Hoy nos ocupamos de un nuevo artículo que titulamos “1853, año del hambre en Galicia” en el que cubrimos un periodo de la vida de Domingo Fontán, que abarca desde Enero de 1851 después de que el Geógrafo viera cumplido el sueño de su vida, ver publicada la Carta Geométrica de Galicia, hasta Diciembre de 1855, periodo este en que se reencontró con su amigo Ramón de la Sagra.
El 14 de Enero de 1851, ante la dimisión del Presidente del Gobierno, Ramón María Narváez, su sucesor Juan Bravo Murillo convocó elecciones que dieron comienzo a la Legislatura 1851-1852, comicios a los que se presentó Fontán por el Distrito de Noya no consiguiendo el escaño, que obtuvo Bernardino Malvar Taboada, Abogado y Diputado por La Coruña de 1843 a 1845 y por Noya de 1847 a 1854; en 1851 ocupó el puesto de Gobernador Civil de Orense y en 1856 el de Lérida y de Cáceres, cargo del que dimitió.
Años más tarde, Fontán recordaba este trance electoral en carta de 1 de Junio de 1857 que desde Santiago remitía a su hermano Andrés, quien ese año desempeñaba el cargo de Alcalde del Ayuntamiento de San Juan de Lousame.
“Mi querido Andrés: Ya sabía por carta de Manolo (su hijo) que debía recibir una de Don Eduardo Riva a fin de que tu conservases a Maneiro en el puesto de capataz del camino de Noya.
Ahora veo por la tuya que efectivamente dio Riva esa recomendación. Desde luego yo no te pediría ni te pediré que postergues a Rosendo (sobrino de Andrés y Domingo) ni te pediré nunca que prefieras a los que lejos de haberme servido cuando en las elecciones de 1851, les pedí me votasen, obraron como les convino a sus miras de partido a favor del difunto Bernardino Malvar, y además de esto, tengo muy en la memoria lo que todos ellos hicieron en menoscabo de tu reputación al hacerse dueños del Ayuntamiento de Lousame, y al tener la osadía de decir al Gobernador de la Provincia que tu hicieras esas cuentas de los fondos del camino.
Estas infamias y las contrariedades de que fuiste objeto no pueden ser olvidadas por tu hermano. Domingo”.
Eduardo Riva Botana, Abogado de Noya y administrador del Periódico El Zumbido, murió en esa Villa en Agosto de 1880.
Por esas fechas, en lo que se refiere a la Carta Geométrica de Galicia, con la remisión por parte de José Núñez de la Barca (Coruña 1800-1878) empresario del textil y sobrino político de Ramón de la Sagra, mediante carta del 2 de Mayo de 1851, la cuenta de suplementos de la impresión de la segunda tirada, momentáneamente quedó en suspenso, mientras Domingo Fontán se reponía de una pulmonía de la que guardó larga convalecencia según aconsejaban los médicos de la época.
No obstante Ramón de la Sagra y Peris en París cumplió el último encargo de Fontán solicitando del impresor Lémércier la devolución de las piedras litográficas que remitió a La Coruña desde donde fueron trasladadas a Santiago al domicilio de Fontán en la Rúa del Villar nº 10.
De esta forma, quedó en manos del Geógrafo además de las citadas doce piedras, la totalidad de sus trabajos geodésicos, croquis parciales, minuta original y demás mapas correspondientes a sus trabajos de la llamada Carta Geométrica de Galicia, ello con independencia de los 96 ejemplares de doce hojas impresos extraoficialmente que llegaron a La Coruña el 31 de Diciembre de 1850, que Fontán dedicó a atender sus compromisos haciendo entrega de los mismos a amigos y colaboradores.
Con fecha 7 de Mayo de 1851 la Reina Isabel II sancionó la ley que dividía las carreteras de la Península en generales, transversales, provinciales y locales, dictando disposiciones respecto a cada una de ellas, y a su tenor Bartolomé Hermida Santabaia que ocupó el cargo de Gobernador Civil de la Coruña, y Presidente de su Diputación desde el 18 de Abril de 1841 al 28 de Octubre de 1853, impulsó los inicios de importantes mejoras de las vías de comunicación de la Provincia de La Coruña, que efectuó durante este periodo.
Para emprender tales trabajos, contó con la ayuda de Domingo Fontán, quien le proporcionó gran cantidad de los croquis parciales levantados para determinar la triangulación de tercer orden de su Carta Geométrica de Galicia, para la mejora de los caminos vecinales de 2º orden.
El viernes 31 de Octubre de 1851, se publicó el Boletín Oficial de la Provincia de La Coruña nº 128, en su página primera se recoge la circular del Gobierno de la Provincia de La Coruña (caminos vecinales) firmada por Hermida en La Coruña el 30 de Octubre de 1851:
“En circular de 8 de Mayo, Boletín número 57, anuncié a la Provincia mi firme resolución de dedicar a los caminos vecinales una atención preferente. Desde entonces no se ha perdonado medio, para orillar las dificultades que por desgracia surgen siempre que se trata de promover el bien, y vencidas ya, es llegado el caso de obrar y de proceder con decisión, con energía y con constancia. La Excma. Diputación después de repetidas sesiones y conferencias con los Caballeros Ingenieros en Gefe y de provincias, ha fijado la línea de primer orden: el Consejo provincial se ha dedicado también con una asiduidad que le honra a la clasificación de los de segundo, no menos difícil e importante. En su deseo de acierto, tuvo a la vista preciosos trabajos que el acreditado y celoso profesor Sr. Don Domingo Fontán me ha proporcionado gratuitamente a impulso del vivo interés que le anima por el fomento de esta provincia y del Reino de Galicia…”
Bartolomé Hermida Santabaia (Tuy, Pontevedra, 10 Enero 1801 – Valladolid 1864), estudió leyes en la Universidad de Santiago, fue Diputado por el Partido Liberal Moderado de la provincia de Pontevedra en la legislatura de 1844-1845 y por Betanzos, Coruña en la de 1857-1858. Fue Alcalde de Tuy en 1844 y además de ser Gobernador Civil de La Coruña, también lo fue de Granada en 1858 y de Zaragoza y Valladolid en 1864.
Concluyendo el año 1851, Domingo Fontán se encuentra despojado de la propiedad de su Carta Geométrica, a cuya elaboración, grabado e impresión había dedicado toda su vida, viéndose postergado ante la evidencia de que ni el Gobierno de Narváez ni el de Bravo Murillo, se encontraban en predisposición de aprovechar sus talentos, dándole la ocasión de extender la triangulación de Galicia al resto de España, nombrándole miembro de la Comisión de la Carta General de España, según hubiese deseado Luis López Ballesteros, ello sin duda, por las calumnias e intrigas de algunos que indujeron a pensar que la Carta Geométrica de Galicia no estaba ajustada a datos geodésicos, habiendo perdido la ocasión de ser útil a su tierra, al no obtener el pretendido escaño en el Congreso de los Diputados por la circunscripción de La Coruña, Distrito de Noya.
El 10 de Diciembre de 1851, estando a punto de cumplir los 64 años, solicitó su jubilación como Catedrático de Matemáticas de la Universidad de Santiago, por razón de imposibilidad física que justificaba con certificado de 4 de Noviembre de 1851 expedido por José Varela de Montes, como consecuencia de las secuelas que le dejó la pulmonía que padeció.
A primeros de Enero de 1852, Domingo Fontán en compañía de su esposa Manuela Riva Gómez, llega a la Villa y Corte con el triple propósito de activar su expediente de jubilación, reclamar ante el Gobierno su derecho de propiedad sobre la Carta Geométrica de Galicia y por último, concursar en las contratas de papel para las diferentes fábricas de tabaco y papel sellado al concluir la última contrata entre la Fábrica del Castro de San Juan de Lousame y la de la Palloza de la Coruña.
Fontán en la Corte se reencontró con viejos amigos, entre ellos el que fue su protector, el ex Ministro de Hacienda, Luis López Ballesteros, al asistir a la sesión ordinaria de la Real Academia de la Historia, celebrada el 9 de Enero de 1852, presidida por éste, en la que también hizo acto de presencia el Historiador Crítico literario y Arqueólogo, José Amador de los Ríos (Baena 1 Enero 1816 – Sevilla 17 Febrero 1878) y también a la del 6 de Febrero en la que uno de sus compañeros fue el Coronel sublevado en las Cabezas de San Juan en 1820 Martín de los Heros (Valle de Carranza 8 Septiembre 1783 -14 Marzo 1859), quien ocupó el cargo de Ministro de la Gobernación y el de Director de la Biblioteca Nacional.
Para los fines pretendidos, Fontán dedicó los primeros meses de su estancia en la Corte, a solicitar las correspondientes certificaciones que obraban en el Ministerio de la Gobernación del Reino, relativas al levantamiento y grabado de la Carta Geométrica de Galicia para fundamentar su reclamación, como así mismo a obtener la documentación complementaria de la Contaduría General de Distribución y Ministerio de la Gobernación del Reino, a fin de que se le concediese la jubilación por él ya interesada.
Por Real Orden del Ministerio de Gracia y Justicia de 14 de Mayo de 1852, se acordó su jubilación como Catedrático de Matemáticas de la Universidad de Santiago:
“Excmo. Sr. el Sr. Ministro de Gracia y Justicia dice con esta fecha al Director de la Universidad Central lo que sigue:
La Reina q.D.g. accediendo a una instancia de D. Domingo Fontán, Catedrático Director que ha sido del Observatorio Astronómico de Madrid, visto el Real Consejo de Instrucción Pública, se ha dignado declararle jubilado de dicho empleo, con el haber que por clasificación le corresponda teniendo para ello en consideración los años de servicio que dicho profesor acredita en la enseñanza pública y en la imposibilidad física en que se halla.
De Real Orden comunicada por el Sr. Ministro de Gracia y Justicia trasmito a V. para los efectos consiguientes. Dios guarde a V. muchos años.
Madrid, 14 de Mayo de 1852.
Antonio Escudero”.
Una vez obtenida la jubilación, solicitó se le clasificase remitiendo al Excmo. Sr. Presidente de la Junta de Clases Pasivas el siguiente oficio:
“Excmo. Sr. Presidente de la Junta de Clases Pasivas:
Don Domingo Fontán, vecino de la Ciudad de Santiago a V.E. con el debido respeto, expone que siendo Catedrático Director Cesante del Observatorio Astronómico de Madrid desde el 20 de Septiembre de 1840, por el pronunciamiento de aquella época, se dignó S.M. (q.D.g.) declararle jubilado en 14 del corriente (nº 1) con el haber que por clasificación le correspondía. A fin de que este fije persuadido a que tiene derecho a las cuatro quintas partes de la dotación de treinta mil reales que disfrutó desde el 1 de Octubre de 1838 y cuya mitad percibe desde que es cesante, tiene el honor de acreditar a V.E. con los documentos adjuntos, los años de su larga carrera de Profesor público y los que dejando de serlo empleó de Real Orden, en servicio activo con sueldo. Por un testimonio (nº 2) dado por la Universidad de Santiago, consta que allí empezó a ser Catedrático interino en 18 de Octubre de 1813 hasta el 10 de Abril de 1818 en que se posesionó como propietario de la Cátedra de Elementos matemáticos cuyo Real nombramiento obtuvo previa oposición en 3 del mismo mes y que después de haber desempeñado diferentes enseñanzas como tal dejó de pertenecer a aquel establecimiento en 18 de Abril de 1835 pero llamado a Madrid por Reales Órdenes de 12 de Agosto y 12 de Septiembre de 1834 (nº 3) presentándose en esta Corte según Real Orden de 3 de Diciembre del mismo año (nº 5) para dirigir la publicación de la Carta Geométrica que levantó de Galicia, desempeñó este encargo no solo conservando sus cátedras de Santiago mientras no se le nombró Catedrático Director del Observatorio (nº 6) sino también este destino en tanto desempeño su comisión en París, comisión en la que continuo después de haberla perdido dándole la asignación de veinte y cinco mil reales además de su cesantía hasta el 31 de Diciembre de 1848 en que se dio por terminada demostrando así el testimonio dado de orden superior por el Archivero del Ministerio de la Gobernación del Reino. (nº 7)
Estos documentos junto con la Real Cédula de su primer nombramiento de Catedrático que a mayor abundamiento exhibe y cuya copia en papel correspondiente acompaña, determinan: 1º Que fue Catedrático interino, cuatro años cinco meses y veintitrés días. 2º Que lo fue de Real nombramiento y continuo en comisión con sueldo treinta años ocho meses y veinte y un días. 3º Que fue cesante hasta el 14 del actual, sin otro haber que el de tal, tres años cuatro meses y trece días. En esta atención el exponente sin perjuicio de acreditar más y más su derecho si necesario fuese tomando en cuenta el que tiene al abono de ocho meses.
Suplico a V.E. se sirva clasificarle con las cuartas quintas partes del haber de treinta mil reales que disfrutó” como Director y Catedrático que ha sido del Observatorio Astronómico de Madrid y que el tal haber que le corresponda, se le pague en Santiago si es posible o bien en La Coruña. Así lo espera de la justificación de V.E. Madrid, 27 de Mayo de 1852.
Domingo Fontán”.
Fontán según interesaba fue clasificado el 26 de Junio de 1852, según consta en su expediente de la Junta de Clases Pasivas:
“Nota
Con vista de los mismos (documentos) y de los que se tuvieron presentes en las anteriores clasificaciones, la mesa procede a redocumentarlos en nueva hoja de servicios y según los que ahora le resultan por dichos documentos el que suscribe considera al interesado con derecho a percibir del haber anual que establece el actual sistema de jubilaciones se le señala y de remuneración la siguiente clasificación que se le práctica.
Estando en esa justicia, de la que V.E. tenga bien determinar
Tiempo de servicio………………………… años meses días
38 8 21
Sueldo regulado, el que disfrutó
de tal Catedrático Director del
Observatorio Astronómico de
esta Corte ……………………………………….. 30.000 reales
4/5 partes que le corresponden por
Disposición de la Ley de presupuestos
De 26 de Mayo de 1835………………………. 24.000 reales
Madrid, 26 de Junio de 1852”.

R.O. de Clasificación de Domingo Fontán.
Ministerio de Hacienda
En sesión de 28 de Junio de 1852, la Junta de Clases Pasivas determinó:
“Vista la nueva hoja de servicios redactada a esta interesada consecuencia de haber sido comunicada la jubilación, vistos sus comprobantes, vista la clasificación que en favor del mismo propone en la que antecede el Sr. Vocal Ponente, considerándola arreglada a la Ley y demás disposiciones vigentes sobre clases pasivas acuerda aprobarlas (siete firmas)”.
Una vez clasificado, le correspondieron unos haberes mensuales de 2.000 reales con descuento de 320 en concepto de subvención de muerte, pensión que cobró en La Coruña a través de la Banca “Núñez e Hijos” propiedad del ya citado José Núñez de la Barca.
Otro de los reencuentros de Fontán a su llegada a la Capital, fue con su discípulo y amigo Ramón de la Sagra y Peris y su esposa la joven francesa Fanny Adolphine (falleció en París el 14 de Junio de 1867) con la que se casó en segundas nupcias tras el deceso de la que fue su primera mujer, la coruñesa Manuela Turner del Río Maldonado, quienes llegaron a Madrid el 7 de Diciembre de 1851, fijando su domicilio en la calle de la Espada nº 6, según noticia que daba el periódico El Clamor Público de ese día:
“El Sr. Don Ramón de la Sagra, comisionado por el Gobierno Español en la Exposición de Londres ha llegado a Madrid”.
Ramón de la Sagra, a finales de 1850, una vez que en París cumplió el encargo de Fontán de enviarle a La Coruña las piedras litográficas de la Carta Geométrica de Galicia y concluyó parte de la impresión de su Historia Físico Política y Natural de la Isla de Cuba, publicada en 12 tomos entre 1838 y 1858, regresó de París estableciéndose en la Villa y Corte.
El Periódico La Nación del 22 de Enero de 1851, anunciaba que como representantes de la Nación Española con sueldo o pensión habían sido comisionados para ir a la Exposición Universal de Londres, como Presidente, el Historiador y Político Andrés Borrego Moreno (1802-1891) quien renunció al sueldo; Ramón de la Sagra, e Isaac Villanueva, Profesor de Mecánica del Real Observatorio de Artes.
La Exposición Universal de Londres tuvo como fecha de apertura el 1 de Mayo de 1851 y se clausuró el 15 de Octubre de ese mismo año.
Ramón de la Sagra a su regreso de Londres´, pasó por París donde recibió del Presidente de la República Francesa la Cruz de la Legión de Honor en recompensa por los servicios prestados a Francia como miembro del Jurado de la Exposición de Londres.
También por los servicios prestados a Portugal, la Reina María II (1819-1853) le nombró Comendador de la Orden del Cristo.
Sin embargo en España el Gobierno Moderado de Bravo Murillo ignoró los servicios prestados por Ramón de la Sagra.
El Periódico La Nación del día 21 de Enero de 1852, publicó un artículo que ya trascribimos íntegramente en nuestro trabajo titulado “La Impresión de la Carta Geométrica de Galicia”, en el que se hacía eco de la remisión por parte del Gobierno Francés a través de su Embajada a Ramón de la Sagra, en premio a sus servicios en la Exposición Universal, de un ejemplar de dos tomos de la Carta Geológica de Francia.
En dicho artículo el Periódico La Nación comentaba como habían sido “desdeñados, calumniados y hasta perseguidos tanto “Domingo Fontán como Ramón de la Sagra.
Fontán una vez reunida la pertinente documentación, según un manuscrito fechado en 1881 de su hijo Rosendo que conserva su Fundación:
“En 10 de Mayo del 1852, reclamó el Sr. Don Domingo Fontán la terminación de la cuestión de propiedad de la Carta Geométrica de Galicia como autor de dicha obra. Informaron acerca de esto los dos ex Ministros Ballesteros y Conde de Fontao. En tal estado pasó el expediente a la Sección de Gobernación del Consejo Real…”
Según se afirma, informaron favorablemente en el expediente el ex Ministro de Hacienda Luis López Ballesteros y el que fue Ministro de lo Interior José María Moscoso de Altamira y Quiroga, Conde de Fontao, quien según consta en la Cartela de la Minuta original de la Carta Geométrica de Galicia se la presentó a la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón el 1 de Diciembre de 1834.
Ballesteros y Moscoso, al parecer adolecían de la influencia necesaria para llevarlo a buen fin y el expediente al no tener valedores se perdió en los archivos del Ministerio de la Gobernación del Reino.
En cuanto al último cometido de Fontán, tenemos constancia a través de las cartas de fecha 14 y 28 de Junio que remitió a su hermano Andrés, poniéndole de manifiesto la imposibilidad de prorrogar el contrato con la Fábrica de Tabacos de la Palloza viéndose obligado a licitar en pública postura mediante pliego de condiciones cerrado los suministros de papel para las fábricas de tabaco y papel sellado de Gijón, Coruña, Santander y Sevilla, ello como consecuencia del Decreto de Bravo Murillo de 27 de Febrero de 1852 sobre licitación en subastas públicas y reglamentación complementaria recogida en Real Orden de 19 de Marzo de 1852 y Real Decreto de 15 de Septiembre de 1852.
“Madrid, 14 de Junio de 1852
Mi querido Andrés: No es posible la prórroga de nuestra contrata, las de todas las Fábricas se van a sacar a subasta, se me ofreció que se me manifestaran los pliegos de sus condiciones tan luego lleguen que será dentro de ocho días.
Por su contador en Sevilla suena la contrata última a cargo de Don Joaquín Romaní a 17, ¼ reales resma. Consume por un cálculo aproximado de 100 resmas grandes y 1.100 pequeñas manualmente, y concluye la contrata en fin del presente Junio.
La de Gijón suena hecha por Don Gabriel Oliver a 17,7/8 reales resma, consume mensualmente 10 resmas grandes y 150 pequeñas concluye la contrata el 22 de Julio próximo.
Santander no tiene contrata, mediante compra la fábrica el papel.
Ya ves que los precios actuales bajaron aunque no tanto como hemos bajado nosotros el de la Palloza.
Si Crespo (Francisco Antonio), Labarta (Tomás) y Moreno (Pedro) son los que bajo los nombres de Oliver y Romaní sustentan a Gijón y Sevilla, no sacarán quizá más utilidad que nosotros en razón de estar más lejos estos puntos haciéndose más caro el porte y más difícil la proporción de realizarlo, y siendo necesario pagar la comisión de entregar el papel en dicha fábrica. La de Sevilla consume más de 12.000 resmas y con las 2.000 resmas de Gijón resultan 14.000 y dado que ellos las fabrican necesitándose seis tinas para ello.
En resumen averigua al momento y escríbeme lo que cuesta un lote de 10 resmas como los de la Palloza, ya para Santander ya para Cádiz o el Puerto de Santa María desde el cual se hace a Sevilla por el río Guadalquivir. Con estos datos veré si puedo hacer proposiciones y tomar parte en las contratas. Desde luego me dicen haga proposiciones para surtir a Santander. Al efecto escribiré a esa plaza y sobre las resmas que allí se consumen y a qué precio las están comprando. Nada más ocurre. Si esos fabricantes quisieran que nos asociásemos, entonces podría subir el precio de la Palloza. No queriendo, se esperan a que baje el de sus contratas en Gijón y Sevilla si los portes y comisión dan alguna latitud para ello.
Afectos de Manuelita y dispón de tu hermano. Domingo”.
Francisco Antonio Crespo, fue propietario de la Fábrica de Papel de Soutorredondo, lugar de la Parroquia de San Martín de Lesende del Ayuntamiento de Lousame.
Tomás Labarta, propietario de la Fábrica de La Alvariza, lugar de la Parroquia de Santa Cristina de Barro del Ayuntamiento de Noya.
Pedro Moreno, propietario de la Fábrica de Maceriñas en San Justo de Tojos – Outos Parroquia del Ayuntamiento de Lousame.
“Madrid, 28 de Junio de 1852.
Mi querido Andrés. Hoy he firmado el recibo de 9.105 reales valor de las 107 resmas últimamente enviadas a la Palloza para que el Sr. Contador Jacinto Pozos pueda librárselo a Félix (su hijo) y enseguida éste te enviará su nota.
También me informé del pliego de condiciones de la nueva contrata que con mi anuencia se hará el 30 y no el 15 del mes próximo, para la cual a propuesta mía se varía otra condición, a saber la del aviso anticipado para el envío del papel que se dará dos meses antes en lugar de uno.
Está mandado por Real Decreto que las proposiciones se hagan en pliegos cerrados sobre un tipo que aquí es de 15 reales por resma pudiendo bajar y no subir. Estos pliegos se abrirán en el acto de la subasta a presencia de los interesados y entonces se acepta el más ventajoso sin más discusión. Solo si hay dos o más proposiciones iguales, se hace por sus autores otras, estando éstos incomunicados, para extenderla, leerla y cerrarla, y a corto rato de la 1ª sesión vuelve a abrirse ésta que dará por fenecida la subasta. En la Coruña, los licitadores para serlo, depositan 6.000 reales levantando el depósito el que no lleve la contrata, y para garantía está hay que depositar fianza además de 300 resmas.
