Madrid
Intervención
Sr. Don Basilio Álvarez
Mi querido amigo: le devuelvo la adjunta carta del Sr. Cura de Noya muy agradecido por los datos que tiene la bondad de mandarme. Con esta fecha escribiremos a su pariente a la oficina del Catastro, pues se concede autorización sobre la calle que llevará el nombre del insigne Fontán a petición de V. Estará en el Barrio de Salamanca, cerca de la Plaza de Toros, me dicen que es la major de que se puede disponerse y me aseguran que es de porvenir.
Un abrazo de su deboto amigo y paisano que le aprecia y admira.
18-5-1929
Ramón ¿….?” (ilegible)
Manuel Fontán Medina, Perito Industrial, Funcionario del Catastro, fue socio del Lar Gallego o Casa de Galicia en Madrid, donde ocupó el cargo de Vocal en numerosas ocasiones entre 1933-1936, además de ser colaborador de la Revista “Galicia en Madrid”, publicación mensual del Centro Gallego (1-VII-1932 – 31-VII-1936).
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César Camargo
Vicepresidente
Fundación Domingo Fotán
Septiembre 2018