En Gijón se hará la contrata el mismo día de Julio, el depósito para licitar es de 2.000 reales y para fianza es de otros dos mil además de tener 200 resmas en depósito.
Gijón y Santander juntos consumirán tanto como La Palloza. Con estos datos ya puedes discurrir lo que hay que hacer. Por documentado Sevilla ya está contratada por los mismos fabricantes catalanes que la tenían antes quienes bajaron octavo de real en resma. Así que no son allí ni fueron contratistas los de Noya a menos que la casa de Romaní renunciase a fabricar lo que no es de creer.
Respecto a la Palloza tenemos que Don Gonzalo Osorio me escribió pidiéndome que le diese parte de la nueva contrata, pero yo no le contesté ni se cómo hacerlo.
No tengo tiempo para ser hoy más largo, siento que hayas estado enfermo y deseo que te mejores yo estoy aburridísimo aquí y aún no se si para el 30 de Julio podré estar en La Coruña, como lo espero. La proposición se hace en papel de sello 4º con arreglo a un formulario que supongo se publicará en el Boletín.
Hasta otro día con el afecto de Manuelita queda muy tuyo tu hermano. Domingo”.
Gonzalo Osorio de Albaredo fue propietario de la Fábrica de Papel de Aranza sita en el lugar de Aranza de abajo en la Parroquia de Santiago de Aranza Ayuntamiento de Barralla provincia de Lugo.
Domingo aprovechando esa ociosidad en espera para participar en tales pujas es retratado por el pintor de cámara de Isabel II, Antonio María Esquivel (Sevilla 1806 – Madrid 1857) que también retrató a María Cristina de Borbón y al General Espartero. El lienzo mide 1,24 x 0,90 cm. Y representa al Geógrafo vestido con levita de color negro con un compás en su mano derecha luciendo en su pecho la Cruz de Carlos III. Dicho retrato hoy se encuentra en la Sala de Juntas de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Santiago, quien lo adquirió en compra venta de las nietas de Fontán, Enriqueta y Regina Fontán Medina, el 8 de Mayo de 1964, una vez que fue examinado por el Profesor Azcárate Ristori siendo Decano de la Universidad Ángel Echeverri, con la mediación del Catedrático de Geografía e Historia, Don Ramón Otero Pedrayo (Orense Febrero 1888 – 10 Abril 1976), con el que mantenían una estrecha amistad.
Concluido este último cometido, Domingo Fontán y su esposa Manuela regresaron a Galicia donde pasaron el verano en la Fábrica del Castro de San Juan de Lousame.
Fontán no se conformó con facilitarle al Gobernador Civil de La Coruña Bartolomé Hermida sus croquis parciales de la Carta Geométrica de Galicia, para la mejora y trazado de nuevos caminos vecinales de 2º orden, puesto que centró sus actividades los días 29 y 30 de Agosto y 1 de Septiembre, en realizar observaciones barométricas a fin de hallar el desnivel de la cuesta del Monte Culou en la base de dicha cuesta cerca de la Fábrica del Castro. Se trata de la carretera proyectada desde la Albariza a Fuentefría en el camino de Noya a Santiago. Fontán aconsejó que el punto en el que debía practicarse el codo de la Carretera sería un lugar denominado Salgueiros.

Copia del óleo de Domingo Fontán de Esquivel 1852.
Leopoldo Sánchez Fontán 1964.
“… pero el codo no es practicable si no se adelantan otras 300, o lo que es lo mismo dando 60 varas más allá del manantial siguiendo la señal sobre Lesende, si más se adelanta sería más ventajoso porque se ganaría más altura en el retroceso a Culou. Estableciendo una señal a dichas 300 varas el cual dista 1.300 del que Villanueva calculó en el Culou”.
Concluido el verano Domingo y su esposa Manuela regresaron a la Villa y Corte.
Los días 29 de Octubre y 5 de Noviembre de 1852, asistió a las sesiones de la Real Academia de la Historia, entre los presentes en la sesión del día 29, se encontraba Francisco Martínez de la Riva que ocupó la presidencia del Consejo de Ministros en 1834.
El 14 de Diciembre de 1852, ante la dimisión de Juan Bravo Murillo, le sucedió en la Presidencia del Gobierno, Federico Roncali Ceruti (1809 – 1857).
El año de 1853, fue conocido en Galicia como el “ano da fame” en el que el hambre y la miseria se cebaron con el campesinado gallego como consecuencia de las excesivas lluvias, e inusuales bajas temperaturas que arruinaron las cosechas, ello determinó que Santiago y otras ciudades de Galicia vieran llegar a multitud de campesinos suplicando pan y vestido.
La prensa pronto comenzó a denunciar esta situación, así el Heraldo edición de Madrid del 2 de Marzo de 1853, en su página 2ª afirmaba:
“Correo de Provincias
Desgarrador en alto grado es el cuadro que presenta la provincia de Pontevedra, según nos pinta nuestro corresponsal en aquella provincia. A continuación insertamos la carta que nos dirige con fecha 23 de Febrero y llamamos muy especialmente hacia ella la atención del gobierno a fin de que se remedie en lo posible los terribles males que aquejan a aquellos infelices moradores.
La comunicación a la que nos referimos dice así:
El tiempo suele ser lugar común de las conversaciones lánguidas. Él se encarga de llenar los largos paréntesis del fastidio con sus vientos y sus nubes, unas veces, otras con insoportable calor o refrigerantes brisas. Hace unos meses sin embargo que no es ya un temperamento del hastío, sino objeto de alarma incesante. Ha llovido tanto, tanto que el hambre ha venido nadando, como se dice en este país, donde las lluvias continuadas son un síntoma infalible de miseria, la que se experimenta en esta provincia y en la mayor parte de Galicia, especialmente en sus montañas, es verdaderamente espantosa. Es preciso ir a los campos para oír sus alaridos, para encontrar en los caminos caravanas de mendigos, familias enteras, haraposas, escuálidas madres extenuadas cargando con sus hijos desnudos y hambrientos, viejos encorvados por la angustia, por el frío y por los años, labradores robustos que sin una espiga ni un jornal, vagan pordioseando de puerta en puerta. Es preciso ir allí a contemplar con asombro la inmensa despoblación que se está verificando, porque hay pueblos enteros que desaparecen, parroquias extensas cuyos habitantes han cerrado sus casas, huyendo de la miseria. Tal es el cuadro desconsolador que por todas partes se ofrece, y téngase entendido que no solo no hay exageración en él sino que el grupo de sus desdichas empieza todavía a dibujarse. Vendrá el verano y lo que aún hoy puede ofrecer la caridad de los moradores de las tierras bajas, menos estériles, se habrá agotado, como sucede, para entonces, la miseria desarrollará todas sus asquerosas proporciones y bien pronto el tifus diezmará las poblaciones que la tierra no sustenta.
A este porvenir tan triste y tan próximo, sigue aún otro, aunque más lejano, más aterrador, la incultura de las tierras que no se siembran en muchos puntos porque no hay grano para depositar y por consecuencia la perpetuidad del hambre, de la vagancia y del infortunio. ¡El hambre! Desgraciadamente es cierto, terriblemente cierto, este azote con el que nos aflige la Providencia, desgraciadamente podemos llamarnos hoy lo que nunca creímos llamarnos, los irlandeses de España.
En esta angustiosa situación, el noble país de Galicia, tan noble como desdichado tiene el derecho de pedir consuelo. Sus representantes tienen en esta solemne ocasión el imprescindible deber de acercarse al gobierno de S.M. con las justas súplicas de que se le perdonen, según esta diputación provincial lo ha solicitado, una parte de los crecidos impuestos que Galicia pagó siempre con religiosidad proverbial, de que se alivie su miseria, como ella alivió con su dinero en pasados tiempos las calamidades de otras provincias del reino, de que se fomenten sus intereses materiales, especialmente sus obras públicas, dando así trabajo a multitud de brazos robustos y extenuados por la miseria y el enflaquecimiento, de que se organicen instantáneamente las juntas parroquiales y de distrito de beneficencia, estableciendo el gobierno un banco que de pronto facilite los granos indispensables para sembrar las tierras y evitar que se conviertan como se convertirán, sin duda en páramos y eriales, si perentoriamente no se adopta el remedio. Este es el clamor general del país; este el voto de sus infelices habitantes, voto que no lo lanza la ira de este pueblo morigerado, sino que exhala la esperanza en medio del infortunio y de su resignación, su esperanza, si en la abnegación, en el patriotismo de sus representantes, en la justicia de un gobierno pronto a remediar los males sociales y más que en éste, en la augusta magnificencia de S.M. la Reina, cuyo corazón responde a todos los dolores”.
La Poetisa Rosalía de Castro (Santiago 2 Febrero 1837 – Padrón 15 Julio 1885) vivió estos acontecimientos en Santiago, de ellos nos dejó el siguiente relato:
“Voy a contarte lo que presencié en Santiago en el tristísimo invierno de 1853, año fatal para Galicia, en que el hambre hizo bajar a nuestras ciudades como verdaderas bandas de salvajes, hombres que jamás habían pisado las calles de una población, mujeres que no conocían otros horizontes que los que se extendían ante sus cabañas levantadas en la más apartada soledad: verdaderos lobos que no abandonan su madriguera sino en los días de las grandes desolaciones. Todos los días nuevas horas de angustia traían a nuestras plazas y calles bandas de infelices hambrientos que de puerta en puerta iban demandando pan para sus hijos moribundos, para sus mujeres extenuadas por la miseria y lo duro de la estación…”
Domingo Fontán fue uno de los hombres de su tiempo que más trató y conoció a ese honrado, noble, abnegado y generoso pueblo de la Galicia rural, quienes fueron testigos de los trabajos de su Carta Geométrica de Galicia.
A él se refería en la sesión de las Cortes del 21 de Junio de 1838:
“…pues cuando levanté el plano de Galicia, fui acogido de una manera lisonjera en los pueblos, no por las órdenes que llevara, sino porque estaba dedicado a la enseñanza….”
Es de destacar que esas órdenes solían decir: “…que se auxilie por su justo precio…”
Domingo Fontán durante su estancia en la Villa y Corte, asistió a las sesiones de la Real Academia de la Historia de la que era socio desde el 13 de Octubre de 1826, sesiones que se celebraban en el edificio de la Panadería sito en la Plaza Mayor, los días:
7 de Enero, 4 de Febrero, 11, 18 y 26 de Marzo y 8 de Abril de 1853. Fueron sus compañeros entre otros: el Historiador y Crítico Literario José Amador de los Ríos (1818-1897), el Historiador y Arabista Pascual Goyangos y Arce (1809-1897), el Religioso y Escritor Pedro Sáez de Baranda (1797-1853), el Escritor y Político José Serafín Esteban Calderón (1799-1867), el Político Salustiano Olázaga Almandoz (1805-1873), el Periodista e Historiador Modesto la Fuente Zamalloa (1806-1866), el Político y Militar Evaristo San Miguel Valladar (1785-1862).
En la sesión del 8 de Abril, consta como asistentes el Sociólogo, Economista y Botánico Ramón de la Sagra y Peris (1789-1871).
La inestabilidad política de la época determinó la caída del Gabinete de Federico Roncali quien fue sustituido por Francisco Lersundi Hormaechea (1817 – 1874) quien ocupó la Presidencia del Consejo de Ministros del 14 de Abril de 1853 al 19 de Septiembre de ese mismo año.
Una de las primeras medidas del nuevo Gobierno fue intentar poner remedio a la caótica situación en que se encontraba Galicia, para ello el Ministro de Hacienda del nuevo Gabinete propone a la Reina Isabel II el siguiente proyecto de Decreto:
“Señora: Algunas provincias de Galicia, y principalmente de Coruña, se encuentran en aflictivo estado con la pérdida de dos cosechas sucesivas. Esta calamidad tiene sumidos en horrible miseria a muchos de aquellos habitantes, que piden con premura remedio para sus males, y el Gobierno, que conoce cuan tiernos son los sentimientos de V.M. hacia todos sus súbditos, y cuan vehementes sus deseos de aliviar la suerte de los desgraciados, se apresura a proponer los medios de llevar a las poblaciones de Galicia el consuelo de la gran bondad de V.M.
Las leyes han previsto los casos calamitosos de que son víctimas los pueblos de Galicia. Para cuando la desgracia alcanza, como ahora a provincias enteras, establecen el perdón de una sexta parte del cupo de la contribución de inmuebles, cultivo y ganadería, cuyo importe debe compensarse con el Fondo supletorio de las demás provincias, y en previsión de que la calamidad mereciera mayor consideración, dejar a las Cortes el acordar los otros medios de reparación.
Conforme a estas disposiciones, V.M. podría dignarse a conceder desde luego la rebaja de aquella parte de contribución. Pero para esto, llenando formalidades determinadas al efecto, serían menester informaciones que harían por lo tardío ineficaz el remedio, y además, como en un perdón colectivo sus consecuencias más bien alcanzarían a clases que pueden resistir semejantes accidentes que a los desvalidas y sin recurso alguno cifran todo el porvenir de su existencia en el éxito de una cosecha, el Gobierno considerando a éstas más agobiadas y más dignas por tanto de atención, juzga de otra naturaleza las medidas que demanda la situación de dichas provincias.
Las de la Coruña, Lugo y Orense son las que han experimentado la desgracia referida. Sus cupos por la contribución mencionada ascienden en el presente año a 18.733.000 rs. cuya sexta parte importa 3.122.166 rs. El perdón de esta suma, como queda indicado, alcanzaría en primero y principal lugar a clases que no lo necesitan, e indistintamente se aprovecharían de él los cultivadores y ganaderos que todo lo perdieron con sus cosechas, los propietarios rurales, a los cuales no trasciende tanto la desgracia, y los dueños de propiedad urbana a quienes en nada ha lastimado.
Para hacer pues más eficaz el remedio y distribuirle a medida de la penuria de cada uno, parece preferible el perdón colectivo precedido de informaciones y trámites dilatorios, el que las contribuciones se paguen por totalidad: que el Tesoro facilite, en concepto de anticipación reintegrable, por los medios y en los plazos que con acuerdo a las diputaciones provinciales se adopten 3.000.000 reales de vellón; y que esta suma, distribuida según las necesidades y población de cada provincia, se entregue a las corporaciones de beneficencia para que, con la intervención debida y bajo la dirección de los gobernadores o de las corporaciones que el Gobierno considere oportuno establecer, socorran con prudencia y exactitud a los individuos que notoriamente hayan experimentado mayor quebranto. De esta suerte el auxilio, siendo más pronto y más positivo, pues que recaerá en los más necesitados, podrá atenuar una calamidad que el país deplora.
En consecuencia de lo expuesto, y con acuerdo del Consejo de Ministros, el que suscribe tiene la honra de someter a la aprobación de V.M. el adjunto proyecto de Decreto.
Madrid, a 18 de Abril de 1853 – Señora – A.L.R.P. de V.M. –
Manuel Bermúdez de Castro”.
La Reina Isabel II ante la anterior proposición dictó el Real Decreto de esa misma fecha del 18 de Abril de 1853:
“Real Decreto
En vista de lo que me ha expuesto el Ministro de Hacienda y de acuerdo con el Consejo de Ministros, vengo a decretar lo siguiente:
Artículo 1. Los cupos señalados en el presente año a las provincias de Coruña, Lugo y Orense por la contribución de inmuebles, cultivo y ganadería se harán efectivos por totalidad en los plazos determinados por las instrucciones.
Artículo 2. Con objeto de remediar la situación en que se encuentran aquellas provincias por la pérdida de sus cosechas, el Tesoro público facilitará con calidad de reintegro tres millones de reales.
Esta cantidad se distribuirá según las necesidades y la población de cada una de las mencionadas provincias y la parte que respectivamente les corresponda se pondrá a disposición de las Corporaciones de beneficencia y de los que se hubiere creado en dichas provincias con motivo de las circunstancias.
Artículo 3. Las corporaciones mencionadas bajo la dirección de los que mi Gobierno crea oportuno establecer y con la intervención correspondiente, socorrerá a los individuos que notoriamente se conozcan, hayan experimentado mayor quebranto, empleando en la distribución de este auxilio las precauciones debidas para que se hagan con acierto y equidad, atendiendo en primer término a los más necesitados.
Artículo 4. Las diputaciones provinciales propondrán los medios y tiempo de reintegrar al Tesoro el importe de dicha participación.
Artículo 5. Por los ministerios de Hacienda y Gobernación se adoptarán las demás disposiciones que correspondan para la ejecución del presente decreto.
Dado en Palacio a 18 de Abril de 1853. Está rubricado de Real mano. El Ministro de Hacienda Manuel Bermúdez de Castro”.
El Periódico La Nación, edición de Madrid del jueves 21 de Abril de 1853 nº 1149, publicó el anterior Real Decreto criticando las medidas en él acordadas:
“Como verán nuestros lectores en la parte oficial el gobierno de S.M. acaba de adoptar algunas medidas para aliviar la situación, cada vez más angustiosa, de las cuatro provincias de Galicia, medidas que bien revelan un sentido plausible por parte de los consejeros de la Corona demuestran muy poco acierto en los medios de reparación que se proponen adoptar.
No creemos que la donación de una cantidad, que ha de ser reintegrada oportunamente, sea el auxilio eficaz que se debe al que ha perdido su propiedad, y ha visto secarse las fuentes de su subsistencia y destruirse los elementos de bienestar y su prosperidad futuras”.
La Reina Isabel II en contestación a una comunicación del Gobernador de la Provincia de Lugo como complemento de Real Decreto de 18 de Abril de 1853, dictó la Real Orden de esa misma fecha en la que ordenaba:
“Enterada la Reina (Q.D.G.) de la comunicación de VS. de 6 del corriente, acompañando copia de un acuerdo de la Diputación de esa provincia, autorizándole para invertir hasta la suma de 300.000 rs. vn. de los fondos provinciales, a calidad de reintegro con destino a la compra de semilla de patata, maíz y cereales y repartirla entre los labradores más necesitados del país, en cuya virtud había V.S. procedido desde luego a su ejecución para aprovechar el tiempo más favorable a la siembra.
S.M. que desea ardientemente se procuren todos los medios posibles, los auxilios que reclama la general miseria que aqueja a esa provincia, ha tenido a bien aprobar la expresada medida, en el concepto que, según se propone, se haga el reintegro en el último trimestre del año actual, pues que de otra suerte habían de quedarse en descubierto muchas de las importantes obligaciones que pesan sobre la provincia, recomendando a V.S. cuide muy particularmente de que el retraso que por dicha causa se experimente en el pago de los servicios consignados en el presupuesto provincial recaiga sobre los del material que consienta más espera, y por último que el anticipo, según se vaya haciendo y hasta que llegue la época de su reintegro, figure en las cuentas anuales bajo el concepto de movimiento de fondos.
De Real Orden lo digo a V.S. para su inteligencia, de la Diputación Provincial y demás efectos consiguientes.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Madrid, 21 de Abril de 1853. – Egaña – Señor Gobernador de la Provincia de Lugo”.
La Nación en dicho número del 21 de Abril, en un artículo publicado en su página primera también nos desvela otras ocupaciones de Domingo Fontán durante su estancia en la Villa y Corte tratando de contribuir a mitigar la desgracia de sus paisanos
“Si la tristísima y angustiosa situación de Galicia tiene hoy el derecho de llamar hacia sí la solicitud del Gobierno y la de todos los españoles con el doble motivo está en el caso de exigir de sus hijos el cumplimiento de aquellos deberes que uno contrae con el país que le ha dado cuna y con los señores a quienes está librado por los vínculos de la sangre de la fraternidad y del paisanaje. Inspiradas varias personas por este noble, patriótico y santo pensamiento y deseosas también de contribuir con sus pequeños esfuerzos a la tarea emprendida tanto por otros particulares como por el gobierno, se reunieron para acordar los medios que estuviesen en la esfera de su limitada acción individual y sirviesen para obtener algunos recursos consagrados a suministrar un pedazo de pan a los hambrientos de Galicia. Por de pronto, se resolvieron invitar a los señores directores de los teatros principales, con el objeto de que diesen una función a beneficio de las provincias obligadas por la miseria y como esperaban, todos se apresuraron en contestar en términos altamente lisonjeros, felicitándose de tomar parte de una obra tan digna y meritoria. El viernes se ejecutará ya la primera función en el teatro Príncipe que S.M. honrará con su presencia, dando una muestra de la piadosa bondad de su corazón y de su ardiente anhelo para enjugar las lágrimas de los desgraciados. Así se ha dignado manifestarlo en medio de las más benévolas frases a una comisión compuesta de los señores Don Ramón de la Sagra, Don Domingo Fontán y Don Daniel Carballo, que pasaron a invitarla y a quienes recibió ayer tarde en audiencia particular acompañada de su augusto esposo.
Además de los tres señores expresados componen la Junta que inició la obra filantrópica que dejamos indicada los señores Don Vicente Alsina, Don Eduardo Chao, Don José Rua Figueroa, Don Antolín Faraldo, Don Manuel Bertemati, Don Benito Amado, Don Pedro A. Mourín, Don Manuel Somoza”.
Ramón de la Sagra, Domingo Fontán y Daniel Carballo fueron recibidos en el Palacio de Oriente por la Reina Isabel II y su esposo Francisco de Asís de Borbón a quien el pueblo apodaba “Paquita o Paquito mariquillo” y le dedicaban versos como los siguientes:
«Paquito natillas
es de pasta flora
y mea en cuclillas
como las señoras»
O en su otra versión:
«Gran problema es en la Corte
averiguar si el Rey consorte
cuando acude al excusado
mea de pie o mea sentado»
Daniel Carballo Codesido, (Coruña 18 Marzo 1824 – Madrid 29 Diciembre 1889) Periodista y Político, acompañó en la audiencia regia a la Sagra y a Fontán en su condición de Director del citado periódico La Nación.
También fue Diputado por La Coruña en las legislaturas de 1854-1860, en la de 1865-1866 por Ginzo de Limia (Orense), en las de 1869-1872 nuevamente por La Coruña, en las de 1876 a 1881 por Santa María de Ortigueira (Coruña) ocupó diferentes cargos públicos como el de Director General de Sanidad, Gobernador Civil de Madrid, Director General de Hacienda y Director General de las Minas de Río Tinto (Huelva). Su estatua de bronce se ubica en el Parque de Méndez Núñez de La Coruña.
En cuanto a los demás miembros de la Junta Benéfica organizadora de tales funciones se encuentran:
Vicente Alsina Selisis, (Coruña 22 Octubre 1794 – Coruña 1862) fue Diputado por La Coruña en las legislaturas de 1836, 1836-1837, 1839, 1841-1842, 1843, 1847-1848, 1848-1849, 1849-1850, 1851-1852, 1853-1854, 1854-1856, Comerciante y Naviero. Ejercitó el comercio en esa ciudad a través de la Compañía Harce y Alsina S.R.C., fue su Alcalde en 1838 y 1854. Su retrato pintado por Antonio María Esquivel en 1836 se expone en el Museo de Bellas Artes de La Coruña.
José Rua Figueroa, (Santiago 20 Mayo 1820 – Madrid 22 Mayo 1855), fue Diputado por La Coruña en la legislatura 1854-1856, Periodista y Escritor, con la colaboración de Antolín Faraldo, fundó en Santiago en 1845 la Revista el Porvenir, periódico que clausuró el General Narváez en 1846, apoyó el Levantamiento de Solís en Lugo que terminaría con el fusilamiento de éste en El Carral. También apoyó la fracasada Revolución de 1848, contra el Gobierno de Narváez.
Precedió a Daniel Carballo en el puesto de Director del Periódico La Nación que nació el 1 de Mayo de 1849 como órgano de la Facción derechista del Progresismo, surgiendo como reacción al nacimiento del Partido Democrático, más tarde en 1854 fue Director de la Gaceta de Madrid, colaboró también con el Semanario Pintoresco Español.
Antolín Faraldo Asorey, (Betanzos, La Coruña 2 Septiembre 1823 – Granada 20 Junio 1853). También fue Periodista y Escritor, como tenemos dicho fundó en 1845 en Santiago junto con Rua Figueroa la Revista el Porvenir.
Durante la Revolución Gallega de 1846, fue Secretario de la Junta Superior de Gobierno de Galicia creada el día 15 de Abril, ese día se dio a conocer un manifiesto por él elaborado, en él, Faraldo insistía en la proclama: “Isabel II libre y constitucional, abajo el sistema tributario, libertad, independencia nacional y cortes constituyentes” afirmando:
“…El pueblo conquistará esta revolución lo que le han arrancado los comicios de los pronunciamientos: pan y derechos. Galicia arrastrando hasta aquí una existencia oprobiosa convertida en una colonia de la Corte va a levantarse de su abatimiento colocándose en el lugar a que está llamado el antiguo Reino de los Suevos….”
En ese año de 1846, Faraldo bajo el seudónimo de Juan Do Porto escribió “La Reseña Histórica de los Últimos Acontecimientos Políticos de Galicia” en el que efectúa una apología de la Sublevación.
A principios de 1848, se estableció en Madrid donde en nombre de los Liberales Progresistas de Pozoblanco, Córdoba felicitó a Baldomero Espartero al regresar del exilio.
Al igual que José Rua Figueroa también apoyó la Revolución de 26 de Marzo y 7 de Mayo de 1848 de los Liberales Progresistas para derribar el Gobierno Moderado de Narváez, en ésta última fecha el Comandante Manuel Buceta del Villar, (Porta de Conde, Pontevedra 8 Abril 1808 – Málaga 3 Febrero 1882), paisano de Fontán, levantó contra el Gobierno el Regimiento España que fue derrotado en la Plaza Mayor de Madrid.
Fracasada la Revolución Antolín Faraldo se establece en Andalucía regresando a Madrid en 1851 para dirigir el Periódico La Europa que clausuró Bravo Murillo.
Manuel Bertemati Troncoso, (Cádiz 15 Agosto 1824 – Jerez 21 Septiembre 1890) su padre nació en Bayona estableciéndose en Jerez como Bodeguero, negocio este al que se dedicó, fue candidato al Congreso de los Diputados en las elecciones generales del 4 de Febrero de 1853 por el Distrito de Vigo, siendo anulada su acta.
Nuevamente en las elecciones correspondientes a la legislatura de 1854-1856 (Bienio Progresista) obtuvo escaño en representación de Pontevedra y Cádiz por el nuevo Partido Demócrata renunciando al primero.
José Benito Amado Bullosa, (Marín 19 Marzo 1824 – Pontevedra 1886) perteneció a una familia de Armadores, fue Poeta, Periodista y Político. Participó en el Pronunciamiento Progresista de Solís de 1846 por lo que tuvo que exiliarse junto con Antolín Faraldo y otros en Portugal, concurrió a las elecciones generales de la legislatura de 1854-1856 obteniendo un escaño por Pontevedra, en 1868 ocupó el puesto de Gobernador Civil de Orense y posteriormente de Pontevedra y en 1869 de Guadalajara.
Pedro Andrés Mourin Pazos, (Coruña – 24 Agosto 1893) En 1835 desempeñó el puesto de Teniente de la Milicia Urbana de La Coruña y en 1840 fue Secretario de la Junta Provisional Gubernativa de esa ciudad.
Don Manuel Somoza Cambero, (San Cosme de Fiolleda, Lugo 1815 – Valladolid 16 Febrero 1893), fue nombrado Gobernador Civil de Pontevedra el 16 Agosto 1854, y Gobernador Civil de Zamora el 20 Agosto 1856, cesó el 25 Octubre 1856, fue Diputado por Lugo en la legislatura de 1854-1856, Inspector administrativo Ferrocarriles en Comisión, puesto al que fue designado el 13 Agosto 1864.
El Periódico La Época edición de Madrid nº 1259 del 21 de Abril de 1853, también se hacía eco de la función benéfica, en su página tercera:
“La primera función teatral a beneficio de los desventurados pueblos de Galicia, tendrá lugar el viernes en el Teatro del Príncipe, función que S.M. honrará con su presencia dando una muestra de la piadosa bondad de su corazón y de su ardiente anhelo por enjugar las lágrimas de los desgraciados.
Así se ha dignado manifestarlo en medio de las más benévolas frases a una Comisión compuesta de los Sres. Ramón de la Sagra, Don Domingo Fontán, y Don Daniel Carballo que pasaron a invitarla y a quienes recibió ayer tarde en audiencia particular, acompañada de su augusto esposo”.
El Católico, periódico religioso y monárquico de la Corte en su edición del 21 de Abril de 1853, advertía del peligro de los próximos males, la emigración y la epidemia del cólera morbo:
“Revista de las provincias
GALICIA: De una carta del Ferrol, en la que se dice que la miseria de aquella provincia está principalmente en los campos, trasladamos el siguiente párrafo: Esta es la primera y más perentoria necesidad y bajo este concepto aplaudimos las medidas adoptadas hasta el día que al pobre no le falte el indispensable sustento. Pero ahora hay que mirar más: hay que prever los males sucesivos, y no hacer unos pobres perpetuos de hombres que por las circunstancias se han visto en el caso de implorar la caridad pública.
Entonces se aumentaría la plaga que ordinariamente nos obligan y los conflictos serían mayores. Estos labradores que hoy carecen de sustento, carecen por consiguiente de los frutos indispensables para la siembra, y si no se los proporcionan, el mal continuará tomando mayores proporciones. En esta parte estamos conformes y no podemos menos de aplaudir el pensamiento de la Excma. Diputación Provincial al procurar semillas y alimentos a las montañas, que es donde está el mal, llamando a ella a los pobres que acosados del hambre se vinieron a las poblaciones para que continúen cultivando los terrenos que abandonaron en lugar de ausentarse del país, o de estar hacinados en un local que puede ser foco de ulteriores males”.
El periódico La España, edición de Madrid en su número 1551 del viernes 22 de Abril de 1853, también se ocupaba de la noticia en su página 3ª:
“En otro lugar de nuestro periódico insertamos el anuncio de la función que debe ejecutarse esta noche en el teatro Príncipe a beneficio de las afligidas provincias de Galicia. Consideramos completamente inútil excitar el celo del público madrileño para que acuda a contribuir a este acto de beneficencia, pues estamos seguros de que no quedará un solo billete en el despacho. S.M. honrará con su presencia esta función según vemos por la siguiente manifestación que publica la Nación de ayer”. (la repite íntegramente)
El programa de la función recogido en la última página de ese periódico fue el siguiente:

Grabado de una representación en el Teatro Príncipe mediados S.XIX
“TEATRO PRÍNCIPE. A las ocho y media de la noche. – A beneficio de las familias desgraciadas de Galicia. – 1º Sinfonía. – 2º El drama nuevo original, en cuatro actos y en verso titulado: “Dios mi brazo y mi derecho” – 3º Tandas de rigodones de jugar con fuego y don Simón – 4º Terminará el espectáculo con la graciosa comedia de un acto y en verso titulada: “No siempre lo bueno es bueno”.
Nota. Las personas que gusten adquirir billetes con anticipación acudirán hoy viernes, 15 desde las once de la mañana a las tres de la tarde a la contaduría de este teatro.
S.M. se dignará honrar con su presencia a dichas funciones”.
Al Teatro Príncipe según lo acordado, asistió la Reina Isabel II, y el Rey consorte, a quienes Ramón de la Sagra y Fontán en el palco regio en nombre de la Comisión saludaron y agradecieron su presencia.
En esa función Ramón de la Sagra compró por 160 reales un palco bajo y Fontán 4 balcones por 76 reales.
A dicha función, le sucedieron otras en el Teatro del Circo y Teatro Variedades y una corrida de toros.

Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española de Gaspar Roig. 1854
Periódico El Clamor Público de 30 de Marzo de 1853.
En ese mes de Abril de 1853, se publicó en Madrid por la Biblioteca Ilustrada de Gaspar Roig, el Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española, “por una sociedad de personas especiales en las letras, las ciencias y las artes”: Augusto Ulloa, Félix Guerrero Vidal, Fernando Fragoso Medinaveitia, Isidoro Fernández Monge, José Placido Sanson, José Torres Alena, Juan Creus, Juan Diego Pérez y Gener, Nemesio Fernández Cuesta, Ventura Ruiz Aguilera y varios artistas de Madrid.
Entre los revisores de dicho Diccionario se citaban a:
Domingo Fontán, Ex Director del Observatorio Astronómico de Madrid y autor de la Gran Carta de Galicia y sus compañeros:
Facundo Goñi, Catedrático de Filosofía y Derecho Internacional del Ateneo Científico y Literario de Madrid.
Joaquín Avendaño, Inspector General de las escuelas del Reino y autor de varias obras.
José Amador de los Ríos, individuo de la Academia de la Historia y Catedrático de Literatura de la Universidad de Madrid.
José Bautista Alonso, antiguo Abogado del Colegio de Madrid, escritor y poeta.
Patricio Filgueiro, Ingeniero de Minas, alumno de la Escuela Nacional de Minas, Artes y Manufacturas de Bélgica.
Rafael Martínez, Doctor en Medicina, Licenciado en Ciencias Naturales y regente en Botánica.
Tomás García Luna, Catedrático del Ateneo y autor de varias obras.
La Sociedad Civil ante las graves noticias que venían de Galicia se movilizó en toda España abriendo suscripciones, de ellas destacamos la de la Real Congregación Nacional de Santiago Apóstol establecida en Madrid el 10 de Noviembre de 1740, con el fin de rendir culto al Apóstol y practicar en favor de los naturales y originarios del Reino de Galicia que se hallen en tribulación, las obras de caridad que previenen sus constituciones. La suscripción se abrió el 22 de Mayo de 1853 y se cerró el 31 de Noviembre de ese año ascendiendo su recaudación a 2.042.068 reales entre los suscriptores encontramos a Casiano de Prado y Vallo, (Santiago 13 Agosto 1797 – Madrid 4 de Julio de 1866) quien fue un eminente Ingeniero de Minas y Geólogo y ex alumno de Domingo Fontán, quien aportó el 10 de Mayo de 1853, la cantidad de 160 reales y el ya reiterado Luis López Ballesteros que contribuyó el 17 de Junio de 1853, con 1000 reales sin perjuicio de lo que entregó en Galicia.
La Reina Isabel II participó con 1.000 duros mensuales desde el mes de Junio.
Casiano Prado se encontraba en la Villa y Corte con ocasión de haber sido nombrado Vocal de la Comisión para la Formación de la Carta Geológica de Madrid y General del Reino creada por Real Decreto de 11 de Julio de 1849.
Igualmente como complemento del Real Decreto de 18 de Abril, se dictó la Real Orden de 23 de Mayo de 1853 dirigida a todos los Gobernadores de las provincias de España:
“La triste situación a la que han quedado reducidas, no solo las provincias de Galicia, sino también algunas limítrofes por consecuencia de la pérdida de sus cosechas, continúa siendo el objeto de los desvelos de S.M. la Reina (Q.D.G.) secundando su materna solicitud al Gobierno ha dictado cuantas disposiciones han estado a su alcance para acudir en socorro de aquel país desgraciado; pero si los medios empleados hasta ahora han contribuido eficazmente al alivio de nuestros hermanos, la intensidad del mal exige aún mayores esfuerzos.
Persuadida S.M. de esta necesidad, y confiando en los sentimientos caritativos del pueblo español, ha tenido a bien mandar de acuerdo con lo propuesto por los Directores generales de Administración local de Beneficencia:
1º Que se invite a las Diputaciones de todas las provincias, así como a los Ayuntamientos y establecimientos de Beneficencia, a que destinen al auxilio de las de Galicia, León y Oviedo por vía del donativo, las cantidades que tenga por conveniente, sin desatender sus preferentes obligaciones, ni exceder los créditos abiertos en sus respectivos presupuestos, los cuales les serán admitidos en cuenta, en concepto de gastos voluntarios.
2º Que los Gobernadores se encarguen de reunir los fondos que esta invitación produzca, llevando cuenta especial de ellos, dando los resguardos oportunos y disponiéndose se publiquen los donativos en el Boletín Oficial de la Provincia.
3º Que las mismas autoridades remitan a este Ministerio las relaciones de dicha suscripción para publicarlos igualmente en la Gaceta sin perjuicio de entregar sus productos a medida que se hagan efectivos, a los comisionados de Banco Español de San Fernando en las provincias dando también cuenta de ello a este Ministerio, a fin de acordar en su vista lo que corresponda.
“De Orden de S.M. lo digo a V.S. para su inteligencia la de la Diputación y Ayuntamiento y Establecimiento de Beneficencia de esa provincia, esperando del celo de V.S. que contribuirá por su parte con toda eficacia al mejor cumplimiento de lo acordado. Dios guarde a V.S. muchos años.
Madrid, a 23 de Mayo de 1853”.
También por Real Orden de 4 de Junio de 1853, se complementa el Real Decreto de 18 de Abril poniendo a disposición del Ministerio de la Gobernación 3.000.000 de reales.
“Excmo. Sr. Reunidos ya en la Tesorería de Hacienda de la Coruña Fondos bastantes para cubrir la anticipación reintegrable de 3.000.000 de reales que el Tesoro Público debe hacer a la misma provincia y a la de Lugo y Orense según Real Decreto de 18 de Abril último, La Reina se ha servido determinar que aquella cantidad se ponga a disposición de ese Ministerio para que la reparta entre las mencionadas provincias, conforme a las bases determinadas en dicho Real Decreto, procediéndose por quien corresponda a la distribución de lo que a cada provincia se destine entre los individuos que hayan experimentado mayor quebranto, atendiendo en primer término a los más necesitados como dispone el artículo 3º del Real Decreto.
De orden de S.M. lo comunico a V.E. para su conocimiento, en el concepto de que con esta fecha se hacen las prevenciones convenientes a la Dirección General del Tesoro para que inmediatamente tenga lugar la entrega de los 3.000.000 referidos en la forma que disponga ese Ministerio.
Dios guarde a V.E. muchos años.
Madrid, a 4 de Junio de 1853. – Manuel Bermúdez de Castro – Sr. Ministro de la Gobernación”
Como con ocasión del Real Decreto de 18 de Abril, no se hizo extensivo el auxilio a la Provincia de Pontevedra, ni a la de Oviedo limítrofe con la de Lugo donde la situación era más angustiosa, se dictó la Real Orden de 10 de Junio de 1853, según aconsejó a Isabel II el Presidente del Consejo de Ministros en la siguiente propuesta de Decreto:
“Sra. el estado de angustia a que ha llegado alguna de las provincias de la Monarquía no puede menos que preocupar el ánimo del Gobierno. Sus esfuerzos y los esfuerzos individuales aunque de consideración no escasa, no han alcanzado hasta el presente a procurar a aquellas desventuradas comarcas, todo el alivio de una Reina magnánima y un pueblo generoso deben esperar sus infelices moradores, los cuales siguen tendiendo en el resto de la Península los extenuados brazos en demanda de socorro; y vuestros Consejeros responsables que sobre sentirse obligados por el más sagrado e imperioso de todos los deberes a responder a este llamamiento supremo, cuentan además con la íntima convicción de que al hacerlo se constituyen en felices intérpretes de las nobles aspiraciones de vuestro ánimo augusto y compasivo, van a elevar de nuevo a la soberana consideración de V.M. la propuesta de algunas medidas generales, encaminadas al santo objeto de socorrer la miseria y desamparo de los desvalidos de Galicia y demás puntos donde se siente los rigores del hambre sin perjuicio de las adoptadas ya o que se adopten parcialmente por algunos Ministerios en cumplimiento y con arreglo a las bases de conducta sentadas antes por el Consejo.
No hace mucho tiempo V.M. se dignó disponer que el Tesoro público anticipase con calidad de reintegro 3.000.000 de reales a las provincias de Orense, Lugo y Coruña. Por decreto de esta fecha extiende V.M. el mismo beneficio a la provincia de Pontevedra concediéndole 1.000.000 de reales y a la de Oviedo 300.000 que ha solicitado para acudir al socorro de los concejos situados en la parte occidental de su territorio.
Hasta aquí Señora, el Tesoro no ha hecho otra cosa que anticipos reintegrables, en un tiempo más o menos breve, según fuere la duración del triste periodo que atraviesan los pueblos afligidos por la calamidad. Pero esto no basta: cuando el mal va adquiriendo de día en día dolorosas proporciones, preciso es hacer un esfuerzo más y acudir entre las muchas necesidades que rodean a la Administración, a la que exige remedios más prontos y eficaces.
El Ministerio Señora, propone por lo tanto a V.M. que se conceda a dichas provincias, como donativo voluntario la suma de 4.000.000 de reales. El Gobierno y las Juntas locales que al efecto se organicen determinarán el uso que deba hacerse de esta suma, ya comprando granos y semillas para la siembra, a fin de impedir que el mal adquiera mayor incremento; ya en auxilios individuales, ya por fin de obras públicas extraordinarias.
Al efecto pueden ponerse a disposición del Ministerio de la Gobernación 3.000.000 de reales para las cuatro provincias de Galicia en donde la necesidad es mayor y más apremiante, reservándose el Gobierno la cantidad sobrante para acudir en su caso ya a las mismas provincias ya a las limítrofes, si como es de temer, se aumentase la escasez que empieza a sentirse en algunas y muy particularmente en Asturias.
De este modo con las demás disposiciones adoptadas por vuestro Consejo de Ministros, de las cuales unas se han llevado ya a cabo y otras se propondrán por los Ministerios respectivos a la aprobación de V.M. y viendo el auxilio de tan grave mal, la cooperación activa y espontánea que se ha solicitado a las demás provincias del Reino, ya que no se atajan del todo los progresos de la miseria, se habrá conseguido al menos disminuirlos y dulcificarlos por cuantos medios están a los limitados alcances del hombre.
En virtud de tan graves consideraciones y a reserva de reclamar oportunamente a las Cortes la aprobación correspondiente, el Consejo de Ministros tiene la honra de someter a V.M. el adjunto proyecto de Decreto.
Aranjuez 10 de Junio de 1853 – Señora – A.L.R.P. de V.M:
El Presidente del Consejo de Ministros Francisco Lersundi”
“Real Decreto
En consideración a lo que me ha expuesto el Consejo de Ministros vengo a decretar lo siguiente:
Artículo 1º. Se abre un crédito extraordinario de 4.000.000 de reales para socorrer la miseria que aflige a algunas provincias del Reino.
Artículo 2º. De esta cantidad se pondrán desde luego a disposición del Ministerio de la Gobernación 3.000.000 de reales con destino a las cuatro provincias de Galicia y el 1.000.000 de reales restante se reservará para atender las necesidades de las mismas provincias o de cualquier otra de las limítrofes donde se reconozcan la urgencia de prestar auxilio.
Artículo 3º. El Ministerio de la Gobernación determinará, de acuerdo con las Autoridades y Juntas locales que se formen, la manera de distribuir este donativo, y el objeto u objetos en que hubiere de invertirse.
Artículo 4º. El Gobierno dará cuenta a las Cortes en la próxima legislatura de las disposiciones del presente decreto para su aprobación.
Dado en Aranjuez a 10 de Junio de 1853. Está rubricado de la Real mano – El Presidente del Consejo de Ministros – Francisco Lersundi”.
Como complemento de lo acordado en ese Real Decreto, se acordó también las medidas recogidas en las siguientes Reales Ordenes y Decretos:
Real Orden de 10 de Junio de 1853. Eximiendo de derechos de aduanas a los granos y semillas que se destinen para siembra y consumo de las provincias de Galicia y de derechos de puerto a los buques que las conduzcan.
Real Decreto de 10 de Junio de 1853. Mandado a través del Tesoro Público a las Provincias de Pontevedra y Oviedo 1.300.000 reales en calidad de reintegro.
Real Orden de 11 de Junio de 1853. Acordando cantidades extraordinarias para obras públicas en Galicia.
Real Orden de 13 de Junio de 1853. Duplicando los fondos consignados para la carretera de Santiago a Lugo y Orense.
Real Decreto de 14 de Julio de 1853. Reglas para la ejecución del Real decreto de 10 de Junio sobre exención de derecho de aduanas de semillas para Galicia.
Real Orden de 23 de Agosto. Ordenando se promueva la construcción de caminos y puertos en la provincia de Pontevedra.
La Poetisa Rosalía de Castro, en su obra Cantares Gallegos IV “A gaita galega” nº 29 publicada el 17 de Mayo de 1863 en Vigo por su esposo Manuel Murguía, recordaba el sufrimiento de Galicia en el poema del que recogemos estos versos:
“Pobre Galicia no debes
llamarte nunca española
que España de ti se olvida
cuando eres ai ¡tan hermosa…!
Galicia tu no tienes patria
tu vives en el mundo sola”
También en ese año de 1853, Urbano Feyjóo Sotomayor (Viana del Bollo, Orense 1813 – 28 de Agosto 1898) publicó en La Habana una Memoria titulada:
“Isla de Cuba, inmigración de trabajadores españoles”, Memoria que fue reimpresa y adicionada en el año 1855 en la Imprenta de Julián Peña, Cava Alta, 44, Madrid.
En la Memoria después de una breve introducción, recoge una súplica dirigida al Gobernador Capitán General de la Isla de Cuba, Valentín Canedo Miranda (1706-1857) de la que extraemos los siguientes párrafos:
“Excmo. Sr. Gobernador y Capitán General de la Isla de Cuba – D. Urbano Feyjóo Sotomayor a V.E. con el debido respeto expone: La Comisión Central de Socorro para Galicia, en la cual debo a V.E. la honra de ser Vocal, concibió el filantrópico pensamiento que V.E. se dignó amparar de abrir a los gallegos para venir a esta Isla a utilizar su trabajo”.
“… creo también que ante el superior criterio de V.E. importa no poco en la cuestión presente las consideraciones de que proponiéndose prescindir de extranjeros y varias castas que no han jurado lealtad a España y dotar a este país de brazos de la península que son a su patria siempre fiables, cabe que V.E. tema llegar a ver en ésta, sin empleo quizás a los honrados hijos de labradores españoles, verlos ciegamente a la merced de su suerte morir unos entre enfermedades de aclimatación y objeto de compasión, otros optar a todo partido, y en posición todos siempre incierta, sin esperanza de volver a su querida patria, prestarse al abuso de especuladores y morir la mayor parte fatigados en pos de una fortuna siempre fugitiva. Seguro estoy de que V.E. en su calidad de noble español, ve como un más intolerable este sistema que inmola así la sangre preciosa de nuestra patria. Tuve la distinguida honra de oír de los labios de V.E. reflexiones de elevada virtud, a este respecto y a ellas son las que estimularon mi presente trabajo.
Tales son Sr. Excmo. Las consideraciones que en mi ánimo se reúnen para meditar, siguiendo la indicación de V.E. un plan de inmigración que produzca los siguientes resultados:
Pronta salida de los trabajadores gallegos y proporcionarla además a todos los sobrantes de España.
Importación de aquellos en esta isla hasta satisfacer las exigencias de su agricultura.
Obtener todas las ventajas que el Gobierno espera aquí de la colonización sin tropezar con alguno de sus inconvenientes.
Conseguir este gran resultado por la acción del interés particular, sin detraer en nada los fondos públicos ni la atención del Gobierno.
Doscientos mil gallegos que emigran todos los años a Portugal y provincias meridionales y del centro de España en solicitud de trabajo, sin contar las emigraciones también considerables que de Asturias y más provincias del norte tiene lugar, son materia a propósito para surtir de brazos baratos esta isla y a nuestro Gobierno de gente leal…”
“…Con ánimo de dar estos resultados Excmo. Sr. tengo la honra de someter a la clara ilustración de V.E. las bases en que estriba la utilidad de mi proyecto para motivar mi súplica y son las siguientes:
Se formará una Sociedad Patriótica-Mercantil bajo el patronato de V.E. con fondo de 100.000 pesos por ahora, y con el objeto de proporcionar a todos los trabajadores peninsulares, cuanto sea necesario para trasladarse a esta isla contratados para trabajar.
La Compañía se obliga a pagar allá y en el tránsito cuanto sea conducente al objeto, cuidado y bienestar relativo y seguridad de los pasajeros.
Entregar además a cada inscrito al tiempo de embarcarse, dos camisas, un pantalón y blusa a propósito de este clima, un sombrero de paja y un par de zapatos.
Tendrá por su cuenta y a su costa en los locales convenientes y destinados para la aclimatación a todos los inmigrados en ésta por tiempo de tres meses y dotación de médicos y más auxilios.
Pasados los tres meses se obliga la Compañía a buscar trabajo a cada uno y en caso negado, es de su cargo el abonar al interesado desde aquel plazo cumplido, el sueldo convenido por el tiempo de la contrata, cuyo tiempo no podrá exceder de cinco años ni el sueldo podrá bajar de cinco pesos (1 peso = 20 reales) al mes. El Tiempo de aclimatación se prolongará para los enfermos.
Es cargo de la Compañía con facultad de traspasarlos a los concesionarios de contratas, que el trabajador se le alimente bien, se le suministre cada año, dos vestuarios completos con calzado fuerte y sombrero y se le den además tres pares de alpargatas repartidas en Diciembre, Febrero y Abril. Los domingos, las noches desde las ocho a las cuatro de la mañana y tres horas durante el rigor del día serán tiempo consagrado al descanso.
La Compañía tendrá obligación de recibir de los inmigrados que así lo soliciten, la parte de sus salarios que quieran dedicar a fondo de reserva en cualquier cantidad que sea, y llevando la cuenta de estos ahorros, con interés compuesto capitalizado de seis en seis meses, proporcionará a los trabajadores un considerable aumento a su pequeño haber.
La Compañía queda solidariamente obligada al cumplimiento de las obligaciones que acepte el hacendado respecto del trabajador y es de su derecho y su deber el vigilar que se cumplan, con este objeto ejercerá sin perdonar gastos una sindicatura activa por medio de un funcionario que al efecto nombrará bajo la aprobación de V.E.
Pasados los cinco años de la contrata, la Compañía queda obligada a trasladar por su cuenta y a su costa todos los inmigrados que deseen volver a su país, no pudiendo demorarles en ésta más de dos meses después de manifestar su voluntad y procurando evitar toda demora aunque sean días.
La Compañía para sostener sus compromisos ante V.E. y hacer frente a los riesgos de enfermedades, defunciones y falta de demanda, podrá exigir de los subcontratistas el reembolso proporcional, pero queda establecido en favor de los hacendados que nunca se exigirá de éstos por las robustos y fieles trabajadores españoles, una suma de tanta extensión como la que actualmente se exige por los trabajadores chinos, gente de dudoso provecho. Esta Compañía no podrá exigir ni aún la cantidad escriturada respecto de aquellos, habiendo de ser siempre la que fije menor de ciento veinte y cinco pesos que a los chinos corresponde…”
“… Libre el hacendado de sacrificar uno o dos años para enseñar algunas palabras de mando a un asiático de mala índole, comenzando desde el primer día de disponer de un hombre inteligente, fuerte y obediente cuyo trabajo debe ser en todos los conceptos superior al del negro de primer orden…”
“Por último Sr. Excmo. las pobres familias del norte de España acostumbrados a ver venir a sus hijos de vuelta de Portugal y las Castillas, ricos con la suma de una docena de pesos que envueltos en sudor y polvo con inmenso trabajo merecieron, cuando observen que de más digna manera lleguen de las Antillas contando quizás hasta centenares de pesos…”
“Cuando, pues, el exponente por tales razones, y con el fin de que se indica, sumisamente a V.E. suplica se digne concederle un privilegio exclusivo por quince años para la introducción de trabajadores españoles contratados en los términos arriba expresados y formar para el ejercicio de dicho privilegio una Compañía mercantil sobre las bases en el cuerpo de esta exposición anotadas, debiendo el suplicante presentar a V.E. para su aprobación la escritura social y reglamentos a que a tenor de la superior resolución de V.E. sobre esta súplica deban establecerse.

Urbano Feyjóo Sotomayor.
Galería Representantes del Pueblo 1854.
Dios guarde a V.E. muchos años. Habana, 15 de Junio de 1853 – Urbano Feyjóo Sotomayor.
En una nueva súplica de fecha 15 de Julio de 1853, le reitera al Gobernador Capitán General de la Isla de Cuba el permiso solicitado en exclusiva por tres series de contratos, mejorando las condiciones expuestas en la súplica del mes anterior; de la nueva súplica recogemos los siguientes párrafos:
“Si abaratando aquí la mano de obra podemos llegar a suplir el deseado aumento de la mano esclava, librando a V.E. y al Supremo Gobierno de enojosas cuestiones…”
“Otras bastardas especulaciones han tenido lugar anteriormente en Galicia y en Asturias, mediante las cuales por solo el coste de cincuenta pesos hallaba pasaje para esta isla el pobre emigrado. Estas operaciones concebidas en el afán de lucrar, sin participación ni conocimiento de nuestro protector Gobierno…” “han sido un fruto indigno de la avidez mercantil”
“Se aumentó una prenda al vestuario que es una camisa más de lo propuesto a V.E. anteriormente y recibirá cada trabajador seis en cada año en lugar de cuatro”
“Se duplicó el capital con el que empezará a operar la empresa, y V.E. reconocerá bien pronto que pensando en hacer anticipos en las provincias de Galicia para hacer sentir el beneficio en este año de miseria, se extingue muy pronto aquella suma y es por lo mismo necesario mi compromiso que establezco de solicitar y prestar más fondos según vayan siendo necesarios al proyecto. Para asegurar un recurso más a Galicia nos hacemos cargo de tomar en aquel país los materiales de equipo, y además, Excmo. Sr. para prevenir que en lo sucesivo la provisión anual de vestuario se ejecute en calidad conveniente, la Compañía cuidará de hacer venir siempre de dicho país, al menos las telas ordinarias de hilo que tan a propósito son por su mucha resistencia y baratura…”
“…Considerando todo lo dicho a V.E. el exponente suplica se digne admitir como parte suplementaria o adicional de su pendiente respetuosa súplica sobre inmigración de condiciones que aceptadas tiene el honor de presentar el Suplicante. – Habana, 15 de Julio de 1853 – Excmo. Sr. Urbano Feyjóo Sotomayor”.
Con esta súplica, adjuntó el “Pliego de condiciones bajo las cuales se organizará la Compañía Patriótica Mercantil” que se compone de 19 artículos en los que se recogen las condiciones ofertadas en las anteriores suplicas de cuyo cumplimiento Urbano Feyjóo se hace responsable con su persona y bienes, fijando un capital social de 200.000 pesos comprometiéndose igualmente a que la Compañía jamás hará segunda contrata con los hacendados, que serán los encargados de pagar los sueldos convenidos quedando la Compañía obligada solidariamente al cumplimiento de las obligaciones que acepte el hacendado.
Después de lo expuesto, se pasó en dicho Pliego de condiciones, directamente a la descripción de la Memoria con la que trata de justificar su proyecto, de ella recogemos diferentes párrafos de sus capítulos:
“LA TRATA
La esclavitud, vieja institución en el mundo, condición repugnante, pero natural acaso en la especie humana, a esta sigue siempre en una u otra forma donde quiera que hay fuertes y débiles. Aristóteles nos designó el esclavo por naturaleza, y el tiempo se encargó de mostrarnos que la simple naturaleza no rechaza la esclavitud, como el homicidio; por más que profundos teóricos publicistas equiparen a la muerte la servidumbre. Maravilloso es a este precepto el ver a un sabio economista (Rosi) ocupado en probar, que el trabajo como fuerza productora se desnaturaliza si parte de mano esclava, como si esclava no fuese casi siempre la mano del menesteroso…” “…. y mientras que en Manchester o Glasgow un pueblo descalzo corre pisando el carámbano de las calles a sepultarse en las sentinas de una fábrica de estampados, allí como lo he visto, alcanza una infeliz muchacha por el estipendio de tres chelines o un peso un empleo, que conocidamente a todos mata en menos de tres años; mientras que este mísero pueblo rebulle en esas cavernas de humedad y vapores infectos, esclavo del fabricante su señor, al cual entrega su persona y recibe un chelín, se levanta un alarido contra nosotros porque sin esbozo y por la ley regulada tenemos en buen orden nuestra servidumbre…”
“Prohibida está la Trata, y si ni alcanzamos a ver la alta razón de esta medida, seguros debemos estar de que en la balanza de nuestra conveniencia, está aquella bien pensada, por quien más que nosotros ve y sabe más que nosotros de nuestro provecho mismo”
“Inconvenientes de política exterior
Enojoso es sin duda para un patricio el tener que considerar en algo la voluntad extrajera, cuando de nuestro gobierno interior se trata, pero como en esta materia es a todos conocido que de la libre voluntad de nuestro Soberano emana aquella consideración a que nos obliga un tratado, y a nuestro deber es otro, A fuer de buenos españoles nos pertenece aprender de memoria este precepto del gran Carlos III – “la verdadera política debe estar fundada sobre las máximas de la religión y de la rectitud natural propias de un Soberano de España”. Por otra parte cuando una civilización presuntuosa y altanera (la de Proudhon V.Y.) formuló su desenfreno anatemizando hasta la propiedad y la familia, no nos está bien el murmurar porque se nos prohíbe solamente la continuación de la Trata…”
“Inconvenientes de Política interior
Tema entre nosotros antiguo es el de si conviene o no recargar con más esclavos de África nuestra sociedad…” “…Cuando en el año cuarenta y cuatro un movimiento de negros inspirado de afuera, puso en evidencia el peligro a muerte de nuestras vidas y haciendas: después de que el genio enérgico y sabio que regía nuestros destinos, puso en salvo y elevó el país ¿qué opinión encontró nuestro Gobierno entre los nobles de la isla? Únicamente votaron (salvo una respetable excepción) contra toda otra introducción de negros.
Ya que, pues, tenemos la dicha de pertenecer a un Gobierno que piensa más por nosotros que por sí mismo, fuerza es imponer silencio a inexpertos glosadores y concluir que en orden de prudencia y justicia nuestra política interior rechaza la continuación de la Trata. Debemos tener muy presente que otra opinión sería la que consultase los intereses del Estado, o la llegada de negros como la venida de soldados que han de defendernos de aquellos”.
“Inconvenientes económicos
Negar no es posible que a la fuerza de los negros se debe el engrandecimiento de esta isla, y se reconoce en ellos por consiguiente el grande elemento económico de nuestro progreso industrial; eran empero diferentes de las actuales circunstancias en el que aquel movimiento recibió su grande impulso lo cual se patentiza con recordar que un negro costaba trescientos cincuenta pesos y una caja de azúcar valía de treinta pesos para arriba. Hoy si examinamos un poco detenidamente nuestra principal industria agrícola y en relación a ésta, la adquisición de negros, encontraremos el resultado más desanimador y por término nuestra ruina…”
“… aunque con un trabajo inferior el de los negros, aquellos sin duda económicamente son considerados más convenientes. No obstante esta circunstancia forzosa es renunciar a este recurso que en virtud de otras consideraciones queda anulado.
Primeramente resalta a la vista el inconveniente político de importar aquí una raza en cuyo nombre el soñador de trastornos suele invocar derechos”
“Los Chinos
Yo fui en la primera introducción verificado en el año 1847 el suscriptor de mayor número: en la segunda no tomé por haberse elevado el costo he podido en este tiempo formar mi opinión sobre esta gente y creo que por tesis general no conviene la introducción de asiáticos en la Isla, su índole o su educación, la constitución de nuestra sociedad, complicaciones de nuestra administración interior, consideraciones higiénicas y hasta el mismo cálculo económico rechazan la importación de estos trabajadores”.
“Se observa que aquí los chinos son soberbios, altaneros, dispuestos y prontos para la insurrección, sin que los arredre el asesinato, sin codicia sin vergüenza. Esto es lo que en mi casa he visto”.
“Es muy cierto que la presencia en una finca de considerable número de chinos debe tener al dueño en zozobra continua y aumenta los peligros”.
“Extranjeros
….Tampoco juzgo fácil importar trabajadores extranjeros; el precio y condiciones a que podrían obtenerse, juzgo que no convendrían; ofrecerían también un obstáculo a la administración interior, pero sobre todo a una bien entendida política rechaza este pensamiento sin necesidad de discusión…”
“Españoles
La colonización española, sin terreno para repartirles, sin hacerles propietarios es tan imposible como la extranjera, y así no ha lugar a pensar seriamente en ella. Si esta situación no existiese, también en este caso juzgo yo que no convendría a nuestra patria, el fijar aquí los excedentes de población del norte de España, ínterin se verían yermos los campos de Jerez o Extremadura…”
“Solamente una población transeúnte creo puede convenir a España y a la isla, y solamente a proporcionar esta gran ventaja aplicaré mi esfuerzo y mi poco poder.
Cuando en una comisión de beneficencia nació el pensamiento, cuyo origen honra el Sr. Nicolás López de Latorre, de proporcionar a los trabajadores gallegos medios de traslación a ésta como un subsidio en este año calamitoso, yo no pude menos de manifestar mi opinión contraria a la colonización, y teniendo yo en aquella época contratados trabajadores gallegos, con la condición de restituirlos a sus casas en tiempo determinado después de haber tenido la honra de oír reflexionar sobre esto con superior ilustración a S.E. pensé inmediatamente en generalizar este plan hasta satisfacer si es posible las necesidades de la isla….”
En conclusión, lo que pretendía Feyjóo Sotomayor, no era otra cosa que aprovecharse de la lamentable situación que padecía Galicia e importar mano de obra gallega más barata que la que ofrecían los esclavos negros, que empezaban a escasear como consecuencia de haber firmado España con Inglaterra los Tratados de 1815 y 1835 para perseguir el tráfico de esclavos, aunque prosiguió de contrabando, al ser ilegal el negocio, subió el precio de los negros, creándose grandes fortunas ante la pasividad de los diferentes Capitanes Generales.
La esclavitud fue abolida en España por Ley de 7 de Julio de 1837 y por ley de 4 de Julio de 1870 en Cuba y Puerto Rico.
En el artículo Primero de la última se proclamaba:
“Todos los hijos de madres esclavas que nazcan después de la publicación de esta ley son declarados libres”.
A título de ejemplo, desconociendo los salarios pagados en la Fábrica de Papel del Castro de Lousame, Fontán abonó a los peones por él comisionados para el levantamiento de la Carta Geométrica de Galicia a razón de 4 reales diarios y manutención, según recibo expedido en Bayo, Vimianzo el 18 de Diciembre de 1823, a nombre de Cipriano Pereira.
El 19 de Septiembre de 1853, al producirse la dimisión del Presidente del Gobierno Francisco Lersundi Hormaechea, en su sustitución la Reina Isabel II, mandó formar Gobierno al Progresista Moderado, Fundador del periódico El Heraldo, Luis Sartorius y Tapia, Conde de San Luis cuyo Ministerio cayó como consecuencia de la Revolución de 1854 también llamada Vicalvarada.
El proyecto de importación de mano de obra peninsular a la Isla de Cuba de Urbano Feyjóo Sotomayor nacido en la Junta de la Real casa de Beneficencia, dependiente de la Sociedad Económica de Amigos del País de la Habana quien se ocupaba de socorrer a los gallegos, una vez que fue aprobado por la Junta de Fomento de Agricultura y Comercio, en Acuerdo de 30 de Septiembre de 1853 y Junta de Autoridades de la Isla de Cuba en su reunión de 28 de Octubre de 1853. El Gobernador Capitán General en carta nº 541 de 6 de Junio de 1854 da cuenta de la organización de Juntas para hacer cuestaciones públicas para socorrer a las provincias de Galicia y anuncia la remisión de un proyecto para contratar colonos en ellas para la isla.
La Presidencia del Consejo de Ministros, Dirección General de Ultramar, abrió el correspondiente expediente titulado: “Cuba Gobernación 1857 Nº 85-6 Expediente de Urbano Feyjóo Sotomayor sobre inmigración de colonos gallegos en la Isla de Cuba.” (legajo 4649 Nº 84).
El día 13 de Octubre de 1853, se produjo el luctuoso suceso de la muerte del ex Ministro de Hacienda, Luis López Ballesteros en su casa de la Villa y Corte a causa de una hidropesía, se le funeró en la Parroquia de San Justo y fue enterrado en la Sacramental de San Miguel en el Cerro de las Ánimas.
Al mes siguiente, el 3 de Noviembre, falleció Juan Álvarez Mendizábal, fue enterrado en la Sacramental de San Nicolás, al sepelio asistieron diez mil personas, en él se pronunciaron diferentes discursos fúnebres, entre ellos destacamos el del Político y Geógrafo Pascual Madoz Ibáñez, en el que expresó la idea de crear un monumento que recogería los restos de Agustín Argüelles, José María Calatrava y Juan Álvarez Mendizábal.
Se formó una Comisión encabezada por Evaristo San Miguel y el mismo Pascual Madoz en la que entre otros figuraba José Rua Figueroa y el 9 de Noviembre se abrió una suscripción pública.
Domingo Fontán, al igual que San Miguel y Madoz aportaron 400 reales en el mes de Diciembre, depósito que efectuó en la casa del Diputado Matías Angulo sita en la Plazuela de Puerta Cerrada.

Mausoleo de Arguelles, Calatrava y Mendizábal
Pabellón de Hombres Ilustres de Madrid. Archivo F.D.F.
El monumento se concluyó en 1857 coronado por una estatua alegórica de la libertad: Al derribarse la Sacramental de San Nicolás. En 1912 el mausoleo fue trasladado al Panteón de Hombres Ilustres ubicado junto a la Basílica de Nuestra Señora de Atocha donde permanece en la actualidad.
Con posterioridad a él se trasladaron los restos mortales de Diego Muñoz Torrero (1761-1829) quien fue uno de los padres de la Constitución de 1812 y de los Presidentes del Gobierno Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862) y Salustiano Olozaga (1805-1873) que fueron exhumados de la referida Sacramental de San Nicolás.
El 21 de Diciembre de ese año de 1853, en su primera página, el periódico La Nación publicaba la lista de los señores suscriptores con el importe de sus respectivas aportaciones (recaudando desde el día 1 a 17) en el que aparece Fontán con la citada aportación de 400 reales.
Domingo Fontán en fecha indeterminada del mes de Diciembre de 1853, regresó a Galicia efectuando observaciones azimutales.
Los meses de Febrero, Marzo y Abril los pasó en Noya y en la Fábrica del Castro de San Juan de Lousame dedicado a efectuar observaciones astronómicas efectuadas con el teodolito, anteojo de pasos y un cronómetro, de ellos destacamos “el cálculo del azimut correspondiente a la digresión de la Polar, Fontán afirmaba al respecto:
“Resulta de estos cálculos que la variación de la latitud no altera el ángulo horario ni el azimut de la Polar. Este será conocido con una aproximación de 4’’ aunque no lo sea la latitud, si no con la de 2’’ no habiendo duda de que siempre se tiene esta aproximación. Resta pues observar que el ángulo que forma la Polar en su digresión con un objeto de posición conocida (Monte Culou) en la triangulación para que esta pueda orientarse”.
De la cotidianidad doméstica de Fontán son testimonio las siguientes cartas, la primera remitida desde la Fábrica del Castro a Noya y la segunda desde Noya a la Fábrica del Castro.
25 de Febrero de 1854.
“Mi estimado hermano: Mediante salgo por cuatro días te devuelvo la llave de la parte alta del aparador en donde tienes vino y puedes necesitarlo. Cuando esté aquel local desocupado de este artículo colocaré en él trapo por estar más a la mano y más a cubierto de incendios.
Nuestro sobrino Rosendo te entregará lo que te pertenezca del papel vendido desde el día 1 de Enero último.
Hasta mi regreso, siempre queda tuyo deseando complacerte tu hermano. Domingo Fontán.
P.D. Mediante va a pintarse hoy mismo un bastidor que fue forzoso hacer para la tina de arriba, mandarás la brocha, botella de aceite de linaza y el puchero en que se echa la pintura ya que todo se hallaba en la casa de Noya y dicen fue recogido para la que habitas”.
12 de Abril de 1854.
”Mi estimado hermano: He dispuesto que no se haga uso del molino contiguo a la fábrica por ser necesaria el agua para las ruedas rastreras, mediante ha de parar una de ellas, por lo menos, o el molino; y este último causa menos perjuicio sobre todo estando servible el molino de la Gandara. Lo pongo en tu conocimiento para que no se atribuya esto a otra causa, decidido como estoy a no dar lugar por mi parte que tengas la menor cosa de que quejarte de tu hermano. Domingo”.
Como los males nunca vienen solos, a la hambruna que padecía Galicia se sumó la epidemia del cólera morbo al desembarcar en Vigo el 19 de Noviembre de 1853 el vapor Isabel la Católica procedente del Puerto de la Habana, pero a pesar que su tripulación fue sometida a cuarentena en el lazareto de la Isla de San Simón, el cólera morbo se propagó primero por toda Galicia y luego por España. Las autoridades locales se mostraron temerosas de una crisis comercial y de un boicot a los productos gallegos, por lo que negando el origen del mal no se tomaron medidas sanitarias, achacando el origen de los síntomas del cólera a otras causas.
En Noya el elevado número de muertes obligó a efectuar los entierros sin ceremonia alguna. A la Coruña en Septiembre de 1854, llegó un barco procedente de Vigo que fue sometido a cuarentena en el fondeadero de la Palloza pero sus tripulantes eludieron la cuarentena y el cólera morbo se propagó por la ciudad causando más de 6.000 muertes de una población de 20.000 habitantes.
Una vez remitido el proyecto de Feyjóo Sotomayor no tuvo buena acogida en la Secretaría de Gobierno según “Nota” del Oficial Gabriel Enríquez de fecha 30 de Enero de 1854, que obra en el citado Expediente de la Presidencia del Consejo de Ministros, Dirección General de Ultramar.
El Oficial Enríquez afirmaba:
“Al poner al despacho este importante expediente, siente el que suscribe no estar conforme con la autoridad superior de la Isla de Cuba, pero por más respeto y consideración, que éstas le merezcan, faltaría a sus deberes si apoyara una medida que en su sentir es injusta e inconveniente.
La concesión de un privilegio como el que ha solicitado Don Urbano Feyjóo Sotomayor, es impuesta, porque por regla general, lo es siempre una gracia, que otorga a determinadas personas de un modo exclusivo lo que debe de ser un derecho de todos, y por cierto que no es fácil y por mejor decir posible que nadie encuentre fundamento para semejante concesión en las leyes que determinan los casos en que puede haber lugar a un privilegio. Contraviene también a la Justicia porque al intervenir en este negocio la mano poderosa del Gobierno, no lo hace en favor de la generalidad pobre y menesterosa, sino del acaudalado, que no contento con los medios de acción y aún en cierto modo de coacción moral, que sus riquezas le proporcionan de consumo con la miseria de aquellos, que son objeto de su especulación, invoca e implora el auxilio del poder para remachar la dura cadena, con que quiere sujetar al desvalido colono gallego.
Es por cierto, muy de notar en esta parte que al propio tiempo que Feyjóo Sotomayor afirma decididamente –con más o menos acierto- que “el trabajo de uno de los labradores peninsulares debe ser en todos los conceptos superior al de un negro de primer orden solamente estipula para él la retribución de cinco pesos mensuales. (100 reales), cuando es sabido que un negro arrendado produce a su dueño quince, veinte y más pesos al mes sin riesgo alguno por parte del propietario del esclavo viniendo a resultar que lo que se pretende valer más se paga menos. Así por fortuna, está de tal modo manifiesta la justicia en todas las cosas humanas que por más que se pretenda ocultarlas no puede conseguirse y el mismo que lo intenta, es el que le paga tributo y la hace brillar.
Es también inconveniente la concesión del privilegio por multitud de razones. Si se quiere solamente procurar un alivio a las provincias de Galicia es casi seguro que en vez de lograrlo se caerá de un mal en otro peor. El sumiso gallego apegado a su país hasta el punto de ser víctima de una cruel enfermedad, cuando se separa a muy poca distancia tendría que luchar y terminaría por sucumbir entre la fiebre, el cólera y la nostalgia más terrible aún que aquellos porque en vez de tener su origen en propio tiempo se desea proporcionar a la agricultura cubana los brazos que imperiosamente reclama el medio a que se apela, no dará tampoco fecundos resultados. No es como la experiencia lo ha demostrado y está demostrando, el trabajador europeo el que ha de poder soportar las durísimas faenas del cultivo de la caña bajo el sol de los trópicos, la naturaleza le ha negado las condiciones necesarias, y contra ella, lo que se intente será perdido. Llama verdaderamente la atención el hecho de que en las islas inglesas inmediatas a la de Cuba donde luchan con mayores inconvenientes agrícolas acaso que en esta no se ha utilizado la emigración irlandesa, la razón solo puede ser el haber comprendido que sería ineficaz y si la dura enérgica y cosmopolita raza anglo-céltica que en los bosques de los Estados Unidos ha proporcionado pioneros a la civilización, no se ha creído, porque no lo es capaz de tal empresa, absurda y por añadidura inhumana es creer que ha de salir vencedor en ella el humilde gallego a quien los obstáculos acobardan.
Además, el negociado conforme con la “Comisión de población blanca de la Junta de Fomento” no puede aceptar por inmoral un sistema de colonización en que se prescinde de las mujeres. Por otra parte, para proporcionar a la agricultura de Cuba, los brazos que necesita, se están adoptando medios, que como el de la introducción de colonos chinos es de esperar que sean más eficaces.
No teme afirmar el que suscribe que si se hiciera a Don Urbano Feyjóo Sotomayor la concesión que ha solicitado, antes de un año sería forzoso privarle de ella, dando ocasión a complicaciones y naturalmente a la indemnización que nace de un derecho reconocido.
Pero aún hay más, aquel interesado ha dicho que acometería la empresa con privilegio o sin él. No entrará el negociado en una discusión sutil acerca de cuál de sus palabras han sido oficiales y cuales han dejado de serlo, y cuales han salido de la pluma del especulador en su bufete y cuales han sido hijas de un momento de expansión de ánimo, en todo caso exceptuaría las últimas porque no se trata de discutir con sutileza y argucia sino de adoptar una medida de conveniencia pública, que se quiere vestir con los colores de la humanidad; el hecho será que el privilegio además de injusto y de inconveniente es innecesario, y esto vale tanto como decir que no hay consideración de ninguna especie que lo legitime.
El que suscribe debe manifestar que no por lo que deja dicho deba impedirse a los gallegos pobres el que pasen a la Isla de Cuba como a otra parte cualquiera, si lo conceptúan convenientemente a sus intereses; libres son y debe ser para hacerlo o la acción del Gobierno cumple quede limitada a procurar, no proporcionar los medios de que sean objeto de un tanto o más inmoral, porque lleva en si un abuso de confianza que el practicado en las costas de África. Aún más el Gobierno debe procurar ilustrar a aquellos desvalidos para evitar sean víctimas de una ilusión evocada por manejos que en su ingeniería no acierto a comprender.
En vista de lo que queda expuesto, el que suscribe cree debe negarse a Don Urbano Feyjóo Sotomayor el privilegio que ha solicitado, y dirigir una circular a los Gobernadores de las provincias de Galicia, con encargo de que la comuniquen a todos los ayuntamientos, manifestando lo que en la actualidad gana un negro arrendado en la Isla de Cuba, el estado sanitario de ésta y la clase de faenas agrícolas a que los emigrados han de estar dedicados. De este modo no podrán ellos pecar de ignorancia y los que vayan, si algunos se deciden a emprender ese viaje, obtener mayores ventajas.
V.M. sin embargo resolverá lo más justo y conveniente.
Madrid, 30 de Enero de 1854.
Enríquez”
Gabriel Enríquez Valdés (Vélez, Málaga 1824 – Madrid, 1890) fue un hombre dedicado a la administración pública, ocupó todos los cargos de la Dirección General de Ultramar desde Auxiliar en 1852, Auxiliar Mayor 1º en 1853, 7º Oficial en 1854, Jefe de Sección en 1857 y Subsecretario del Ministerio de Ultramar en 1863. También fue Director General de Obras Públicas, Industria y Comercio de 1885, además de Diputado a Cortes por Vélez, Málaga en la legislatura de 1857-1863, por Motril de 1879-1881 y por Santa Cruz de Tenerife en la de 1884-1885.
El 1 de Marzo de 1854 en la Villa y Corte falleció José María Moscoso de Altamira y Quiroga, Conde de Fontao, quien cuando ocupó el puesto de Secretario de Estado y del Despacho de lo Interior, el 1 de Diciembre de 1834, presentó a la Reina Gobernadora la Carta Geométrica de Galicia.
Una vez que regresó Fontán a Galicia, Ramón de la Sagra permanecería poco tiempo en Madrid al ser nombrado miembro del Consejo de Administración de la Sociedad Imperial de Agricultura de París y Central de Francia como así mismo Vicepresidente de la Academia Agrícola manufacturera y comercial del mismo reino según publicaron numerosos periódicos de la Corte (La Época 28 de Enero de 1854) por lo que marchó a París para ocupar dichos puestos desde donde remitió al Ministerio de Fomento el primer número del Precursor de la Exposición Universal de París de 1855 (El Clamor Público 15 de Marzo de 1854).
Urbano Feyjóo para obtener el pretendido privilegio de importar mano de obra gallega a Cuba en semiesclavitud durante 15 años, se desplazó a la Villa y Corte desde donde el 3 de Marzo de 1854, envió una súplica a la Reina Isabel II remitiéndole el proyecto y solicitando su autorización para llevarlo a buen fin:
“….Así mismo espera el suplicante que V.R.M. tenga a bien concederle el privilegio por quince años para ejecutar el proyecto a que se refiere, reservándose el Gobierno la facultad de cortar el curso de esta facultad en cualquier tiempo en que el suceso contraríe los fines solicitados…”
El Gobierno como consecuencia de la súplica de Urbano Feyjóo, decidió indirectamente concederle el privilegio por él interesado limitándolo a dos años, conservando el carácter de privilegio dado que en ese tiempo no se concedió permiso a ningún otro, ello se efectuó mediante la publicación del Real Decreto de 22 de Marzo de 1854, rubricado de Real mano y firmado por D. Luis José Sartorius, Presidente del Consejo de Ministros, por el que se aprueba el “Reglamento para la introducción y régimen de los colonos en la Isla de Cuba”. El Real Decreto está compuesto de 66 artículos, de ellos destacamos:
En el Artículo 1 se autoriza a los particulares a introducir por su cuenta en la Isla de Cuba colonos españoles, chinos o yucatecos por espacio de dos años sujetándose a lo establecido en el Reglamento, previo permiso del Gobierno que señala el artículo 2. Permiso éste que quedará condicionado a que se introduzca el número de mujeres que el Gobierno señale; artículo 3; el artículo 9, obliga a suscribir en él la contrata la siguiente cláusula “Yo N.M. me conformo con el salario estipulado, aunque se y me consta que es mucho mayor el que ganan los jornaleros libres y los esclavos en la Isla de Cuba (lo ganan para sus amos), porque esta diferencia la juzgo compensada con las otras ventajas que ha de proporcionarme mi patrono y son las que aparecen en el contrato. El artículo 13, faculta la cesión de los colonos a los hacendados bajo las condiciones que estimen convenientes siempre que éstas se obliguen a cumplir la contrata celebrada con dichos colonos; según el artículo 19, los colonos al firmar la contrata renuncian al ejercicio de todos los derechos civiles que no sean compatibles con el cumplimiento de las obligaciones contraídas; el artículo 24, señala que los colonos casados no podrán ser cedidos a ninguna persona que no adquiera al mismo tiempo al cónyuge y a los hijos menores de 12 años que tuviera. El artículo 27, declara: “los colonos que hayan celebrado sus contratas siendo menores de veinte años, tendrán derecho a rescindirlas cuando cumplan los veinticinco”. Según el artículo 34 “los colonos no podrán salir de la finca o establecimiento en que sirvieren sin permiso escrito de su patrono o su delegado, los que fueran encontrados sin ese documento deberán ser aprehendidos por la Autoridad y conducidos al punto donde salieron”. En los artículos 36 y 37, se fija el número de horas que los colonos trabajarán para sus patronos, los días no festivos limitándolas a doce con un máximo de quince siempre que compense este aumento con disminución análoga. Según el artículo 50, cuando se fugase algún colono de la finca o establecimiento el patrono dará parte a la Autoridad local a efectos de que lo busque y restituya pagando el patrono los gastos que ocasione su captura descontando al colono fugitivo la mitad del salario que devengue. El artículo 55, estipula: “Concluido el tiempo de la contrata, tendrán los colonos todos los derechos que respectivamente les correspondan según su origen como españoles o como extranjeros sin diferencia alguna entre ellos y los que nunca hayan sido colonos”.
En los siguientes artículos se señala el régimen disciplinario de los patronos donde se establecen arrestos de uno a diez días y pérdidas de salario por igual tiempo en el caso de reincidencia se podría agravar omitiéndose los castigos corporales, aunque se permite emplear la fuerza en caso de “insubordinación o resistencia a viva fuerza colectivamente”.
De conformidad con lo estipulado en el anterior Decreto ley el Gobierno de Luis Sartorius concedió a Urbano Feyjóo Sotomayor el permiso por él interesado, en exclusiva por tiempo indefinido con un mínimo de dos años.
El Periódico La Nación en su edición de Madrid de 17 de Marzo de 1854, afirmaba refiriéndose al Reglamento:
“El artículo 1 dice: Queda libre desde este día y por espacio de dos años la introducción de colones españoles, indios, yucatecos, etc. Este artículo es de lo más extraño que ha podido escribirse ¿Dejó acaso de ser allí libre la introducción de españoles? Pues si siempre ha sido libre ¿qué significa ese permiso?»
D.g.de V.
La petición de Feyjóo tuvo como respuesta la siguiente Real Orden:
Al Gobernador Capitán general de la Isla de Cuba. Madrid, 2 de Mayo de 1854.
E.S.: En vista de lo representado por Don Urbano Feyjóo Sotomayor en solicitud de que se le conceda una autorización exclusiva para llevar labradores gallegos a esa isla y del expediente que de la misma se instruyó acerca del particular S.M. La Reina se ha servido disponer lo siguiente: Primero. Le concede permiso al expresado Don Urbano Feyjóo Sotomayor para introducir colonos gallegos en la provincia del mando de V.E. con sujeción a las generales establecidas en el Real Decreto de 22 de Marzo último. Segundo. Atendidas las condiciones especiales de las expediciones, fijará V.E. el número de mujeres que haya de llevar el concesionario. Tercero. El presente permiso será suficiente para todas las que verifique durante el tiempo que marca el Real Decreto de 22 de Mayo. De orden de S.M. lo comunico a V.E. para su conocimiento y efectos correspondientes. Dios guarde a V.E. muchos años (Traslado al Sr. Ministro de Gobernación al de Gracia y Justicia y al de Marina).
Concedido el real permiso a Feyjóo Sotomayor, ya oficialmente, continuó efectuando expediciones de trabajadores gallegos.
Según se recoge en el expediente 7.572 de la Dirección General del Gobierno de Ultramar relativo a la inmigración de trabajadores peninsulares en la Isla de Cuba particularmente de las provincias de Galicia, las expediciones de la Compañía Patriótico-Mercantil de Urbano Feyjóo, fueron las siguientes:
El periódico progresista constitucional La Nación en su edición de Madrid del miércoles 5 de Abril de 1854, daba la noticia de la llegada de los trabajadores gallegos:
“Un corresponsal nuestro de La Habana con fecha 8 de Marzo nos comunica los siguientes pormenores:
TRABAJADORES GALLEGOS EN ULTRAMAR.
Considero a Vds. enterados del proyecto que sobre introducir en ésta jornaleros españoles. Lo concibió el señor Don Urbano Feyjóo Sotomayor “… en este supuesto paso a hablar a Vds. del arribo a este puerto de la primera expedición de aquellos que desembarcó en ésta y que forma un verdadero acontecimiento y ocupa agradecimiento el ánimo de la población.
Como a las once del día entró en la plaza de armas toda la expedición formada, marchando en orden de dos en fondo y dividida en partidas de 25 hombres cada una, con sus capataces al frente, y a la cabeza una bulliciosa música de su país compuesta de gaitas y redoblantes; la expedición la compone el primer tercio que hace cabeza en esta proyectada inmigración y consta según la organización que el autor les da de trescientos braceros, doce capataces, el la fe del tercio, un sacerdote y un médico, en todo 315 plazas. Todos vienen uniformados de una manera bien entendida y graciosa, con zapato fuerte, pantalón blanco, un saco-levita de color aplomado, sombrero de paja, un machete de artillero al cinto y un instrumento de labor al hombro, me pareció ver un cuerpo de zapadores aunque de forma nueva. Todas estas circunstancias de novedad, atrajeron a la plaza un gentío inmenso, y la buena presencia y compuesto de esta gente joven, de una robustez notable, y tan bien tratada, conmovió sin duda a todos los espectadores y abatió por el pronto todos los pensamientos contrarios al proyecto. Hemos comprendido a la vista de estos hermanos nuestros, que es efectivamente factible, que nuestros jornaleros lleguen a ser compañeros nuestros….”
“…Hoy sale este tercio para el interior de la isla, partido de Macagua: aquí tiene el señor Feyjóo Sotomayor extensos terrenos dedicados a recibir a los gallegos…”
El periódico La Nación, edición de Madrid nº 1839 del miércoles 17 de Mayo de 1854 apoyaba el proyecto de Urbano Feyjóo.
“A la idea, concebida por el Sr. Urbano Feyjóo Sotomayor de satisfacer con trabajadores gallegos, las exigencias de la agricultura cubana, se oponen ordinariamente estas tres objeciones:
Primera: Que se quiere despoblar Galicia, privándola de algunos miles de brazos para el campo.
Segunda: Que el lucro de la inmigración grande y fabuloso para los empresarios contratistas, será insignificante y nulo para los inmigrantes.
Y Tercera: Que estos infelices, seducidos con el cebo de una ganancia ilusoria, serán diezmados por un clima abrasador de América y por las enfermedades endémicas de aquellas insalubres regiones, si logran salir con bien de los peligros del mar.
Con la Memoria del señor Urbano Feyjóo en la mano vamos a contestar brevemente a cada una de estas tres objeciones.
La primera es la más infundada y la más obvia de todas. De Galicia emigra anualmente sobre doscientos mil hombres y esta cifra no aumenta ni disminuye porque se dirijan a la Isla de Cuba, así como en la actualidad se dirijan a las dos Castillas a las provincias meridionales y al vecino reino Portugués. Si es un mal esa emigración prohíbasela absolutamente, si no es un mal, desconocemos la razón que puede haber para condenarla cuando afluye a un país y mirarla con indiferencia, cuando afluye a otro. Permítase o no la importación de trabajadores gallegos en la Isla de Cuba siempre tendrá Galicia una emigración anual de doscientos mil hombres” “…En otros términos la traslación de gallegos a ultramar no será la causa sino el efecto de la emigración gallega…”
La segunda objeción es de más peso en apariencia, pero descansa sobre un raciocinio tan erróneo y tan fácil de refutar como la anterior. A prima vista parece un salario demasiado mezquino el de cinco pesos mensuales…” “…Pero debe tenerse muy en cuenta que ese jornal entra líquido en su bolsillo porque se le abonan todos los gastos…”
“…¿Hay en Galicia algún jornalero que pueda ahorrar que perciba siquiera en igual tiempo? ¿No es indudable que esos capitales de dos y trescientos llevados periódicamente a Galicia aliviaron la condición de numerosas familias? Es cierto que para cultivar los campos se necesitan brazos, pero lo es también que los brazos no bastan porque se necesita además capital…”
La tercera objeción es sin duda la más grave de todas.
Nosotros sabemos poco si los trabajadores gallegos podrán soportar los rigores del clima cubano…” “… lo que nos tranquiliza es que el sr. Feyjóo se compromete formal y solemnemente a adoptar las medidas posibles para conservar la salud de los emigrados…”
La emigración gallega fue uno de los temas más tratados en la obra poética de Rosalía de Castro en la que resalta la nostalgia, morriña o saudade (eterna discusión) que sufrían los emigrantes gallegos, desconozco si Rosalía conoció las actividades de la Sociedad Patriótica Mercantil de Urbano Feyjóo, que semiesclavizó a los gallegos que en Cuba fueron tratados peor que los negros, muriendo muchos de ellos como consecuencia del durísimo trabajo en un clima insufrible, víctima de las enfermedades endémicas a las que se añadió el cólera morbo.
Nos llama la atención el diferente criterio con que Rosalía juzgó la emigración a Cuba de sus paisanos y la emigración a Castilla que criticó con dureza extrema. Sirva de ejemplo de su obra Follas Novas, “Viudas de vivos, viudas de muertos”, escrito entre 1870-1871 y publicado en 1880:
“Galicia está pobre
y a la Habana me voy
adiós, adiós prendas
de mi corazón”.
“Este se va y aquel se va
y todos, todos se van
Galicia sin hombres se queda
que la puedan trabajar”.
Versos estos que contrastan con los recogidos en Cantares Gallegos, 28 “Castellanos de Castilla”, obra publicada en 1863
“Permita Dios, castellanos,
castellanos que aborrezco
que antes los gallegos
mueran que ir a pediros sustento”.
“Van pobres y regresan pobres
van sanos y regresan enfermos
que aunque ellos son como rosas
se les trata como negros”

Segador gallego
En mi opinión, salvo mejor criterio, la emigración a Cuba nada o poco tuvo que ver con la emigración ancestral de los temporeros o segadores gallegos a Portugal o a Castilla, quienes todos los años siguiendo el Sil y cruzando el Puerto de Foncebadón llegaban a Astorga y de allí a través de la Tierra de Campos se repartían por ambas Castillas, muchas veces dedicándose al menudeo bajaban al sur, lindado con Andalucía para ir subiendo a medida que maduraba el cereal. Esos gallegos eran hombres libres, salían de Galicia a las órdenes de un capataz o manejero que la mayoría de las veces antes de la partida tenía contratado el salario a destajo o a jornal. La tasa de jornales que ejercían los alcaldes que impedía la subida de los mismos, fue abolida por Real Provisión de 20 de Noviembre de 1767, por lo que, en su caso, tales contratas estaban sujetas a la ley de la oferta y la demanda.
Con frecuencia efectuaban el mismo itinerario que en años anteriores, donde se les esperaba con impaciencia ante el temor de que el pedrisco arruinase la cosecha o se descabezase la mies por el retraso en recogerla.
Los jornaleros gallegos compartieron la miseria de los campesinos minifundistas castellanos que malvivían con el cultivo del cereal dedicándose a sus labores la totalidad de los componentes de la familia, recurriendo a la ayuda mutua de amigos y vecinos.
La siega dependía de la meteorología y cuando esta era adversa, les obligaba a la inactividad, por ello, fueron mitad jornaleros mitad vagabundos, lo que ayudó a crear negativos estereotipos, a los que contribuyó su fonética al hablar castellano, surgiendo tópicos y prejuicios, risas y ácidas burlas que muchas veces determinó el uso del término gallego en forma peyorativa.
Según se recoge en el libro Los españoles pintados por sí mismos, Tomo II, Editor I. Boix, Madrid, calle Carretas, 1846, los braceros gallegos a su regreso a Galicia en el camino desde Astorga hasta alcanzar las orillas del Sil y del Burbia lo hacían casi a la carrera para no ser desvalijados.
“… el que enfermaba en el camino, es abandonado al objeto de la caridad ajena, lo único que hacen sus camaradas, es recogerle el dinero para entregárselo a su familia”.
El propio Domingo Fontán tuvo que hacer frente a estos tópicos en el Congreso de los Diputados cuando en la sesión del 6 de Enero de 1837, se discutía el dictamen de la Comisión de Legislación y Guerra: y en su intervención afirmaba:
“… un gallego, por ejemplo (risas), un gallego, señores y yo me honro mucho de serlo, ¿No son los gallegos en sexto de la Monarquía? ¿No cuentan nueve batallones de Milicias provinciales? ¿No contribuyeron con más de 12.000 hombres en la penúltima quinta? ¿No ofrecen gustosamente 6.000 en la presente? ¿No pagan fiel y puntualmente más de 50 millones al Tesoro Nacional?….” Así continuó Fontán su discurso, pero ya sin risas.
“Un gallego que perteneciente al cantón o partido de los Nogales si se le dijera…”
Nicolás Taboada Leal, en su descripción de la ciudad de Vigo, su ría y alrededores publicado en Santiago 1840, Imprenta de la Viuda e hijos de Campaner, nos da la siguiente noticia sobre la emigración de los gallegos:
“…Las provincias que la proporcionan son las de Pontevedra, Orense y Coruña; aquellas surten a Portugal y las Andalucía y éstas a las castillas; los primeros suelen permanecer ausentes cuatro a cinco años, empleándose en servicios domésticos y fuerza. Al cabo de dicho tiempo regresan a su país y algunos repiten la emigración tres o cuatro veces. Lo que se verifica anualmente hacia Portugal y Andalucía por el Puerto de Vigo en los vapores ingleses es de mil ochocientos a dos mil individuos, a los que hay que añadir los que se embarcan en los buques españoles, los que atraviesan el Miño y los que pasan a Portugal por la línea de tierra”. (El provecho que sacan según dice Taboada), “los gallegos que emigran a Portugal o Andalucía, puede regularse de 4 a 5 mil reales por individuo a lo que hay que añadir como valor de utilidad de su emigración los socorros que acostumbran suministrar a sus mujeres o a sus padres, mientras se hallan ausente y las prendas de que vuelven provistos, como capotas, paraguas y algún reloj y otras frioleras. A los que pasan a Madrid y otras grandes poblaciones de Castilla puede ajustárseles la misma cuenta, reduciendo a una onza de oro el beneficio de los que salen en cuadrilla a segar y cavar todos los años en dicha provincia”.
Completando los Jinetes del Apocalipsis en aquel desventurado año de 1854, al hambre y a la peste se le unió un tercero llamado guerra (A fame, peste et bello libera nos Domini).
Así el 28 de Junio de 1854, los Generales O’Donnell, Dulce, Ros de Olano y Messina se sublevaron contra el Gobierno de Luis Sartorius Conde de San Luis. El 30 de Junio en Vicálvaro (Madrid) donde se produce una batalla en la que las tropas del Gobierno no consiguen derrotar a los sublevados. La situación tuvo como solución el llamado “Manifiesto de Manzanares” de 7 de Julio de 1854 por el que a efectos de reconciliación los Moderados ofrecieron a los Progresistas un cambio de gobierno y la redacción de una nueva constitución más progresista que la de 1845, dicho manifiesto fue ratificado por Leopoldo O’Donnell Jorris (Santa Cruz de Tenerife 12 de Enero de 1809 – Biarritz 5 de Noviembre de 1867)
17 de Julio de 1854, el pueblo de Madrid, en una corrida de todos, lanza gritos contra el Gobierno, hace que la banda toque el himno de Riego, asaltan la cárcel del Saladero y el Ministerio de la Gobernación, estableciendo una Junta Central comunica Isabel II que solo se aceptaría un gobierno popular.

Quema de la casa de la Reina Madre María Cristina durante la Vicalvarada.
El día 18 de Julio de 1854, comenzó la lucha armada al tratar de sofocar la insurrección el Ejército y la Guardia Real. El Palacio de la Reina madre María Cristina y las casas de Luis Sartorius y la del banquero Marqués de Salamanca fueron incendiadas, los sublevados capturaron al Jefe de la Policía Francisco Chico a quien fusilan en la Plaza Mayor; Barcelona, Valencia, Valladolid, San Sebastián y Logroño se unieron al pronunciamiento sublevándose. Isabel II ante el cariz de los acontecimientos destituye a Sartorius de la presidencia del Consejo de Ministros, nombra en las siguientes cuarenta y ocho horas, cuatro nuevos ministerios, llamando el día 19 a Baldomero Espartero para formar gobierno. Éste acepta el puesto de Presidente del Consejo de Ministros el 28 de Julio y en contra de la opinión de Isabel II, nombró a Leopoldo O’Donnell para presidir el nuevo Gobierno comenzando el llamado “Bienio Progresista”. La Reina madre María Cristina, se exilió a Francia el 28 de Agosto.
Estos acontecimientos denominados la Revolución de 1854 o Vicalvarada que en cierta medida tuvieron como una de sus causas, la hambruna que después de asolar Galicia se extendió por muchos lugares de España debido a las malas cosechas y a los ineficaces medios de transporte y malas comunicaciones de la época que dificultaban el acceso a los mercados, crisis que se agudizó cuando el Gobierno autorizó la exportación de grano para atender las necesidades ocasionadas por la Guerra de Crimea, ello con independencia del cólera morbo que se extendió por toda España en el verano de 1854. Tales acontecimientos provocaron también desórdenes en Castilla para evitar tales exportaciones a través del puerto de Santander. En los primeros meses de 1856 proliferaron las revueltas por la carestía del pan asaltando y quemando graneros y fábricas de harina en las provincias de Valladolid y Palencia.
El Periódico de la Corte La Iberia, en su edición del 10 de Agosto de 1854 publicaba la noticia:
“También llegó de París el Sr. Don Ramón de la Sagra. Es de esperar que el actual gabinete atienda con preferencia las justas reclamaciones del Sr. La Sagra a quien los anteriores ministerios han desatendido completamente”.
En denunciar esa “desatención” de los Gobiernos de la Década Moderada (1844-1854) de la que fue víctima Ramón de la Sagra y que también sufrió Domingo Fontán a quien el Gobierno no solo cuestionó que la Carta Geométrica de Galicia estuviese sujeta a la ciencia de la Geodesia, sino que se incautó de su segunda edición de 1850 privándole de la propiedad de su obra, se encargó el Periódico La Nación Eco de la Revolución de Julio en su número del viernes 1 de Septiembre de 1854.
“Sabemos que nuestro amigo Don Ramón de la Sagra, víctima de tantos años de intrigas alevosas, que comprometieron su reputación y sus intereses, ha entablado una enérgica reclamación contras las arbitrariedades cometidas a la vasta obra que publica en París bajo el título Historia Política y Natural de la Isla de Cuba, justamente apreciada en Europa, donde es consultada y considerada como un monumento científico, honroso para España, apenas conocida en Madrid, y mucho menos en las provincias por efecto de la reserva y desdén de los pasados gabinetes que contrariaron de mil maneras al autor negándole y embarazándole los pagos del generoso subsidio concedido por el Gobierno en 1836.
El abandono ha llegado al punto que hace años no se distribuyen en los establecimientos científicos de Madrid muchas entregas que se recibieron de la mencionada obra, que ninguna de las provincias posee y hasta carece de ellas la Dirección de Ultramar, donde radica ahora el calumnioso expediente, lleno de notas reservadas y alevosas.
Existen centenares de paquetes o colecciones de preciosas láminas sin abrir ni cortar en el Archivo del Ministerio de Hacienda, un cajón también sin abrir desde el mes de Febrero y otro en la aduana que nadie va a sacar.
El Sr. de la Sagra se halla resuelto a denunciar todos los abusos cometidos y a reclamar enérgicamente y públicamente contra las injusticias, las falsedades y las calumnias que durante once años ha sufrido, demostrando la serie de amarguras y compromisos que le ha acarreado la publicación del resultado de inmensos estudios y exploraciones emprendidas espontánea y generosamente”.
Domingo Fontán por esas fechas permanecía en Santiago, por la carta que remite a su hermano Andrés que se encontraba en Noya el 1 de Octubre de 1854, conocemos cómo se vivía la epidemia del cólera morbo que llegó a paralizar la producción de la Fábrica de papel del Castro de Lousame.
“Mi querido hermano: Pongo en tu noticia aquí llegó el miércoles 27 del mes último, nuestro sobrino Rosendo a fin de tomar dinero para atender a los gastos de nuestra fábrica. Liquidadas cuentas con él y después de entregarle dos mil quinientos reales para los gastos que ocurrieron según él me lo indicó, me manifestó que había dejado este dinero en tu poder para el propio objeto y que él no se atrevía a regresar a la fábrica ni a dormir en ella, temeroso de que atacado del cólera se hallase sin botica sin médico y sin persona alguna que le cuidase. Habiendo notado que estaba muy afectado y lleno de temor procuré animarlo sin contrariar su resolución.
Ocurrió esto en la noche del miércoles al jueves y por la mañana cuando viera que se marchaba a casa de su madre, me dijo que volvía para la fábrica, le detuve por ser tarde y no habiendo venido un mozo con caballería según se decidió él ya a las dos de la tarde a marcharse con el tal mozo llamado Carvajal después de tomar una de caldo.
Se despidió en el mejor estado de salud y contaba con que no tuviese novedad en su viaje.
Pero recibió mi hijo Félix una carta de Andrés nuestro sobrino y hermano del Rosendo en que le dice que este al llegar a los Ángeles, se sintió atacado del cólera, y que encontrándose allí con vecinos de Portas que vinieran a la Romería de Santa Eufemia, se fue con ellos a casa de su madre pero se vio tan atacado del frío en sus extremidades que decidió irse a pie desde Puente Valga en lugar de hacerlo en mi caballito, que ni aun así recobrara el calor y que al llegar a casa de su hermano Manuel en Prada, después de echarle en cama y dársele friegas secas hasta desollarle la piel cargándosele de ropa y echándose encima su cuñada Rosa y otras personas para ver si entraba en calor, se lograra al fin que rompiese en sudar, en este estado llamado el facultativo, había prevenido que conservase el calor, guardase la más rigurosa dieta y no hiciese el menor exceso.
Así se guardó lleno de miedo y con mucha sed.
El después (ilegible) llevó consigo un directorio y medicinas ya desde aquí para prevenirse de un mal tan terrible y que tanto temiera.
Ahora lo que importa es que ahí cuides tu salud reducidos los trabajos de la fábrica a hacer papel para la Palloza que tiene pedidas 500 resmas sin haberme comprometido a hacérselas (ilegible). Y sin que haya contrata que a ello me obligue se trabaja en la tal elaboración mientras haya salud y cuidando ésta ante todas las cosas, se evite que se robe lo que haya existido en papel, trapo y más efectos. El inventariar de todo, prevenido por mi hace más de un mes a Rosendo con miramiento a los progresos del cólera no está hecho. Acaso esta omisión fue la causa de intentar su regreso a esa y no a casa de su madre, pero Dios dispuso otra cosa.
Esta carta te pone al corriente de todo. En Portas estarán los cuadernos del diario de la fábrica con la liquidación hecha y firmada en los mismos por mí, respecto a gastos o ingresos en cuadernos que llevo Rosendo sin soñar en la desgracia de que es víctima.
Consérvate bueno y dispón del cariño de tu hermano Domingo.
P.D. Tengo mis efectos en el baúl armario, y otras cajas cuyas llaves tiene así como la (….)”.
El nuevo Gobierno resultante de la Vicalvarada compuesto por las ramas conservadoras de los liberales Moderados y liberales Progresistas convocó elecciones que se celebraron el 4 de Octubre de 1854 que las ganaron las candidaturas del Gobierno llamado Unión Liberal donde se coalicionaron ambos partidos.
En esas elecciones participaron Domingo Fontán y Ramón de la Sagra, quien con ese motivo se desplazó a Galicia asistiendo el día 5 de Octubre junto con Fontán a la sesión del Claustro de la Universidad de Santiago para presentar a dos curatos que patrocinaba dicha Universidad.
El 7 de Octubre de 1854, Domingo desde Santiago escribe a su hermano Andrés que se encuentra en Noya.
“Mi querido Andrés: Estoy muy agradecido a la votación compacta con que fui muy honrado en Noya. No obstante esto, dudo y aún creo que no seré diputado ni tendré cabida en las segundas elecciones que habrá de haber en esta provincia.
En la de Pontevedra también se pensó en mí, creo que no habré sido elegido. En fin ya veremos.
El Sr. Lamas me escribió asegurándonos que aun cuando yo no le hubiera escrito, estaba acordado darme una votación compacta y que solo por las circunstancias extraordinarias de la anterior elección dejará entonces de servirme con sus amigos, le di las gracias en carta de esta fecha. Dáselas tú también al Sr. Rodríguez.
Con afectos de todos, dispón de tu hermano Domingo”.
El Periódico La Nación, edición de Madrid del viernes 15 de Octubre de 1854, en su página segunda, Crónica Electoral, se ocupaba del resultado de tales elecciones en Galicia:
“Colegio electoral de Noya.
Electores 649; id. Votaron 604; id. que dejaron de votar 45.
Don Domingo Fontán 604 votos, Don José Rua Figueroa 604, Don Antonio Romero Ortiz 604, Don Bernardino Malvar 602, Don Rafael Flórez 602, Don Daniel Carballo 602, Don José Vázquez Bugueiro 597, Don Juan Ferreira Caamaño 596, Don Tomás Acha 595, Don Manuel Fernández Payan 595, Don José María Suances 594, Don Vicente Alsina 312, Don Eduardo Ruiz Pons 238, Don Ramón de la Sagra 33”.
Ramón de la Sagra también consta en la votación del partido de Muros en el que hubo 119 votantes obteniendo 26 votos y los de Padrón donde obtuvo 129 votos y 820 en el distrito de Ordenes.
“Resumen de la votación del distrito de Manteles de Vedra, compuesto de los Ayuntamientos de Vedra y Boqueijón.
Número de electores:
Vedra 470
Boquejon 227
697
Candidatos que la obtuvieron Don José Rua Figueroa 687, Don Antonio Romero Ortiz 687, Don Rafael Flórez 687, Don Ramón de la Sagra 687, Don Eduardo Ruiz Pens 687, Don Bernardino Malvar 687, Don José María Suances 687, Don Leandro Pita 687, Don Domingo Fontán 687, Don José Aria Uria 639, Don Juan Ferreira Caamaño 439, Don Manuel Colemiro 328.
De modo que de los 697 electores, solo 10 dejaron de tomar parte”
Fontán no obtuvo el escaño pretendido, sin embargo Ramón de la Sagra también se presentó en las elecciones de Lugo encabezando una candidatura que propugnaba: Soberanía nacional, moralidad, economías, milicia nacional, saliendo elegido Diputado por esa Provincia.
Urbano Feyjóo Sotomayor participó en las elecciones siendo designado Diputado por Orense, puesto, que desempeñó desde Noviembre de 1854 a Septiembre de 1856, en 1872 también fue nombrado Diputado por Verín, Orense, de 1881 a 1884, lo fue por Matanzas, Cuba.
El 16 de Octubre de 1854, Domingo Fontán desde Santiago remite a Andrés la siguiente misiva:
“Mi querido Andrés: Siento que Rosendo (su sobrino) haya olvidado lo que tan repetidas veces te rescribí, que en el caso de tener que dejar la fábrica por miedo al cólera, tuviese todo dispuesto a fin de que se trabajase en ella para la Palloza, durante su ausencia no hubiese cumplido con un encargo que comprometí hacer aparte de los intereses que con esa dejasen se pierdan.
Hoy le escribí por el correo para saber su salud, pues nada contestó su hermano Andrés a lo que acerca de ello se le escribió hace algunos días; y le digo todo lo que ocurrió.
De todos modos buscaré mañana algún carretero que vaya por esas 153 resmas, por lo demás tu dispondrás lo que más nos convenga y respecto a red es preciso pagarla aunque sea a mayor precio que Labarta y Moreno pues la necesitamos para mezclarla con la pasta de papel de Palloza.
Tuyo sin más novedades. Domingo.”
En esa misiva Fontán se refiere a Tomás Labarta quien fue Farmacéutico de Noya y propietario de la Fábrica de Alvariza sita en Santa Cristina de Barro partido judicial de Noya y a Pedro Andrés Moreno propietario de la Fábrica de Maceriñas sita en San Justo de Toxos Outes.
Concluidas las elecciones el 8 de Noviembre de 1854 se inició en el Congreso de los Diputados la Legislatura constituyente de 1854-1856.
Ramón de la Sagra pronto comenzó a intervenir en los debates del Congreso de los Diputados. En la sesión del 30 de Noviembre de 1854, se discute una proposición para que una de las bases fundamentales del edificio político construido tras la Revolución de Julio conocida como la Vicalvarada, fuese el trono constitucional de Isabel II y su dinastía.
La Sagra, participó activamente en el debate apoyando y votando dicha proposición, pero sus palabras dieron lugar a las alusiones personales del Diputado líder de la Izquierda Democrática Republicana, José María Orense, por cierto Marqués de Albarde, quien en el Congreso alegaba:
“……yo me alegro de que el Sr. de la Sagra defienda lo que ha defendido, porque S.S. es un mal profeta, yo recuerdo sus escritos contra la propiedad, y sé que no ha existido ningún pueblo donde la propiedad no haya sido respetada…”
“…Se ha hablado de ideas disolventes y yo quería decir que de la última persona que esperaba este dicho es del Sr. Sagra, que se hizo de lo más socialista que hay.
Precisamente los principios de democracia son de diferente orden…”
La Sagra le replicó:
“El Sr. Orense me ha dirigido una alusión personal, que es una calumnia exactamente igual a los que ha dirigido el partido doctrinario contra mis escritos. Cuando el Sr. Orense encuentre en alguno de ellos en francés o en español, un ataque al principio de propiedad, le autorizo para que lo publique y me denuncie al público como embustero…”
El Diputado Orense aseveró:
“…. Voy a decir al Sr. La Sagra que en sus obras de la manera más clara y terminante ha adoptado las ideas de Proudhon, de que la propiedad territorial no puede existir y es preciso pase a manos del Estado…”
La Sagra le contesta:
“… Ni Proudhon ha sostenido más la enajenación de la propiedad territorial, ni yo tampoco he entrado en semejante orden o clase de ideas, he hablado de la construcción de la propiedad lo que es enteramente diverso e independiente al principio de propiedad….”
El diario de Madrid La Nación, en su número del sábado 9 de Diciembre de 1854 publicaba lo siguiente:
Nuestro apreciable amigo el Sr. de la Sagra nos ha remitido el siguiente comunicado que insertamos con el mayor gusto:
“Sr. Director de la Nación:
Mi estimado amigo: Algunos demócratas, que harían más bien al país y a sí mismos en hablar menos y estudiar más, descontentos con las opiniones que he emitido en la sesión del 30 del pasado, comienzan a serme hostiles.
El Sr. Orense, Marqués de Albaida, me atribuyó la doctrina (que refiere a Proudhon) de que la propiedad territorial debe pasar a manos del Estado, para cultivar mejor.
El periódico la Soberanía Nacional, afirma que yo he propuesto en Francia la abolición de la renta. No responderé hoy a estas acusaciones, esperando hacerlo cuando sean más numerosas más variadas y más contradictorias. Entretanto, creo oportuno advertir a los señores demócratas españoles que aun cuando no soy vengativo, ni por carácter ni por principios, puedo serles un fuerte adversario, porque además del arsenal inmenso de armas de que me hallo provisto, contra la democracia en general y su aplicación en España en particular, tengo en mi apoyo la razón y la mayoría de los españoles.
En cuanto a la inserción del citado periódico de que yo he sabido hacerme pagar de los gabinetes anteriores hasta mis más insignificantes tareas, siento que no haya sido verdad, pues más medrado me hallaría.
Desgraciadamente, exceptuando la misión a Londres en 1851, ninguno de mis numerosas y espontáneos servicios en favor del adelanto social de España, fui compensado ni agradecido.
Basta por hoy señor Director, pues no me privarán de ocasiones para extenderme en lo sucesivo los señores demócratas españoles con su doctrina y con su conducta.
Su atento servidor y amigo.
Ramón de la Sagra”.
El Diario La Nación edición de Madrid, en su número del 14 de Noviembre de 1854, daba la noticia de que el Capitán General de la Isla de Cuba José Gutiérrez de la Concha, suspendió la construcción de la línea de ferrocarril central de Cuba de la que Urbano Feyjóo era concesionario del tramo de Casilda a Trinidad.
“Nos dicen de La Habana que el Sr. Capitán General ha suspendido la construcción de la gran vía de hierro nombrada central, la misma que estaba puesta a cargo del Sr. D. Urbano Feyjóo Sotomayor con objeto de ofrecer trabajo a sus numerosos tercios de trabajadores gallegos.
Como dicha obra fue aplicada a proteger la entrada de brazos blancos, por lo cual tantas veces hemos abogado, no podemos dudar de que el Sr. General Concha habrá compensado con otro género de protección la que a su medida se suprime. Entre tanto también tenemos que a un paso atrás en la marcha de esa empresa que tanta protección necesita y merece haga abortar el pensamiento más fecundo y pueda gravemente afectar los intereses del empresario”.
Los periódicos El Clamor Público y La Época del 15 de Noviembre solo publicaron el primer párrafo.
El Clamor Público del 23 de Noviembre de 1854 anunciaba:
“La emigración gallega, suspendida como ha debido serlo el camino central, ha venido a crear dificultades que debieron haber prevenido los Señores Cañedo y Feyjóo, los infelices colonos se quejaron amargamente de su suerte y piden que se les destine a servir en los regimientos con tal que se les libre de la contrata”.
Valentín Cañedo Miranda, el 22 de Abril de 1852, fue nombrado Gobernador Capitán General de Cuba al cesar su predecesor José Gutiérrez de la Concha. Ocupó el cargo hasta el 23 de Diciembre de 1853 en que fue sustituido por Manuel Álvarez de Pazuela y Ceballos quien se mantuvo en el puesto hasta el 21 de Septiembre de 1854, en que José Gutiérrez de la Concha fue sustituido en su antiguo destino.
En la sesión de las Cortes de 12 de Diciembre de 1854, el Diputado Ramón de la Sagra interpeló a los señores Ministros de la Gobernación y de Fomento sobre si había en el Plan de Fomento alguna medida para paliar las necesidades de Galicia:
“Mi pregunta está reducida en saber si como excepción al plan de reformas que sin duda medita y formula para toda España el Gobierno de S.M. si como excepción, digo, se ocupa de algún trabajo preparatorio a favor de las desgraciadas provincias de Galicia, porque creo que esas provincias deben separarse del plan general de reforma, tanto por el estado excepcional de extrema miseria en que se encuentran…”
El Ministro contestó vagamente al Diputado La Sagra:
“…. El Gobierno no se olvida de esas provincias, y cuando se ocupe de esas reformas a que el Sr. Sagra se ha referido, puede estar seguro S.S. y pueden estarlo también los habitantes de Galicia de que el Gobierno de S.M. tomará en cuenta sus necesidades y las atenderá poniendo de su parte cuantos medios alcance para remediar esos males, que siente tanto como el que más”.

Ramón de la Sagra
Galería de Representantes del Pueblo 1854.
La Sagra replicó:
“No quedo enteramente satisfecho con la respuesta del Sr. Ministro, es urgente remediar los males de esas pobres provincias”
A lo que contestó el Ministro de Fomento:
“…No puedo comprometerme en nombre del Gobierno, a tomar disposición ninguna especial respecto a las provincias de Galicia, esto sin perjuicio de que los males fuesen tan perentorios, y la miseria agobiase tanto a esas provincias como en los años anteriores, ahora como entonces, el Gobierno y los particulares, acudirían por su parte a remediar las necesidades de ella, ya por medio de limosnas, ya por medio de obras emprendidas en las mismas provincias, con que puede darse ocupación a las clases menesterosas. Si el caso llegara, el Gobierno promete a S.S. que hará cuanto pueda, pero sin comprometerse a otra cosa en el sentido que pretende S.S.”
La Sagra manifestó:
“Yo no hablaba al Sr. Ministro de medidas de caridad, la caridad la ejerce el Gobierno y los particulares, las medidas para curar los males radicalmente son las que yo he solicitado…”
A lo que el Ministro de Fomento Sr. Luxan contestó:
“La cuestión que ha promovido el Sr. La Sagra es justísima por su índole y sus circunstancias. Pero debo declarar que gran parte de los males que sufren aquellas provincias, si no todos, según el conocimiento que de las mismas tengo, en las relaciones que guarda la división de la propiedad, con la propiedad misma….”
“…. y tengo entendido S.S. que esos males vienen muy de atrás y que consisten en la división de la propiedad y en la relación de la propiedad con los mismos señores de las tierras”.
El Ministro Francisco de Luxán concluía su intervención afirmando:
“Proponga S.S. un proyecto de ley que remedie esos males, y el Gobierno contribuirá por su parte a ello, como es su deseo”.
Ramón de la Sagra el 19 de Diciembre de 1854, presentó a las Cortes su Proyecto de Ley aumentando considerablemente la contribución que gravaba las herencias abintestato y colaterales:
Para determinar el incremento de la contribución propuesto por La Sagra, sirva como ejemplo, que en el artículo 3º de su proyecto aumentaba dicho gravamen en las herencias por testamento en favor de los ascendientes o descendientes en línea recta en lugar del 4% establecido, lo fijaba al 20% aumentando la cuota máxima en otros supuestos hasta el 60%.
En la sesión de las Cortes del domingo 24 de Diciembre de 1854, defendió su anteproyecto, pero pronto sus palabras empezaron a producir incomodidad entre los Diputados.
“… y rogaría a los Sres. Diputados que tuvieran la bondad de prestar un poco de atención, porque tal vez no tendré ocasión de manifestar las ideas que voy a apuntar. Señores, el aspecto social del nuevo impuesto no es nada menos que la reconstrucción de la propiedad territorial individual y la constitución de la propiedad territorial colectiva…” “De la división de la propiedad, producto de la de herencias, ha resultado lo que se llama en Francia y se puede llamar en España, la pulverización de la propiedad, han resultado propiedades tan pequeñas que no es posible cultivarlas, ha resultado un gravísimo mal de no poder aplicar al cultivo las reglas de la ciencia. Así señores tenemos muchas provincias de España como Galicia, Asturias etc. donde se hace imposible un buen cultivo, porque las propiedades son tan pequeñas que no hay medio de aplicar las leyes de rotación de cosechas, ni la formación de estiércoles ni prados artificiales”.
El discurso de la Sagra fue interrumpido con los gritos de un Diputado: “Basta, basta…” éste le replicó.
“Admito la indicación pero quede consignado que he oído la voz de basta, es una cuestión cuya importancia se conocerá leyendo el Diario de Sesiones.
El Ministro de Gracia y Justicia Joaquín Aguirre seguidamente tomó la palabra:
“Señores la proposición que se acaba de presentar es tan grave y de tal importancia, que parece imposible que se quiera resolver de esta manera, cuando en el concepto económico, afecta grandes intereses sociales, grandes intereses de derecho privado. El Sr. de la Sagra nos ha hablado de propiedad colectiva y cuando se trata de intereses privados de constituir el derecho de propiedad, no creo que puedan las Cortes resolver sobre tan grave materia por medio de una proposición económica, que no es otra cosa que la que ha presentado el Sr. Sagra, proposición que si se admitiese, me atrevo a decir que sería el trastorno de la propiedad de España”.
La Sagra replicó a los intervinientes concluyendo su intervención:
“… Siento no haber podido desenvolver mis pensamientos para probar al Sr. Ministro de Gracia y Justicia que lejos de introducir un trastorno en la propiedad, la proposición va encaminada a reconstruir la propiedad particular sobre bases sólidas, y construir la del Estado sobre bases indestructibles y de porvenir; pero supuesto que no tiene una acogida favorable, no tengo inconveniente en retirarla”.
El Clamor Público en la página 1 de su número correspondiente al 25 de Diciembre de 1854 recogía el parte remitido por su corresponsal:
“Habana 12 de Noviembre.
En mi anterior indiqué a Vds. que se habían suspendido los trabajos del ferrocarril central y anulado la concesión hecha al Sr. Feyjóo de Sotomayor para la construcción de dos leguas del mismo camino, por lo cual antes de emprender la obra había recibido la pequeña suma de dos millones ochocientos mil reales de vellón.
Las razones en que se funda la declaración de nulidad son tan obvias, que están al alcance de todos y tan poderosas que no admiten contestación. La falta de los trabajos preparatorios para emprender la construcción, la de facultades de la Junta de Fomento para hacer concesiones a particulares sin previa subasta, y la de la real aprobación para disponer de una cantidad tan considerable cuando no se halla comprometida en los presupuestos han sido las bases principales en las que ha fundado el Gobierno su disposición…”
“…No ha sucedido otro tanto con las medidas que como consecuencia de aquella ha adoptado casi al mismo tiempo el Gobierno. A la construcción de las dos leguas del camino había destinado el Sr. Feyjóo quinientos de los desgraciados que trajo a la isla para cederlos a los dueños de ingenieros por 119 pesos cada uno, que puestos aquí y mantenidos tres meses no le cuestan 68. Imposibilitado por el buen juicio del país, que rechazó la especulación, se vio obligado a otros trabajos.
Como los gallegos se quedaban sin ocupación lucrativa para el contratista, el Gobierno con poco acierto a mi ver, resolvió adquirir del Sr. Feyjóo las contratas de aquellos abonándole al Sr. Feyjóo 112 pesos por cada uno y haciéndose cargo de las demás obligaciones. Hecho con poco acierto, porque de esta suerte el Gobierno no solo secunda y favorece las ideas del Sr. Feyjóo, prohibiendo una especulación de mala índole, sino que incurre también en el contraprincipio de disponer de más de un millón de reales sin la aprobación del Gobierno supremo, sin que se halle en los presupuestos de la Junta de Fomento y que hace más difícil la rescisión del leonino contrato que esclaviza a los infelices gallegos.
El Gobierno dirá que no ha podido mirar con indiferencia la ruina del empresario, ni que, si esta se verificaba, quedasen los 500 gallegos abandonados a sí mismos, pero semejante razón es inadmisible. El Sr. Feyjóo cuando acometió la especulación con la miseria de sus paisanos, no vio más que utilidades que su imaginación le presentaba: si estos se desvanecieron y el Gobierno obliga a los gallegos a cumplir la contrata, debió hacer también que el Sr. Feyjóo la cumpliera por su parte hasta donde alcanzaran sus medios pecuniarios, y en el caso de no ser éstos bastantes, a que declarase rescindidas la obligación por una y otra parte y los gallegos en libertad para trabajar por su cuenta. Y no se diga que entonces la suerte de los gallegos hubiera sido peor, pues libres estos de su contrata, encontrarían inmediatamente colocación ventajosa en la Isla, como la encuentran en el acto de llegar los numerosos cargamentos de asturianos y montañeses que vienen a nuestros puertos y aún los naturales de Canarias cuya inmigración tiene contratada la real Junta de Fomento de una manera útil a los mismos colonos…”
Lo expuesto evidencia la corrupta y desastrosa gestión de la Hacienda Cubana que Domingo Fontán denunció en la Sesión de las Cortes celebrada el 31 de Octubre de 1837, en el trámite de la discusión sobre la Memoria del Ministro de Hacienda:
“Todas las operaciones de Hacienda de la Isla de Cuba son misteriosas y ya es tiempo de que dejen de serlo; por lo mismo, invito al Sr. Ministro de Hacienda y le interpelo para que vengan los presupuestos de aquella Isla, y sepamos lo que tenemos allí, lo que se gasta y lo que nos sobra, y no veamos órdenes dadas y no cumplidas.
Sepa la Nación que si no hay Diputados por la Isla de Cuba, hay un Gobierno vigilante y tenemos comunicaciones exactas de lo que allí pasa. Yo veo que en el ramo de Hacienda en la Isla de Cuba es todo un enigma, que los intereses nacionales no están bien cuidados y que como dijo muy bien el Sr. Sancho, hay un monopolio que solo sirve para hacer la suerte de ciertos mandarines.
Señores, es preciso conocer que allí hay mucho enredo, porque vemos que todos quieren una comandancia o un empleo en Cuba o Puerto Rico ¿y por qué? Porque eso vale allí mucho, porque está mal administrada la Hacienda, porque siempre se ha mirado en España esa isla como un país donde ruedan los pesos duros, y es menester irse desengañando de que allí se ha de adquirir el dinero con el sudor del rostro como en todas partes.
El Gobierno cumplirá su deber haciendo respetar las órdenes que ha dado y haciendo que rijan las leyes en aquel país y no lo que se les antoje a ciertos mandarines.
En fin, he dicho bastante y no quiero extenderme más porque recetaría cosas que no serían agradables a algunos”.
Seguidamente tomó la palabra el Diputado Madoz al que replica Fontán:
“Yo digo al Sr. Madoz que desde el año 1834 se ha estado reclamando para que se presenten los presupuestos de la Isla de Cuba y se han pasado el 35, el 36, se pasa el 37 y aún se pasará el 57 y no habrán venido”.
La Nación, edición de Madrid, Eco de la revolución sábado 30 de Diciembre de 1854 publicaba la siguiente nota:
El Sr. Don Ramón de la Sagra nos ha remitido para su inserción la siguiente carta:
“Sr. Director de la Nación:
Mi estimado amigo: Hoy dirijo al Sr. redactor de la Época, las siguientes líneas que agradecería insertase Vd. en su apreciable periódico.
Sr. redactor de la Época:
Muy sr. mío: Con motivo del proyecto de ley, que tuve el honor de proponer a las Cortes en sesión del 24, dice V. en su número del 27.
“A nuestros ojos esta es la proposición más grave y más revolucionaria de cuantas se han presentado en nuestras Cortes y el Gobierno y la mayoría hicieron bien, no en no oír al orador, sino en mostrar la completa desaprobación de su medida radical y socialista”.
Creo sr. redactor, que aseveraciones y calificaciones de esta gravedad y transcendencia, impone a todo escritor que se estima el deber de demostrarlas, y esto es lo que tiene el honor de pedir a Vd. su atento servidor Q.B.S.M. Ramón de la Sagra”.
En la sesión de las Cortes del 8 de Enero de 1855:
Se leyó la proposición reclamando un urgente remedio ante los inhumanos abusos a que está dando lugar la Empresa de colonización de pobladores gallegos en la Isla de Cuba:
“Pido a las Cortes Constituyentes se sirva acordar que el Gobierno traiga para examen y efectos consiguientes el expediente de la contrata conforme a la cual se están haciendo dichas distribuciones. Palacio del Congreso. 8 de Enero de 1855:
Ramón de la Sagra, (Diputado por Lugo)
Alejandro Castro, (Diputado por Pontevedra)
Juan Diego Osorio, (Diputado por Lugo)
José Vázquez Bugeiro, (Diputado por La Coruña)
Policarpo Carrera, (Diputado por Lugo)
Tomás Acha, (Diputado por La Coruña)”
Entre los firmantes echamos de menos a algún compañero de Urbano Feyjóo Diputado por Orense.
De la Sagra en apoyo de la proposición dijo:
“Señores, la proposición que he tenido la honra de presentar a las Cortes apenas necesita apoyos. En los periódicos de estos últimos días, en las correspondencias de La Habana, y también en multitud de cartas de La Coruña, y otros puntos de Galicia se denuncian terribles abusos de una empresa de colonización de desgraciados gallegos para aquella isla. La contrata para esa colonización fue hecha en otro tiempo, no es de ahora. Las consecuencias de ella son muy tristes para los habitantes de Galicia; para la moralidad pública y para el nombre español, por el mal tratamiento que se le da a aquellos infelices.
Es de notar que habiéndose denunciado tantos abusos por la prensa de la Isla de Cuba y por la de la Península, hasta ahora ningún representante de tal compañía haya salido a defenderla de los terribles cargos que contra ella se fulminan. En tal situación me he visto precisado, juntamente con mis dignos compañeros representantes de Galicia a presentar la proposición que he leído, para que el Gobierno tenga a bien traer a las Cortes el expediente relativo a dicha contrata, a fin de que sea examinado y se vea el origen de semejantes abusos y el estado actual de la colonización gallega en la Isla de Cuba…”
Tomada en consideración fue aprobada.
El Clamor Público del sábado 6 de Enero de 1855, en su página primera afirmaba:
“De La Habana se nos ha dirigido por el último correo para su inserción en el Clamor la siguiente carta, autorizada con firmas de personas acomodadas (64) contra la empresa del Sr. Feyjóo Sotomayor.
“Sres. Redactores de El Clamor Público:
Muy señores míos: En la crónica de Nueva York hemos leído un artículo firmado por Urbano Feyjóo de Sotomayor, en el que pretende defender la emigración que ha hecho de dos mil gallegos, y atribuye a los que llama traficantes de carne humana la oposición que su proyecto, ya en parte realizado cuenta en la verdadera opinión pública. Como gallegos y más aún como amigos de la humanidad, creemos que no debemos permanecer silenciosos en esta cuestión. La inmigración de naturales de Galicia “bajo las bases establecidas por el Sr. Feyjóo” la consideramos perjudicial a nuestros paisanos, degradante para la raza blanca, y que no tiene otro objeto que el de una especulación que no queremos calificar.
La suerte de los gallegos inmigrados no es por cierto halagüeña, y esperamos que el Gobierno no permitirá que continúe una especulación para la que pedía el Sr. Feyjóo un privilegio exclusivo. No somos especuladores de carne humana; nuestra posición como hacendados unos y como comerciantes otros es bien conocida en esta Isla, cuyos habitantes todos podemos asegurarlo, han visto con desagrado la empresa acometida por el Sr. Don Urbano Feyjóo de Sotomayor…”
El Clamor Público seguidamente publicaba el artículo impreso en un periódico de La Habana del que recogemos lo que sigue:
“Habana 12 de Diciembre de 1854.
A las seis de la tarde de antes de ayer domingo 10 del actual, se hallaban reunidos en el muelle y próximos a embarcar en una goleta costera con destino, según parece a una finca de la Vuelta de Abajo, cincuenta trabajadores gallegos de esos que han inmortalizado a la empresa colonizadora del señor Urbano Feyjóo de Sotomayor, que tan indeleble recuerdo ha dejado en la Isla de Cuba.
Al tiempo del embarque se negaron absolutamente a verificarlo, y se dirigieron a su padre (palabras textuales) al Capitán General de la isla”
“… manifestando a S.E. que su oposición a trasladarse a un puerto desconocido consistía en no haberles pagado su trabajo hasta ahora y no saber si en la nueva localidad a donde se les enviaba sufrirían igual suerte.
El Señor General Concha los oyó y les aseguró que el buque no saldría del puerto sin que sus reclamaciones legítimas estuviesen satisfechas, disponiendo entre tanto embarcasen y esperasen a bordo el cumplimiento de sus ofertas…” “… esta es la versión informe, que de hechos que no hemos presenciado se nos da por testigos de vista y que no vacilamos por tener como auténtica.
Pero indagaciones posteriores que hemos hecho y datos incontestables que tenemos a la vista, nos han probado que el mal es mayor de lo que las anteriores líneas arguyen, que los desórdenes tienen un carácter más grave, y de que el trato que hasta ahora se ha dado por ciertas empresas especuladoras a individuos de nuestra misma sangre y raza, tiene algo de sevicia, que roza íntimamente con la inhumanidad y como estos pormenores no han llegado a oídos de nuestra autoridad superior en la tarde del domingo a causa de la turbación natural y poca destreza en explicarse de los ofendidos, nosotros nos creemos en el deber de elevarlas a su superior conocimiento sin consideraciones pueriles. Y lo haremos.
La contrata (que hemos examinado) dice que cada mes se abonarán cinco pesos al trabajador y diez al capataz y parece no se le ha dado desde que están en la Isla de Cuba un centavo solo. La contrata reza veinte y cuatro onzas de pan, diez de carne fresca y ocho de menestra diarias por cada hombre. Esos mismos gallegos nos acaban de afirmar que la carne fresca no la han visto jamás: que en los grandes días suele dárseles algún pedacito de tasajo (carne salada); que se le abona una sola galleta para tres hombres cada día, que su alimento consiste en esta razón microscópica de pan duro y de arroz cocido, lo que hace que vayan en grupos a las enfermerías y hospitales, y que hasta para el condimento de sus ranchos que debían percibir diez libras de manteca, solo se les facilitan tres. En orden a la galleta podemos hablar con una seguridad completa. Tenemos sobre la mesa una que pesa tres onzas y doce adarmes (1 onza = 28,35 gramos, un adarme igual a 1,79 gramos peso de la galleta 106,52 gramos), y ha de servir de alimento a dos hombres cada día (antes a tres)…” “…¿Qué significa ésto? ¿Qué dice qué habla, qué arguye semejante miseria en la Isla de Cuba, donde hasta los esclavos de las casas particulares, donde hasta los perros desdeñan la comida?
Más la obligación mutua escrita asegura un trabajo moderado y un buen trato a los colonos, mientras por ciertas gentes se les ha empleado en las faenas más rudas y penosas luego de llegados y se les ha fustigado (¡vergüenza!) como a la clase más abyecta y ruin. Nada inventamos nosotros, estas mismas frases, estas mismas palabras que escribimos aquí las han oído honrados españoles, capitalistas, comerciantes, empleados y gente de todas categorías, cases y colores, que presentes se hallaban ayer mañana lunes, al que queremos informar detalladamente de lo ocurrido. Descalzos, casi desnudos, famélicos y con el repugnante sombrerito que les echaron al saltar en tierra y que por honor de nuestro nombre y por nuestro propio prestigio en este país debiera guardarse, los hemos visto todos en los muelles de La Habana….” “… Ínterin si diremos que semejante conducta ha desacreditado por ahora todo pensamiento de población blanca y española, así como las miserables farsas de carnaval que hace pocos meses se representaron aquí con azadas al hombro, música de gaitas, banda de tambores, comandantes paisanos con el tabaco en la boca y vestidos ridículamente y jornaleros de campo marchando a cuatro de fondo, como nuestros cazadores, con una F. y una S. colosal (Feyjóo de Sotomayor) marcados en la espalda por vía de escarapela o divisa, han lastimado el justo orgullo y la indispensable supremacía del hombre español en Cuba, precisamente en momentos en que más se necesitaba su fuerza moral y su exaltación ilimitada”.
Ante la negativa del Congreso de los Diputados a prestarle la atención requerida la Sagra en el año 1855 publicó en la Imprenta del Colegio de Sordo-Mudos en 16 páginas:
“Vindicación de una apreciación injusta de un proyecto de ley presentado a las Cortes en 14 de Diciembre de 1854 seguido de algunas reflexiones sobre el estado físico y económico de España”.
El 15 de Enero de 1855, Ramón de la Sagra mediante Real Decreto del Ministerio de Fomento es nombrado miembro de la Comisión de la Exposición Universal de París.
“… Se ha designado nombrarle vocal ponente en la sección industrial de la Comisión que deba pasar a París a estudiar la exposición universal….”
“….Como consecuencia de la misma deberá desplazarse a París con anterioridad al 1º de Mayo que se abrirá al público hasta su terminación con una gratificación mensual de 2.000 reales…”
El periódico La Nación, edición de Madrid del sábado 27 de Enero de 1855, mostraba su malestar con tal nombramiento.
“El nombramiento que ha hecho el Sr. Ministro de Fomento, de nuestro amigo y compatriota Don Ramón de la Sagra, para vocal de la sección industrial de la Comisión que ha de ir a París a estudiar la Exposición Universal, nos parece un encargo demasiado ínfimo y subordinado para los conocimientos y reputación del Sr. La Sagra. No es de creer que haya muchos hombres eminentes de quien echar mano, para que a nuestro compatriota se le señale un puesto tan secundario”.
La España, edición de Madrid, en su número del martes 16 de Enero de ese año de 1855 daba la noticia de que el día anterior:
“Fueron recibidos con aprecio por las Cortes las entregas 70 a 85 que remitió Ramón de la Sagra de la Historia Físico Política de la Isla de Cuba que dicho Sr. está publicando en París”.
En la sesión de las Cortes del 31 de Enero de 1855, se continúa la discusión sobre el expediente remitido por el Gobierno relativo a la empresa de Urbano Feyjóo.
Quien atacó al Diputado Ramón de la Sagra:
“….Yo no soy, repito, quien trajo aquí este debate, la culpa, por lo tanto no será mía si en mi natural defensa tengo que arrollar, no solamente al Sr. Sagra que siento no esté presente…”
“… señores, solo hay una víctima y esa víctima soy yo; solo un gallego se sacrifica y no es por cierto el Sr. la Sagra, que ese soy yo…”
“Y cuando el Sr. la Sagra en el día 8 nos decía con énfasis inexcusable “esta contrata no es de ahora es de otros tiempos” ¿era el Sr. la Sagra el pensador juicioso e ilustrado, como por muchos justos títulos debiera siempre aparecer? No, él se rebaja y aparece como un declamador rutinero, envuelto en inventiva de forma vulgar…
El Sr. Presidente: Ruego a Vs. que considere que está hablando de un compañero ausente”.
El Diputado Ramón de la Sagra en la sesión del Congreso del 9 de Febrero de 1855, propuso su Proyecto de Ley sobre la publicación de su obra Historia Político y Natural de la Isla de Cuba empresa que comenzó cuando el Gobierno en 1822 le nombro para desempeñar en Cuba la Cátedra de Botánica agrícola, obra compuesta de 12 tomos, de la que solamente faltaba por publicar parte del último, y afirmaba:
“Acometí pues señores esta empresa, espontáneamente, sin protección alguna del Gobierno; esto es muy importante que se sepa y quede consignado que yo emprendí la reunión de todos los materiales necesarios para esta vasta obra y estudio de la Isla de Cuba bajo todos los aspectos durante los doce años de residencia en aquel país, sin que el Gobierno me hubiese dado un solo real para este inmenso trabajo, más que la dotación muy moderada de mi destino de Catedrático.” “…Después de una residencia laboriosa, pedí permiso al Gobierno de SM. Para que me permitiera venir a Europa a publicar el resultado de mis trabajos, me lo concedió, vine a París, presenté mis colecciones a los profesores más distinguidos, los examinaron rápidamente, como no pueden menos de examinarse colecciones encajonadas, conocieron la importancia de estos trabajos, me animaron a que los diese a la luz y propuse al Gobierno de S.M. la publicación de una obra sobre las ramas que dejo indicadas bajo su protección”.
La protección del Gobierno se concretó en la suscripción de 300 ejemplares al precio mínimo del anunciado para el público.
El Ministro de Estado Claudio Antón de Luzuriaga le replicaba:
El Sr. de la Sagra tiene el carácter de Director del Jardín Botánico de la Habana, Jardín Botánico que por más señas hoy no existe. El Gobierno consignó al Sr. de la Sagra el sueldo de 40.000 reales. Habiendo S.S. vivido en España desde el año 35 acá sin haber cuidado del Jardín Botánico de la Habana, no deja de ser una recompensa regular para que atendiera a publicar su obra. El Gobierno, pues, señores, no ha sido tan ingrato con el Sr. de la Sagra. Hablo de memoria, pero si ésta no me es infiel, diré que pasa de 50.000 duros lo que el Gobierno ha dado al Sr. la Sagra para solvenir los gastos de esa publicación”….
El Gobierno tomó en consideración el Proyecto de Ley pasándolo a las secciones para el nombramiento de una Comisión.
La Sagra se defendía publicando en el Periódico La Nación del martes 15 de Febrero la siguiente carta:
“Sr. Director de La Nación:
Mi estimado amigo, la suma de 50.000 duros, que ha anunciado en las Cortes el Sr. Ministro de Estado, tenía hasta ahora de costo al Gobierno la “Historia Fisico Política y Natural de la Isla de Cuba” que estoy publicando en París, ha podido parecer enorme, a los que no conocen tal obra. Como ligera indicación preliminar a lo que debo demostrar sobre este asunto ruego a usted se sirva insertar los elocuentes números siguientes:
Precio para el Gobierno de los 300 ejemplares
que ha tomado de las 87 entregas publicadas. 51,000,- pesos Fuertes
Valor de los mismos, que a los precios que
llevan fijados en las carpetas para el público. 78,000,-
Diferencia a favor del Gobierno. 27,000,-
De consiguiente, éste paga cada ejemplar de los once tomos salidos a la luz, a razón de 170 duros, en lugar de 260 que tiene en venta.
Queda de Vd. siempre afectísimo.
Ramón de la Sagra”
El Periódico La España del viernes 23 de Febrero de 1855, en su página 3ª comentaba sobre la proposición presentada en las Cortes por La Sagra:
“…Duro por demás agresivo anduvo nuestro colega con el Diputado por Lugo; pero fuerza es reconocer que si alguna vez la extremada severidad es disculpable, en ninguna ocasión puede serlo más que al tratarse de calificar la conducta del autor de la citada Historia, que no contento con el exhausto erario, desatendiendo sagradas obligaciones, pague íntegramente gastos de su costosísima publicación, no satisfecho con el goce de un sueldo, decimos mal, de una pensión graciosa, o de un beneficio simple de 2.000 duros líquidos, que durante el largo periodo de veinte años viene percibiendo en cada uno de ellos, en concepto de director de un jardín botánico que ni dirige ni ve, puesto que semejante jardín ni ha existido ni existe, se presenta hoy a demandar a las Cortes protección para su obra…”
Si se hubiese molestado el articulista de La España, en leer la Historia Físico Política de la Isla de Cuba, y más concretamente el Tomo IX Botánica publicado en París en la librería de Arthus Bertrans, en la Introducción, página 29, La Sagra afirma:
“Además de estos celosos corresponsales, merecen aquí una mención especialísima, cinco amigos que franca y decididamente nos ayudaron durante nuestra residencia en la Isla de Cuba. Fueron éstos: D. José Antonio de la Osa, primitivo Director del Jardín Botánico de la Habana, en la época de su creación por el benemérito superintendente D. Alejando Ramírez…”
Concretamente se inauguró el 30 de Mayo de 1817, por orden del Gobernador Miguel Tacón Bosque; los arbustos y plantas del Jardín Botánico se trasladaron a un lugar de las faldas del Castillo del Príncipe llamado los Molinos, en 1834 para poder construirse en su solar la Estación de Ferrocarril de Villanueva.
El 23 de Marzo de 1855 Ramón de la Sagra remitió la siguiente comunicación al Ministro de Fomento:
“Excmo. Sr.: Volviendo a molestarme la enfermedad que contraje por la excesiva tarea de la misión en Londres, no debo aceptar la gratificación que S.M. se ha servido señalarme para ir a París, porque probablemente no podré desempeñar el cargo como deseo. Pero mi experiencia y mis relaciones estarán siempre a disposición del Gobierno de S.M. para auxiliarle en lo que pudiera ser útil”.
El Clamor Público del sábado 24 de Marzo de 1855, daba la siguiente noticia:
“RENUNCIA DE SUELDO. Don Ramón de la Sagra ha renunciado a la asignación de 2.000 reales mensuales que el Gobierno le había señalado para ir a estudiar la Exposición Universal de París.
En la sesión del Congreso del 4 de Abril de 1855, se recoge lo siguiente:
“A consecuencia de una comunicación del Sr. Sagra en que manifestaba que tenía que marchar a París a desempeñar la comisión que le había encargado el Gobierno de S.M. las Cortes le concedieron la licencia que solicitaba”.
El Periódico La Nación en su número de 5 de Julio de 1855, anunciaba que mediante cartas dirigidas desde París el 28 de Junio 1ª al Gobernador Civil de Lugo y la 2ª a la Secretaría del Congreso, dimitió de su puesto el Diputado Ramón de la Sagra por motivos de salud argumentando al Gobernador Civil:
“… la esterilidad de mis esfuerzos en favor de España en general y de las provincias de Galicia en particular, me decidieron a admitir una misión que me separaba temporalmente del Congreso. Para no molestar a la provincia que me había honrado, renuncié a la gratificación que me sujetaba a reelección, porque entonces conservaba alguna esperanza de que al fin de mi Comisión pudieran ser acogidas algunas ideas que fueron objeto constante de mis estudios.
Pero no permitiéndolo el curso de los sucesos y el estado de mi salud, cumple a mi deber renunciar a un puesto que realmente no ocupo, para que la provincia lo llene con un representante de sus intereses más idóneo y más feliz para cooperar al bien de la desgraciada España….”
De lo expuesto se recoge cierto paralelismo en la vida de Fontán y de la Sagra, en el sentido de que ambos, se les desprestigió y apartó de la vida pública.
Con fecha 8 de Abril de 1855 Ramón de la Sagra, al Sr. Superintendente General Delegado de la Real Hacienda de la Habana, hizo reclamación de la cantidad de 500 duros, que como parte de su sueldo, dado que a los 2.000 duros que percibía como Director del Jardín Botánico de la Habana se aumentó en dicha suma desde el 9 de Junio de 1831, sobre sueldo que debía cobrar hasta hacer entrega del Jardín Botánico a su sustituto que efectuó el 5 de Abril de 1835 con ocasión de haber obtenido permiso para desplazarse a Europa para la publicación de la Historia Físico Política y Natural de la Isla de Cuba, donde siguió cobrando su sueldo entero deduciendo esos 500 duros señalados al profesor sustituto.
Justificaba su pretensión en que hace muchos años tal profesor había fallecido y que el Jardín Botánico no existe.
El Clamor Público de su edición de Madrid del domingo 15 de Abril de 1855, publicaba:
“En COMISIÓN. Hoy debe salir para París a tomar parte en los acuerdos del gran jurado que ha de examinar los objetos que figuran en la Exposición Universal el Sr. Don Ramón de la Sagra designado por nuestro Gobierno para representar a nuestro país en aquella gran manifestación de los adelantos modernos”.
También El Clamor Público del 18 de Abril de 1855, en su apartado El Correo de las Provincias pág. 2 afirmaba:
“Parece que las esposas, hermanos y parientes de varios individuos contratados por cuenta de la empresa Feyjóo-Sotomayor para los trabajos de campo en la Isla de Cuba, todos vecinos de la provincia de Orense, han dirigido a las Cortes una exposición, pidiendo que se adopte las medidas oportunas para que les sean devueltos sus esposos, padres y parientes, abonándoles los perjuicios que se les han irrogado. Los peticionarios fundan su solicitud en que lejos de haberse cumplido las contratas por parte de la empresa, se ha faltado a ella abusando de la buena fe de los infelices contratados, a quienes se ha sometido a una condición peor que la de los negros, esclavos, sujetándoles a penas tan aflictivas como las de cepo y palos, tras no alimentarles ni vestirles según se les había ofrecido….”
El Ministro de Hacienda Pascual Madoz ante la situación de casi bancarrota de la Hacienda del Estado, a efectos de poder pagar los intereses de la deuda pública, mediante Ley de 1 de Mayo de 1855, acordó la venta de los bienes rústicos y urbanos pertenecientes al clero y la de los bienes propios y comunes de los pueblos.
Los Estados Unidos conocedores de la ruina de la Hacienda española remitió una oferta al Gobierno para adquirir en compraventa por 120 millones de dólares, la Isla de Cuba, o en caso contario tomarla por la fuerza. El Ministro de Estado en la Sesión de las Cortes del 18 de Diciembre de 1854, afirmaba: “…desprenderse de Cuba es desprenderse del honor nacional…”
Estos fueron los antecedentes de la Guerra de Cuba con los Estados Unidos en 1898, después de otras ofertas de compra rechazadas.
Estados Unidos declaró la guerra a España con la excusa de haber hundido el acorazado Maine, que explotó accidentalmente en el Puerto de La Habana, ese acontecimiento pasó a la Historia como “el desastre del 98”, España perdió Cuba, Puerto Rico y Las Filipinas; provocó el desplome de la Bolsa que arruinó a Rosendo Fontán Riva, el menor de los hijos del Geógrafo.
El 14 de Mayo de 1855, desde París, Ramón de la Sagra remitía nueva petición a la Hacienda Cubana:
“Excmo. Sr. Convencido de que V.E. no puede saber con indiferencia la situación crítica en que me hallo no recelo pedirle el pronto pago de los sueldos atrasados que en esa se me deba y a los cuales se refiere la Real Orden de 7 del corriente que se ha servido trasladarme el Sr. Director de Ultramar. Al mismo tiempo, me hallo en la urgente necesidad de solicitar a V.E. alguna anticipación, sea a cuenta de las suscripciones futuras a mi obra (suspendida por falta de fondos) sea a cuenta del resto de mi sueldo que he reclamado en mi anterior comunicación dirigida desde Madrid. Dicha suspensión la del pago de mi sueldo desde el mes de Julio último y el haber renunciado a la gratificación anexa a la Comisión que ahora desempeño, aquí me tiene en una situación crítica que puede llegar a ser bochornosa para un empleado del Gobierno. En atención a todo esto yo confío en la justificación de V.E. y espero que me favorezca dando las órdenes oportunas para salvarme de los compromisos en que me hallo. Dios guarde a V.E. muchos años. París, 14 de Mayo de 1855.
Ramón de la Sagra – Superinendente General Delegado de la Real Hacienda Cubana.
Abierto el correspondiente Expediente con dictamen desfavorable, por Real Orden de 5 de Agosto de 1855, se acordó:
“S.M. conforme con lo expresado por V.E. en respuesta a lo solicitado por Don Ramón de la Sagra en la que pedía el abono de 500 duros anuales que a su entender se le adeudan como Director del Jardín Botánico de esa ciudad a contar desde que falleció el último encargado de ese establecimiento a su salida para Europa. La Reina (q.D.g.) ha tenido a bien denegar la referida pretensión por ser los referidos 500 duros que debió de dejar de percibir a su salida de la isla, una gratificación y no parte del sueldo como equivocadamente propone el reclamante.
De Real Orden lo digo a V.E. para su conocimiento y efectos correspondientes. Dios guarde a V.E. muchos años.
Al Sr. Gobernador de la Isla de Cuba
San Ildefonso 5 de Agosto de 1855”
Por Real Orden de 7 de Julio de 1855, se comunicó a José Gutiérrez de la Concha Gobernador Capitán General de la Isla de Cuba, el Dictamen de la Comisión de las Cortes de 18 de Junio de 1855 (Apéndice primero nº 182) recaído en el expediente sobre inmigración de trabajadores gallegos en Cuba:
“Siempre fiel Isla de Cuba, Gobierno y Capitán General – Sección de Fomento nº 11 – Primera Secretaria de Estado Ultramar nº 41. Excmo. Sr. los Diputados Secretarias de las Cortes constituyentes con fecha 19 del mes próximo pasado dicen a este Ministro lo siguiente: las Cortes constituyentes tomando en consideración lo propuesto por una comisión de su seno en vista del expediente instruido sobre la inmigración de trabajadores gallegos en la Isla de Cuba realizada por D. Urbano Feyjóo y Sotomayor, han acordado lo siguiente:
1º Se declara rescindido el contrato celebrado entre los Sres. Feyjóo y los inmigrados, quedando éstos en libertad de apartarse de la empresa o seguir en ella como jornaleros libres sin sujeción a ninguna de las condiciones que amenguan los derechos del hombre.
2º El que desee separarse de la empresa está obligado a liquidar por el tiempo que hubiese servido, quedando responsable a abonar los gastos precisos de traslación y aclimatación en la Isla.
3º A fin de evitar dilaciones y pleitos que no consienten la naturaleza del negocio, todas las cuestiones entre la empresa y los colonos se fijarán en manos de árbitros quienes bajo la presidencia de la autoridad resolverá de plano todas las dificultades.
4º Los obreros que deseen permanecer en la Isla quedan bajo la protección del Gobierno de S.M.
5º El Gobierno mandará formar un expediente en averiguación de los vejámenes impuestos y perjuicios causados a los colones gallegos que han contado con el Sr. Feyjóo para exigir la responsabilidad a quien corresponda, lo que participamos a V.E. con devolución del expediente para su conocimiento y efectos consiguientes. De orden de S.M. lo traslado a V.E. para su conocimiento y efectos correspondientes. – Dios guarde a V.E. muchos años.
Madrid, 7 de Julio de 1855 – Zavala. Sr. Gobernador Capitán General de la Isla de Cuba”.
De los 1742 braceros gallegos traídos a Cuba en fecha del 6 de Mayo de 1855, 231 de ellos habían fallecido.
Fontán en ese año de 1855, en que el cólera morbo asolaba Galicia, pasó gran parte del año en Noya y en San Juan de Lousame.
En sesión del 28 de Septiembre de 1855, la Junta de Clases Pasivas según proposición de la mesa, procedió a la revisión del expediente de jubilación de Domingo Fontán mostrando su conformidad:
“Arreglo a lo que dispone la Ley de Presupuestos de 25 de Julio del año actual, en secciones ordinarias ha procedido la mesa a la revisión del expediente y encuentra que la jubilación que se le concedió al interesado en vista de Real Orden de 14 de Mayo de 1852, está en su lugar toda vez que en estas fechas contaba 64 años de edad y 38 con 8 meses y 21 días de servicios; así que el que suscribe considera que la adjunta puede servirse adjudicada en cierto sentido.
V.E. sin embargo se servirá acordar lo que juzgue más conveniente, Madrid, 27 de Septiembre de 1855. Carlos Domínguez”.
El 2 de Noviembre, mediante escritura pública de compraventa otorgada en Noya adquiere de Domingo Antonio de Castro, vecino del lugar del Castro la heredad de labradío de 25 concas sita en dicho lugar llamada “La Fontina”.
También en ese año de 1855, el Ingeniero de Minas Guillermo Schulz, quien en Agosto de 1854 fue nombrado presidente de la Comisión del Mapa Geológico de Madrid y Carta General del Reino, publicaba el Mapa Topográfico de la provincia de Oviedo, y en 1858 la Descripción Geológica de la provincia de Oviedo. De su Prólogo, paginas V y VI, recogemos lo siguiente:
“Para formar este mapa en la parte occidental de Asturias, hemos tomado por base el gran mapa geométrico de Galicia que comprende la región del Río Eo y casi toda la del Navia. En los puntos culminantes fijados por Fontán en dicha región, y en algunos otros bienes fijados por la Marina en el Este de la provincia ha estimado nuestra triangulación, meramente supletoria pero muy repetida…”
“… debemos a la complacencia con que otros amigos del país nos han ayudado o suministrado datos para la misma; permitiéndonos recordar aquí con especial agradecimiento a los señores D. Domingo Fontán…”
Fontán conoció los abusos de Urbano Feyjóo hacia los colonos gallegos que combatió en el Congreso de los Diputados su amigo Ramón de la Sagra y de los que fueron víctima algunos de sus vecinos de Noya entre ellos Cosme Lasa quien denunció su situación.
Así en el nº 7 de la Revista La Expansión Compostelana del 13 de Junio de 1858, denunciaba la situación de los labradores:
“Nadie desconoce la frugalidad de tan numerosa población; diríjase cualquiera a las casas de nuestros desgraciados y virtuosos labradores, tan hospitalarios y obsequiosos con quien se albergue en ellas, como de ello puedo dar testimonio, y verá cuál es su alimento. Sin lujo lo verá también en las romerías y fiestas del país. Esto no obstante, el malestar de esta clase es notorio, es evidente. Y el que quiera pruebas de ello, pídaselas a los logreros, búsquelas también en la emigración a la América del Sur, en ese comercio de blancos muy parecido al prohibido de los esclavos africanos. A la vista de todos está lo que acabamos de indicar tan rápidamente, convenzámonos de que solo viniendo el Gobierno en nuestra ayuda podremos cooperar a que nuestro país salga del estado de postración en que desgraciadamente se halla…”
Al igual que en el nº 13 de dicha revista publicada el 23 de Julio de 1858, en el que matizaba lo anteriormente expuesto:
“… Nada hemos dicho ni diremos jamás para que lejos de procurar con toda solicitud nuestro bienestar nos estemos quietos y ociosos esperando el maná del cielo porque el Gobierno, a causa de otras atenciones, no nos preste ayuda, muy lejos de eso, es el Gobierno el que no debe estarse quieto desoyendo nuestras quejas, nuestros lamentos, esperando el maná de las contribuciones que nos exige; si nos ayuda a crear riqueza imponible, riqueza suya y nuestra con que debemos satisfacerlas; si se deja que sin riqueza imponible graviten sobre el capital, si llega a extinguirle quedando por su incuria e imprevisión yermos nuestros campos, no viendo que se van a otro hemisferio los que debieran cultivarlos, esos robustos brazos que no hallando aquí el pan que debieran ganar con el sudor de su rostro, huyen de esta tierra en que han nacido, dejan sus padres, sus mujeres y sus hijos, los hijos de la ternura y se van a las playas del Río de la Plata en busca de un trabajo con que puedan alimentarlos. Y ¡Cuántos se han ido a la Isla de Cuba para perecer en su clima mortífero!….”
El Periódico de Madrid, La Nación del 28 de Diciembre de 1855, publicaba la siguiente noticia:
“Por ahora circunstancias especiales han obligado a nuestro apreciable amigo el Sr. Don Ramón de la Sagra a permanecer en París, que según hemos anunciado debería llegar a Madrid hace días”.
Para concluir, citaremos un detalle que pensamos pudiera haber influido en la Reina Isabel II para que en atención a la súplica de Urbano Feyjóo Sotomayor, le otorgase el privilegio por él interesado, disfrazado en el Real Decreto de 22 de Mayo de 1854, ello a pesar del informe negativo de la Secretaría de Gobierno de la Presidencia de Gobierno, Dirección General de Ultramar.

Retrato de Isabel II. 1853. Óleo Dionisio Fierros. Senado Madrid
La Reina Isabel II, mantenía una estrecha amistad con el Coronel Camilo Feyjóo Sotomayor, hermano de Urbano, que se inició cuando siendo Capitán de la Guardia de Reales Alabarderos, encargado de la vigilancia del Palacio de Oriente de Madrid, evitó que fuera secuestrada el 7 de Octubre de 1841 durante el Pronunciamiento de los Moderados Manuel Gutiérrez de la Concha y Diego de León, encaminado a derribar la Regencia de Espartero.
Cultivando esa vieja amistad, Isabel II en Septiembre de 1858 a su regreso a la Corte de un viaje por Asturias y Galicia, le visitó en su casa de Viana del Bollo, Orense, donde éste la obsequió con un banquete.
Entre los muchos cargos que desempeñó Manuel Gutiérrez de la Concha, aquí nos interesa destacar el de Diputado por la provincia de Barcelona en la legislatura de 1854-1856 y en particular su intervención en las sesiones del Congreso celebradas los días 26 y 27 de Junio de 1855 en las que se discutió sobre el voto particular relativo al Dictamen de la Comisión sobre inmigración de gallegos en la Isla de Cuba, emitido por José Ordax Arecilla, Diputado por la provincia de León, quien fue uno de los fundadores del Partido Democrático y Juan Bautista Alonso, Diputado por la provincia de Pontevedra (San Lorenzo de Guarda 14 de Septiembre de 1801 – Madrid 5 de Diciembre de 1879). Según Ordax el proyecto de Feyjóo era “considerado bueno en el fondo y digno de serio estudio” argumentando que éste “vino a salvar a hombres que se morían de hambre en su patria, Galicia”.
El Diputado Alonso igualmente justificaba a Feyjóo afirmando:
“…Creen que un ensayo de un hombre en materia tan difícil puede ser la suma de la perfección?…”
También acusaba a José Gutiérrez de la Concha de retirar la concesión del Ferrocarril a Feyjóo y destruir y aniquilar su empresa nada más ocupar el cargo de Gobernador Capitán General de Cuba.
Manuel Gutiérrez de la Concha, Marqués del Duero, en su intervención además de defender a su hermano José, apoyó el Dictamen de la Comisión, recogiendo las quejas de los trabajadores gallegos, por el mal trato recibido y denunció los castigos de golpes de sables y de varas que éstos recibían alegando que se les ponía en cepos.
Acuso a Urbano Feyjóo de efectuar contratos leoninos con personas que no sabían leer ni escribir, de hacerles trabajar sin haber pasado los meses de aclimatación, de no recibir asistencia “lo que causó la muerte de 231”…. “murieron por estar tísicos”, de no haber llevado a Cuba a ninguna mujer y de haber desaparecido de la isla sin pagar a sus trabajadores, etc.
Manuel Gutiérrez de la Concha, afirmaba del proyecto:
“…es lo detestable, lo abominable, lo repugnante, lo terrible si se me permite la expresión…”
Replicando al Diputado Alonso aducía:
“…El Sr. Alonso, natural de Galicia que tanto debe conocer a sus paisanos y que sabe que son tan sufridos y que no hay una raza que sufra más las penalidades y las privaciones ¿cree que era posible que se sublevaran, si no fuera empujados por el hambre y el mal trato? Solo la desesperación, señorías, podía hacer sublevar a los sufridos gallegos. Nunca en el ejército hemos visto una sublevación de gallegos, en medio de las grandes perturbaciones, por los que ha pasado el ejército español…”
El voto particular fue sometido a votación siendo desestimado por 126 votos en contra y 2 a favor emitidos por Ordax y Alonso.
José Gutiérrez de la Concha, Marqués de la Habana, quien reprimió el Pronunciamiento de Miguel Solís efectuado en Lugo el 2 de Abril de 1846, en su condición de Gobernador de la Isla de Cuba, dando cumplimiento a la Real Orden de 7 de Julio de 1855, rescindió el contrato de los trabajadores gallegos que les ataba a la empresa colonizadora de Urbano Feyjóo terminando definitivamente con ella.
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César Camargo
Vicepresidente
Fundación Domingo Fotán
Febrero 2018